viernes, 28 de enero de 2011

¡ACTÍVATE!

Descubre el texto del día de hoy, eliminando las letras W, X, Y, 2. Escríbelo en los renglones de más abajo.

«ZLYOWSX ZHYIWJXOZSY WDXEY WDXIZOYSW XVZI-
YEWRXOZNY WQXUZEY WLXAZSY WHXIZJYAWSX ZDYEW
XLZOYSW XSZEYRWEXSZ YHWUXMZAYNWOXSZ
YEWRXAZNY WHXEZRYMWOXSZAYSW. XEZNYT
WOXNZCWEXSZ YTWOXMZAYRWOXNZ
YCWOXMZOY WMXUZJYEWRXEZSY WAX
ZTYOWDXAZSY WLXAZSY WQXUZEY
WDXEZSYEWAXRZOYNW», Génesis 6: 2.

No sé si alguna vez has prestado atención a este versículo. El pueblo que amaba a Dios se dejó llevar por las hijas de los hombres, solamente porque eran hermosas, y esa mezcla hizo que los hijos de Dios se olvidaran de él. La belleza en sí no da felicidad. La belleza que no proviene de Dios, no salva; por el contrario, te aparta de él, porque la vanidad hace que domine tu corazón.
No te dejes llevar por la belleza cuando tengas que tomar una decisión. Conserva tu conexión con Jesús para que puedas distinguir entre la belleza del mundo y la belleza celestial.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

ENCUENTRA TU LUGAR

Les aseguro que entre los mortales no se ha levantado nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él (Mateo 11:11).

Hoy es un día especial en Cuba, pues se conmemora el nacimiento de uno de sus pensadores y poetas más prominentes: José Martí. Nacido en 1853 en La Habana, hijo de españoles, dejó un legado literario, un pensamiento filosófico y convicciones tan firmes, que aun en nuestros días trasciende fronteras y épocas. Entre sus frases se encuentran algunas como: «A Dios no es necesario definirlo. La naturaleza lo define». «Jesús no murió en Palestina, sino que está vivo en cada hombre». «Para creer en el cielo que nuestra alma necesita, no es necesario creer en el infierno que nuestra razón reprueba». «La verdad se revela mejor a los pobres y a los que padecen». «Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos, la educación de la mujer anuncia y garantiza los hombres que de ella han de surgir».
Son Hinchas las palabras escritas por su pluma que han convertido a este hombre en un paradigma de la sociedad. Sin embargo, su vida no fue larga. Murió en la plenitud de sus facultades físicas e intelectuales a la edad de 42 años, combatiendo por lo que había creído y defendido desde su más tierna edad.
La Biblia presenta a uno de los más grandes de la historia: Juan el Bautista. Aunque no contamos con una biografía amplia de él, sabemos que fue tal su entrega, que mereció el reconocimiento del mismo Cristo como el más grande nacido de mujer.
Ocupar un lugar prominente en la historia de este mundo es magnifico, aunque no deja de ser una gloria perecedera. ¡Cuánto más maravilloso será ver nuestro nombre escrito en el libro de la vida! Quizás tu pluma no sea tan profunda como la de Martí, o tal vez no seas una predicadora como Juan el Bautista, pero lo que Dios tiene para ti es formidable y grandioso. Descúbrelo. Vive para él, y disfrutarás la vida eterna.
Hay un lugar prominente para aquel que encuentra su cometido en la tierra.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

¡LÍMITES!

La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Proverbios 29:15.

Mariana era una de las nuevas alumnas de aquel año, y rápidamente entró en confianza con todos. Desde hacía días venía solicitando una entrevista, y cuando se dio la oportunidad ingresó a mi oficina sumamente enojada. Luego de un diálogo sin importancia, pregunté: "Mariana, ¿está todo bien en tu hogar?" Con el seño fruncido y como queriendo desahogarse conmigo, gruñó: "No, Capellán, estoy cansada de los límites. No vayas allá, vuelve antes de tal hora, a ese lugar puedes ir solo con tu hermano... ¿hasta cuándo van a tratarme como si fuera una niña?"
Los límites en la vida nos marcan el camino, nos dicen hasta dónde se puede avanzar y el peligro de traspasarlos. Si bien cada joven desearía vivir a su antojo y ser quien pone los límites, los padres son los encargados de establecerlos en el hogar. No es por capricho, no es para provecho personal, los padres simplemente desean que sus hijos no cometan los errores que ellos cometieron cuando eran jóvenes.
Un padre cristiano que luchó para dejar de fumar, es muy probable que haga todo lo posible para que sus hijos nunca prueben este vicio. Él vivió en carne propia lo que este hábito malsano hace a la voluntad y a la salud y no querrá ver que este error se vuelva a repetir en sus hijos.
Un padre convertido que antes vivió perdidamente en los placeres, luchará y cuidará a cada miembro de su familia para que no sean arrastrados por esta felicidad falsa. Intentará transferir lo que aprendió a sus hijos, pero se verá obligado a establecer un "cerco" llamado límite para que sus hijos no cometan los mismos errores que él.
Las Escrituras apoyan a cada padre que coloca límites bien definidos y uno de sus consejos es: "La vara y la corrección dan sabiduría". Una vara es sinónimo de firmeza, rectitud y reprensión. Una vara simboliza el límite que cada padre debe colocar a sus hijos para que sean sabios en esta vida. Quizá te preguntes: ¿Quién es sabio? La Biblia también nos responde: "El sabio teme y se aparta del mal; mas el insensato se muestra insolente y confiado" (Prov. 14:16). Por eso, procura aceptar con amor los límites que te señalan los que te aman, ya que los mismos son evidencia del amor que sienten por ti.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

¿QUÉ HARÁS CON DlOS?

Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. 1 Crónicas 28:9.

Brillaba el sol, imponente, en el cielo azul. Miles de personas, reunidas en la plaza de Jerusalén, aguardaban el discurso del rey. Entre ellos, jefes de las tribus, comandantes de las divisiones de guerra, ministros de estado, oficiales poderosos y soldados.
Silencio sepulcral; siempre que el rey hablaba era así. ¿Qué tendría para decir? David ya era anciano. Había tenidos momentos de gloria; había probado, también, el sabor amargo de la derrota; había reído, llorado. En fin, había vivido.
Llegó el momento de entregar el reino a su sucesor. El elegido por Dios era Salomón, su hijo. El pueblo estaba reunido en la plaza, con motivo de oír el discurso de sucesión.
El texto de hoy fue extraído de esa disertación. El anciano rey miró al joven príncipe, y le recomendó: "Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario".
Según David, estos serían los secretos de un reinado feliz. En el hebreo, el verbo "reconocer" es Yadá, que significa "tener consciencia de". Si Salomón quisiera ser un rey próspero y feliz, debería tener consciencia permanente de Dios. Si, por esas cosas de la vida, el joven rey se olvidase de Dios, comenza¬ría su decadencia.
El otro secreto era: servir a Dios con corazón perfecto. La palabra hebrea para "perfecto" es Shalem, que connota integridad, totalidad, plenitud; pero, también significa paz. En otras palabras, no es posible tener paz en el corazón ni ser feliz, si no se sirve a Dios de manera completa e íntegra. Un servicio a medias destruye la paz del individuo: o eres o no eres. O lo sirves o no lo sirves. Servirlo por la mitad es destructivo; te roba la paz y la tranquilidad de espíritu.
El consejo de David a su hijo Salomón vale también para ti y para mí, hoy. No salgas de tu casa sin la seguridad de que el Señor Jesús va contigo. Sírvelo de manera íntegra, y sé feliz. Recuerda las palabras de David: "Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón