domingo, 5 de febrero de 2017

HUMANOS COMO TÚ

Todo lo que se dijo en las Escrituras, se escribió para nuestra instrucción, Romanos 15:4.

Necesitarás tarjetas que tengan escritos nombres de personajes bíblicos (José, Moisés, Eva, Samuel, David, Sansón, etcétera).
(Ponga las tarjetas sobre la mesa con los nombres hacia abajo. Escojan cada quien una, por turnos. Quien toma la tarjeta hace mímica para representar el personaje y los demás adivinan.)
¿Te gustó el juego de caras y gestos? Solamente vimos algunos de los personajes de la Biblia. Hay muchos más, con historias muy interesantes, de las cuales podemos aprender muchas cosas.
Dios las puso en la Biblia para que cuando las leamos:
Tratemos de no cometer los mismos errores, porque sufrieron muchas consecuencias tristes (mencione un ejemplo).
Así como ellos fallaron, nosotros también podemos fallar, porque somos humanos.
Si fallamos como ellos, podemos acudir a Dios y él nos ayudará nuevamente.
La Biblia tampoco estaría completa sin la historia en el Nuevo Testamento de la venida de Jesús. Esa historia es la mejor de todas, porque trajo esperanza a todos los seres humanos. Cristo vino como un bebé, luego creció y murió en la cruz para traer salvación a todos los que lo aceptamos. Cuando vayamos al cielo, podremos ver a todos esos personajes de la bBiblia y les haremos muchas preguntas. Pero lo más maravilloso será estar al lado de Jesús por la eternidad.

HABLA CON JESÚS
Gracias, Jesús, porque trajiste esperanza a este mundo, amén.

Tomado de lecturas devocionales para preescolares 2017
¡PEQUEÑAS SONRISAS!
Por: Míriam Rodríguez Carrillo 
#PequeñaSonrisas  #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaPreescolares #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

EL CABALLO DE ALEJANDRO MAGNO

“En verdad, tú amas al corazón sincero, y en lo íntimo me has dado sabiduría” (Sal. 51:6).

El caballo más famoso de la antigüedad se llamaba Bucéfalo. ¿Por qué fue famoso?
Porque era el caballo de un hombre militar muy importante llamado Alejandro Magno. Cuenta la historia que cuando Alejandro Magno tenía trece años, le regalaron este caballo. Bucéfalo era hermoso. Pero este lindo caballo era tan indomable que nadie lo podía montar, ni siquiera el padre de Alejandro, que era un gran jinete.
El niño Alejandro estaba seguro de que podía domar a Bucéfalo, y rogó a su papá que le permitiera intentarlo. Alejandro se había dado cuenta de que el caballo tenía miedo de su propia sombra, así que lo volteó de modo que viera hacia el Sol, y lo acarició hablándole con voz tranquila, hasta que Bucéfalo tuviera tiempo de acostumbrarse a su voz. Luego se montó sobre él, e hizo que corriera hacia el campo hasta que el caballo se cansó por sí solo. Entonces Bucéfalo ya sabía que había encontrado a su amo, que lo había domado sin necesidad de látigos ni espuelas. Por eso sirvió a Alejandro en muchas batallas. Años después, Bucéfalo murió, y Alejandro, que para entonces ya era un gran conquistador, le dio un entierro real, y en su honor le puso el nombre Bucéfalo a una ciudad: Alejandría Bucéfala.
¿Te has fijado en los grandes resultados que obtuvo Alejandro gracias a la paciencia, la ternura y la inteligencia que demostró con su caballo? Así como actuó este joven con su caballo, debemos ser nosotros en nuestro trato con los demás. Número 1: seamos comprensivos siempre con todos. Tratémoslos con bondad, pongámonos en su lugar. Número 2: seamos pacientes, y no esperemos resultados inmediatos, sino con el tiempo y la constancia. Si sigues estos dos pasos, no te sorprendas cuando veas que los demás te tratan de la misma forma en que tú los tratas a ellos.
Jesús hizo eso mismo con nosotros. Aunque él era Dios, se hizo humano para comprendernos mejor; nos trató con compasión y amor. Y ahora tiene paciencia con nosotros, hasta que decidamos hacer lo mejor para él.

Tomado de lecturas devocionales para Menores 2017
¡SALTA!
Por: Patricia Navarro 
#Salta #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaMenores #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

EL CORAZÓN DE UN TEMERARIO

“Solamente mi siervo Caleb ha tenido un espíritu diferente y me ha obedecido fielmente. Por eso a él sí lo dejaré entrar en el país que fue a explorar” (Números 14:24).

Todavía yacía allí, con los huesos rotos tras el accidente, y ya estaba hablando de volver a montar en moto tan pronto como su cuerpo estuviera bien. Mi primo Keith era un temerario. Arriesgaba demasiado, rodaba a toda velocidad, era imprudente y salvaje. Cada vez que escuchábamos hablar de él era porque se había roto algún hueso o sufrido otro accidente. Se rompió una pierna, un brazo, la clavícula, y eso es solo el comienzo. Pero nada nunca lo detuvo; de algún modo siempre regresaba a por más.
Mi temerario bíblico favorito es Caleb. La primera vez que lo vemos, está adentrándose secretamente en la tierra prometida junto con un grupo de espías; muy osado, considerando que estaba poblada por gigantes y guerreros. La mayoría de los espías regresaron de la misión inicial de exploración aterrados, pidiendo a Moisés que no intentara ninguna locura. Pero, Caleb no. Él los hizo callar y alentó a Moisés para ir a conquistar la tierra prometida. La segunda vez que lo vemos es décadas más tarde, con sus ochenta y cinco años, pidiendo permiso para conquistar parte de aquella tierra por la que se había adentrado casi cuarenta años antes. Sorprendentemente, ¡lo hizo! Caleb conquistó por su cuenta, solo con su familia, la tierra pagana llena de “gigantes” que todos los oficiales del ejército temían atacar. A pesar de su edad, todavía era tan fuerte y decidido como el día en el que Moisés lo había enviado por primera vez. ¿Qué había en Caleb que lo hacía valiente y temerario? Creo que su secreto era que servía al Señor con todo su corazón, con “un espíritu” diferente al de los demás, un espíritu de valentía y no de temor (ver Núm. 14:24).
Debido a que Caleb sirvió al Señor con todo su corazón, no tenía miedo de las cosas que asustaban a otra gente. Yo quisiera tener esa clase de coraje, ¿y tú? Quiero atreverme a servir al Señor con todo mi corazón, incluso si eso significa que voy a terminar haciendo algo aterrador y arriesgado. Si tú también lo deseas, pídele a Jesús que te dé el valor de Caleb. Y prepárate manteniendo un estrecho contacto con él cada día de tu vida. MH

Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
#Fusión # UnPuntoDeEncuentroEntreTúyDios #MeditacionesMatutina #DevociónMatutinaParaAdolescentes #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

DIOS CUIDARÁ DE TI

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil. 4:19),

Durante mi vida he experimentado lo que significa tener que prescindir de cosas importantes, o disponer de muy poco para las necesidades vitales. Siendo la mayor de diez hijos de una familia empobrecida, aprendí pronto a no ser egoísta y a compartirlo todo con mis hermanos. Si tenía una manzana o un pastel, me aseguraba de repartirlo entre todos. Esto servía de ejemplo para los más pequeños. También compartíamos lo que teníamos con nuestros vecinos y amigos.
Aun cuando mis padres eran pobres, eso no les impedía dar a otros. Personas con necesidades a menudo acudían a ellos, en busca de ayuda. Aunque una persona dé sin compromiso alguno y sin esperar nada a cambio, invariablemente Dios bendice al dador. Por eso, a una edad temprana, aprendí a orar al Señor y a confiar en él, que es fiel con quienes ayudan a aquellos que tienen necesidades.
Años después, hubo muchas veces en que no supe cómo podría pagarme la matrícula para la enseñanza secundaria y para la universidad, pero Dios siempre vino a socorrerme. Trabajaba a tiempo parcial en el predio durante el semestre lectivo. Vendía revistas y libros cristianos durante el periodo estival, para cubrir mis gastos académicos. De un modo u otro, siempre obtenía el dinero suficiente, así que, no me vi obligada a abandonar la escuela ni a interrumpir mis estudios.
Durante el último semestre de mis años universitarios, me agobiaban los pagos que tenía pendientes. No encontraba una solución. Entonces, un maravilloso pastor y su esposa, que eran generosos como lo habían sido mis padres, me ofrecieron ayuda permitiéndome vivir en su casa junto al predio, lo que eliminó mis gastos de alojamiento. La esposa del pastor, incluso, me pagó el uniforme escolar.
Con la ayuda de mi Sustentador celestial, me diplomé en la universidad y conseguí un trabajo en una escuela de la iglesia. Allí, pude acabar de pagar mi deuda escolar. Dos años más tarde, Dios me abrió el camino para trasladarme a los Estados Unidos. Una vez más, experimenté dificultades económicas. No obstante, pude conseguir el título de Enfermería.
Verdaderamente, puedo decir que compensa confiar en Dios y dar a los demás en su nombre. Mis padres, de humilde posición económica, eran incondicionalmente generosos, y Dios siempre se lo devolvía de un modo u otro. Cuando compartimos su amor, este acaba volviendo a nosotros y encontrando una salida donde no la había.  Kollis Salmon-Fairweather

Tomado de lecturas devocionales para Damas 2017
VIVIR EN SU AMOR    
Por: Carolyn Rathbun Sutton – Ardis Dick Stenbakken
#VivirEnSuAmor #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaMujeres #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

LA PROMESA

“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3).

En realidad, la fecha más recordada es el 20 de marzo de 1942, cuando el general Douglas MacArthur arribó a Australia luego de escapar de Filipinas. En esa ocasión, afirmó: “Me fui, pero volveré”. Lo prometió puesto que debió abandonar a sus hombres en la Isla de Corregidor, en Manila, en manos del ejército japonés, que tomó la isla y el control de Filipinas.
En realidad, MacArthur no huyó, sino que, muy a su pesar, obedeció las órdenes del presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, de abandonar la isla y dirigirse a Australia para ser investido como comandante de todas las tropas estadounidenses.
El 5 de febrero de 1945, las tropas de MacArthur dieron por liberada la ciudad de Manila. Así, MacArthur recuperaba las Filipinas, y cumplía su promesa de volver por los suyos y recuperar ese territorio.
Algo semejante sucedió cuando Cristo tuvo que ascender a los cielos después de su muerte y su resurrección. En la cruz, obtuvo la victoria sobre el pecado y la muerte, pagando el rescate por nuestra salvación. Pero, el gran conflicto entre él y Satanás no acabó allí, aunque lo hubiese deseado. Ni siquiera pudo quedarse con los suyos, aunque sí envió al Espíritu Santo como su representante en nuestra ayuda.
Seguramente, Cristo tenía más deseos de quedarse para proteger a los suyos que los que tuvo MacArthur. Pero como Comandante en jefe de los ejércitos de los cielos, tenía una misión mayor: interceder por nosotros ante el Padre, como Sumo Sacerdote del Santuario celestial. Dado que una de las tareas de Satanás en este conflicto es ser acusador de los hombres, hasta que termine el tiempo de gracia, Cristo está intercediendo por ti y por mí ante el Padre, para que no caigamos en territorio enemigo, sino que finalmente seamos rescatados.
Sí, Cristo ascendió a los cielos, y partió aun con otro objetivo: preparar lugar para nosotros. En la Santa Jerusalén, está preparándonos mansiones para que vivamos por la eternidad junto a él. Así como cumplió todas sus promesas dentro del plan de salvación, y llegado el tiempo justo vino por primera vez a esta tierra a morir por nosotros, vendrá en las nubes celestes con poder y gran gloria, para llevarnos consigo. Sí, su promesa tiene mucho más peso que la del general MacArthur, dado que ha cumplido todas las demás.
Hoy, al enfrentar las vicisitudes de este mundo en guerra, no olvides que nuestro General ha prometido volver. ¡Y su palabra nunca falla! MB

Tomado de lecturas devocionales para Jóvenes 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Por: Pablo Ale – Marcos Blanco
#UnDíaHistórico #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaJovenes #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

EL MAESTRO DIVINO

«Se llamará su nombre “Admirable consejero”, “Dios fuerte”, “Padre eterno”, “Príncipe de paz”». Isaías 9: 6

En el Maestro enviado por Dios, el cielo dio a los seres humanos lo mejor y lo más grande que tenía. Aquel que había estado en los consejos del Altísimo, que había morado en el más íntimo santuario del Eterno, fue escogido para revelar personalmente a la humanidad el conocimiento de Dios.
Por medio de Cristo se había transmitido cada rayo de luz divina que había llegado a nuestro mundo caído. Él fue quien habló a través de todo aquel que en el transcurso de los siglos había sido vocero de la palabra de Dios a la humanidad. Todo lo bueno de las almas más nobles y grandes de la tierra, eran reflejos suyos. La pureza y la bondad de José, la fe, la mansedumbre y la tolerancia de Moisés, la firmeza de Eliseo, la noble integridad y la firmeza de Daniel, el entusiasmo y la abnegación de Pablo, el poder mental y espiritual manifestado en todos estos personajes, y en todos los demás seres humanos que han vivido en esta tierra, no eran más que destellos del esplendor de la gloria de Cristo. En él se halla el ideal perfecto.
Cristo vino al mundo para revelar este ideal como el único y verdadero propósito de nuestros esfuerzos; para mostrar lo que debemos ser; lo que podemos ser si lo recibimos y si permitimos que la divinidad habite en nosotros. Vino a mostrar cómo hemos de ser educados los seres humanos, como hijos e hijas de Dios que somos; cómo hemos de poner en práctica los principios del cielo en esta vida.
Dios concedió su mayor don para responder a la mayor de las necesidades humanas. La luz apareció cuando la oscuridad del mundo era más densa. Hacía mucho que, como resultado de las falsas enseñanzas, las mentes humanas habían sido alejadas de Dios. En los sistemas predominantes de educación, la filosofía humana había sustituido a la revelación divina. En vez de la norma de verdad dada por el cielo, se había aceptado una norma de invención humana. Se habían apartado de la Luz de la vida, para andar a la luz del fuego que ellos mismos habían encendido. […]
El que trata de transformar a la humanidad, debe comprender a la humanidad. Solo por medio de la bondad, la fe y el amor, se pueden alcanzar y ennoblecer a los seres humanos. En esto Cristo constituye el Maestro de los maestros, el único de todos los que haya podido haber en esta tierra que ha sido capaz de comprender verdaderamente el alma humana.— La educación, cap. 8, pp. 67-71.

Tomado de lecturas devocionales para Adultos 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Por: Elena G. de White
#DeVueltaAlHogar #MeditacionesMatutinas #DevocionMatutinaParaAdultos #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian