sábado, 12 de marzo de 2011

DOS PROTOTIPOS DE MUJER

Ester se ganaba el favor de todos los que veían (Ester 2:15).
La historia de Ester es realmente fascinante. Una jovencita que podía haber muerto como muchas otras bajo las penosas condiciones en que vivían los israelitas, no solo vivió para crecer, desarrollarse física, mental, emocional y espiritualmente, sino que fue la elegida por Dios entre miles para que ocupara un cargo único y cumpliera un propósito especial. Hermosas virtudes acompañaban a esta joven. Dios pudo hacer cumplir su voluntad en ella y la Biblia recoge el hecho de que «se ganaba el favor de todos».
Pero en el transcurso de esta historia aparece otra mujer cuyo nombre conocemos, aunque tío era costumbre social de la época mencionar el nombre de mujeres a menos que fueran importantes en la esfera pública. Zeres representa lo opuesto a Ester. Su carácter revela rasgos completamente negativos. Pero lo más dramático es que su mala influencia aceleró el macabro plan de destrucción que afectaría a miles de vidas inocentes.
¿Cuánto poder ejercemos sobre nuestros esposos o sobre los hombres que nos rodean? ¿Los beneficiamos o los perjudicamos? La historia recoge las buenas obras que se produjeron debido a la influencia de la vida de Ester, pero también manifiesta las lágrimas derramadas por los miles de judíos que sufrieron a causa del edicto formulado por la sugerencia de Zeres.
Nuestra influencia puede ser beneficiosa o perjudicial. ¿Qué te parecería que una hermana de la iglesia te observara dialogando con tu esposo para establecer sus propios patrones de conducta? ¿Qué influencia ejercerás sobre las personas que acuden a ti confiándote un problema, seguras de tu discreción? Estando como estamos sujetas a cometer errores no deberíamos ser los patrones de conducta de nadie, pero el ser humano pone su vista en sus semejantes para tratar de encontrar su propio camino. Haríamos muy bien en fijarnos únicamente en Cristo, pero tampoco perdamos de vista la responsabilidad que tenemos como embajadoras del reino celestial.
Cuida tu influencia, porque ciertamente obrará para bien o para mal. Acude a Cristo, él te capacitará para llegar a decir como Pablo: «imítenme a mi, así como yo imito a Cristo» (1 Cor. 11: 1, NVl).

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

PIROPOS

He aquí que tú eres hermosa, amiga, mía; he aquí eres bella; tus ojos son como palomas. Cantares 1:15.

Dentro de las relaciones humanas, las palabras juegan un papel muy importante. Las palabras pueden servir para animar, exhortar y lograr grandes cosas en una persona; o al contrario, también pueden entristecer, desalentar, humillar y destruir a quienes las escuchan.
Para los recién enamorados, las palabras tienen una tremenda importancia. Con ellas se conquista, se seduce y se llega al corazón cuando son dichas en el momento oportuno. Especialmente en la mujer, las palabras causan un gran impacto, así como la belleza femenina causa un impacto en el hombre. Un joven puede no ser muy apuesto, no vestirse bien y no tener modales refinados, pero si sabe dar el uso adecuado a las palabras que van dirigidas al objeto de la conquista, logrará su objetivo. ¿Cuántas veces hemos visto a un hombre exteriormente feo con una mujer hermosa? Pues así resulta cuando un hombre sabe dar a sus palabras el encanto que él no posee.
Relacionado con el papel que juegan las palabras en los enamorados, las Escrituras presentan todo un libro que consiste en dichos de amor, elogios y halagos a la persona que se ama. En el versículo de hoy, es Salomón quien le dice a la sulamita (su esposa): "He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí eres bella; tus ojos son como palomas", y si lees todo el libro verás que en todo momento él alaba y engrandece al amor de su vida. Asimismo, ella también le corresponde al decir: "Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes" (Cant. 2:3), ya que las palabras de amor engendran a su vez otras palabras de amor.
El enemigo de las almas procuró pervertir todo en el ser humano, y es lamentable como algunos jóvenes emplean sus palabras para expresar groserías e insultos a personas del sexo opuesto. Con una actitud ordinaria lanzan a los oídos ajenos improperios que causan dolor y rechazo en quien los escucha.
En cambio, Dios desea que en tu habla te manifiestes siempre como un hijo o hija suya, porque este don te fue dado para que lo utilices de manera responsable. Las frases de conquista, tus palabras seductoras y tus miradas son apropiadas cuando reflejan sanamente la sinceridad de tu corazón. Nuestro Padre, que siempre te ve y te escucha, desea que utilices el don de la expresión para agradar y bendecir a los que amas. Por eso, reconságrate hoy al Señor y dedícale el talento del habla.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

TIEMPO PARA TODO

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastés 3:1.

Jugaba al amor libre. "Mientras espero al hombre correcto, me divierto con los errados", decía. Y su carcajada, como cascada de aguas salvajes, se perdía entre las piedras de montañas sin fin. Jugaba su propio partido; como si la vida no tuviese reglas. Corría como una gacela, por los atractivos prados de una sociedad liberal. Nadaba en las aguas turbulentas de la nueva moralidad; descendía a las profundidades de aquel mar embravecido, atraída por los corales y los peces multiformes.
Un día quiso salir. Le faltaba oxígeno... Intentó regresar a la superficie, y se dio cuenta de que había ido demasiado lejos. Murió de Sida, a los 28 años.
¡Gabriela, Gabriela! Tu piel canela estaba demasiado blanca el día de tu entierro; tus ojos, anteriormente tan vivaces, no tenían ya luz. ¿Qué hiciste con tu vida? ¿Por qué no respetaste el tiempo? ¿Por qué jugaste con tu tiempo... y te fuiste antes de tiempo?
Hay dos pensamientos contenidos en el versículo de hoy. El primero es que existe un determinado tiempo para todo. La vida no es la sucesión accidental de hechos; no debe serlo. Me alimento cuando puedo; trabajo cuando se me antoja; duermo si sobra tiempo. ¡No! Es necesario establecer un programa de actividades, y seguirlo conscientemente.
El segundo pensamiento es que lo que hay que hacer hay que hacerlo a su debido tiempo: ni antes ni después. Invertir el orden puede ser fatal. Al ser humano, sin embargo, no le gustan las reglas; quiere hacerlo todo de acuerdo con las circunstancias y conforme a su voluntad.
¿Imaginaste un partido de fútbol en que cada jugador siguiese sus propias reglas? ¿Cómo terminaría? Creo que ni empezaría. Existe un juez que determina lo que se puede o no se puede hacer, y especifica el momento de hacerlo. El tiro libre no puede ser disparado sin la orden del juez; el gol no puede ocurrir después de que el juez hace sonar el silbato, indicando el final del partido.
Si en cosas tan simples, como el fútbol, existen reglas, ¿por qué no debe^ ría existirías en la vida?
Hoy es un nuevo día. Corre las cortinas de tu vida. Deja entrar el sol. Es tiempo de vivir, de evaluar; de corregir, si fuese necesario. Por eso, busca a Jesús, y permite que él guíe tus pasos a lo largo de este día, recordando que "todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora".


Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón