miércoles, 24 de marzo de 2010

DIOS PIENSA EN TI

Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes. Salmo 40:17.

Una cosa es que alguien con autoridad te escuche y otra cosa es que piense en ti ¿no es cierto? Pues en este Salmo, David comienza con la declaración de que Dios se inclinó a él y oyó su clamor, y termina con el texto citado el día de hoy. ¿Alguna vez has logrado que alguien importante te escuche? Obtener una entrevista con el director de la organización, una autoridad gubernamental, siempre lo consideramos como un logro, especialmente si percibimos que hemos sido escuchados. David dice de Dios: «Se inclinó hacia mí» (vers. 1).
Pero lograr que las personas a las que acudimos atiendan nuestra solicitud es algo muy difícil. Y que lleguen a pensar en nosotros más. ¡Eso sería fantástico! Mi madre le escribió un día al Presidente de la República. Mi padre enfrentaba una situación a todas luces injusta en su relación laboral con el gobierno. Entonces mi madre, que es una gran mujer de fe, decidió llevar este asunto a la instancia más elevada del país.
¿Sabes qué? ¡Pues que el Presidente contestó su carta! Le prometió que resolverían el caso... ¡Y lo resolvieron a favor de mi padre! En este Salmo, David nos invita a acudir al trono del universo con nuestras solicitudes, preocupaciones; cargas físicas, mentales y espirituales. El Salmo tiene declaraciones verdaderamente animadoras:
  • «Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios» (vers. 3).
  • «Dichoso el que pone su confianza en el Señor» (vers. 4).
  • «Muchas son, Señor mi Dios, las maravillas que tú has hecho» (vers. 5).
  • «No es posible enumerar tus bondades en favor nuestro» (vers. 5).

En el corazón de este Salmo hay una declaración que vincula a Jesucristo con nosotros. Está en el versículo 7: «"Aquí me tienes", como el libro dice de mí». Luego se alude a esta declaración en Hebreos 10: 5-7. El nexo entre estos dos pasajes es importante, porque sabemos que Jesús es nuestro Hermano mayor y está en la presencia de Dios como nuestro ¡Defensor! Ten la completa garantía de que Dios pensará en ti. Puedes estar afligido y necesitado, pero no estás solo. Puedes enfrentar el día sin temor.

«El Señor está al tanto de los secretos de cada alma». MJ 245


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

EL PUNTO DE NO RETORNO

¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado, y que ha insultado al Espíritu de la gracia? (Hebreos 10:29).

Muchos estamos familiarizados con personas que una vez estuvieron en la iglesia, se apartaron, pero después regresaron al redil. No fue imposible para ellos arrepentirse de su descarrío y volver. Lo que sucede es que en este pasaje se habla de apostatar de Cristo, no de la iglesia o de alguna doctrina. Se refiere a los que dan la espalda a Cristo después de haber sido iluminados. Los individuos que se apartan de una comunidad religiosa o dejan de creer en alguna doctrina o punto de vista teológico, no necesariamente se apartan de Cristo. Puede ser que se cambien de una denominación cristiana a otra, por razones doctrinales o teológicas, pero eso no implica darle la espalda al Salvador.
De acuerdo a Pablo, es muy diferente lo que sucedía en tiempos apostólicos. Entonces había muchos judíos que se habían convertido a la fe cristiana, muchos de ellos eran antiguos fariseos o sacerdotes convertidos. Abrazaron la fe cristiana y experimentaron las bendiciones de la nueva era traída por Cristo. Luego vinieron problemas, dificultades y persecuciones a causa de su fe, y algunos se desanimaron de haberse hecho cristianos. Tenían ahora la tentación de volver al judaísmo, de donde habían salido. El autor los amonesta a no apostatar de la fe cristiana, porque si lo hacían, nunca volverían a ella. Pareciera que hay un punto en la vida de cada ser humano que lo podríamos llamar «el punto de no retorno». Es una situación en la que no podemos dar marcha atrás. Es algo similar a lo que ocurre con los aviones: cuando van a despegar, llega un momento cuando no pueden abortar el despegue. Se lo considera el punto de no retorno. Del mismo modo, en la vida espiritual del apóstata hay un momento cuando, preso por circunstancias y por el propio pensamiento, no quiere ni puede volver al Cristo que conoció. Esto, también, es el pecado imperdonable.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C