viernes, 18 de diciembre de 2009

ENTIERRA TUS QUEJAS

Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios y cánticos de gratitud. Cumpliré las promesas que te hice. ¡La salvación viene del Señor! (Jonás 2: 9).
Había una vez una madre que siempre se quejaba de que su hijo arruinaba demasiados zapatos. Un par de zapatos apenas le duraba un mes. Un día se quejaba con otra madre y le decía:
—No puedo aguantar ya a este muchacho; me hace gastar mucho dinero en zapatos.
—Dale gracias a Dios de que tu hijo arruma zapatos —le respondió la dama.
—Y el tuyo, ¿cuántos destruye al año?
—Mi hijo no puede caminar, es paralítico para toda la vida —le respondió con voz entrecortada.
¿Cómo te sientes cuando a menudo escuchas esa monótona conversación quejumbrosa de alguien con quien te relacionas? ¿Verdad que molesta? Yo conviví con ese tipo de personas quejumbrosas en el colegio donde estudié. Una compañera de dormitorio y de clase se la pasaba con la queja en la lengua. Fue tanto el fastidio que nos ocasionaba que un día nos pusimos de acuerdo con las otras compañeras para hacerle ver el problema y ayudarla. No pasó mucho tiempo hasta que aprendió la lección. No fue fácil para ella quitarse ese mal hábito, pero al tinal del año nos agradeció por haberla ayu¬dado.
No vale la pena quejarse a cada momento hasta de las insignificancias de la vida. Recordemos que lo que hablamos se queda grabado en nuestra mente, y de tanto repetirlo llegamos a creer que es verdad. Es así como una mentira adquiere legitimidad en la vida de una quejumbrosa. Entonces comienza a vivir en un mundo catastrófico, fatal e infortunado que ella misma ha fabricado. El nivel de los sollozos aumenta cuando se encuentran con otras gemidoras que disfrutan contando sus desgracias a los demás. Busquemos sabiduría en la Palabra de Dios y alabemos sus beneficios y bendiciones recibidas. Mejor demos gracias por todo lo que él nos da.

Isabel Zemleduch de Alvarado
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

TODOS LOS GESTOS AMABLES IMPORTAN

Los que somos fuertes en la fe debemos aceptar como nuestras las debilidades de los que son menos fuertes, y no buscar lo que a nosotros mismos nos agrada. Romanos 15:1.

Agnes adoraba hacer ganchillo. Había sido una de sus aficiones duran te años. Cuando se hizo mayor, la artritis hizo que sus manos ya no tuviera la agilidad de antes. Aun así, ella seguía haciendo ganchillo. Al final, la salud de Agnes se deterioró tanto que tuvo que ingresar en una residencia para recibir un cuidado especializado. Pero ella seguía haciendo ganchillo.
Justo después del Día de Acción de Gracias, Agnes decidió hacer una bufanda blanca para una de sus mejores amigas. Le pidió a su hija Mary que comprara el hilo y empezó el proyecto.
La siguiente vez que Mary fue a visitarla, vio que su madre había completado varias pasadas de la bufanda. Pero era obvio que Agnes no veía lo que hacía porque la bufanda parecía obra de un principiante.
Cuando llegó Navidad, Agnes declaró que su proyecto estaba acabado. Antes de darle la bufanda a su amiga, la sacó de la caja para mostrarla a su familia.
Mary miró a su esposo como preguntando: «¿De dónde ha salido? Es preciosa, perfecta». No era la misma bufanda que había estado tejiendo su madre.
Más tarde, después de algunas preguntas aquí y allá, Mary descubrió cómo se había transformado la bufanda. Cada noche, después de que Agnes se hubo acostado, una de las enfermeras de noche entraba a su habitación y se llevaba la bufanda al puesto de enfermería. Allí corría las puntadas mal hechas y las rehacía correctamente. Luego devolvía la bufanda a la silla de Agnes.
Cuando, al día siguiente, la anciana mujer tomaba el ganchillo, seguía trabajando en la bufanda sin darse cuenta de la transformación que se había producido mientras dormía.
Muy pocas personas tienen alguna vez la posibilidad de ser famosas, pero todos podemos hacer que el mundo sea un lugar mejor. Todo lo que se necesita es un acto de amabilidad hacia otro ser humano. ¿Ya sabes a quién puedes ayudar?

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

¿ESTÁ COMPLETO TU BEBE?

En seguida el rey dijo: «Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra». Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: «¡Ah, señor mío! Dad a esta el niño vivo, y no lo matéis». Mas la otra dijo: «Ni a mí ni a ti; partidlo». 1 Reyes 3: 25, 26.

¿Te has preguntado alguna vez por qué dos prostitutas se peleaban tanto por un hijo? Después de todo, los bebés de ambas eran ilegítimos. Cualquiera de las dos que se quedara con el bebé iba a tener que enfrentar una vida mucho más difícil, que implicaba no solo la responsabilidad de criar un hijo, sino gastos y una vida de más pobreza aún. Quizás ese bebé representaba una forma de escape del trabajo degradante que su madre practicaba. Su madre quizás razonaba que solo sería cuestión de tiempo para que su bebé creciera y fuera un hombre que cuidaría de ella para así no tener que prostituirse nunca más. O tal vez el bebé simplemente representaba ese apego cercano entre una madre y su hijo. En cualquier caso, Salomón tomó la decisión de partir al bebé por la mitad para descubrir quién era su madre en realidad. Él sabía que el bebé sería demasiado querido para la verdadera madre y que esta se opondría a que su bebé acabara cortado en dos pedazos. Hay una gran lección para nosotros en esto. Satanás siempre ha estado susurrando en nuestros oídos que tomemos las cosas de valor, y aun las cosas santas, y que las partamos por la mitad. Tal vez él nos anima a cortar nuestro tiempo de devoción con Dios por la mitad. Nos exhorta a cortar el tiempo que pasamos en oración por la mitad. Él nos anima a que recortemos el diezmo del Señor por la mitad. En cuanto a lo social, quiere que partamos nuestro amor en dos: la mitad para nuestra esposa, y la mitad para una amante. Quiere que en nuestro trabajo seamos negligentes y que solo demos la mitad de nuestro verdadero potencial. Él quiere que los sábados no vayamos al culto entero, sino que procuremos ir a la mitad del servicio, o sea, al culto divino. Él quiere que lo partamos todo por la mitad. Satanás quiere que tomemos las cosas preciosas de Dios y de la vida y las cortemos por la mitad hasta que perdamos la sensibilidad y las cosas de suma importancia se vuelvan sin importancia. Pide a Dios sabiduría hoy para mantener las cosas del Señor y las cosas buenas de este mundo enteras y no en mitades. Quiera Dios que puedas presentarle completo todo lo que a él pertenece.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.