jueves, 20 de junio de 2013

EL AGUA DE VIDA

Lugar: Egipto 
Palabra de Dios: Apocalipsis 22:17

¿Sabes cuál es el río más largo del mundo? No es el río Mississippi;
Aunque es el río más largo de los Estados Unidos, desde su comienzo en el estado de Minnesota, desembocando casi 3.800 kilómetros después, en el Golfo de México.
No, el río más largo del mundo está del otro lado del mundo, y tiene casi el doble de la extensión del río Mississippi. Estoy segura de que has oído hablar de él. Aquí te doy una pista: la mamá del niño Moisés lo puso en un canasto y lo hizo flotar en este río, para que escapara del decreto del Faraón de que todos los bebés hebreos varones debían morir.
Correcto, es el río Nilo. El Nilo tiene casi 6.700 kilómetros, desde el arroyo más lejano, y 5.500 kilómetros desde un lago grande. Fluye hacia el norte, y pasa por países como Uganda, Sudán y Egipto.
El río Nilo fue, y sigue siendo, una importante fuente de agua para los egipcios. Cada año, hasta hace poco, el río se inundaba, dejando el suelo húmedo y fértil. Los cultivos crecían bien en este ambiente, y hasta hoy la tierra al lado del río es verde y fructífera. Pero, al final de los canales de riego la tierra se convierte en un desierto seco.
El cambio del verdor al desierto ilustra cuan esencial es el agua para la vida. Esa es la razón por la cual la invitación que Dios nos hace es tan significativa. Él nos dice: "Vengan y beban". El libro de Apocalipsis lo expresa así: "El Espíritu y la novia dicen: '¡Ven!'; y el que escuche diga: '¡Ven!' El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

EL SEÑOR ES MI PASTOR, RECONFORTA MI ALMA

Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar. Salmo 46:1-2.

Cuando el alma se abate por alguna circunstancia externa, todas las defensas de nuestro organismo se inhiben. Cualquier caída emocional nos hace vulnerables y propensas a sufrir enfermedades de toda índole. Los sentimientos y las emociones como la tristeza, la desgana, la ansiedad y el miedo, son los signos predominantes en alguien que se siente abatido.
La pérdida de esperanza y de fe constituye el síntoma más grave de una persona que es presa del abatimiento de corazón. Siente que Dios está lejano y ausente, lo cual hace que las jornadas diarias le resulten pesadas y difíciles de enfrentar. Entonces, la voluntad se quebranta y la persona queda a la deriva, incapacitada para tomar decisiones importantes. La impotencia que se siente es tal, que faltan las fuerzas para tomar cualquier decisión.
Jesús, nuestro cariñoso pastor, está dispuesto a confortarnos cuando nuestras fuerzas naturales se agotan por causa de las vicisitudes de la vida. Él únicamente puede decir: «El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros» (Isa. 61: 1). Sanidad del corazón herido y liberación de nuestras prisiones mentales y reales, esa es la promesa.
Cuando el alma es confortada por el divino Pastor, se recobran las fuerzas perdidas, renace la esperanza y el ánimo apocado desaparece para dar paso a un nuevo espíritu de lucha que nos hace fuertes frente a los desafíos.
Que tu oración en este día sea: «Ten compasión de mí, oh Dios; ten compasión de mí, que en ti confío. A la sombra de tus alas me refugiaré, hasta que haya pasado el peligro» (Sal. 57: 1).
Amiga, si hoy al despertar creíste haber perdido la voluntad para continuar en la lucha, déjate apacentar por el buen Pastor, quien te «guía por sendas de justicia por amor a su nombre» (Sal. 23: 3). Si caminas por esas sendas de justicia, irás en la dirección correcta. Asegurarás tu bienestar personal y tendrás paz interior. Solamente busca conocer la voluntad de Dios y, en actitud de sumisión, disponte a cumplirla.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

ANOSOGNOSIA – 1

Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tu (Apocalipsis 3:17).

La señora Dodds empezaba a perder la paciencia. ¿Por qué insistían todos que su brazo Izquierdo estaba paralizado cuando ella sabía que se encontraba perfectamente bien? Dodds había sufrido una embolia dos semanas antes. Desde entonces había permaneció en cama sin poder mover su lado izquierdo pero se negaba firmemente a reconocer su situación.
Señora Dodds, ¿Por qué vino al hospital?-pregunto el doctor.
-Bueno, tuve una embolia-contesto ella.
¿Cómo lo sabe?-continuo el doctor.
Me caí en el baño hace dos semanas y mi hija me trajo aquí. Me hicieron radiografías y una tomografía del cerebro y me dijeron que tuve una embolia -explico la paciente.
¿Puede usted caminar?-pregunto el doctor.
-Por supuesto que si-contesto la señora Dodds, inmóvil desde la cama.
-¿Puede levantar su mano izquierda?-Insistió el médico.
-Por supuesto que si -afirmo la señora Dodds.
-Toque mi nariz, por favor, con su mano izquierda -pidió el médico.
-Muy bien -acepto ella, mientras su mano permanecía aparentemente sin vida a su lado.
-Señora Dodds, ¿Está usted tocando mi nariz con su mano izquierda?
-Claro que estoy tocando su nariz -respondió la enferma.
-¿Puede usted ver que su mano toca mi nariz? -insistió el médico.
-Sí. Está a unos pocos centímetros de su nariz -insistió la enferma.
Ella no estaba ciega ni estaba loca. Sufría de un caso grave de “anosognosia”: negación de la enfermedad. Otros pacientes con casos menos graves ofrecen excusas para explicar la falta de movimiento. “Hoy no tengo ganas de mover el brazo, doctor”; “Tengo una grave artritis en el hombro”; pero no reconocen su situación.

La actitud de estas personas es sorprendente. No es que sean positivas y vean el lado amable de las peores situaciones. Simplemente niegan su situación desesperada. Muy poco se puede hacer por los enfermos de anosognosia. Lo mismo ocurre con los cristianos laodicenses. El primer requisito para recibir la ayuda de Dios es reconocer que la necesitamos. El Señor no impone su ayuda sobre nadie. Desea que reconozcamos nuestra situación y acudamos a él pidiendo que, por su gracia, actué con poder en nuestro favor.
¿Para que seguir engañándote y creer que puedes resolver tus problemas solo? ¡Necesitas ayuda! No olvides que los problemas no se resuelven solos. Esta mañana Dios está a la puerta de tu corazón, ofreciéndote lo que necesitas. ¿Se la abrirás?

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

COMO RAÍZ DE TIERRA SECA

Subirá... como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Isaías 53:2.

La gente de los días de Jesús no podía ver la gloria del Hijo de Dios bajo el disfraz de la humildad. Fue "despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto" (Isa. 53:3). Para ellos él era como una raíz arrancada de tierra seca, sin forma ni atractivo para que lo desearan...
Cristo alcanzaba a las personas donde estaban. Presentaba la verdad sencilla a su mente con el lenguaje más vigoroso y simple. Los pobres humildes, los menos educados, podían comprender por la fe en él las verdades más elevadas de Dios. Nadie tenía que consultar a los eruditos doctores para entender su significado. No dejaba perplejos a los ignorantes con referencias misteriosas ni empleaba palabras poco comunes e intelectuales que no conocían. El mayor Maestro que el mundo ha conocido era el más definido, sencillo y práctico en sus instrucciones...
En tanto que los sacerdotes y rabinos se ufanaban de su capacidad para enseñarle al pueblo y para enfrentar al Hijo de Dios en su exposición de la doctrina, este los acusaba de ignorar las Escrituras y el poder de Dios. No es la educación de las personas más destacadas del mundo lo que abre los misterios del plan de redención. Los sacerdotes y rabinos habían estudiado las profecías, pero no habían podido descubrir las preciosas pruebas del advenimiento del Mesías, de la forma de su venida, de su misión y carácter. Los que pretendían ser dignos de confianza por causa de su sabiduría, no percibían que Cristo era el Príncipe de la vida.
Los rabinos contemplaban con sospecha y desprecio todo lo que no llevaba la apariencia de la sabiduría humana, la exaltación nacional y la exclusión religiosa; pero la misión de Jesús era oponerse a estos mismos males, corregir estas opiniones erróneas y obrar una reforma en la fe y la moral. Atrajo la atención hacia la pureza de la vida, la humildad de espíritu y a la devoción a Dios y a su causa sin la esperanza de honor mundanal o su recompensa...
Se regocijaba en espíritu al contemplar a los pobres de este mundo que aceptaban ansiosamente el precioso mensaje que él traía. Alzaba la vista al cielo y decía: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños" (Mat. 11:25).— Review and Hemld, 3 de agosto de 1911.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White