martes, 13 de diciembre de 2011

UN NOMBRE ÚNICO

Se llamará su nombre "Admirable, consejero", "Dios fuerte", '"Padre eterno", "Príncipe de paz" (Isaías 9:6).

En una ocasión escuché a un especialista en relaciones públicas comentar el drama que experimentan los padres y los hijos al poner y recibir los nombres que nos acompañarán durante el resto de nuestras vidas. En los tiempos bíblicos, el nombre era algo muy especial en la vida de una persona. En la mayoría de los casos tenía mucho que ver con el carácter, con las circunstancias del nacimiento o con alguna profecía. Este era el caso, por ejemplo, de Ibneías, uno de los hijos de Jeroham que regresó de Babilonia a Jerusalén, cuyo nombre quiere decir «Jehová edifica»; o de Esdras, el profeta, cuyo nombre significa «Jehová ayuda»; o de Juan, cuyo nombre significa «don de Jehová».
Por otra parte, hay otros nombres que, a pesar de tener significados maravillosos, no fueron honrados por los que los llevaban, como el caso de Atalía, que significa «Jehová es exaltado». Esa perversa mujer para nada tenía en mente exaltar a Jehová, pero Dios enderezó los torcidos caminos de Atalía para hacer valer en ella el nombre que llevaba. Cuando el rey Joás fue coronado y esta perversa mujer murió, el nombre de Jehová quedó reivindicado y exaltado por el canto de alabanza que todo el pueblo emitió en aquella ocasión.
El texto de hoy no deja lugar a temores ni a equivocaciones. Maravilloso, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz fueron nombres dados a Jesús. ¿Has experimentado en tu vida lo maravilloso que es Jesús? Consejero, sí, aunque a veces a nuestra naturaleza pecadora no le guste; Dios fuerte, sí, pues sobrepasa con mucho las limitaciones humanas; Padre eterno, sin duda, porque es el mismo ayer, y hoy y siempre; Príncipe de paz, también, porque en medio de. la tormenta encontramos bonanza en su voz.
No dejes que tu maravilloso Jesús sea Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz solo para los demás. Él quiere ser también el centro de tu vida. Clama por su presencia constantemente y aférrate a las promesas que encierra su nombre.
No olvides una cosa: Jesús es el único nombre en quien puedes ser salva.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EL FUERTE PREGÓN

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Mateo 24:14.

Para que Cristo regrese al mundo, todos los habitantes de la tierra tienen que haber tomado su decisión a favor o en contra de Dios, ya que en ese momento habrá solo dos grupos, como los hubo en tiempos de Noé: los que se salvaron en el arca y los que se perdieron.
Para que eso ocurra, el mundo tiene que saber que Cristo está por regresar, y al enterarse, decidirse a favor o en contra de él.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día ha invertido mucho dinero en antenas satelitales para la transmisión de programas televisivos las 24 horas, en páginas en Internet que exhiben el mensaje de salvación, en programas radiofónicos en emisoras privadas, y en millones de páginas impresas en libros que anuncian el retorno de Jesús.
Pero más allá de lo que nuestra iglesia ha hecho para "apresurar" la venida de Cristo, es importante que te preguntes cuánto has hecho tú para que tus familiares, amigos, condiscípulos y profesores sepan lo que crees sobre el fin del mundo.
Un joven que leyó un artículo que escribí en la Revista Adventista, me envió un correo electrónico en el que me comentaba su problema espiritual. "Pastor, después de leer su artículo, me convencí de que no puedo seguir ocultando mi fe a mis compañeros de estudio. Mientras estoy solo sé lo que les tengo que decir y cómo decirlo, pero cuando estoy con ellos, siento Vergüenza' y me quedo callado. Cuando me hacen una pregunta directa, por ejemplo, por qué no salgo a bailar los viernes de noche, siempre les doy respuestas evasivas, en vez de decirles que se debe a la religión que profeso... Soy adventista de cuna y sé que estoy obrando mal, pero no sé cómo solucionar este problema".
El problema de este joven y de cualquier persona que tiene el deseo de compartir su fe, pero no sabe hacerlo o siente vergüenza, debe ser llevado ante Dios. Los apóstoles oraron durante semanas para que el Espíritu Santo descendiera sobre ellos y para que tuvieran las palabras adecuadas al predicar. El mismo Jesús dijo: "Cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo" (Mar. 13:11). Para que tú puedas contarles a otros de la fe que prácticas, primero debes recibir el Espíritu Santo, y él te dará las palabras adecuadas.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

TU GLORIA

Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 4:11.

¡La gloria de Dios! Lo que somos y tenemos es para su gloria. No somos nuestros: somos hechura suya, y el propósito de nuestra vida debe ser glorificar su nombre.
En el Antiguo Testamento, una de las tareas de los levitas era cuidar los utensilios que se utilizaban en el Tabernáculo. Imagino que eso significaba lavar, limpiar y pulir los enseres, que eran de oro, plata y piedras preciosas. Cada vez que se necesitasen esos elementos, debían estar listos, limpios y bien cuidados.
¿Cuál es la aplicación de este incidente para tu vida? Los utensilios, en aquellos tiempos, eran instrumentos que servían a fin de apoyar el servicio al Señor. Estaban en el Tabernáculo para asistir en lo que tenía que ver con el ministerio al Señor. Por eso, era importante que el instrumento siempre estuviera listo, dispuesto y preparado. Esos "utensilios", hoy, podrían ser los dones y las habilidades que Dios te dio.
Pero, es necesario recordar que los dones que tienes son para la gloria de Dios, y no para tu gloria. Por eso, es importante que, como "sacerdote", asumas el compromiso de mantenerlos en óptimas condiciones: en el momento en que Dios requiera de ellos, deben estar pulidos, brillantes, limpios y listos para dar realce al servicio del Señor.
Para que esto sea una realidad en tu vida, Jesús necesita ser el centro de tu experiencia; de otro modo, los dones y los talentos que recibiste por parte de Dios se colocarán al servicio de tus propios sueños y planes personales, humanos y egoístas.
Conocí jóvenes brillantes, con dones extraordinarios, que usaron sus capacidades para buscar fama, gloria y aplausos humanos. Alcanzaron alguna cosa, tal vez. Pero ¿dónde están hoy? Y peor aún, ¿tienen paz en su corazón? ¿Pueden dormir tranquilos, al llegar la noche?
Haz de este un día de servicio al Maestro. Dedícale tus dones: "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón