domingo, 6 de marzo de 2011

UN VERDADERO TESORO - 2 PARTE

Su valor sobrepasa largamente al de las piedras preciosas. (Proverbios 31:10).

Me halaga pensar que puedo ser comparada con una piedra preciosa, teniendo en cuenta lo cotizadas que son en el mercado. ¿De verdad puedo llegar a ser de mucho más valor que una piedra preciosa? Pero, ¿para quién?
Los especialistas saben diferenciar perfectamente entre una piedra falsa y una auténtica. De igual manera el mundo reconoce también la diferencia entre una mujer falsa y una auténtica. ¿Qué significa ser una mujer falsa? La mujer fue creada por Dios con unas características y con un propósito. Cuando dejamos a un lado ese propósito de nuestro Creador y buscamos desarrollar las características que a nosotras mismas nos interesan, entonces nos convertimos en una falsedad, en algo que no sirve, que no es auténtico. Un diamante falso, aunque solo el ojo experto pueda distinguirlo, no deja de ser falso por más que todo el mundo caiga en el engaño y lo compre.
Si nosotras, como mujeres, tratamos de llevar una vida falsa, sin pulir nuestros defectos de carácter, sin buscar el amor celestial ni la belleza espiritual, nos convertimos en una piedra sin valor para el ojo experto. Seremos auténticas, únicas, y de un valor incalculable cuando cultivemos las virtudes del Espíritu.
Eres un tesoro, porque Dios te ha dado cualidades preciosas: la bondad, la dulzura, la inteligencia y un carácter simétrico. ¡Cuántas mujeres que disfrutan de ropa lujosa, de joyas carísimas y que derrochan riquezas anhelan ser alabadas por lo que en realidad son y no por lo que tienen!
La riqueza que puedas alcanzar no se medirá por tus posesiones materiales, sino por lo que en realidad lleves dentro de ti. Quizás el hombre cegado por el brillo deslumbrante de lo material te prodigue una falsa alabanza, pero Dios, quien te dará la recompensa final, mirará tu corazón, y las joyas que dejes que el cielo coloque en tu interior.
Ruega cada día al Señor, no solamente para que los que te rodean te aprecien por lo que eres, sino para ser aceptada como una joya valiosa en el tesoro celestial. Que el Señor te convierta en una piedra preciosa de su tesoro.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

SIEMBRA Y COSECHA (PARTE 3)

Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Calatas 6:7.
Ayer hablamos de la ley de la siembra y la cosecha y cómo las decisiones y acciones de la vida tienen un efecto sobre nuestro futuro. En el día de hoy veremos el tema desde otro ángulo: cuando los frutos ya están para cosechar.
Todavía recuerdo a una mujer que conocí en ciertas reuniones de Semana Santa. Al terminar los días de predicación, fui a visitarla, porque había solicitado un curso para estudiar la Biblia. En el transcurso de la conversación conocí su historia: Había sido adventista hasta los 17 años, luego los amigos y la falta de apoyo familiar hicieron que se alejara de la iglesia. Fuera de ella conoció a un joven, un buen hombre, responsable, trabajador, pero que no tenía a Cristo en su corazón.
Después de casarse, ella intentó volver a la iglesia y procuró que él también la acompañara, pero por desgracia él no aceptó lo bueno que le daba la iglesia sino que miró sus errores y se aferró de ellos para rechazarla. Pasaron los años y vinieron los hijos, hijos que por un lado tenían la influencia de una madre que procuraba llevarlos a Dios, pero por otro lado un padre que criticaba todo lo que ellos aprendían. A esta altura él conoció a otra mujer, porque su esposa, con el arduo trabajo de criar cuatro hijos, no le daba el placer sexual que él procuraba encontrar en su pareja.
Fue en esa instancia cuando la conocí, destruida emocionalmente, con su autoestima arruinada y sintiéndose muy desdichada. Con lloros y lamentos ella señalaba que su vida era un reino de infelicidad, y llorando casi a los gritos me preguntaba: "¿Qué hice mal, pastor? ¿Cuál es la culpa que tengo que pagar para dejar de sufrir así?"
No le di la respuesta que tenía en mi mente, porque a esta altura ya estaba todo hecho. La Biblia nos advierte a través del versículo de hoy: "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará". Ella había comenzado a "sembrar" junto a un incrédulo a causa de las decisiones que había tomado en su juventud. Esa siembra que ignoraba el principio bíblico de no unirse en yugo ton los incrédulos (ver 2 Cor. 6:14), con los años dio sus frutos, frutos de amargura y dolor que ahora eran imposibles de ignorar.
Por la merced de Dios cada día tomas decisiones que mostrarán su resul-i.ido en el futuro. Cada día tienes la oportunidad de decidir qué siembra realizarás en los campos de tu vida, que luego darán su fruto. Por eso, antes di- tomar cualquier decisión, consulta la Palabra de Dios.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

¡AHORA!

Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Juan 9:4.

A Mariano las cosas no le salen bien. Ayer, por ejemplo, tocó puertas en busca de empleo. No cruzó los brazos, esperando que apareciera alguien ofreciéndole trabajo; no. Se levantó temprano y buscó, insistió y llamó. Al llegar la noche, sin embargo, sus pies estaban cansados de tanto caminar, sin encontrar nada.
Ya era tarde, y Mariano tenía vergüenza de volver a la casa de la familia que lo hospeda. Vive de favor, y últimamente no le es posible contribuir con nada para la comida que la familia sirve a la mesa.
Cuando los amigos preguntan a Mariano por qué busca empleo, su respuesta es: "Para comer, pagar la renta, en fin".
¿Es simplemente para eso que Dios permitió que nacieses? ¿Para comer y pagar la renta? No. ¡La vida no puede ser solo eso! Y, si lo es, todavía no has entendido el propósito de tu vida.
El sentido de urgencia nace de la conciencia de misión; si crees que estás aquí por acaso, nada de lo que hagas tendrá mucho sentido. Pero, si sabes que eres una expresión del amor de Dios y que estás en este mundo porque Dios lo permitió, entonces tu vida tiene una misión; hay un proyecto divino para cada uno de tus días. Y el tiempo es el espacio en que se realizarán tus sueños.
En el versículo de hoy, el propio Señor Jesucristo afirma que a él le era "necesario", es decir, obligatorio, compulsivo. El sentido de obligación, en el original griego, no nace de una presión externa, como en el caso del trabajador que cumple su deber porque el patrón lo está vigilando, sino de una presión interior, nacida de la conciencia de misión.
En otras palabras: "Yo sé por qué estoy en este mundo; sé lo que hago y lo hago rápido, porque nadie lo puede hacer en mi lugar".
¿De dónde nacía esta convicción interior, en Jesús? De su comunión diaria con el Padre. Solo en comunión con él tu vida tiene sentido, y las dificultades que encuentras, en vez de ser estorbos, son instrumentos que contribuyen al cumplimiento de tu deber.
Con esa confianza, ve hoy, dispuesto a cumplir tu misión con urgencia, recordando las palabras de Jesús: "Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón