miércoles, 1 de enero de 2014

¡HOLA, JESÚS!

En mi Biblia: “Dejen que los niños vengan a mí” (Lucas 18:16).

Tiempo para estar juntos:
¿Alguna vez has conocido a un deportista famoso? A veces, conocemos personas a las que nunca podemos olvidar.
¿Recuerdas alguna? ¿Cómo te sentiste tras conocerla?
Hoy quiero presentarte a Jesús. Jesús es el Hijo de Dios.
Él ama a todos los niños y las niñas, y te ama muchísimo a ti. Él está muy contento de conocerte. ¿Por qué no le dices “¡Hola, Jesús!”?
Actividad: ¿Cómo te sentirías si conocieras hoy a alguien? ¿Asustado? ¿Muy feliz? ¿Un poco triste? Pide a tus papás que te enseñen qué palabras decir cuando te presentan a alguien que no conoces.
Oración: Querido Jesús, me alegra mucho conocerte hoy. Amén.

Tomado de LECTURAS DEVOCIONALES PARA PEQUEÑOS
CON JESÚS SOY FELIZ
Por: Gloria Trotman Karen-Mae Trotman Mitchell

¡MÍRATE!

«Porque la palabra de Dios tiene vida y poder» (Hebreos 4: 12).

¡Mira este espejo! ¿Ves todas esas manchas? ¿Qué pasa si pasamos la mano por el espejo? ¡Se mancha más!
Mirémonos ahora en el espejo. ¿A quién ves? ¿Tienes la cara limpia? ¿Estás bien peinado(a)? El espejo sirve para saber cómo nos vemos. El espejo sirve para que nos miremos en él, pero si el espejo está sucio, nosotros también nos veremos sucios.
[Muéstrele una Biblia.] ¿Sabes qué es esto? ¡Es una Biblia!
Hay diferentes maneras de mirar la Biblia. Podemos mirar la Biblia por fuera, y ver solo un libro, así como miramos el espejo y vimos solo las manchas. O podemos mirar la Biblia por dentro y aprender cómo Dios nos ama y nos ayuda. La Biblia es como un espejo bien limpio que nos permite ver cómo somos por dentro.
Quiero mirar adentro de la Biblia para aprender más de Dios. ¿Te gustaría hacerlo conmigo? ¡Y quiero limpiar este espejo sucio para verme bien! ¿Me ayudas? [El niño rocía el espejo con el líquido limpiador y lo seca con papel o un pañito.]
QUERIDO JESÚS, GRACIAS POR LA BIBLIA. AMÉN.

Tomado de MEDITACIONES MATINALES PARA NIÑOS PEQUEÑOS
¿QUÉ DICE JESÚS?
Por: Rosanne C. Tetz

EN SUS MARCAS, LISTOS, ¡FUERA!

«Te enseñaré el camino que debes seguir. » (Salmo 32: 8).

En sus marcas, listos, ¡fuera! El disparo de salida surca el viento, dando así comienzo a la carrera. La multitud anima a los corredores olímpicos, que dejan atrás la línea de salida y luchan por sus posiciones. El tramo que tienen por delante es largo y complicado. Los competidores deberán subir colinas y atravesar valles. Paso a paso y kilómetro a kilómetro, llegarán a la meta.
Para ganar una carrera de larga distancia hace falta más que simplemente saber correr. Hace falta talento, determinación, horas de entrenamiento, una alimentación equilibrada, e incluso un buen descanso. La diferencia entre el ganador y los demás corredores también tiene mucho que ver con la capacidad de su entrenador para motivarlo y enseñarle cómo ganar.
Cada corredor analiza con su entrenador sus propias carreras y las que han corrido otros campeones olímpicos. El entrenador desarrolla una estrategia para ganar, indicándole a su corredor en qué momentos debe ir al mismo paso de los demás corredores, y cuándo debe cambiar de ritmo. Para ello, analiza el estilo de los rivales. Aunque a primera vista parezca que el corredor va solo, no es así. El entrenador lo acompaña durante toda la carrera. Comparte estrategias con él sobre la mejor manera de ganar, y lo anima en todo momento.
Yo también soy corredora, pero de las olimpiadas del Cielo, y tengo un Entrenador. Mi Entrenador y yo planificamos juntos la mejor manera de correr la carrera. Él me ayuda a identificar las fallas que hacen que me rezague, y me dice qué debo hacer para ganar. Pone a mi disposición los mejores instrumentos de ayuda que existen y me enseña las fortalezas y debilidades de corredores del pasado como Moisés, Daniel, Sara o Rut. Me advierte sobre las engañosas tácticas de «mi gran rival». Mi Entrenador, Jesús, ha trazado una estrategia ganadora diseñada especialmente para mí. Él es también tu Entrenador, y puede mostrarte el camino a seguir para ganar la carrera. Con toda seguridad venceremos si seguimos sus instrucciones.
Hoy nos encontramos posicionados en la línea de salida de un nuevo año. Estamos entrenando para las olimpiadas celestiales, y nuestro Entrenador está dándonos las instrucciones para que ganemos la carrera. Así que… en sus marcas, listos, ¡fuera!

TOMADO DE LECTURAS DEVOCIONALES PARA MENORES
EN LA CIMA
POR: Kay D. Rizzo

COMENCEMOS CON DIOS

"Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". Mateo 6:33.

Corrían las horas y los días, y la mirábamos maravillados porque no podíamos creer que nos habíamos convertido en padres. Entonces supimos que, de alguna manera, éramos personas especiales. Deseábamos darle lo mejor a nuestra pequeña porque ahora teníamos por quien y para quien vivir. ¡Qué tremenda responsabilidad! Solamente nos sería posible buscando en la sabiduría del Cielo toda la luz que necesitamos para nuestra vida y la de nuestra hija. ¿Cómo acceder a esa sabiduría? Únicamente acercándolos humildemente al Señor. Así descubrimos que no hay nada más reconfortante que empezar el día con Dios.
Este es el primer día del año y, como todo lo nuevo, lo miramos y tocamos con cuidado. Los días pasarán con sus preocupaciones, problemas y desafíos, y es en este punto donde debemos trabajar por nuestro hogar y nuestros hijos con el mismo esmero que Dios tiene para nuestra vida.
Como dice el texto de hoy, si ponemos nuestra vida en las manos de Dios, no tendremos de qué temer. Los hechos y las cosas vendrán para nuestro socorro y bendición.
Ser madres nos hace entrar en un terreno totalmente desconocido, inexplorado, lleno de dificultades e inseguridades, pero rebosante de esperanza. Detente un minuto en este día para darte un tiempo y escuchar lo que Dios tiene para decirte con relación a tu familia. Aprende a vivir, no a desear vivir, porque estamos en esta vida para labrar la felicidad de los nuestros. De nada serviría que todo nos saliera perfecto, sin problemas, sin luchas, sin retos ni desafíos. Si nuestra vida fuera perfecta, ¿a qué nos dedicaríamos? ¿Dónde depositaríamos nuestra esperanza?
Decidamos ser auténticas y coherentes, crezcamos espiritualmente, disfrutemos de nuestra familia y de la vida familiar, respetemos a nuestro cónyuge y a nuestros hijos, perdonemos sus errores y ofensas, ayudémoslos a ir al cielo. Bendigamos a nuestra familia en todo momento. Empecemos este año con Dios en nuestro corazón. Si ya lo decidimos y flaqueamos, volvamos a empezar. Vivamos con alegría, disfrutando de la vida y el hogar que Dios nos regala.

Tomado de LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER
DE MUJER A MUJER
Recopilado por: Pilar Calle de Henger

ADÁN

Y dijo: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza”. Génesis 1:26.

Generalmente, los seres humanos somos extraños. Cuando tenemos todo a nuestro favor, tomamos decisiones que nos complican, a veces, de un modo fatal.  Hay situaciones que me dejan (hasta el día hoy) perplejo. Por ejemplo, un médico fumando. Sabe que es pésimo, tiene plena conciencia de todos los riesgos que corre y continúa fumando, por increíble que parezca.
Mucho más extraño es lo que sucedió con el primer hombre. Él tenía todo para ser feliz: el jardín del Edén era el lugar perfecto, y Eva era la compañía perfecta. Además, contaba con la presencia y la compañía perfecta de un Dios perfecto, que lo había creado y lo amaba más allá de todo entendimiento. Pues a pesar de toda esta perfección en la mano, el señor Adán eligió desobedecer a Dios y comer del fruto prohibido.
Por más que lo piense e intente entenderlo, no consigo encontrar ningún motivo medianamente lógico para la decisión tomada. De las consecuencias de la decisión no necesito hablarte, ya que las sufres conmigo cada día.
Y aquí estamos nosotros, comenzando un nuevo año. Seguramente no estarás en el jardín del Edén, no sé si tendrás a tu Eva (o a tu Adán) al lado, pero te puedo asegurar que puedes compartir algo con Adán: la presencia perfecta de un Dios perfecto a tu lado. Él te ama tanto como amaba a Adán. Él desea darte tantas victorias como deseaba darle a Adán. Él está tan interesado en ti como lo estaba en Adán.
Aunque me puedas mostrar muchos aspectos en los que tu vida no es perfecta, te diré siempre lo mismo: nuestro Dios es perfecto y él tiene el poder. Por eso, elige este año conocerlo más, estar en mayor comunión con él, amarlo más…
Puedes quedarte tranquilo. El interés de Dios no se renueva cada año, como nuestras promesas; es absolutamente constante. No cambia, no tiene sombra de variación. Él te ama de la misma manera desde el mismo minuto en que naciste.
En esta Tierra, nunca estarás tan cerca de él que no puedas acercarte un poco más, ni tan lejos que él no consiga abrazarte. Él te espera hoy como te esperó ayer. Te esperará durante todo este año como te esperó el año pasado.
Sus brazos están abiertos, y tienen un lugar igual a la forma de tu corazón.

Tomado de MEDITACIONES MATINALES JÓVENES
365 VIDAS
Por: Milton Bentancour

PIEDRAS DEL RECUERDO

Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán. Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué significan estas piedras? declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán. Josué 4:20-22.

¡Esas no eran solo algunas viejas piedras cualesquiera! Cada una tenía un significado especial. Eran piedras del recuerdo; piedras de la historia. Las rocas en sí eran bastante comunes, parecidas a millones de otras en las colinas de Palestina. Pero, estas doce señalaban algo: recordaban la conducción de Dios en la experiencia de Israel.
La Biblia es un libro histórico, basado en una serie de acontecimientos que comienzan con la Creación y la entrada del pecado, y pasan por el pacto de Dios con Abraham, el Éxodo, la cautividad y la restauración de Israel, la encarnación y el nacimiento virginal de Jesús, su vida sin pecado y su muerte en la cruz, la resurrección y la segunda venida.  De modo que la Biblia es un libro que recuerda la conducción milagrosa que Dios tuvo con su pueblo.
Cuando las iglesias pierden de vista la trascendencia de esas remembranzas, están en problemas. A la deriva de su amarre en puerto seguro, han perdido el rumbo. En el ámbito judeocristiano, la pérdida del rumbo comienza con el olvido del pasado; más específicamente, con el olvido de la conducción de Dios en el pasado.
Cuando ocurre esto, los cristianos pierden su sentido de identidad. Y, tras la falta de identidad, sucede la extinción de la misión y el propósito. Después de todo, si no sabemos quiénes somos en relación con el plan de Dios, ¿qué tenemos para contar al mundo? La historia cristiana está plagada de cuerpos religiosos que han olvidado de dónde provienen y, como resultado, no tienen un rumbo para el futuro. Y ese olvido es una tentación muy real para el adventismo.
No fue por casualidad que Elena de White, ya anciana, haya alertado a sus lectores sobre el tema. “Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra condición presente – escribió –, al repasar la historia pasada puedo decir: ‘¡Alabado sea Dios!’ Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada” (NB 216).
Como veremos en nuestro viaje a través de la historia del adventismo este año, nuestra iglesia tiene sus propias piedras del recuerdo.  Si las descuidamos, las consecuencias las padeceremos nosotros mismos.

Tomado de MEDITACIONES MATINALES PARA ADULTOS
A MENOS QUE OLVIDEMOS
Por: George R. Knight