martes, 26 de junio de 2012

ME ENCANTAN TUS VEGETALES


«Más vale comer verduras con amor, que carne de res con odio» (Proverbios 15:17).

Hoy hemos llegado a la granja a contemplar una hilera perfecta de vegetales listos para ser cosechados. ¿Cuál es tu vegetal favorito? ¿La espinaca? ¿Las zanahorias? ¿Las coles de Bruselas? Quizá son los guisantes o la lechuga.
Parece que en los tiempos bíblicos la gente pobre comía más vegetales que los ricos. La razón era que los pobres podían cultivar sus propios vegetales y no contaban con suficiente dinero como para comprar un animal para comer Si un pobre tenía una vaca o una cabra, la usaba para trabajar o para ordeñarla. Solo la gente de dinero podía darse el lujo de matar un animal para comérselo.
Ahora entiendes por qué Salomón dijo lo que aparece en el versículo. El mensaje es, que es preferible ser pobre y tener amor en la familia que ser rico y vivir con odio. El amor familiar es algo muy precioso e importante. Es en la familia donde se aprende a amar y a ser bondadosos con los demás. La próxima vez que te sientes a comen mira las zanahorias, el maíz o cualquier vegetal que tengas en tu plato, y recuerda lo importante que es amar a tu familia.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

¿QUÉ ES LA VERDAD?


Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Juan 8:32).

Pedrito había dado muerte a un pato que su mamá tenía en el patio. Su hermana, que conocía el caso, lo amenazaba diciéndole que lo iba a contar. Sin embargo, su mamá había visto lo sucedido desde una ventana, pero no había hecho comentario alguno. Pedrito, cansado del acoso de su hermana, confesó a su madre lo que había pasado, quedando libre del temor, de la culpa y de las presiones de su hermana.
Experimentamos algo parecido a la situación de Pedrito cuando vivimos presionadas por los problemas de la vida, temerosas del futuro. Sin embargo, Dios desea que mediante la confianza en él podamos vivir en plena libertad.  Jesús, durante su conversación con Pilato, dijo: «Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz» (Juan 18:37).
«Cristo nunca aduló a nadie. Nunca engañó ni defraudó, nunca cambió su rectilínea justicia para obtener el favor o el aplauso. Siempre expresó la verdad. La ley de la bondad estuvo en sus labios y no hubo engaño en su boca. [...] Imite el ejemplo de aquel que vivió la ley de Jehová, que dijo: "He guardado los mandamientos de mi Padre" (Juan 15:10). Los que sigan a Cristo continuamente mirarán la perfecta ley de libertad» (A fin de conocerle, p. 64)
Mi mayor anhelo es que la verdad divina pueda ser la única norma de justicia en nuestras vidas. Ojalá que podamos compartir el amor de Dios, alcanzando a nuestros prójimos y a nuestras familias.
¿Quieres ser verdaderamente libre? Acepta a Jesús en tu vida y vive de acuerdo a aquel que es «la verdad y la vida».
Señor, ayúdame a conocerte y a aceptarte como mi única verdad. Permite que pueda vivir en plena libertad contigo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Coraduma Escobar de Villareal

PARA CUBRIR LA DISTANCIA COMPLETA


¿Pueden dos caminar juntos sin antes ponerse de acuerdo?  Amos 3:3, NVI

Alguien ha dicho, y con razón, que los tres eventos más importantes en la vida de una persona son el nacimiento, el matrimonio y la muerte. Sobre el primero y el tercero tenemos poco o ningún control. En cambio sobre el segundo (el matrimonio), la decisión está completamente en nuestras manos. Y aunque la gente dice por ahí que el amor es ciego, mi consejo es que abras bien los ojos al elegir a la persona con la que te propones pasar el resto de tu vida.
¿Quién puede ser tan torpe como para emprender un largo viaje, uno que durará toda la vida, sin hacer ningún tipo de preparativos? El matrimonio es como un largo viaje, que termina solo con la muerte. Es absolutamente indispensable, por lo tanto, que hagas algunas preguntas sobre esa persona que te acompañará en la travesía.  De manera particular, me gusta la lista de preguntas del Dr. Harold Shryock (Happirum for Husbartds and Wives [La felicidad para los esposos y las esposas], pp. 28, 29; adaptado).

  1. La persona con la que me pienso casar, ¿es alegre? (Si no lo es ahora, difícilmente lo será después del matrimonio).
  2. ¿Puede manejar los desacuerdos sin enardecerse? (La incapacidad para manejar las diferencias de opinión es señal de inmadurez).
  3. ¿Son estables sus emociones? (La persona inestable es impredecible).
  4. ¿Qué piensa en temas de moral? (Sus conceptos de lo bueno y lo malo reflejan la clase de persona que es).
  5. ¿Es capaz de trabajar en equipo? (El matrimonio es un equipo en el que cuenta la opinión de cada uno).
  6. ¿Le gusta aceptar responsabilidades? (Son muchas las cargas del matrimonio como para que solo uno las lleve).
  7. ¿Ha tenido éxito al enfrentar desafíos? (El matrimonio es el mayor de los desafíos).
  8. ¿Le gusta ayudar a la gente necesitada? (La persona que ayuda demuestra que no piensa solo en sí misma).
  9. ¿Puedo decir que admiro a esta persona? (Por lo general, se suele admirar lo que nos resulta valioso).
  10. ¿Es una persona respetuosa de los temas espirituales? (Lee una vez más el versículo para hoy). 

El matrimonio no es un simple «paseo». Es un viaje para toda la vida. Asegúrate, entonces, de escoger bien al compañero o a la compañera de viaje. A fin de cuentas, «¿pueden dos caminar juntos sin antes ponerse de acuerdo?»

Ayúdame, Señor, a escoger la persona que me acompañará durante mi paso por esta vida.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

EN EL NOMBRE DE JESÚS


«Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso» (Salmo 82: 3).

«¿Por qué tuvo que despilfarrar todo ese dinero?», murmuraban todos. Sin embargo, el murmullo era lo suficientemente alto como para que María pudiera escuchar lo que se decía. Su corazón se vino abajo y se sonrojó avergonzada. Aquel viejo temor, el miedo a no responder a las expectativas, había vuelto a apoderarse de ella. La había perseguido toda su vida. Nunca fue lo suficientemente buena para Marta, quien había llegado a quejarse de ella a Jesús, diciéndole que no ayudaba como es debido en casa. Ahora tenía miedo de que Marta la criticara por gastarse una pequeña fortuna en aquel ungüento. Y también Jesús, podría pensar que era una extravagancia.
Carente de toda disculpa o excusa, estaba a punto de encogerse, cuando se escuchó la voz del Señor: «¡Déjenla! ¿Por qué la molestan?». Vio que estaba avergonzada e inquieta. Sabía que las acciones de María procedían de su gratitud por haber sido perdonada y puso de relieve sus intenciones.
Levantando la voz por encima del murmullo de críticas, dijo: «María hizo conmigo una buena obra. Ustedes hablan de los pobres. Pero ustedes siempre tendrán pobres con ustedes y siempre que lo deseen podrán hacer buenas obras con ellos. En cambio, a mí no me tendrán siempre. Ella hizo lo mejor que pudo hacer. De hecho, ha sido la primera en ungir mi cuerpo para el sepulcro».
Los que tienen un corazón inclinado a hacer el bien, no tienen necesidad de quejarse porque les falta la oportunidad. Jesús nos dice: «Quizá no puedas honrarme en persona, pero lo que hagas por los demás, a mí me lo haces». Cristo no iba a estar constantemente en cuerpo en este mundo. Dijo que era convenirme que él se fuera. Decir que en el Servicio de Comunión su presencia es real se  contradice lo que él mismo dijo: «A mí no siempre me tendréis».
De aquí tenemos que aprender la lección de que todo lo que hagamos o planeemos hacer algún día en nombre de Jesús no tiene que ser pospuesto. Si tiene que escribir una nota de agradecimiento, hágalo hoy mismo. Si tiene que hacer una llamada telefónica amable, no la deje para mañana. Si quiere visitar algún enfermo, no espere a mañana. Si quiere decirle a su cónyuge cuánto lo ama, dígaselo hoy mismo. Si quiere jugar con sus hijos, no lo demore hasta mañana.  Hágalo todo hoy en nombre de Jesús. Basado en Mateo 26:6-13

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill