jueves, 19 de noviembre de 2009

MANIFESTACIONES DE SU AMOR

El Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob (Salmo 46:7).

Uno de los desafíos que enfrenté al ser esposa de pastor es que la mayor parte del tiempo se está muy lejos de nuestra familia paterna. Y cuando los hijos están pequeños y se enferman, se experimentan sentimientos de desesperación e impotencia. Así me pasó un par de veces con dos de mis tres hijos. Estábamos en el distrito de Ciudad Valles, en San Luis Potosí, México, cuando mi niña de nueve meses se puso muy grave de sarampión, así que tuvimos que hospitalizarla de emergencia, pues en esos momentos no sabíamos que tenia y sus síntomas eran extraños. Fueron días muy difíciles los que enfrentamos mi esposo y yo, pero comprendimos que en medio de las circunstancias adversas Dios nos abre ventanas de bendición.
Mi niña se puso grave durante la noche de un jueves y las hospitalizamos a la media noche. Para el amanecer el primer anciano de la iglesia y su esposa estaban en la clínica dándonos su apoyo y cariño. Lo que vino después fue sencillamente maravilloso. La iglesia de la ciudad se volcó en manifestaciones de amor durante el fin de semana en la clínica. Tanto así que el sábado por la tarde más del 75% de los 125 miembros de la congregación estaban en los pasillos de la pequeña clínica.
El doctor preguntó a mi esposo: «Oiga, ¿quién es usted? ¿Quién es esta niña? ¿Cómo es que es tan querida?» Allí comprendimos que Dios estaba con nosotros en media del cariño y amor de los hermanos. Unos siete años después, cuando mi hijito menor tenía ocho meses de nacido, se me enfermó de neumonía. Entonces vivíamos en Monterrey, Nuevo León. Estábamos a cargo de una iglesia grande. Nunca pensé que los hermanos manifestarían el mismo cariño y amor de nuestros antiguos feligreses de Valles. Pero el amor de Cristo en nuestras vidas o hace distinción de personas ni de ciudades o posiciones sociales.
Una dama se organizó para que hubiera parejas que se turnaban en el cuidado y la vigilancia para mi pequeño durante los días que estuvo internado en el hospital. Mientras tanto, ellas me llevaba y traía de mi casa al hospital las veces que fueran necesarias para que yo pudieses descansar y darle pecho relajadamente a mi bebé. Dios pone los medios y las personas para que no nos sintamos solas y podamos recordar que él siempre estará a nuestro lado.

Diana Blé Fuentes
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

¿QUEJAS O GRATITUD?

¡Pongamos a uno de jefe y volvamos a Egipto! Números 14:4.

El pueblo de Dios estaba a las puertas de la Tierra Prometida. Dios estaba a punto de hacerlo entrar. Pero los israelitas vieron los gigantes del país y dijeron: «Nos volvemos a Egipto».
Estuvieron dispuestos a empezar su viaje hacia Canaán, pero después de andar por el desierto durante unas pocas semanas decidieron que, al fin y al cabo, trabajar para el Faraón no era tan malo. A algunos se les ocurrió la idea de volver a Gosén. Pero se olvidaron de un detalle impórtate. Sin Dios, estarían muertos en cosa de días.
Los israelitas habían estado tan ocupados quejándose que se habían olvidado de todo lo que Dios había hecho por mantenerlos con vida. Envió una nube que los protegiera del intenso calor del sol. Por la noche los calentaba con una columna de fuego.
Además, les proporcionaba comida y agua. Se calcula que, para mantener un grupo de esas medidas, se necesitaban 1,500 toneladas de comida y 44 millones de litros de agua.
Si has leído con atención el Antiguo Testamento, sabrás que el comportamiento de Israel seguía un modelo constante. Durante un tiempo, los israelitas seguían a Dios, se desviaban y adoraban a los ídolos, se metían en problemas y regresaban a Dios. Y el ciclo volvía a empezar.
¿Qué hacía que rechazasen una y otra vez a Dios? No eran los atractivos de los cultos paganos, sino su ingratitud. Si hubiesen estado agradecidos por todo lo que él había hecho por ellos su fe habría aumentado y los ídolos no habrían sido una tentación.
Cuando reconozcamos la bondad de Dios para con nosotros, nuestra fe también crecerá. El pecado perderá todo su atractivo y no pareceremos más a Jesús.
Podemos quejarnos por lo que nos toca sufrir en la vida o podemos estar agradecidos. Nuestra elección marcará la diferencia.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

¡UNA SALVACIÓN TAN GRANDE!

¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron. Hebreos 2:3.

Todavia recuerdo una de las primeras semanas que prediqué en la iglesia que pastoreé cuando era aspirante al ministerio. El mensaje estaba basado en la historia de Gedeón y los trescientos. El punto central era mostrar lo difícil que es la salvación. Explicaba que, de los 32,000 que fueron llamados por Gedeón, solo 3,000 pasaron la prueba. Luego, usando una operación matemática, probaba que, de 400 miembros que tenia la iglesia, solo tres estaban preparados.
Al día siguiente salí a visitar a algunos miembros. Al llegar a uno de los hogares, encontré a toda la familia desanimada. Me dijeron que, después de mi sermón, les parecía que la salvación o es nada fácil y que otros estaban más seguros que ellos. Al recordar aquello comprendo ahora lo equivocado que estaba en mi concepto de la salvación.
Nuestro texto dice que tenemos una salvación extraordinariamente grande. Jamás será comprendida por nuestra mente finita, cuya existencia es breve. Los redimidos tendrán como tema de estudio la inagotable ciencia de la salvación. Los siglos sin fin serán insuficientes para alcanzar sus profundidades. Cada día escucho y leo cosas maravillosas acerca de la gracia salvadora que me llenan de asombro.
En la Republica Checa escuché a un predicador decir que «la gracia salvadora de Dios no solo pago la enorme deuda que por nuestros pecados teníamos con Dios, sino que, además, nos dejo saldo suficiente a favor para que nunca más volviéramos a endeudar».
Lo más extraordinario del amor de Dios es que nunca cesa. Nos ama hoy lo mismo que nos amo ayer, y su amor por nosotros no cambiará mañana. Cuando sentimos que hemos fallado, Dios corre y se coloca frente a nosotros con el mensaje de esperanza da nuestro favor. «Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Cristo ha sido derramado en nuestros corazones por el espíritu Santo que nos fue dado» (Rom. 5:5). La salvación no tiene nada que ver con nuestro comportamiento; lo tiene que ver todo con la gracia de Dios.
Jesús exclamo desde la cruz «Consumado es». No hay nada que podamos hacer para ganar mayor salvación, mayor perdón. Cuando Cristo expió nuestros pecados, borró la cuenta. Le puso el sello de CANCELADO y abonó en s libro de contabilidad todos los beneficios derivados de ser él quien es. El amor de Dios no es consecuencia de lo bien o mal que yo me porte. Esa circunstancia precisamente me quita el deseo de pecar. Lo que quiero es obedecerlo, alabarlo y compartir con otros su gran salvación.

Tomado de la Matutina Siempre gozosos.