miércoles, 23 de marzo de 2011

UN ENCUENTRO IMPRESCINDIBLE

No ames el sueño, para no empobrecerte; abre tu ojos y te saciarás de pan. (Proverbios 20:13).

Por lo general, agradezco al reloj cuando me avisa de que ya es hora de terminar las tareas diarias y descansar. El trabajo en un hogar nunca termina, parece un engranaje imposible de detener. Las obligaciones se repiten una y otra vez, dejando una estela de agotamiento sobre nosotras. Entonces, el sueño llega como un bálsamo restaurador para cargar nuestras agoladas balerías.
El texto de hoy no habla acerca de ese descanso que Dios mismo hizo para el bien humano, sino que señala el peligro de desperdiciar el tiempo dedicándonos nada más que al descanso. Desde bien pequeña, mi madre constantemente tenía una tarea que darme, y repetía las palabras: «Mente ociosa, taller del diablo». Así logró hacer de mí una mujer laboriosa. Tanto es así, que a veces mi esposo tiene que recordarme que el descanso también forma parte de la salud tísica y mental.
La pobreza no solo tiene que ver con lo material, también puede ser espiritual, intelectual y social. A veces alegamos no tener tiempo para nuestra devoción personal, pero lo cierto es que hay tiempo para todo debajo del sol (ver Ecl. 3: 17). Si le quitas a tu sueño 15 minutos diarios, puedes aprovecharlos para meditar y orar.
Por naturaleza, me gusta acostarme temprano y levantarme temprano, así que nunca ha sido un problema para mí despertarme cuando el sol apenas sale y pasarme una hora o más estudiando. Después de casada he mantenido esta costumbre, pero cuando comenzaron a llegar los hijos empezaron los cambios. Agotada por el peso del trabajo, muchas veces me acostaba muy tarde y así fui reduciendo el tiempo que dedicaba a mi devoción personal.
Dios, quien siempre está al tanto de nuestras vidas, me ha sacado de ese bache. Me ha hecho ver que sí hay tiempo cuando una se lo propone. Y que el tiempo restante Dios lo bendice cuando somos fieles en nuestro encuentro diario con él. Hoy mi devoción es diaria y en ella encuentro mi mayor consuelo. No dejes que nada se interponga en tu encuentro diario con tu amante Padre.
Señor, cada día abre nuestros ojos y saciarnos del pan de vida.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

UNA PARA UNO

Lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas estas nunca hallé. Eclesiastés 7:28.

Desde hace siglos, algunos segmentos de la sociedad han sentido admiración hacia los hombres que tienen varias mujeres. La poligamia en algunas culturas es vista como el privilegio de los poderosos e influyentes.
Esta manera de pensar incluso ha "contagiado" a las mujeres. Se las ve como autosuficientes e independientes cuando viven solas y se pueden mantener, y son aun más "poderosas" cuando usan a los hombres para satisfacer su placer sexual, pero no se involucran sentimentalmente con ellos.
Muchos han llegado a pensar que tener ese tipo de experiencias es "disfrutar realmente de la vida", pero veamos el caso que narra la Biblia de un hombre que tuvo muchas mujeres: Salomón. Este rey y poeta nació como príncipe y luego fue rey, y en su deseo de alcanzar grandezas construyó palacios, amontonó oro y joyas, tuvo muchísimos siervos y criados y también muchas esposas. Las Escrituras nos cuentan que "tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas" (1 Reyes 11:3). En otras palabras, si Salomón quería estar cada noche con una mujer diferente, tenía que esperar tres años para repetir la que había tenido al principio.
Quienes no conocen su vida como lo muestra la Biblia, llegan a pensar que Salomón realmente fue un hombre dichoso. Pero hacia el final de su vida escribió: "A esta conclusión he llegado, dice el Eclesiastés, considerando a las mujeres una por una: hasta el día de hoy he tratado de saber el porqué, pero ha sido en vano, a saber, que se puede hallar un hombre entre mil, pero dar con una mujer entre todas estas es imposible" (Eclesiastés 7:27, 28 La Biblia Latinoamérica).
Parece increíble, pero mil mujeres no alcanzaron para que al menos fuera feliz con una.
En su magna sabiduría, Dios diseñó en la creación un hombre para una mujer y una mujer para un hombre. Dentro de su diseño estaba la felicidad de ambos en esa unión, y como el Creador sabía lo que necesitarían, les proveyó lo necesario y suficiente para suplir las necesidades emocionales, afectivas, sociales y sexuales. Dios no se equivocó en su creación, sino que el enemigo trastornó la mente de la humanidad para que pensaran que una persona no bastaba.
Salomón es el triste ejemplo de quien no comprendió los designios de Dios para el matrimonio, pero nos dejó su experiencia para que nosotros no cometamos el mismo error. Una persona es suficiente, porque así nos hizo Dios.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

GALARDÓN

Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra. Salmo 58:11.

¿Que si hay motivos para entristecerse y ponerse nervioso, frente a las circunstancias injustas de este mundo? ¡Claro que los hay! Y muchos, todos los días, en todos los lugares.
A César, por ejemplo, lo despidieron hoy del empleo, por no encubrir una mentira del jefe.
-¡Nadie va a morir por eso! No estamos matando ni robando. Si no estás de acuerdo, me pruebas que tienes la mente estrecha, y no necesito ese tipo de gente en mi empresa -le dijo el dueño, antes de despedirlo.
Al salir a la calle, César sintió que la tierra temblaba bajo sus pies. ¿Qué hacer? ¿Adonde ir? ¿Cómo enfrentar ahora los compromisos? Con su sueldo, pagaba la universidad y le faltaban solo cinco meses para graduarse.
-¡Es injusto, Dios mío, es injusto! -repetía mientras se encaminaba a la parada del ómnibus, en medio de la multitud indiferente.
Entonces, dime: ¿hay motivos para entristecerse y ponerse nervioso, ante las circunstancias injustas de este mundo? Sin embargo, el versículo de hoy afirma que, a pesar de esas injusticias, hay un Dios que juzga, en la tierra.
Esta no es una esperanza de justicia futura, allá, en el cielo. En las dos frases del versículo, el salmista habla en tiempo presente: "Hay galardón" y "Dios juzga". No dice "habrá" ni "juzgará", sino hay y juzga.
Quiere decir que, aunque el pecado domina el planeta trayendo dolor, injusticia y muerte, Dios no permanece indiferente al sufrimiento de sus hijos. Puede parecer que sí; pero el tiempo (y no necesita ser mucho) te probará que el Señor está atento a lo que te sucede.
César encontró empleo en una empresa en la que permanece hasta hoy. Después de su graduación, escaló mucho dentro de la empresa. Actualmente, es uno de los gerentes.
El ex jefe fue preso en medio a un escándalo público, y gente inocente, como lo era César, fue involucrada por apoyar la mentira, por miedo de perder el empleo.
Por eso, hoy, a pesar de las posibles injusticias que puedas estar sufriendo, enfrenta las circunstancias más difíciles recordando que "ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón