jueves, 8 de agosto de 2013

EL CANASTO MOJADO

Lugar: Escocia
Palabra de Dios: 2 Reyes 5:10

Ve al arroyo y llena esto con agua le dijo el señor Berkeley a Jorge, — dándole un canasto. Cuando el muchacho preguntó por qué, el agricultor respondió:
Haz lo que se te pidió. Recuerda, te estoy pagando para que trabajes para mí.
Jorge tomó el canasto y caminó hasta el arroyo. Lo meta en el agua y, cuando lo levantó, toda el agua se escapó. Volvió, entonces, rápidamente hasta donde estaba el agricultor, y le mostró el canasto.
Este canasto tiene demasiados agujeros le dijo. No puede contener el agua.
Inténtalo otra vez le dijo el señor Berkeley.
Así que, Jorge volvió al arroyo y metió el canasto en el agua una vez más. Pero, cada vez que levantaba el canasto el agua se escurría.
Inténtalo una vez más le dijo el señor Berkeley cuando el Chico volvió.
Jorge lo intentó una vez más, pero el canasto seguía sin contener el agua. Finalmente se dio por vencido, y arrojó el canasto al suelo. El agricultor se acercó y lo levantó.
Buen trabajo, Jorge le dijo. Este canasto está mucho más limpio ahora. ¡Eso era lo que necesitaba!
Imagina lo que Naaman habrá sentido cada vez que se sumergía en el río. Él era un comandante del ejército sirio, que había enfermado de lepra, una terrible enfermedad de la piel. Como último recurso, había seguido el consejo de una de sus siervas y había ido a visitar a Eliseo, un profeta de Dios. Eliseo le dijo: «Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tú piel sanara, y quedarás limpio’.
Naaman se lava en el río, una, dos, tres veces. No pasó nada. Seis veces. Todavía nada. Pensó en darse por vencido. Pero, la séptima vez, Naaman salió del agua curado. Aunque no entendía el porqué, obedeció, y eso fue lo más importante. Cuando Dios nos dice que hagamos algo, quizá no siempre entendamos el motivo, pero si obedecemos, todo saldrá Bien.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

LLENO DE OPTIMISMO

Quien halla esposa halla la felicidad, muestras de su favor le ha dado el Señor. Proverbios 18:21

Si tu esposo sale cada día a la calle a ganarse el pan cotidiano y tu permaneces en casa, tienes una tarea muy importante que hacer. La vida fuera de casa es dura y, con el fin de enfrentar adecuadamente el estrés, se necesita una disposición única. Tú debes confeccionar esa armadura especial en casa. Si tu cónyuge sale «gruñendo» y dando un portazo al ir al trabajo, te aseguro que tendrá contratiempos, mal ánimo y muchas probabilidades de tener enfrentamientos con otras personas a lo largo del día.
Por el contrario, si en tu casa se «cocinan» la buena voluntad, la amabilidad y el apoyo, sus habitantes tendrán jornadas de trabajo productivas, disposición de ánimo para llevarse bien con los demás, capacidad para aceptar sugerencias y un profundo sentimiento de satisfacción.
El buen ánimo, así como el malo, se genera en gran medida en el hogar, y el entorno del hogar depende de la poderosa influencia de la madre. Esto lo he comprobado durante mis más de cuarenta años como esposa, y más de treinta como madre.
Debemos esparcir gotas de optimismo y torrentes de alegría en nuestras jornadas hogareñas. Si tú, como ama de casa, te muestras optimista, contagiarás a tu esposo, a tus hijos, hermanos y hermanas, tíos y tías, ¡a todos los que estén cerca de ti! Las mujeres apocadas, deprimidas y enojadizas cubren a su familia con un manto frío y oscuro de pesimismo y de anticipada derrota. Por lo tanto:
• Espera siempre cosas buenas de la vida y de quienes te rodean.
• Elabora nuevos proyectos.
• Ríete con frecuencia.
• Agrega una gota de humor a los momentos difíciles.
• Busca y encuentra el lado bueno de la gente. ¡Seguro que lo tienen!
Por último, recréate en el gran amor de Dios, y disfruta al máximo el privilegio de ser su hija.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

AHORA EL GENERAL OBEDECE NUEVAS ÓRDENES

El Señor le dijo a Moisés: “¿Por qué damas a mí? ¡Ordena a los israelitas que se pongan en marcha!” (Éxodo 14:15).

El general Manuel Noriega fue capturado en 1989, acusado de muy graves delitos. Solo Dios sabe si era culpable de todos los cargos que se le imputaban, pero su vida se convirtió en una lección de fe y esperanza.
Mientras se encontraba en prisión, a principios de 1990, cayó en sus manos un ejemplar del Nuevo Testamento. Luego pidió que un pastor lo visitara. Después de otra visita en julio de 1990, Noriega pidió que lo inscribieran a un curso por correspondencia. Así comenzó a abrirse un mundo nuevo ante él.
En el año 1992, Noriega estuvo recluido durante seis meses en una cárcel de máxima seguridad, donde el capellán era el pastor adventista Mike Lombardo. Míke supo que a Noriega le interesaba el evangelio y lo visitó, oró con él y le regaló un ejemplar de El camino a Cristo. Poco después Noriega preguntó a Mike si tenía otros libros de Elena de White. Mike le regaló El Deseado de todas las gentes y Palabras de vida del gran Maestro.
Los libros le agradaron, pero más tarde lo trasladaron a otra prisión en la Florida, Estados Unidos. Al poco tiempo el general Noriega pidió ser bautizado. Después de muchas trabas legales, el 24 de octubre de 1992, Manuel Noriega fue bautizado en los salones de un tribunal federal en Miami.
El pastor Clifton Brannon, que bautizó al prisionero, afirma que se podía sentir la presencia del Espíritu Santo durante la ceremonia bautismal. El grupo cantó el himno “Sublime gracia” y a Noriega se le permitió expresar un breve testimonio.
Un día el evangelista Luis Palau visitó a Noriega en su celda. Este le dijo que cuando él ostentaba el poder en Panamá, tenía a sus órdenes a tres generales que le informaban cada día de los problemas que el país afrontaba. Ahora sus posesiones eran una cama, una mesa y una pequeña bicicleta para hacer ejercicio. Palau le preguntó:
-General, ¿qué piensa hacer cuando salga en libertad?
Noriega contestó:
-He encontrado un nuevo Comandante. Cuando salga en libertad buscaré en esa Biblia que está en mi mesa, preguntándole a mi nuevo General qué debo hacer.
¿Ya le preguntaste a tu General, Jesucristo, lo que debes hacer? Recuerda que no basta la pregunta que le hicimos cuando nos entregamos a él. Cada día debemos recibir nuevas órdenes de marcha. Sigue las órdenes de tu General.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

UN EJEMPLO DE AMOR

Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen. Lucas 8:21.

Jesús amaba a los niños y siempre ejercía su influencia sobre ellos para bien.
Se ocupaba de los pobres y los necesitados incluso en su niñez. Buscaba agradar a aquellos con quienes entraba en contacto en cada acto gentil, tierno y sumiso. Pero aunque era gentil y sumiso, nadie podía llevarlo a hacer nada que contrariara la Palabra de Dios. Algunos admiraban su perfección de carácter y a menudo buscaban estar con él; pero otros, que apreciaban las máximas humanas por encima de la Palabra de Dios, se apartaban de él y evitaban su compañía…
Cuando Jesús contemplaba las ofrendas que se traían como sacrificio al Templo, el Espíritu Santo le enseñó que su vida sería sacrificada por la vida del mundo… Desde sus años más tempranos fue guardado por los ángeles celestiales, pero su vida fue una larga lucha contra los poderes de las tinieblas. Satanás buscaba tentarlo y probarlo de toda manera. Causaba que la gente no entendiera sus palabras, para que no recibieran la salvación que Cristo vino a traerles…
Él era fiel en su obediencia a los mandatos de Dios, y esto lo hacía diferente de aquellos a su alrededor, quienes ignoraban la Palabra de Dios. Su vida inmaculada era un reproche, y muchos evitaban su presencia; pero había algunos que buscaban estar con él, porque sentían paz donde él estaba…
Él no fallaba ni se desanimaba. Vivía por encima de las dificultades de su vida, como iluminado por la luz del rostro de Dios. Soportaba insultos pacientemente, y en su naturaleza humana se convirtió en un ejemplo para todos los niños y los jóvenes.
Cristo mostró el mayor respeto y amor por su madre. Aunque ella a menudo hablaba con él y buscaba que él hiciera lo que querían sus hermanos, nunca le mostró la menor falta de devoción…
María se sintió muy angustiada cuando los sacerdotes y los dirigentes vinieron a ella para quejarse de Jesús, pero su atribulado corazón se llenó de paz y confianza cuando su hijo le mostró lo que las Escrituras decían sobre sus acciones.
A veces vacilaba entre Jesús y sus hermanos, quienes no creían que él había sido enviado por Dios; pero vio lo suficiente para convencerse de que el de él era un carácter divino -Youth’s Instructor, 12 de diciembre de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White