domingo, 12 de mayo de 2013

CUESTIÓN DE DINERO

Lugar: Australia
Palabra de Dios: Filipenses 4:19

El profesor Greene oyó un golpe en la puerta de su oficina, y al levantar la vista vio a una de sus alumnas. Antes de que ella dijera una palabra, el profesor se dio cuenta de que algo no andaba bien.
- Entra, Elizabeth - le dijo - Siéntate.
Elizabeth trató de contener las lágrimas, mientras se sentaba.
-Acabo de recibir un aviso de la oficina de Administración -le dijo al profesor-. Si no puedo pagar la cuenta de mis estudios para fin de mes, voy a tener que irme del colegio.
Ella le explicó que sus padres no podían ayudarla, y que no se le ocurría ninguna manera de conseguir el dinero para esa fecha. Su situación parecía desesperada.
-Ojalá tuviera alguna forma de ayudarte -le dijo el profesor Greene-. Todo lo que puedo hacer es orar por ti. Si oras fielmente cada día, yo haré lo mismo.
Los dos oraron todos los días, pidiendo a Dios que arreglara las cosas de alguna manera, para que Elizabeth pudiera quedarse en el colegio. Pero, cuando no recibió ninguna respuesta, Elizabeth empacó sus cosas y se preparó para volver a su casa, creyendo que Dios tenía otros planes para ella.
Antes de irse, pasó por la oficina del profesor Greene, para despedirse. Él tenía una carta en la mano. Se la había enviado una pareja de misioneros que se había graduado allí hacía varios años. "Estuvimos pensando en los problemas financieros que tuvimos cuando éramos alumnos", decía la carta. "Nos gustaría ayudar a algún estudiante necesitado". Dentro del sobre, había suficiente dinero como para cubrir la cuenta de Elizabeth.
-Gracias, Señor. Gracias -oró Elizabeth una y otra vez.
Ella creyó firmemente en la promesa que se encuentra en el libro de Filipenses: "Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

NO SOMOS RARAS, SOMOS ESPECIALES

Ellos son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño. 1 Juan 4:5-6.

En cierta ocasión, cuando me presenté como adventista del séptimo día, una persona me llamó «rara». Si el mundo nos llama «raras», no nos sintamos ofendidas. Nosotras sabemos con certeza que somos especiales. Lo raro para el mundo puede ser nuestra manera de comer, de vestir, de recrearnos, nuestra opinión sobre el sexo, la familia y el matrimonio; en otras palabras, no «encajamos» en el estilo de vida del mundo actual, según el cual muchos creen que para estar a la altura de una sociedad tan sofisticada cómo la nuestra, hemos de echar por la borda los valores eternos. Muchos consideran que la honestidad, la pureza, el respeto, la fe y tantas otras virtudes, son para gente «anticuada y mojigata».
Por otro lado, hay cientos de mujeres que desean sinceramente formar parte del club de las «mujeres raras». Desean tener nuestro estilo de vida, divertirse como nos divertimos nosotras, sentir y pensar de manera parecida a como lo hacemos las mujeres cristianas. Admiran la fuerza de nuestras convicciones, nos ven como mujeres seguras de nosotras mismas y llenas de confianza y esperanza en la vida. Observan con asombro cómo nos comportamos cuando la adversidad nos toca, y la entereza con que enfrentamos el dolor. Nos ven como mujeres triunfadoras, llenas de alegría, hábiles para sortear los desafíos cotidianos. Finalmente, saben que todo viene de Dios.
Proveamos recursos para todas esas mujeres que, aun cuando viven vidas ajenas a los principios de Dios, están dispuestas a ser llamadas «raras», a convertirse en mujeres especiales. Las que viven insatisfechas en medio de la frivolidad mundanal, las que se han ensuciado en el fango de los caminos oscuros y desean ser limpias y vestirse de pureza. Aquellas que han deshecho su vida en pos de los placeres mundanos, y al hacer balance se han encontrado con un saldo negativo, escrito con amargura y sufrimiento. 
Este día, demos gracias a Dios por haber sido alcanzadas por el evangelio y porque eso nos permite ser mujeres de altas calificaciones. Esto es un don de Dios, un regalo inmerecido que debemos disfrutar cada día.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

JOAB, EL DÉBIL OFICIAL DE DAVID

David había dicho: «El que primero derrote a los jebuseos será cabeza y jefe». Entonces Joab hijo de Sarvia subió el primero, y fue hecho jefe (1 Crónicas 11:6, RV95).

El nombre de Joab significa: «El Señor es padre» y expresa las convicciones de su madre, Sarvia, pues de su padre no sabemos nada. Sarvia era hermana de David, por lo tanto Joab era sobrino del rey. También sabemos que tenía dos hermanos: Abisai y Asael. El carácter de Joab, como el de todos los seres humanos, es difícil de analizar y comprender. Pero es un personaje muy importante en el ascenso de David al trono y en su posterior gobierno.
Joab era valiente y «fue el primero» en atacar a los jebuseos que controlaban Jerusalén, antes de que se convirtiera en la capital del reino de Judá. Gracias a aquella acción valerosa fue nombrado jefe del ejército y se mantuvo en esa posición durante todo el reinado de David (1 Rey. 2: 22-35). Esto indica que Joab era un genio militar y también un hábil político. Por desgracia, también tenía un carácter violento, como lo demuestra el asesinato a sangre fría de Abner, según se relata en 2 Samuel 3:27. Joab era leal a la casa de David y desempeñó uno de los papeles clave en el proceso de construcción nacional. Su genio militar brindó al rey una poderosa arma para su avance en el control de la nación y, posteriormente, la expansión de su influencia ante sus vecinos.
La astucia de Joab se manifestó en la rebelión de Absalón y su movimiento para derrocar a su padre y acceder al trono. Joab se dio cuenta del potencial de Absalón como el futuro rey de Israel y puso a trabajar su maquinaria política para ayudarlo. No obstante, el hijo del rey era egoísta, ingrato y mal estratega. Si se hubiera aliado con Joab es probable que su conspiración hubiera triunfado. Pero Dios impidió la peligrosa alianza.
Aunque Joab aparece como totalmente leal a David en la primera parte de su reinado, en realidad la única lealtad que tuvo fue hacia sí mismo. Para él, todas las cosas, inclusive la religión, tenían un interés político. Pasa por la historia sagrada como un manipulador de la religión y de los hombres. Era un hombre fuerte, aunque muy débil.
Los hombres pueden manipular, controlar, imponer y quitar de acuerdo con sus propios intereses egoístas, pero tarde o temprano cosecharán las funestas consecuencias de una vida sin escrúpulos. Lo importante es que tú nunca participes de los caminos de Joab.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

¡ALABADO SEA DIOS!

Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos. Nehemías 8:6.

Dios dice por medio del Salmista: "El que sacrifica alabanza me honrará" (Sal. 50:23). La adoración a Dios consiste mayormente de alabanza y oración. Todo seguidor de Cristo debiera ocuparse en esta adoración. Nadie puede cantar en lugar de otro, dar testimonio en lugar de otro, u orar en lugar de otro. En general, se dan demasiados testimonios oscuros en el servicio social [reunión de oración], con más sabor a murmuración que a gratitud y alabanza.
Cuando la Palabra de Dios fue hablada a los hebreos en la antigüedad, el Señor le dijo a Moisés... "Y el pueblo diga amén" (Sal. 106:48). Esta respuesta, en el fervor de su alma, fue requerida como evidencia de que entendían la palabra hablada y les interesaba.
Cuando se trajo el arca de Dios a la ciudad de David y se cantó un salmo de gozo y triunfo, todo el pueblo dijo: Amén. Y David sintió que había sido plenamente recompensado por sus labores y ansiedad...
Hay demasiado formalismo en la iglesia... Debiéramos estar tan conectados con la Fuente de toda luz que seamos canales de luz para el mundo. El Señor desea que sus ministros que predican la Palabra sean llenos de su Santo Espíritu. Y el pueblo que escucha no debiera permanecer con una indiferencia adormecida o con mirada vacía, sin reaccionar a lo que se dice. El espíritu del mundo ha paralizado la espiritualidad de los tales, y no están despiertos ante el precioso tema de la redención. La verdad de la Palabra de Dios es hablada a oídos de plomo y corazones duros, no impresionables... Estos individuos aburridos, descuidados, muestran ambición y celo cuando se ocupan de los negocios del mundo, pero los asuntos de importancia eterna no llenan su mente ni les interesan tanto como las cosas mundanales...
Los cristianos fructíferos estarán conectados con Dios y serán inteligentes en los asuntos de Dios. Su meditación se centrará en la verdad y el amor de Dios. Se han deleitado con las palabras de vida, y cuando las escuchan habladas desde el pulpito, pueden decir, como los dos discípulos que viajaban hacia Emaús cuando Cristo les explicó las profecías en referencia a sí mismo: "¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?" (Luc. 24:32).
Todos los que están conectados con la luz dejarán que su luz brille ante el mundo, y en sus testimonios alabarán a Dios, hacia el cual fluirán sus corazones en gratitud".— Review and Herald, 1 de enero de 1880.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White