viernes, 6 de julio de 2012

MANCHAS HERMOSAS

«Baja de la cumbre del Amana, de la cima del Senir y del Hermán. Baja de las guaridas de los leones, de los montes donde habitan los leopardos» (Cantares 4:8).

Vamos ahora de caminata nocturna. Hemos salido de noche porque andamos en busca de un leopardo. Esto es algo que nunca debemos hacer solos. Por eso tenemos un guía especial y otras personas que nos protegen. ¿Sabes por qué estamos buscando al leopardo de noche? Porque el leopardo es un animal nocturno. Los animales nocturnos suelen buscar su comida durante la noche y dormir durante el día. Eso es lo contrario a lo que hacemos los humanos, ¿verdad?
El leopardo es un animal hermoso, tiene el pelaje amarillo lleno de manchas negras. El problema es que la mayoría de la gente nunca se dará cuenta de lo hermoso que es un leopardo porque siempre sale de noche, en secreto.
Hay quienes viven su vida en secreto como el leopardo. No quieren que nadie sepa lo que están haciendo, muchas veces porque saben que lo que están haciendo está mal.
Jesús no quiere que llevemos nuestras vidas en secreto. Él quiere que nuestro carácter sea incluso más bello que el pelaje del leopardo. No te escondas detrás del pecado. Deja que Jesús te cambie y que su belleza se refleje a través de ti bajo el sol brillante de cada día.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

PREDICANDO CON PODER

Te suplico encarecidamente delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a. los vivos y a los muertos en su manifestación y en su Reino, que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo (2 Timoteo 4:1-2).

Qué hermoso es dialogar con una persona a quien amas. El diálogo fue un medio que Jesús utilizo para acercarse a la gente en su propio terreno, exhortándola para que cambiara su vida. Si nos ponemos en manos de Dios, el Espíritu Santo impresionará nuestros corazones con el fin de que nos acerquemos a quienes necesitan oír el plan de salvación.
En cierta ocasión me encontraba algo angustiada porque mi madre había salido de viaje y no sabíamos nada de ella. Una madrugada, escuché una voz muy suave que me dijo: «Nolvia, tu madre está grave en un hospital y debes hablar con ella». Al día siguiente supe que mi mamá habla estado hospitalizada. Dios me estaba impresionando para que yo le hiciera llegar un mensaje a ella. Luego ella fue hospitalizada de nuevo. Y una vez más me sentí impresionada para llevar a cabo una misión específica. Me pareció oír el mensaje: «Tu madre está muy grave y debes hablarle».
Cuando llegué al hospital hablé con el portero y en el nombre de Jesús le conté mi situación. Él amablemente me dijo: «Camina despacio sin mirar a nadie. Sigue derecho y encontrarás la habitación que buscas». Al fin llegué a la cama donde se encontraba mi madre. Hablamos y al concluir la invité a aceptar a Jesús. Ella así lo hizo y luego oramos. Días después fue intervenida. El cirujano nos dijo que tenía un tumor en el colon que no era operable y que era mejor dejar aquel caso en manos de Dios.
Estuve junto a mi madre hasta sus últimos momentos. Recuerdo que levantó sus manos hacia el cielo y dijo: «Señor, lo que tengo ya no es vida. Por favor mándame al descanso». Minutos más tarde expiró en mis brazos.  Mi madre no perdió la vida, sino que la ganó y ahora descansa esperando al Señor.
Hermana, Jesús te exhorta a predicar a tiempo y fuera de tiempo. Dialoguemos con aquellas personas que necesitan escuchar las nuevas de salvación.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Nolvia de Trujillo

QUIEN JUEGA CON FUEGO…

El que se echa fuego en el pecho, sin duda se quema la ropa. Proverbios 6: 27

Este joven tenía todas las ventajas para triunfar en la vida: disfrutaba de perfecta salud; recibió de sus padres una buena educación; y, lo más importante, Dios mismo lo había llamado a cumplir una importante misión a favor de su pueblo. Ya puedes imaginar de quién estamos hablando: de Sansón.
¿Cómo pudo terminar tan mal lo que comenzó tan bien? ¿Por qué murió Sansón como prisionero en manos de los filisteos, siendo que Dios lo había escogido precisamente para quebrantar el yugo de ellos sobre Israel? ¡Y pensar que lo tuvo todo a su favor! Pero cometió un solo error: el que pasa mucho tiempo «jugando con fuego», termina quemándose.
Por ejemplo, ¿qué tenía que andar haciendo Sansón en las ciudades filisteas, que no pudiera hacer en Sora, su ciudad natal? En Timnat vio a una filistea que «le gustó» (ver Jue. 14:1-4), y decidió contraer matrimonio con ella. En Gaza vio a una prostituta y, sin pensarlo dos veces, pasó la noche con ella (Jue. 16:1,2). Y en el valle de Sorec fue donde conoció a esa serpiente venenosa llamada Dalila (Jue. 16:4).
El punto está claro: si un joven se relaciona continuamente con gente de dudosa reputación, ¿quiénes integrarán finalmente su círculo de amigos? ¿Qué hábitos aprenderá? ¿Con qué clase de persona finalmente se casará? No importa cuán buenos principios ese joven haya recibido de sus padres, tarde o temprano terminará revolcándose en el lodo. Ya lo dijimos en otra lectura y aquí vale la pena repetirlo: no intentemos saber cuan cerca del precipicio podemos caminar sin caer. Sansón pasó mucho tiempo en territorio enemigo, y esas «relaciones con los idólatras lo corrompieron» (Patriarcas y profetas, p. 546).
Sansón se expuso innecesariamente a las influencias corruptas de los filisteos. Así, gradualmente, sus «murallas» defensivas (sus principios), se debilitaron, hasta que finalmente colapsaron. Lo demás vino por añadidura. Ya lo diría el apostol pablo siglos más tarde: «No se unan ustedes en un mismo yugo con los que no creen, Porque, ¿cómo puede la luz ser compañera de la oscuridad?». (2 Cor. 6:14).
Padre celestial, dame sabiduría para conocer el mal en cualquiera de sus formas, y valor para mantenerme alejado de él.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

EJEMPLO DE HUMILDAD

«Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad, porque “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”» (1 Pedro 5:5).

Cuanto más envejezco, más joven me parece todo el mundo. Me parece que el pastor de mi iglesia es un niño y que mi médico acaba de salir de la escuela primaria.  Intento imaginarme a Jesús, con treinta años, a punto de asumir la misión más importante y peligrosa que el mundo jamás haya conocido. Todo depende de él: la salvación de la raza humana, el honor del gobierno del cielo y la destrucción final del pecado.
Durante casi treinta años Jesús vivió tranquilamente en Galilea. A lo largo de esos años, «Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres» (Luc. 2:52). Pero había llegado el momento de que el Sol de justicia se diera a conocer. Para empezar su ministerio no eligió Jerusalén, sino el desierto en el que bautizaba Juan.
La vida de Jesús fue un ejemplo de humildad. Esto fue evidente en el hecho de que acudiera a Juan para que lo bautizara. El Soberano del mundo salió al desierto pidió a alguien que se había proclamado así mismo predicador que lo bautizara.
(¿Cuantos en la actualidad presupondrían que era un gran pecador:) Ante la oposición de Juan, Jesús dijo firme pero amablemente: «Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia» (Mat. 3:15). Jesús otorgó a Juan el gran honor de bautizarlo por la fidelidad del Bautista al anunciarlo como el «Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29). Como dijo el Señor por boca del profeta: «Yo honro a los que me honran» (1 Sam. 2:30).
Dios aborrece el pecado de orgullo. Al querer ser como el Altísimo, Lucifer fue dominado por el orgullo. Satanás jugó con el orgullo de Eva al sugerirle que podía decidir por sí misma. El orgullo está detrás de cualquier pecado. «Cuando llega la soberbia, llega también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría» (Prov. 11:2).
La vida de Jesús comenzó en un humilde establo como hijo de una pareja judía humilde. Creció en una casa humilde, su formación en las rodillas de su madre fue humilde y ayudó a su padre como humilde carpintero. Luego un humilde predicador lo bautizó junto con los pecadores. Todo esto lo hizo con el fin de ser ejemplo para todos nosotros. Basado en Marcos 1: 9-11

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill