viernes, 19 de junio de 2009

RESPUESTAS DEL CIELO

En mi angustia invoqué al Señor, y él me respondió (Salmo 120: 1).

Cada día enfrentamos diversos problemas y cuando los llevamos a Dios desearíamos que su respuesta fuera una solución inmediata. Pero cuán difícil es aceptar, de momento, que la respuesta no es lo que esperamos. Sin embargo, este tipo de réplicas de parte del Señor nos ayudan a fortalecer nuestra fe en él y nos permiten analizar si realmente pedimos lo correcto. Hace poco llegó a mis manos este mensaje que quiero compartir contigo:

MENSAJE DE JESÚS
¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida? Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en mí todo se resolverá con tranquilidad, según mis designios. No te desesperes. No me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra los ojos del alma y dime con calma: Jesús, yo confío en ti». Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas, déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en mí. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: «Jesús, yo confío en ti». Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas y querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices «Jesús, yo confío en ti», no seas como el paciente que le dice al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos. No tengas miedo. Yo te amo. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, (sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora: «Jesús, yo confío en ti». Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con tus preocupaciones inútiles. Eso es lo que Satanás quiere: agitarte, angustiarte, quitarte la paz. Confía solo en mí, abandónate en mí. Así que no te preocupes, echa en mí todas tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: «Jesús, yo confío en ti», y verás grandes milagros.

María Elena Ortiz Rocha
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

TÓMAME

Yo te busco de todo corazón; no dejes que me aparte de tus mandamiento. Salmo 119:10

Carlo Magno era considerado uno de los mayores líderes militares de la Edad Media. Tras la muerte en 768 de su padre, el rey de los francos, él y su hermano gobernaron un país que incluía lo que hoy conocemos como Bélgica, Francia, Luxemburgo, Holanda y parte de Alemania. Carlomagno no estaba satisfecho con ese territorio. Por eso extendió sus fronteras conquistando otros países y añadiéndolos a su reino. De todos sus adversarios, los sajones eran los más rebeldes. Eran un grupo de paganos que vivían en el noroeste de Alemania. Para conquistarlos necesitó treinta años. Una vez los tuvo bajo su control, Carlomagno obligó a los sajones a hacerse cristianos. Estuvieron de acuerdo. Pero cuando se bautizaron, no se sumergieron completamente bajo el agua. Los guerreros mantuvieron el brazo derecho fuera del agua. No estaban dispuestos a darse completamente a Dios. Querían mantener el control del brazo con que luchaban. ¿Tienes miedo de darlo todo a Dios? ¿Hay algo que no quieres poner bajo su cuidado? ¿Le dices a Dios que puede tener tu tiempo en sábado pero que no estás dispuesto a darle una décima parte de tu dinero? ¿Estudias la lección de la escuela sabática pero sigues viendo tus programas de televisión preferidos aunque sabes que promueven cosas que no están bien? ¿Te vistes con modestia pero tratas a tus hermanos y hermanas con crueldad? Cualquier cosa a la que te aferres nunca se podrá comparar con la felicidad de rendirte completamente a Jesús. Si todavía no se lo has dado todo, hazlo hoy.

Tomado de la Matutina El viaje increible