lunes, 14 de septiembre de 2009

LA RESILIENCIA

No apaguen el Espíritu (1 Tesalonicenses 5: 19).

No sé si alguna vez has escuchado la palabra «resiliencia». Parece ser que anda de moda desde un tiempo atrás. El concepto proviene de la física, y se refiere a la capacidad de un material para recobrar su forma después de haber estado sometido a altas presiones. De ahí se desarrollaron varias definiciones de acuerdo al enfoque que se le quería dar, según el área. Así que podemos encontrar por ahí que resiliencia es el proceso de adaptación frente a adversidades que una persona pueda tener.
Se puede decir que es un proceso de adaptación. Cada persona desarrolla su resiliencia de acuerdo a sus necesidades. El desarrollo de la resiliencia en cada persona se lleva a cabo en dos pasos: primero, la capacidad de preservación de la mente, vida, persona, estatus, etcétera. Después, la capacidad de construcción positiva, aun si continúa la adversidad.
La resiliencia es parte de las conductas, pensamientos, acciones y tal vez más, que la persona aprende y desarrolla. ¿Se puede considerar como poseedores de resiliencia a quienes se sobreponen a la adversidad en forma negativa? Los estudiosos de este tenia dicen que no. Resiliencia es cuando una persona se sobrepone a la adversidad de alguna forma positiva que ella misma escoge.
¿Cómo podemos desarrollar la resiliencia del perdón cristiano? Me atrevo a decir que, la persona que quiera, puede desarrollarla cuidando sus pensamientos, conductas, palabras, acciones y todo lo que involucre el entorno para abrir la puerta a lo positivo y al perdón. Esto tiene que ver con tu tiempo para la oración personal, estudio de la Biblia y tus relaciones interpersonales. Dios es poderoso, no minimices su poder. Ponte en las manos de Dios y desarrolla tu resiliencia para el perdón que toda mujer cristiana debe tener. No apagues el Espíritu. «Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo-— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará» (1 Tes. 5: 23, 24).

Lourdes lozano Gazga
Tomado de Manifestaciones de su amor

CAMBIOS A LA VISTA

Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se realizarán. Proverbios 16: 3

Ayer escogiste un objetivo que te gustaría mucho conseguir en este curso. Ahora es el momento de descubrir una herramienta que aumentará mucho tus posibilidades de cumplirlo. Llena una tarjeta de manera que tenga un aspecto parecido a la de más abajo. Escribe tu objetivo, la fecha en que tienes intención de empezar y la fecha final. Si tu objetivo era limpiar la habitación antes de ir a la escuela, pon solo de lunes a viernes e
n lugar de domingo a sábado. Quizá necesites añadir unos días extra para Hogar a las 21 veces.











Pon la tarjeta donde puedas verla al menos una vez al día. Tacha los días en que consigas tu objetivo. Al cabo de 21 días el objetivo formará parte de tu vida. No abandones si te olvidas uno o dos días. Añade más días para que puedas conseguir tu objetivo 21 veces. Te sorprenderás de cómo este pequeño recordatorio te ayudará a conseguir las cosas que son importantes en la vida.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

CUANDO CRITICAR NO ES PECADO

Y dijeron: «¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?» Y lo oyó Jehová. Números 12:2

María y Aarón criticaron a Moisés, «el hombre más manso de la tierra». El nombre de María está primero y el verbo hebreo está en género femenino y en singular, lo cual quiere decir que fue María la que inició la crítica. No fue ni la primera ni la última crítica que recibió el varón de Dios, pero fue la que recibió la desaprobación divina de inmediato. ¿Por qué? Porque el Señor quería que sirviera como advertencia para el pueblo de Dios. El texto sagrado dice: «¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue» (Núm. 12: 8, 9). María fue severamente castigada por Dios: quedó «leprosa como la nieve» (Núm. 12: 10). Dios dijo que el castigo que le daba era semejante al que recibía una hija cuando era reprendida severamente por su padre. Pero el castigo de María fue más grande: Dios «se fue» (12: 9) del campamento. María fue echada ik'l campamento y «tan solo cuando quedó desterrada del campamento volvió el símbolo del favor de Dios a posarse sobre el tabernáculo» (Patriarcas y profetas, pp. 404,405). Todo el pueblo de Israel se detuvo siete días en el mismo lugar para esperarla. Todos supieron la causa de su castigo. «Entonces, humillado hasta el polvo el orgullo de ambos, Aarón confesó el pecado que habían cometido» (ibíd., p. 404). Comentando dicho incidente, Elena G. de White advierte: «El que impuso a ciertos hombres la pesada carga de ser dirigentes y maestros de su pueblo, hará a este responsable de la manera en que trate a sus siervos. Hemos de honrar a quienes Dios honró. El castigo que cayó sobre María debe servir de reprensión para todos los que, cediendo a los celos, murmuren contra aquellos sobre quienes Dios impuso la pesada carga de su obra» (ibíd., p. 406). Si crees que tu dirigente ha cometido un error, díselo. Hazlo con oración, con humildad y constructivamente; cara a cara, nunca a sus espaldas. Dilo a la persona afectada, en privado, no en público. No lo compares con otras personas. No juzgues sus intenciones. Critica los hechos reales. Si no lo comprendes todo bien, no critiques. Procura ponerte en los zapatos de la persona criticada. Si eres tú el criticado, sigue el ejemplo de Moisés. Si tienen razón, escúchalos. Si no, deja que Dios te defienda, a su tiempo y a su modo. Él hace mejor las cosas.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.