sábado, 4 de mayo de 2013

DE USTED NECESITA BIGOTES

Lugar: Nueva York, EE.UU. 
Palabra de Dios: Mateo 19:14

Unas pocas semanas antes de la elección presidencial de 1860, Grace Bedell escribió una carta a Abraham Lincoln. En ella, decía: "Soy una niña de solo once años, pero quiero mucho que usted sea el presidente de los Estados Unidos, así que espero que no piense que soy demasiado atrevida por escribirle a un hombre tan grande como usted... Tengo cuatro hermanos y algunos de ellos lo votarán de todas maneras, y si usted se deja los bigotes trataré de convencer al resto de ellos de que lo vote. Usted se vería mucho mejor con ellos, porque su cara es muy delgada. A todas las mujeres les gustan los bigotes y convencerían a sus esposos de que lo voten, y entonces usted sería presidente".
Lincoln estaba sumamente ocupado pero, después de leer la carta de la niña, le envió una respuesta escrita a mano, sin hacer ninguna promesa acerca de los bigotes.
Unos meses más tarde, en febrero de 1861, Lincoln se detuvo brevemente en Westfield, Nueva York, en camino a Washington D.C., para asumir el cargo de presidente. Al bajar del tren, habló a la multitud que lo esperaba. Les habló acerca de la carta y preguntó si la pequeña que le había escrito estaba allí.
La multitud se abrió, para dejar al descubierto a la ruborizada Grace. Y Lincoln, que para esta época tenía bigotes, la saludó cálidamente y habló con ella durante algunos minutos, antes de subir nuevamente al tren. Había hecho esa breve parada solo para verla a ella.
Quizá te sorprenda que alguien tan importante se tomara el tiempo para atender a una jovencita. Pero, eso es exactamente lo que Dios, la persona más importante del universo, hace por ti y por mí.
"Jesús dijo: 'Dejen que los niños vengan a mi, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos' ". Dios, el Creador del universo, se interesa en cada uno de nosotros.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

SEIS COSAS QUE DIOS ABORRECE - PRIMERA PARTE

Los ojos que se enaltecen. Proverbios 6:17.

Los ojos son dos maravillas de la creación de Dios. Muchos poetas y artistas han encontrado en ellos la fuente de su inspiración. Muchos científicos se han quedado asombrados ante estos órganos que hacen poner en duda la teoría de la evolución. ¿Será posible que tanta complejidad y precisión sean el fruto del azar?
Ubicados estratégicamente en el rostro, los ojos poseen una estructura sumamente compleja, a pesar de ser dos de los órganos más pequeños de nuestro cuerpo. Por medio de ellos y en colaboración con el cerebro, en un instante nos ponemos en conexión con el mundo exterior. Los ojos nos permiten tener una dimensión exacta de los objetos, su forma, su color y tamaño, y nos envían mensajes que nos permiten conocer nuestro entorno e interactuar con él.
Los ojos también tienen la capacidad de sacar a la luz lo que hay en el interior de una persona. Una mirada puede decirnos con bastante exactitud lo que el otro tiene dentro de sí, lo que está pensando, lo que siente o lo que está a punto de hacer. Algunos han llamado a los ojos las ventanas del alma, pues muchas emociones y sentimientos íntimos parecen quedar al descubierto a través de una mirada.
La Biblia dice que Dios detesta los ojos altivos. ¿En qué consiste esa altivez? En realidad, no se puede percibir en la forma ni en el tamaño de los ojos, tampoco en su color; pero sí a través de la expresión. Un corazón endurecido por la soberbia y el orgullo se verá reflejado en una mirada fría, distante, profunda. Esos ojos carecen de la dulce expresión de la ternura y la compasión. Son implacables, descalifican, critican, censuran y desprecian. Por su parte, una mirada cálida esconde tras sí una personalidad cálida.
Amiga, aprendamos a mirar no solamente con los ojos, sino también con el corazón. Al hacerlo brindaremos compañía al que se siente solo, compasión al que sufre, respeto al que se siente indigno y amor al que se cree lejos del amor de Dios.
Intentemos hoy mirar así como miró Jesucristo cuando, al contemplar una Jerusalén perdida, lloró, tal como relatan las Escrituras: «Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella» (Luc. 19:41). El llanto es otro de los milagros asombrosos que se producen a través de los ojos. Que los demás puedan ver en tu mirada la profundidad de una persona que vive en comunión con Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL MANDAMIENTO FUNDAMENTAL

Así quedaron terminados los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos. Al llegar el séptimo día. Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda su obra creadora (Génesis 2:1-3).

¿Has tenido problemas para guardar el sábado? ¿Alguna vez has escuchado a uno de tus amigos referirse al sábado como una carga? ¿Consideras que el sábado es el mejor día de la semana?
Para muchos jóvenes el sábado consiste en una lista de actividades prohibidas: no pueden comprar o vender, ni ver programas de televisión. Tampoco pueden salir a jugar con sus amigos. En fin, la lista es larga. En el pasado, los líderes de la religión judía impusieron treinta y nueve reglas al día del Señor. ¿Te imaginas? Con eso, lograron desvirtuar el sentido del mandamiento. Para cuando Jesús vino a este mundo, mucha gente había perdido el significado original del precepto, de modo que el Señor intentó devolvérselo. Fue así como el Señor llevó a cabo la mayoría de sus milagros justamente en día sábado, para así recordar al pueblo que ese día evocaba la libertad del pecado y la sanidad divina. No obstante, fue considerado por varios líderes judíos como un transgresor del sábado.
¿Te das cuenta? Las confusiones en torno a la observancia del cuarto mandamiento no son nuevas; en realidad, han existido desde hace mucho tiempo.
La verdad es que Dios está interesado no tanto en lo que no haces, sino en lo que haces en sábado. Para muchos jóvenes, guardar el sábado es no participar de ciertas actividades, como trabajar, comprar o ver la televisión. Sin embargo, eso no es lo fundamental. Lo importante del mandamiento es lo que tú haces. ¿Y qué es lo que Dios nos ha pedido? La Biblia dice en Éxodo 20:8 que el sábado es para adorar. En realidad, eso es lo que Dios nos está pidiendo. Por lo tanto, hemos de concentrarnos en la adoración.
Eso significa que ese día nada debe distraernos de la adoración al Padre celestial: ni el trabajo ni las actividades escolares ni nuestros asuntos personales. Sin embargo, si no te concentras en la adoración y únicamente te preocupas por las normas que se han establecido en torno al mandamiento, pronto perderás el significado del sábado, como le sucedió al pueblo de Israel. Entonces posiblemente se convierta en una carga para tu experiencia espiritual.
Cada sábado que asistas a la iglesia, asegúrate de que adoras al Señor con todas tus fuerzas. No regreses a tu hogar sin la seguridad de haberlo adorado en la hermosura de la santidad.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

¿PIDE DIOS DEMASIADO?

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. 1 Juan 2:15.

Vemos belleza, atractivo y gloria en Jesús. Contemplamos en él encantos incomparables. Él era la Majestad del cielo. Él llenaba todo el cielo con esplendor. Los ángeles se postraban en adoración ante él y obedecían prontamente sus mandatos. Nuestro Salvador dejó todo. Depuso su gloria, su majestad y esplendor, y descendió a esta tierra y murió por una raza de rebeldes que eran transgresores de los mandamientos de su Padre. Cristo condescendió a humillarse para salvar a la raza caída; bebió la copa del sufrimiento y en su lugar nos ofrece la copa de la bendición. Sí, esa copa fue agotada por nosotros; y aunque muchos saben todo esto, igualmente escogen seguir en el pecado y la vanidad; y aun así Jesús los invita. Les dice: "El que quiera, venga y tome del agua de vida gratuitamente"...
Las verdades de la Palabra de Dios deben ser presentadas antes nosotros, y debemos aferramos a ellas. Si hacemos esto, tendrán una influencia santificadora sobre nuestra vida; nos equiparán para que podamos estar preparados para el reino de gloria; para que cuando concluya nuestro tiempo de gracia, podamos ver al Rey en su hermosura y morar en su presencia para siempre...
Dios requiere la fortaleza del ser entero. Requiere de usted una separación del mundo y las cosas del mundo. "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). Se requiere la separación del amor al mundo, ¿y qué se le da en su lugar? "Seré para vosotros por Padre" (2 Cor. 6:18). ¿Debe separarse del afecto de sus amigos? ¿Requiere la verdad que usted permanezca solo en su posición para servir a Dios porque otros no están dispuestos a ceder a las demandas que Cristo les hace? ¿Requiere separarse de ellos sentimentalmente? Sí, y esta es la cruz que usted debe llevar, que lleva a muchos a decir "no puedo ceder a las exigencias de la verdad". Pero Cristo dice: El que ama a padre o madre, o hermano o hermana, más que a mí, no es digno de mí. El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz y sígame (ver Mat. 10:37, 38). Aquí está la cruz de la negación y el sacrificio, la separación en los afectos de los que no cedan a las exigencias de la verdad. ¿Es este un sacrificio demasiado grande por Aquel que lo sacrificó todo por usted?— Review and Herald, 19 de abril de 1870.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White