viernes, 16 de marzo de 2012

¡CUIDADO!

«Acerca de Dan dijo: "Dan es un cachorro de león que salta desde Basan"» (Deuteronomio 33:22).

Justo antes de que los israelitas cruzaran el río Jordán hacia la Tierra Prometida, Moisés bendijo de manera especial a cada una de las tribus de Israel. En sus bendiciones Moisés describió a la tribu de Dan como «un cachorro de león que salta desde Basan». Aventurémonos juntos a averiguar de qué estaba hablando Dios. Si alguna vez has visitado un zoológico habrás visto las señalizaciones que te advierten que debes permanecer alejado de las jaulas y las fosas de los animales. ¿Por qué nos piden que permanezcamos alejados? ¡Esos cachorros de león son tan adorables! No hay ningún peligro en acariciar uno, ¿verdad? Pues sí lo hay. Mucha gente ha salido herida y hasta ha perdido la vida por haberse acercado a un bebé león o a un oso salvaje. ¿Por qué? Porque la madre, que siempre está cerca, salió a defender a su pequeño. La víctima ni se imaginaba que la madre estaba tan cerca.
Satanás actúa también de esa manera. Él lanza sus tentaciones justo en frente de nosotros. Si nos acercamos a tocan tomar o hacer algo que no debemos, él estará escondido esperando para abalanzarse sobre nosotros. Permanece lo más alejado que puedas de Satanás y de sus tentaciones, y Dios te protegerá.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

DIOS COMPENSARÁ TU FIDELIDAD

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, Dice Jehová de los ejércitos, a ver sí no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. (Malaquías3: 10).

Atravesábamos una difícil situación económica; mi padre y mi madre estaban enfermos, y tenía seis hermanos menores, ninguno en edad de trabajar. Mi salud era bastante mala. No había dinero para pagar la colegiatura. Debía continuar estudiando con el fin de trabajar tras concluir la carrera de enfermería que estaba cursando. Estaba segura de que el Señor, que conocía mi situación, haría algo por mí en el momento oportuno.
Un día la secretaria de mi escuela, que sabía algo de mi situación, me preguntó si yo estaba dispuesta a ayudar en una clínica particular recibiendo una modesta compensación económica. Debía trabajar tres noches a la semana, además de continuar con mis actividades escolares y de realizar mis prácticas. Acepté el ofrecimiento, comprometiéndome con el Señor a devolverle los diezmos, así como un diez por ciento de mis entradas como ofrenda.
Algunas veces, cuando recibo una mayor suma de dinero, me parece que es demasiado lo que le estoy devolviendo a Dios. Pero al reflexionar me doy cuenta de que si doy mucho, es porque Dios me ha dado más todavía.
«Los seres humanos no tienen una inclinación natural a ser benevolentes, sino a ser sórdidos y avaros, y a vivir para el yo. Y Satanás está siempre listo para presentar las ventajas que pueden obtenerse al usar los propios medios con propósitos egoístas y mundanos; se alegra cuando puede influir sobre ellos a huir del deber y a despojar a Dios de los diezmos y de las ofrendas. Pero nadie se halla dispensado en este asunto. "Cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere". El pobre y el rico, los jóvenes y las señoritas que ganan sueldo, todos deben apartar una porción; pues Dios la reclama. La prosperidad espiritual de todo miembro de la iglesia depende de un esfuerzo personal y de la estricta fidelidad a Dios» (Consejos para la obra de la Escuela Sabática, p. 156).
Siempre he creído en la fidelidad del Señor. Algunas veces te parecerá que es difícil devolver la parte que le corresponde a Dios porque te hace falta, pero esfuérzate y verás la respuesta del Señor. Él te dará bendiciones hasta que sobreabunden.

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Florencia Thamar Garza

NO REGRESÓ AL CORRAL.

Los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas. Isaías 40:31.

No hace falta hacer una investigación profunda para saber que el éxito se mide hoy según lo que poseas o no; lo que el psicólogo James Dobson llama las «tres moneditas de oro» de nuestra cultura: la belleza física, la inteligencia y la posesión de ciertas habilidades o destrezas (por ejemplo, las habilidades musicales o deportivas).
¿Qué problemas tienen estas «tres moneditas»? Tienen los problemas propios de todas las «monedas»; es decir, se pueden perder o, en un momento dado, pueden perder su valor. Para medir el éxito personal te propongo un concepto totalmente diferente.
EL ÉXITO EN LA VIDA CONSISTE EN QUE LLEGUES A SER TODO LO QUE DIOS QUIERE QUE SEAS.
Me gusta más esta forma de medir el éxito por dos razones. Una es que reconoce el hecho de que Dios te creó con un plan para tu vida. La otra es que te creó con el potencial, la capacidad, para triunfar en tu esfera; es decir, no tienes que medir tu éxito comparándote con otras personas. Simplemente tienes que ser tú mismo.
Esta verdad la ilustra muy bien la historia del cazador que llevó al corral de su casa a un pichón de águila y lo crió junto a sus aves de corral. Limitada por el espacio, la aguilita apenas podía intentar cortos vuelos, y tampoco podía hacerlo todo el tiempo. Cuando el cazador se dio cuenta de lo que estaba pasando, la llevó al patio del corral. La tomó en sus manos, le dijo: «Tú eres un águila. ¡Vuela!». Y la lanzó al aire. Pero el águila no voló. Dio unos pocos aleteos y regresó al corral. Entonces la llevó a una cumbre. Una vez más le dijo: «Tú eres un águila. ¡Vuela como águila!». Esta vez el ave se remontó en las alturas. Y entonces nunca más regresó al corral.
¿Ya descubriste lo que Dios quiere que seas? Sea que lo sepas o no, recuerda que Dios tiene un plan para tu vida, y que él te creó con la capacidad de triunfar. Pero te toca a ti cultivar esos talentos hasta el máximo nivel de desarrollo posible.
¡Dios te creó para las alturas! ¡Dile adiós al corral de la mediocridad!
Capacítame, Señor, para desarrollar todo el potencial con el cual me creaste.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

¿DÓNDE ESTÁ NUESTRO TESORO?

«Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mateo 6:21).

Se cuenta la historia de un granjero que, después que su mejor vaca hubo parido dos temeros gemelos, uno blanco y otro pardo, dijo a su esposa y a sus hijos:
—¿Saben? Sentí el impulso de dedicar uno de estos terneros al Señor. Los criaremos juntos y, cuando llegue el momento de venderlos, el dinero de uno será para nosotros y el del otro irá a la obra del Señor.
Entonces su esposa le preguntó cuál de los dos dedicaría al Señor. —No te preocupes por ello ahora —respondió—. Los trataremos igual y, cuando llegue el momento, ya lo decidiré.
Y se marchó. Al cabo de pocos meses, el hombre entró en la cocina con aspecto triste y abatido. Cuando su esposa le preguntó qué lo preocupaba, él respondió:
—Traigo malas noticias. El ternero del Señor se ha muerto.
¿Por qué siempre muere el ternero del Señor? Nos reímos con cierta incomodidad porque todos, alguna vez, hemos sido culpables de algo parecido. Por ejemplo, pensemos en el fondo de inversión de la Escuela Sabática. La idea es dedicar algo a Dios y darle el producto como una ofrenda especial. Pero sé de miembros de iglesia que dedican al señor un árbol frutal medio muerto y lo retan a que lo haga productivo.
Jesús dijo: «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mat. 6: 19-21).
En los versículos que acaba de leer, Jesús nos da una visión magnífica de cómo debemos ver el asunto de la riqueza, el dinero y el lujo. En el siguiente pasaje, del versículo 25 al 34, habla de necesidades básicas (la alimentación, la bebida, la ropa y un lugar para dormir) y cómo debemos satisfacerlas. Pero en los versículos 19-21 cuestiona el lujo, no las necesidades.
¿Me permite que le haga una pregunta personal? ¿Qué es más importante para usted? ¿Dónde lo tiene, en el banco o en el cielo? Basado en Mateo 6: 19-21

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill