lunes, 26 de diciembre de 2011

LA MAYOR EDIFICACIÓN

Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. (Génesis 6:14)

Sin duda el arca era una maravilla de la ingeniería náutica de su tiempo. Su construcción constituía todo un reto para Noé y su familia, aunque probablemente la mayor dificultad fuera tener que vivir durante tantos años manteniendo una fe incluso más grande que la propia arca.
Al principio todo era relativamente fácil: Dios había hablado, y eso ahuyentaba cualquier duda. La noticia, aunque absurda, era impactante. Pero con el correr de los días, meses y años, cada martillazo iba aumentando la duda. ¿Había hablado Dios realmente, o era lodo fruto de la imaginación de un hombre preocupado por la maldad? Quizás Noé solo deseaba atraer a la gente al Dios verdadero, o tal vez se había equivocado y no había sido más que un sueño. Lo cierto es que tanto para Noé como para su familia el conflicto entre la fe y la razón era duro.
La pluma inspirada nos dice: «Durante ciento veinte años Noé proclamó el mensaje de amonestación al mundo antediluviano; pero solo unos pocos se arrepintieron. Algunos de los carpinteros que empleó para la construcción del arca creyeron el mensaje, pero murieron antes del diluvio; otros de los conversos de Noé apostataron» (Ms 65, 1906).
Cada árbol talado, cada tabla aserrada, cada martillazo, eran una campaña de evangelización. Dios mismo podría haber construido el arca en un instante, pero la misericordia divina, una vez más, ponía de manifiesto el principio de su existencia: el amor. La oportunidad que tuvieron los antediluvianos es la misma que hoy tiene la raza humana. ¿Qué cosas impidieron que aquellas personas se salvaran? ¿El trabajo, las fiestas, la incredulidad? A mí me parece que el mayor obstáculo era que el diluvio truncaba sus planes de futuro.
¿Trunca tus planes la venida de Jesús? Paradójicamente los planes de futuro que impidieron la entrada de la mayoría en el arca fueron los que los dejaron sin futuro. Planifica tu vida como si Cristo tardara en venir, pero prepárate como si su venida fuera hoy «porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis» (Mal. 24: 44).

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

UN NUEVO DICCIONARIO

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Apocalipsis 21:4.

Así como los dos primeros capítulos de la Biblia narran cómo fue el mundo recién creado, sin pecado, los dos últimos capítulos de la Biblia relatan cómo será el mundo después que Jesús regrese. En el Apocalipsis, Juan vio "un cielo nuevo y una tierra nueva" y "el que estaba sentado en el trono" le dijo: "He aquí, yo hago nuevas todas las cosas" (Apoc. 21:1, 5).
Además de tener todo nuevo en el mundo purificado por Dios, también tendremos un nuevo diccionario, porque habrá palabras que dejaremos de usar y otras nuevas que deberemos aprender.
¿Cuáles palabras ya no vamos a usar? Por ejemplo, la palabra "guerra" no se nombrará nunca más. Con el paso de los siglos, el Señor borrará todos los recuerdos tristes y desagradables relacionados con el pecado, y esta palabra quedará en el olvido. También el término "Sida" dejará de existir. Si bien en la actualidad esta enfermedad es sinónimo de muerte, como en la tierra nueva no habrá muerte, no se la recordará más. "Divorcio" será otra de las palabras que no volverán a usarse, porque si no hay peleas ni engaños, ¿cómo podrá haber divorcio? Tampoco se usarán más: "hospital", "farmacia", "jubilación", "bomba atómica", "revólver", "cementerio", "sepulcro", "ataúd", "muerte", "dolor", "odio", "rencor", "robo", y otra cantidad de expresiones propias del lenguaje de una humanidad en pecado.
La sierva del Señor añade que los salvos, "libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos" (Elena G. de White, El conflicto de los siglos, p. 736). Así que tampoco se usarán expresiones como "avión", "primera clase", "azafata", "piloto", "jet", y otras relacionadas con la aviación. Y si podremos volar, ¿para qué navegar? Así que quizá desaparezcan también del vocabulario palabras asociadas a la navegación.
¡Qué reconfortante es saber que Cristo desea que habitemos en ese mundo nuevo que pronto va a regalarnos! Juan, sin enumerar esas palabras que dejaremos de usar, simplemente nos dice: "Las primeras cosas pasaron".
Y así como faltan pocos días para concluir este año, también falta muy poco para vivir con Cristo en la tierra nueva. Comparte el mensaje y prepárate para recibir a Jesús.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

TENTACIONES

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Santiago 1:12.

Si hay algo que perturba incesantemente al cristiano, son sus derrotas ante la tentación. "No logro resistir", "Soy demasiado carnal", "¿Qué hago con mi vida?", "Soy demasiado débil".
Estas y otras afirmaciones son expresiones de frustración de cristianos sinceros. Creo que nadie, por voluntad propia, quisiera ser un fracasado. Todos se esfuerzan, luchan, tratan de controlar sus tendencias; pero parece que nada da resultado. ¿Existe solución?
El problema es que, al llegar la tentación, concentras tus esfuerzos para no caer, en lugar de concentrarlos en no separarte de Jesús. Al hacer esto caes, no porque la tentación haya sido demasiado fuerte, sino porque te separaste de Jesús. Y él ya lo advirtió: "Sin mí nada podéis hacer". Nada. ¿Entiendes? Mucho menos, resistir la tentación.
Entonces, ¿cómo enfrentar la tentación? Si tu vida es de una constante comunión con Jesús, todo lo que necesitas hacer, al llegar la tentación, es decir a Jesús lo que estás sintiendo o pensando. Te puede parecer extraño, al comienzo. Hay cosas que no tendrás el valor de contar a Jesús. ¿Cómo decirle, por ejemplo, que estás planeando salir con una persona que no es tu cónyuge o que estás pensando ir a un lugar que no es compatible con la vida cristiana? "No, no; esto no funciona", puedes pensar. Pero ahí está la clave del problema.
Ya que no tienes el valor de contarle a Jesús lo que estás sintiendo, cometes el error de cortar la relación con Jesús.
La próxima vez que la tentación aparezca, cuenta a Jesús lo que estás sintiendo, aunque te parezca irreverente y atrevido. No te separes de Jesús.
Si llevas este consejo a la práctica, percibirás que, mientras vas dialogando con Jesús, el deseo pecaminoso empieza a desaparecer, de manera natural: ¡Venciste! No porque te hayas esforzado por no caer, sino porque luchaste para no separarte de Jesús. Continúas siendo justo no porque evitaste cometer un acto pecaminoso, sino porque no te separaste de la Fuente de la justicia, que es Jesús. A su lado, no hubo lugar para el pecado. Satanás y sus huestes fueron derrotados: Cristo venció en ti; por ti; y para ti. "Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón