sábado, 9 de abril de 2011

UNA ENCOMIENDA SAGRADA

Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad (Jonás 1: 21).

Lo que más admiro del registro bíblico es la forma en que presenta a seres humanos sujetos a errores como yo. Dios no permitió que sus siervos escribieran únicamente acerca de personajes de conducta intachable, porque de ese modo no nos identificaríamos con ellos. Así, leemos la historia de Jonás, el profeta escogido por Dios para una encomienda muy peligrosa. Si tú hubieras tenido que elegir a un profeta para aquella obra, ¿habrías elegido a un cobarde como Jonás? ¿No te sientes en ocasiones identificada con su cobardía?

Una de las profecías mesiánicas más hermosas la pronuncio el profeta Balaam, un hombre codicioso como pocos (ver Núm. 24: 17). También el rey David, aunque en palabras del mismo Dios era un hombre conforme a su propio corazón, cometió graves errores.

A pesar de la triste condición humana, Dios sigue llamando a hombres y mujeres para que sean sus siervos. Hoy, el llamado que te hace a ti te llega en forma de canción: «Ve al mundo hoy a realizar la obra, / ve a servir en medio del dolor. / Habrá desprecio, burlas y congojas, / más ve a él, te dice el Salvador. / Ve al mundo hoy, y líbralo de ansias, / saciar el hambre de su corazón, / dale hogar, amigos y familia, / Dios te dará su amor y bendición. / Ve al mundo hoy, quebranta las rencillas, / abre los ojos que no pueden ver. / Gasta, humilde, tu vida en el servicio, / Cristo en la cruz por ti gusto la hiel».

Dios tiene una misión para mujeres como tú y como yo, sujetas a defectos y errores. Al igual que en el pasado, Dios vuelve a poner sobre los hombros humanos la responsabilidad de transmitir su mensaje. Puede ser que te envié a otro lugar, lejos de donde vives, o que te envíe a los de tu casa.
La misión no es fácil. Muchos le rechazaran, otros se burlaran de ti. No faltará quien le tilde de fanática, pero habrá quien crea en tus palabras. Muchos serán movidos por el Espíritu Santo y se entregaran al Salvador. Por ellos, por amor a aquellos que como tu necesitan salvación, es que Cristo te dice: «Ve».

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

HAY PROBLEMAS

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo. Salmo 55:22.

Job fue un hombre que a lo largo de su vida demostró un alto crecimiento espiritual, pero la prueba de fuego que debió afrontar y que le permitió crecer muchísimo, fue la pérdida de todo lo que tenía por la obra de Satanás. Hoy también estamos llenos de problemas.
Hay problemas en la vida que te quieren ahogar. Hay problemas tan duros y difíciles de soportar, que te quitan el hambre, que te despiertan varias veces por las noches, que te hacen creer que todo es solo una pesadilla, pero tristemente te das cuenta que es la cruda realidad.
Hay problemas que te humillan, que arrojan tu autoestima y tu orgullo por el suelo, que no te permiten mirar a los ojos de los que amas por vergüenza; y luego no sabes que hacer para levantarte porque no encuentras las fuerzas para hacerlo. Con dolor, ves como lo que construiste por años se derrumba y junto con ello, tu también te derrumbas.
Hay problemas que son pequeños, pero las consecuencias que arrastran son tremendas, que hacen que todo el mundo hable a tus espaldas, que te critiquen, que se burlen, que se rían de tu dolor, que busquen como afectarte y dañarte, ignorando ellos que lo que estas sufriendo parece insoportable y que tú misma conciencia no te da paz.
Hay problemas que pueden quitarte las ganas de vivir, que pueden hundir-te en tal desesperación y desanimo que le ruegas a Dios que te quite la vida, porque es tan pesada la carga y tan difícil de soportar, que pareces no resistir.
Sí, hay problemas de todo tipo, porque el enemigo de Dios se goza y se deleita en ver caído al seguidor de Cristo. El enemigo lucha y se esfuerza por triturarte en sus manos como lo hizo con Job, y después, busca la manera de que culpes a Dios renegando de él.
Pero Dios sabe y conoce el problema, y con amor te acompañara y te dará la salida, porque él sabe que el oro se purifica con fuego, y los problemas son el fuego que purifica tu corazón y te permiten crecer espiritualmente. Quizás en el presente no sepas el porqué de toda esa prueba, quizá no entiendas cual es el propósito de tanto sufrimiento y quizá tampoco veas la mano de Dios tomando la tuya; pero aún así ten presente que las pruebas no son sinónimo de que Dios te abandono. Por eso, cuando tengas un problema tan terrible como el de Job, recuerda: "Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentara; no dejara para siempre caído al justo".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

AVARICIA, ¿PARA QUE?

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desamparare, ni te dejare. Hebreos 13:5.

No me duele mi fealdad, sino la belleza de las otras chicas. La frase brota de Elisa, rasgando la garganta. Hay amargura en el tono de su voz; una nube que empaña el brillo de sus ojos. No es tristeza; es rabia reprimida, en contra de la vida y de las injusticias de la naturaleza.
Personalmente, creo que no es fea, como ella piensa. Si se arreglase mejor, permitiría abrir la bella flor que yace, adormecida, dentro de ella. Si colocase un poco de alegría a su vida, la sonrisa, escondida, aparecería como el arco iris después de que la tormenta acaba.
Pero, Elisa no quiere aceptar la realidad; se rehúsa a convivir con ella. En vez de mirar hacia las cosas buenas que recibió de Dios, ha hecho de la codicia por lo que los otros tienen y ella no, su afán cotidiano.
El problema de esta joven es la belleza. Pero, la codicia no tiene que ver solo con estética. Hay gente infeliz porque quisiera tener el automóvil del vecino, o la casa del amigo o el sueldo del jefe.
Al codicioso no le duele su necesidad; lo irrita lo que los demás tienen. Es un desvió de conducta que anula los sueños y el deseo de luchar. Sus ideales son envueltos por el manto triste de las lamentaciones.
El consejo de Pablo, en el versículo de hoy, es: "Vive contento con lo que tienes ahora". ¿Por qué "ahora"? Porque, si eres agradecido a Dios por lo que tienes en este momento, te colocas en condiciones de recibir más, en el futuro. Dios te da poco, para ver qué es lo que harás con lo poco que recibiste. Si malgastas el tiempo lamentándote porque no posees lo que el otro recibió, te incapacitas de recibir más.
Mira hacia delante. Administra lo que tienes en las manos; se feliz con lo que recibiste hoy. Y prepárate para las grandes cosas que el Señor desea concederte.
Parte para la batalla de este día dispuesto a usar lo poco o lo mucho que tienes de la mejor manera. Para gloria de Dios y en beneficio de la humanidad. El resultado será tu propia felicidad.
Recuerda: "Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desamparare, ni te dejare".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón