viernes, 26 de agosto de 2011

LA CUEVA DE LA MISERICORDIA

Estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi hijo. (Mateo 2:15).

La vida terrenal de Cristo, muy a pesar de sus oponentes, ha llegado a convertirse en el centro de la historia de la humanidad. Miles de personas visitan cada día los lugares por los cuales anduvo Jesús. Aunque Cristo vino como miembro de la nación judía, me impresiona saber que la salvación que ofrecía era para todo el mundo, sin importar nacionalidad, raza, color o credo.
Egipto, aquella nación que esclavizó al pueblo de Dios durante más de cuatrocientos años, aquella tierra que fue escenario de los juicios divinos y que se convirtió en piedra de tropiezo para muchos israelitas que después de su liberación continuaban siendo esclavos de sus encantos, aquella tierra que vio nacer al gran líder Moisés y que lo vio rescatar al pueblo de Dios, ahora era el lugar escogido para proteger al Príncipe de paz. Dios había provisto que María, junto con José y el niño, huyeran del inminente peligro que se cernía sobre el Mesías prometido.
La conocida «iglesia colgante», erigida en El Cairo, Egipto, sobre una cueva donde, según se cree, se refugió la familia de Jesús cuando huía de Herodes, se levanta como testigo mudo de que la misericordia divina se extiende aún para los que aparentemente no encuentran perdón a sus múltiples pecados.
Puede ser que ahora estés pasando por momentos en los que no entiendas los porqués de las circunstancias que te atan, pero recuerda que Dios tiene muchas maneras de mostrarte su misericordia. ¡Cuántas mujeres viven una vida vacía! Así se encontraba la adúltera María cuando fue a Jesús, esclava del pecado y del remordimiento, sintiéndose vacía y sin esperanza. Pero la salvación divina fue hasta su Egipto particular, y le dio libertad.
Para ti también hay libertad en Cristo Jesús. Libertad de todos tus pecados. Libertad de un pasado equivocado. Cristo puede y quiere ser para ti ese puente de salvación que te da la entrada a las mansiones eternas. Ve a él y experimenta una nueva vida restaurada por su amor.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

UN MAL CAMBIO

Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho. Proverbios 16:8.

¿Te ocurrió alguna vez que hiciste un mal cambio? A mí me pasó una vez en los años de mi infancia. Hacía semanas que venía juntado figuritas coleccionables para pegar en un álbum, y obsesionado con ellas, entregué un auto de colección por unas treinta figuritas de un amigo. Luego de haber hecho el cambio, me arrepentí de todo corazón, porque el valor del autito superaba ampliamente al de las figuritas.
Los malos cambios no son solo cosas de chicos, porque en el mundo joven y adulto también se hacen malos cambios. Y eso fue lo que hizo Giezi mientras era siervo de Elíseo.
Naamán había llegado a Israel buscando sanarse de una enfermedad terminal. Luego de que le fue restaurado la salud, regresó a la casa del profeta para agradecerle, confesar su devoción por el Dios de Israel y entregar obsequios costosos a modo de pago. Como el milagro lo había hecho Dios, Elíseo se negó a recibir algún tipo de regalo, y simplemente alentó al general sirio a adorar a Jehová.
Giezi contempló toda la escena y no pudo comprender lo que su amo había hecho. "¿Cómo no iban a aceptar algún regalo de este hombre rico?", se preguntó el siervo ambicioso. Olvidando sus quehaceres, corrió detrás de Naamán, y al alcanzarlo le dijo: "Mi señor me envía a decirte: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos" (2 Rey. 5:22). El general sirio dio con presteza lo que se le pedía y continuó su camino, y Giezi, escondiendo los regalos, se presentó a Elíseo como si no hubiera hecho nada malo.
Dios no pasó por alto esta temeridad, pues su Nombre estaba en juego, y la lepra de Naamán recayó como atroz castigo sobre Giezi. ¡Qué mal cambio hizo este siervo! Cambió su salud por dinero.
Tristemente, en la actualidad también existen personas que hacen esos malos cambios. Por ganar dinero, trabajan muchísimas horas diarias, abandonando a sus familias, la honradez y hasta su salud. Se exigen al extremo, no tienen feriados, días de reposo o vacaciones. Sacrifican todo, incluso su propia vida, para obtener lo que desean.
Nunca permitas que el dios de las riquezas te impulse a hacer malos cambios. Dale el primer lugar a Jesús, y ese será la mejor decisión que habrás realizado en toda tu vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

EL CAMINO DE LA GLORIA

Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Mateo 23:12.

¿Qué deseaba el Señor Jesús, al hacer una declaración como esta? ¿Filosofar? ¿Presentar un enigma? ¿Simplemente confundir? ¡No! ¡Jamás salió de la boca del Maestro un consejo que no fuese realidad de vida!
Solo que, para entender la practicidad de sus palabras, es necesario, a veces, fracasar. El dolor es un maestro convincente: el dolor trae, bajo sus alas, la vergüenza; el dolor y la vergüenza te conducen a las profundidades penosas del fracaso, tierra fértil para el análisis y la meditación. Entonces, entiendes que podrías haber escalado la cumbre de tus sueños, yendo por un terreno más seguro, aunque quizá más difícil.
El versículo de hoy nos muestra las contradicciones entre el Reino de Dios y el reino de los hombres: en el Reino de Dios, caminas para abajo y, sin embargo, asciendes; diferente del reino de los hombres, en el que tratas de llegar arriba y te descubres en el terreno pantanoso del abismo. El egoísta corazón humano es incapaz de entender las cosas del Espíritu. Por eso, la vida, en este mundo, es la desesperada carrera detrás de la gloria, el poder, las luces y los aplausos. Para alcanzarlos, se echan a un lado los valores, los principios y hasta el respeto propio. Un día, puedes lograr lo que tanto buscas, pero entonces descubres que continúas vacío, y te desesperas y no sabes hacia dónde más correr.
Cuando te dejas guiar por el Espíritu, las cosas son diferentes: tu gloria es el camino de la abnegación, del servicio, de la renuncia y del altruismo. No buscas gloria, tratas de servir. Pero, extraño como parezca, ese camino te conduce a las alturas, y un día te descubres en medio de las pantallas que no buscaste: es el brillo de una noche de sueño tranquilo, la paz de un corazón que no debe, y la quietud del amor de gente querida, a la que supiste hacer feliz.
Hoy es un nuevo día, y una nueva oportunidad para reorientar tus valores y analizar la búsqueda de tu corazón: ¿Hacia dónde te diriges? ¿Qué blancos persigues? Déjate guiar por la Palabra de Dios, y haz de este un día de servicio, "porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón