jueves, 31 de diciembre de 2009

GRATITUD

¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado? (Salmo 116: 12).

Dios desea que nuestra alabanza ascienda a él señalada por nuestra propia individualidad. Estos preciosos reconocimientos para alabanza de la gloria de su gracia, cuando son apoyados por una vida semejante a la de Cristo, tienen un poder irresistible que obra para la salvación de las almas. Cuando los diez leprosos vinieron para ser sanados, les ordenó que fuesen y se mostrasen al sacerdote. En el camino quedaron limpios, pero uno solo volvió para darle gloria. Los otros siguieron su camino, olvidándose de Aquel que los había sanado. ¡Cuántos hay que hacen todavía lo mismo!
El Señor obra de continuo para beneficiar a la humanidad. Está siempre impartiendo sus bondades. Levanta a los enfermos de las camas donde languidecen, libra a los hombres de peligros que ellos no ven, envía a los ángeles celestiales para salvarlos de la calamidad, para protegerlos de «la pestilencia que ande en oscuridad» y de la «mortandad que en medio del día destruya» (Sal. 91: 6) pero sus corazones no quedan impresionados. Él dio toda la riqueza del cielo para redimirlos; y sin embargo, no piensan en su gran amor. Como el brezo del desierto, no saben cuándo viene el bien, y sus almas habitan en los lugares yermos.
Para nuestro beneficio debemos refrescar en nuestra mente todo don de Dios. Así se fortalece la fe para pedir y recibir siempre más. Hay para nosotros mayor estímulo en la menor bendición que recibimos de Dios, que en todos los relatos que podemos leer de la fe y experiencia ajenas. El alma que responda a la gracia de Dios será como un jardín regado. Su salud brotará rápidamente; su luz saldrá en la oscuridad, y la gloria del Señor le acompañará. Recordemos, pues, la bondad del Señor, y la multitud de sus tiernas misericordias. Como el pueblo de Israel, levantemos nuestras piedras de testimonio, e inscribamos sobre ellas la preciosa historia de lo que Dios ha hecho por nosotros. Y mientras repasemos su trato con nosotros en nuestra peregrinación, declaremos, con corazones conmovidos por la gratitud: «¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salud, e invocaré el nombre de Jehová. Ahora pagaré mis votos a Jehová de-lante de todo su pueblo» (Sal. 116: 12-14) (El Deseado de todas las gentes, pp. 313,314).

Elena G. de White
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

DESPEDIDA

Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto. Proverbios 3: 5, 6

¿Te lo puedes creer? Este es el último día del año. Esta noche millones de personas de todo el mundo empezarán la cuenta a tras para el Año Nuevo.
Algunos estarán contentos de ver que el año se acaba. Han tenido problemas y desean empezar de nuevo. Pero para otros, lo desconocido es aterrador. Nunca sabemos qué sucederá de un día a otro. Pero no hay que tener miedo. Todo está bajo el control de Dios.
Este es un texto que da ánimos para enfrentar los días que van a venir.
No tenemos que temer nada del futuro, excepto que olvidemos cómo nos ha guiado el Señor y sus enseñanzas en la historia pasada (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 10). Lo único que debemos temer es que centremos toda nuestra atención en nuestras circunstancias en lugar de mirar a Jesús y recordar cómo cuidó de nosotros durante toda la vida. Una de las razones por las que el agradecimiento y la alabanza tienen que ser una parte importante de nuestro tiempo común es que nos ayuda a recordar todo lo que hizo por nosotros.
Cuando empieces el año nuevo, ten este libro a mano. Si te desanimas un poco, vuelve a mirar el último día del mes y recuerda las bendiciones que Dios te dio y las maneras como usó las circunstancias, aun las más difíciles, para que obraran en tu favor.
Ha sido agradable viajar contigo en este viaje increíble. Ahora, cuando nos decimos adiós, recuerda pasar tiempo con Jesús cada día, dale el primer lugar de tu corazón y sé agradecido.

Tomado de la Matutina el Viaje Increíble.

RECUERDA TODOS SUS BENEFICIOS

Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Salmo 103:2.

Llegamos al último día, a la última mañana del año. No todos los que comenzaron este año han podido terminarlo. Lamentablemente, de los que lo terminan, no todos lo acaban felices, con su relación matrimonial estable, con una buena relación con sus hijos, con la seguridad de un salario mensual, con salud y fortaleza física, con fe y confianza en Dios, como nosotros lo terminamos.
Indudablemente, esto nos debe llevar a un acto de gratitud a Dios, que nos ha concedido otro año más, 365 días, casi nueve mil horas y más de medio millón de minutos.
Hay razones abundantes para alabar agradecidos a Dios con todo nuestro ser, nuestra alma y nuestro espíritu por todos sus beneficios. Los milagros de Dios son milagros de todos los días. Hay material en cantidad para expresarle gratitud.
Hace algunos años, mi esposa me comunicó que había descubierto en su cuerpo unas manchas oscuras. Fuimos a ver al médico, quien la examinó y le recetó algunos medicamentos. Como no mejoró, regresamos para verlo nuevamente. Esta vez dijo que era algo grave y que tenía que ser hospitalizada. A partir de ese día todo se complicó, y las cosas comenzaron a ir de mal en peor. Los médicos no acertaban cuál era la en-fermedad.
Un derrame cerebral la dejó inconsciente y le paralizó la parte derecha del cuerpo. El médico me comunicó que el daño era irreversible y que, si sobrevivía, quedaría paralizada en silla de ruedas. Luego se me comunicó que sería llevada a la sala de cuidados intensivos. Unas horas más tarde, se me pidió autorización para colocarle los aparatos para darle respiración artificial. Luego el médico vino a verme para decirme: «Prepárate para lo peor».
Junto con muchos hermanos, doblé las rodillas clamando a Dios por un milagro. Y el milagro llegó. Un sábado, a la puesta del sol, Dios manifestó su poder. Mi esposa sanó totalmente. Los médicos no salían de su asombro y dijeron: «Esto no tiene expli¬cación. Lo único que podemos decir es que es un milagro».
Junto contigo, que también has disfrutado la manifestación del poder de Dios en tu vida, canto y digo: «Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios» (Sal. 103: 2).

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

GRATITUD POR LA SALUD

Mi alma glorifica al Señor(S. Lucas 1: 46).

Si tuviéramos que anotar todo lo que Dios nos ha dado la lista sería interminable. Pero quiero compartir unas razones por las que tengo un corazón agradecido a nuestro Dios. Estábamos llegando al final del curso escolar, la alegría de salir de vacaciones era incontenible. Tendríamos un campamento y de ahí un verano con varias actividades. La noticia nos consternó: el abuelo Faustino estaba grave. Salimos antes de lo planeado. Realmente se veía mal. Fue atendido por especialistas y durante casi tres meses estuvo en terapia intensiva. Las oraciones se elevaron a favor de él en muchas iglesias y hogares de hermanos. Yo lo hacía constantemente. Cada vez que mi papá volvía de visitarlo le preguntaba: «¿Cómo está el abuelo?» Estaba totalmente diferente, su vida era una lucha con la muerte. Lloré sin lograr contener las lágrimas. Seguimos orando: «¡Dios, sana a mi abuelito!»
El verano pasó y empecé un nuevo curso escolar. Una noticia más llegó al hogar: el abuelo Juan estaba enfermo y no sabían qué tenía. ¡No podía ser! Mis dos abuelitos enfermos. Me sentía muy lastimada. «Dios, has sido tan bueno con nosotros, por favor, no permitas que mis abuelitos sigan enfermos». Se acercaba el fin de año. El abuelito Faustino con casi seis meses postrado en cama y el abuelito Juan con tres semanas en el hospital. «¡Qué fin de año tan tiste!», le dije a mi mamá. ¡Cuántas sorpresas me esperaban.
Dios me permitió visitar a mis abuelos, interpretarles sus himnos favoritos en el violín; incluso algunos que nunca había tocado, pero que para ellos eran sus cánticos de esperanza. Disfruté mucho hacerlo. Fue un fin de año diferente: en mi corazón había una enorme gratitud. Dios me había contestado. Mis abuelos estaban bien, los dos en casa, ya no en el hospital. Por eso, tomo las palabras que María exclamara cuando el ángel del Señor se le apareció: «Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador [... ] porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre! [...]. Hizo proezas con su brazo [...]. Acudió en ayuda de su siervo Israel y, cumpliendo con su promesa a nuestros padres, mostró su misericordia a Abraham y a su descendencia para siempre» (Lúe. 1: 46, 49, 51, 54).

ItzelDe los Santos Aguirre
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

UNA ÚLTIMA REFLEXIÓN

Que el Señor te bendiga y te proteja; que el Señor te mire con agrado y te muestre su bondad; que el Señor te mire con amor y te conceda la paz. Números 6: 24-26.

Hoy, el penúltimo día del año, dedica un tiempo a pensar en cómo Dios os ha bendecido a ti y a tu familia durante esta parte del viaje increíble. Echa un vistazo al 31 de julio, al 31 de agosto, al 30 de septiembre al 31 de octubre y al 30 de noviembre. Lee las peticiones especiales que escribiste en esos días. ¿Cómo respondió a cada una de ellas? Recuerda, la respuesta puede sersí, no o espera.


Tomado de la Matutina el viaje Increible.

ALCEN LOS OJOS Y MIREN

¿No decís vosotros: «Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega?» He aquí os digo: «Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega». Juan 4: 35.

Los discípulos miran hacia donde el Señor les indica y lo que contemplan les llena el corazón de asombro. Hace todavía una hora recorrían las calles de Sicar, buscando provisiones. La gente los miraba con aire de desconfianza. Tampoco ellos se sentían a gusto en medio de los enemigos de su nación y de su culto. Ahora, apenas minutos después, aquellos mismos samaritanos medio paganos acuden en tropel a Jesús, y perciben que van a tener un puesto con ellos en el reino de los cielos.
Los discípulos habían estado con aquella gente mientras compraban alimentos en la ciudad. Intercambiaron con ellos únicamente las palabras indispensables para procurar las provisiones. Probablemente no se les ocurrió revelar su identidad a aquellos extranjeros, ni mucho menos confiarles que habían hallado al Mesías. No les habían dicho nada. No les hablaron nada de la espléndida causa a la que se habían consagrado totalmente. No les habían dejado traslucir nada acerca de su nueva vida por el poder de Jesucristo. ¡Qué tragedia! ¡Los discípulos de Jesús en la ciudad y nadie lo supo!
«Alzad los ojos y contemplad» es la orden del Maestro. La gente es menos mala de lo que imaginamos, y está menos alejada del evangelio de lo que muchas veces suponemos. Y vamos y venimos en medio de ellos, sin pensar siquiera en comunicarles algo de nuestro cristianismo, o sin atrevernos a hacerlo.
¿Cuándo nos decidiremos a romper de una vez los negros cristales con los que nos empeñamos en contemplar la vida y el mundo? ¿Dónde están esos campos de mies?
Como requisito de la asignatura de Evangelismo Personal, Joñas, un joven estudiante de una de nuestras universidades, visitaba un barrio de la ciudad, haciendo contactos misioneros. Mientras llamaba a las puertas para ofrecer la revista Prioridades, en uno de los hogares que visitó se encontró con una señora que, después de escuchar sus palabras, le dijo: «Usted es la respuesta a lo que he estado pidiendo a Dios. Me encuentro desesperada, a pesar de todo lo que poseo. Siento en mi corazón una profunda necesidad, que nada ni nadie puede llenar». Ese día comenzó un nuevo amanecer para esa angustiada señora. Jesús llegó a su corazón y llenó su vida con la paz que solo él puede ofrecer.
Los campos están maduros para la siega. Pasar inadvertidos o guardar silencio es un pecado grave. Muchos están esperando que compartas con ellos la gran salvación que has encontrado en Jesús.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

martes, 29 de diciembre de 2009

NO CONFÍES EN TUS FUERZAS

Muy débiles son sus esperanzas; han puesto su confianza en una telaraña (Job 8: 14).

Me encontraba terminando mis estudios de preparatoria y los planes eran trabajar un año para conseguir recursos e ir a estudiar inglés. Yo sabía que conseguir un buen trabajo no era tan fácil, en ocasiones tomaba semanas o meses encontrarlo. Pero a pesar de eso fui a Dallas, EE. UU. Llegué a casa de unas primas. Pasaban los días y empecé a sentir nervios por la espera y la incertidumbre de lo que vendría. Cada día le pedía a Dios que me ayudara a encontrar un buen empleo.
Muy pronto llegué a olvidar que Dios tenía mi vida en sus manos, que él era mi Padre amante, que él estaba a mi lado en todo momento y que prometía estarlo durante toda mi vida. Todo esto me trajo mucho estrés, lágrimas y un profundo desánimo. Mis padres y otros familiares me decían: «No te preocupes, pronto vas a encontrar un trabajo, esto no es de la noche a la mañana; vas a ver que si esos son los planes de Dios, él te va a dar un buen trabajo». Fueron días en los que seguía enceguecida por mi necedad e imprudencia. Pero a pesar de nuestra incredulidad, de apoyarnos en nuestras fuerzas y olvidarnos de él, en su infinito amor nos tolera y nos da más de lo que le pedimos. Por la gracia de Dios encontré un trabajo excelente, con una familia cariñosa, lo cual me dio los recursos necesarios para que fuera a estudiar y mucho más aún de lo que había imaginado. Fue entonces cuando comprendí que no debemos confiar en nuestras propias fuerzas, mucho menos en nuestra inteligencia, sino que debemos dejar que Dios cumpla su voluntad en nuestra vida.
Estoy segura que, al seguir la voluntad de Dios, encontrarás sorpresas que jamás habías imaginado, él las tiene preparadas para ti. En esta mañana te invito a que entregues tus planes en las manos de Dios, que confíes en él. El Señor actuará en el momento indicado y te dará mucho más de lo que tú deseas. Agradezco infinitamente a Dios por guiar y dirigir mi vida.

Rosalba Karina Ortíz Sáenz
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

NUESTRA CASA

Pues donde tengan ustedes su tesoro, allí estará también su corazón. Lucas 12:34.

EN 1988, el Sr. y la Sra. Hutchinson tuvieron la necesidad de mudarse de su casa en Nueva York a una nueva en Indianápolis. Después de discutir mucho, la pareja decidió que Oscar, el pequeño beagle no iría a Indiana con ellos. Se quedaría en Nueva York. El nieto de los Hutchinson estaba muy unido a Osear y creyeron que Osear sería más feliz si se podía quedar en un territorio que le era conocido.
Por eso, los Hutchinson, después de despedirse, subieron al automóvil y se fueron. Pero Osear no estaba contento en absoluto con la nueva situación. Echaba de menos a sus amigos.
El perro de cuatro años había pasado toda su vida en su barrio. Con todo, fue a buscar a sus primeros propietarios.
Siete meses después, los Hutchinson se encontraron a Osear ante la puerta. Después de andar más de ochocientos kilómetros había adelgazado mucho. Tenía el pelo sucio y le sangraban las patas. Pero era feliz. Había conseguido su objetivo. Estaba en casa otra vez con la gente que más amaba.
El objetivo de nuestro increíble viaje es llegar al cielo, nuestro verdadero hogar. Porque allí nos reuniremos con Jesús, el Único a quien más amamos.
Durante el viaje nos enfrentaremos a dificultades. Quizá lleguemos a sentirnos tentados a abandonar y volver al punto de partida. Pero si hacemos que el cielo sea nuestra principal prioridad, Jesús nos guiará todo el tiempo.
Después de ver el cielo en una visión, la Sra. White dijo que, por grande que sea el sacrificio que tengamos que hacer, el cielo siempre será barato.
Cuando nos marcamos objetivos a largo plazo, es útil tomar las decisiones correctas día a día. Y nos anima cuando nos enfrentamos a dificultades. ¿El cielo es tu objetivo?

Tomado de la Matutina el Viaje Increíble,

VEN CON HUMILDAD, O NO VENGAS

Jehová exalta a los humildes, y humilla a los impíos hasta la tierra. Salmo 147: 6.

Sé que el título para la lectura de hoy suena duro. Pero lo que enseña es verdad. En otra parte de la Biblia dice: «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» (1 Ped. 5: 5). Y la razón es clara: Dios es el ser más humilde. Y no comulga con los soberbios; no se lleva bien con ellos, ni puede caminar a su lado. La razón es bien sencilla: la respuesta negativa a la pregunta retórica «¿Andarán dos juntos si no están de acuerdo?»
Si hablamos de personas dominadas por el ego, Aman probablemente está a la cabeza. Aman era el segundo después del rey. Era honrado y reverenciado por todos los ciudadanos del imperio, pero había algo que no podía comprar: la obediencia de Mardoqueo. El judío se negaba a postrarse delante de Aman, y ello hería el orgullo del primer ministro persa. Tan profunda era la herida de su orgullo que urdió un plan para exterminar no solo a Mardoqueo, sino a todo el pueblo judío.
El orgullo es destructor. ¿Has visto algo destruido por el orgullo? Somos muchos los que lo hemos visto destruir matrimonios, cuando ninguno de los dos cónyuges se humilla a decir: «Lo siento, fue mi culpa». Lo hemos visto destruir a los mejores hombres, que creyeron que su posición la habían alcanzado por sus propios esfuerzos y no por la gracia de Dios. Hemos visto al orgullo destruir amistades de toda una vida, simplemente por no decir «Perdón, me equivoqué».
Jesús contó una parábola acerca de un hombre orgulloso. Había sido bendecido con grandes cosechas. Se enorgulleció y empezó a construir graneros inmensos para guardar grandes cantidades de cereal, olvidándose de que su fortuna y su éxito venían de Dios (Lúe. 12:13-21). Jesús lo llamó "necio". La verdad es que ser orgulloso es ser necio. Aman, a causa de su orgullo, se procuró una vergonzosa derrota.
¿Quieres acercarte a Dios? Entonces, acude a él con un corazón humilde. Si no, ni te molestes. Si tu corazón está lleno de orgullo, no hay ni siquiera un rinconcito para él cerca de Dios.
Quiera Dios que tomemos la decisión hoy de apartarnos del ego y del orgullo. Que seamos humildes en cada uno de los aspectos de nuestra vida. Entonces podremos tener un compañerismo íntimo con Dios, porque él «habita en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu» (Isa. 57:15).

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

lunes, 28 de diciembre de 2009

¡GRACIAS, SEÑOR!

Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias e invocamos tu nombre; ¡todos hablan de tus obras portentosas! (Salmo 75: 1).

En una ocasión a un grupo de niños de primaria se les pidió que hicieran una lista de lo que pensaban eran las siete maravillas del mundo moderno. A pesar de ciertas diferencias, las siguientes fueron las que más votos recibieron:
1. Las pirámides de Egipto
2. El Taj Mahal
3. El Gran Cañón del Colorado
4. El Canal de Panamá
5. El Empire State
6. La Basílica de San Pedro
7. La Gran Muralla China
Mientras contaba los votos, la maestra notó que había una niña que no había terminado de escribir sus sugerencias. Así que le preguntó si tenía algún problema con su lista, a lo que la niña respondió: «Sí, un poquito. No puedo terminar de decidirme pues hay muchas». La maestra entonces le di¬jo: «Bueno, léenos lo que tienes hasta ahora y a lo mejor te podemos ayudar». La niña lo pensó un instante, pero luego leyó: «Yo pienso que las siete maravillas del mundo son: poder ver, poder oír, poder tocar, poder probar, poder sentir, poder reír y poder amar». El salón guardó un silencio total, al punto que si se hubiera caído un alfiler se hubiera escuchado.
Las cosas simples y ordinarias y que nosotros tomamos corno parte de nuestras vidas, ¡son sencillamente maravillosas!
Un recordatorio muy respetuoso: las cosas más preciadas de la vida no se pueden construir con la mano ni se pueden comprar con dinero; todo es regalo de Dios, ¡alabado sea por ser nuestro Padre, por llamarnos sus hijos amados! Cuántas veces caemos en el error de quejarnos por todo, aun por las pequeñeces. Nos parece que todo lo malo solo a nosotras nos pasa, y olvidamos lo valioso de cada día, de vivir, de sentir, de soñar, simplemente de existir.
Te invito a que este día tengas en tu corazón esta oración: «Señor, hazme sensible a tus bondades, conforta mi ser con tu Espíritu para que pueda yo ver tus grandezas».

Rosalba Sáenz de Ortiz
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

RENDICIÓN

Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro, tú nuestro alfarero; ¡todos fuimos hechos por ti mismo! Isaías 64:8.

¿Alguna vez piensas que los objetivos que Jesús tiene para ti son imposibles? Él dijo que tendríamos que amarlo a él más que nada y a los demás más que a nosotros mismos. Imposible. También llegó a decir que tenemos le amar a nuestras enemigos y tratarlos con amabilidad aun cuando nos hagan daño. Impensable.
Quiere que digamos la verdad aun cuando eso nos ponga en un aprieto. No parece probable.
Espera que nos conformemos en cualquier situación en que nos encontremos. Eso no quiere decir que siempre queramos más para nosotros mismos. Eso quiere decir que no nos debemos quejar cuando las cosas no salen como queríamos. Quiere decir que tenemos que estar contentos porque los demás tienen ropa más bonita, mejores notas y más habilidades atléticas. Inconcebible.
Dios nos pide demasiado. Pero lo hizo con toda la intención para que podamos ver lo inútil que es querer salvarnos por nosotros mismos.
Así que, si te has sentido desanimado porque no puedes conseguir todo cuanto Dios espera de ti, estás en el buen camino. Quiere que vayamos al lugar en que nos rindamos y pongamos nuestra confianza en él.
Tanto si tienes que apretar los dientes porque haces lo correcto, aunque en ello te vaya la vida, como si te sientes tentado a dejar de querer ser cristiano, es tiempo de pedirle a Dios que tome el control. Él ha esperado a darte las palabras, las actitudes y las acciones adecuadas. Y lo hará cuando dependas de él para todo.

Tomado de la Matutina el Viaje Increíble,

PRINCIPIOS PAILINOS PARA AFRONTAR LA TENTACIÓN

Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Mateo 26: 41.

Martín Lutero dijo: «No podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí que hagan nido en ella». La tentación es inevitable; sin embargo, la manera en que se afronta es un asunto de elección. Para que la tentación no nos lleve al pecado, debemos hacer nuestras algunas recomendaciones del apóstol Pablo:
  • «Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen» (1 Cor. 6:12). Pregúntate: «Si decido hacer esto o aquello, ¿cuan saludable será para mi vida espiritual, mental y física?» No debe fomentarse lo que no nos ayude a progresar en la vida cristiana.
  • «Todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna» (1 Cor. 6: 12). Pregúntate: «¿Formará esto un hábito que posteriormente me llevará a hacer lo que no quiero y finalmente estaré bajo su dominio? ¿Me llevará esta práctica a convertirme en esclavo de un vicio?»
  • «No comeré carne jamás para no poner tropiezo a mi hermano» (1 Cor. 8: 13). Pregúntate: «¿Será mi acción un motivo para perder mi influencia sobre los demás? ¿Dejaré de ser respetado?» Como cristianos, estamos en este mundo para aportar algo importante. Somos las señales puestas por Dios para indicar al extraviado cómo encontrar el camino verdadero que conduce a la felicidad y a la vida eterna. Somos la prueba que Dios muestra al mundo para enseñar a los pecadores el poder que hay en el evangelio para cambiar la maldad en el corazón humano.
  • «Macedlo todo para la gloria de Dios» (1 Cor. 10: 31). Pregúntate: «Si decido hacer esto, ¿daré honor a Dios? ¿Exaltaré su nombre?» Todo pecado desprestigia a Dios, deshonra su nombre y lleva a los incrédulos a hablar mal de nuestro Padre celestial.
Hacerte estas preguntas te llevará a conocer si lo que haces es correcto o no, si debes tomar o no una decisión, si debes aceptar o no un ofrecimiento, si debes asistir o no a una invitación o permitir ciertas compañías. Sabrás si tu manera de conducirte te afectará a ti, a otros y, en último término, al reino de Dios.
Toma hoy la decisión de practicar los consejos del apóstol Pablo. Te ayudarán a elegir bien, a adoptar las mejores decisiones y a ganar muchas victorias con la ayuda de Dios.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

domingo, 27 de diciembre de 2009

MIRA HACIA ARRIBA

Muchas son, Señor mi Dios, las maravillas que tú has hecho. No es posible enumerar tus bondades en favor nuestro (Salmo 40: 5).

Dios siempre está al pendiente de sus hijos y derrama bendiciones sobre nosotros, aunque a veces no las percibamos claramente. Mi abue¬la y sus hijos eran personas de campo muy humildes. Ella siempre estaba preocupada porque no sabía si iba a tener el dinero suficiente cada se-mana para alimentar a sus hijos. Pero a ellos nunca les faltó comida. En la ve¬reda que daba hasta su casa había muchos arbustos de un tipo de guayaba, que por lo general son árboles grandes pero esos eran pequeños, al alcance de los niños, que gustosos comían por el camino; también había unas frutas pa¬recidas a la pina. Había unas frutas con sabor a mora que colgaban de las ra¬mas y con facilidad se podían cortar. Además se daban unas jicamas enormes. Un día que mi abuela oraba a Dios contándole sobre todas las necesida¬des y carencias que tenía su familia, oyó una voz que le dijo: «Mira hacia arriba». Parecía que le decían: «Alza tu vista, ¿no te das cuenta que tu Padre celestial ha estado al pendiente de ti? ¡Agradece a tu Padre porque siempre han tenido qué comer! Mira hacia arriba para que tus ojos vean las bendiciones que han recibido, los cuidados que Dios ha tenido hacia ti y los tuyos. Deja de ver tus carencias y alaba a tu Dios, quien vela por ti, quien te observa con dulce amor y ternura».
Mi abuela se levantó de sus rodillas y dio gracias a Dios por su forma tan peculiar de satisfacer sus necesidades ante sus ojos, lo cual no había percibi¬do. Sus hijos nunca se enfermaron al comer todas esas frutas silvestres, hasta hoy creemos que fueron plantadas por un Padre lleno de amor.
¿Puedes mirar hacia arriba para que tus ojos se abran y vean las grandes bendiciones que Dios ha derramado sobre ti? Agradécele por su bondad infi¬nita, porque a pesar de las dificultades, problemas y carencias que alguna vez hayas experimentado, él ha estado al cuidado de ti.

Edith Várela Sosa
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

TU VIDA IMPORTA

Mi ojos están pustos en ti. Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñaré el camino que debes seguir. Salmo 32:8.

Qué bello es vivir es una de las películas más famosa. En la historia George, el protagonista, siente que es un fracasado. La empresa de seguros que dirige está a punto de ir a la bancarrota y se siente responsable. Decide saltar de un puente y poner fin a su vida. Por lo que a él se refiere, su familia estaría mejor si estuviera muerto.

Justo antes de saltar, interviene un ángel. (Si has visto la película sabrás que los guionistas no sabían mucho de ángeles. Pero si podemos pasar por alto las imprecisiones de la historia, podemos aprovechar las importantes lecciones que contiene). Volvamos a la historia.
El ángel intenta animarlo, pero George está tan deprimido que piensa que habría sido mejor que no hubiera nacido. Por eso el ángel lleva a George en un viaje en el tiempo para mostrarle cómo sería la vida de las personas si George hubiese conseguido su deseo.
El ángel le muestra a George que si no hubiese nacido, no habría podido salvar a su hermano menor de morir ahogado. Y su hermano jamás habría crecido para ser un héroe de la Segunda Guerra Mundial. Si George no hubiese impedido al farmacéutico que le diera una medicina equivocada a un cliente, el hombre habría acabado en prisión. Después de ver lo diferentes que habría sido la vida de los demás, George se da cuenta de que su vida sí importaba y que vivir es bello.
Si tuvieses que escribir una lista con los nombres de todas las personas con las que has estado en contacto durante la semana, ¿cuántos nombres tendría? ¿Cincuenta? ¿Cien? ¿Quinientos? Aun cuando solo fueran cincuenta nombres, piensa en cómo serían esas cincuenta vidas. Una palabra amable, una sonrisa o una buena acción pueden cambiar la historia.

DAR CON SACRIFICIO

Y el rey dijo a Arauna: «No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada». Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. 2 Samuel 24: 24.

El Señor había dado instrucciones a David para que ofreciera un sacrificio que detuviera la plaga que había caído sobre Israel por causa del censo del pueblo. El jebuseo Arauna puso a disposición de David todo lo necesario para realizar el sacrificio. Según el versículo de esta mañana, David rechazó de plano el ofrecimiento aparentemente generoso de su súbdito: «No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada» (2 Sam. 24: 24).
En la respuesta de David podemos observar un principio fundamental: Los sacrificios que no tienen precio carecen de valor. David rehusó tomar lo que Arauna le ofreció, porque entendía que todo lo que se ofrece al Señor debe ser lo mejor, lo primero, lo que se necesita, y nunca lo que sobra. Los sacrificios que no tienen un coste no reflejan cuánto amamos a Dios, ni muestran reverencia y adoración.
Este principio nos enseña que debemos dar no de lo que nos sobra, sino de lo que nos cuesta. Lo que sobra rara vez duele, precisamente porque no lo necesitamos. La actitud cicatera de muchos cristianos queda perfectamente ilustrada con la siguiente fábula.
Un día se encontraron un billete de cien dólares y un billete de un dólar. El primero estaba nuevo y sin ningún maltrato; daba la impresión de que había sido tratado con cariño y mucho cuidado. En cambio, el segundo estaba todo envejecido y casi roto. Este le preguntó al de cien dólares: «¿Qué tal? ¿Cómo te ha ido?» La respuesta fue: «Muy bien, he viajado mucho. He estado en Europa, en los Estados Unidos, en los casinos de las Vegas, en los mejores hoteles, en los restaurantes más lujosos y costosos». El otro replicó: «¡Qué dichoso eres! A mí me ha ido muy mal. Solo me han llevado al templo y me han dejado en el plato de las ofrendas».
Decide hoy reverenciar al Señor dando lo mejor de tu tiempo, de tu dinero, de tus talentos y de tu vida. Solamente cuando estés realmente dispuesto a ser consecuente con el sacrificio de Cristo, que te exige la negación de ti mismo, verás un fruto genuino en tu vida espiritual. David entendía esta realidad, y por eso ofrendó con sacrificio.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

sábado, 26 de diciembre de 2009

CONFIANZA PLENA

No tengan miedo —les respondió Moisés—. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos! (Éxodo 14: 13).

La historia del pueblo de Israel encierra grandes lecciones para nuestro tiempo, porque nosotros también nos encontramos en un escabroso peregrinaje hacia la tierra prometida. El problema principal de Israel fue su falta de confianza en el Dios que los guiaba. En diversas ocasiones el pueblo reveló su incredulidad hacia los planes del cielo: no les gustaba la comida que el Señor les daba, no estaban de acuerdo con la ruta hacia Canaán, no aceptaban el liderazgo de Moisés y Aarón. Cada vez que surgía un inconveniente, elevaban su acostumbrado clamor: «¡Para qué nos sacaron de Egipto! ¡Allá vivíamos mejor! ¡Vamos a morir en este desierto!»

Hay ocasiones en las que parece que lo que Dios hace no tiene sentido, por ejemplo, cuando ordena a Moisés que el pueblo acampe frente al mar, y así coloca a sus hijos en un aparente callejón sin salida, como una presa fácil para el temerario faraón que se precipita sobre ellos. La historia registra que cuando los israelitas se vieron arrinconados, se atemorizaron muchísimo y empezaron a reclamar a Moisés, pero lo que no sabían era que Dios quería manifestar una vez más su gloria en el faraón y todo su ejército para que reconocieran que él es el Señor.
Cuando aparentemente nos encontramos sin salida en medio de los problemas, Dios ya tiene una solución para que podamos reconocer su poder y amor por nosotros. Recordemos el caso de Job, Dios permitió que el enemigo lo probara para glorificarse en él y mostrar la fidelidad de su hijo.
¿Cuál es tu actitud cuando enfrentas dificultades? Te quejas o reclamas como los israelitas, o exclamas como Moisés: «No tengan miedo [...]. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes».
Hoy te invito a confiar plenamente en Dios, nadie hay quien te conozca tanto como él. Tranquilízate. Él sabe lo que hay en tu corazón. El Todopoderoso peleará por ti, nadie podrá perjudicarte, la mano del Señor te sostendrá y en los brazos del gran Rey descansarás.

Marylin Pérez de Roblero
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

TARJETAS DE REGALO

Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo. Isaías 55:6.

Ayer, decenas de millares de personas de todo e país recibieron un regalo que jamás usarán. ¿Qué regalo es ese? Una tarjeta de felicitación.
Cada año, cuando se acerca la temporada navideña, la gente busca los regalos adecuados para las personas de su lista de Navidad. Algunos son fáciles de satisfacer. Otros no. Para esas personas están las tarjetas de regalo.
Las tarjetas de regalo son una combinación de certificado de regalo y tarjeta de crédito. Cuando una persona compra una en una tienda paga 35 dólares al cajero y el cajero carga la tarjeta de regalo con 35 dólares de crédito. La persona que recibe la tarjeta como regalo puede llevarla a la tienda y usarla para adquirir un regalo que ella misma escoge.
A mucha gente le gusta recibir tarjetas de regalo. Así tienen la posibilidad de divertirse comprando un objeto especial sin tener que pagar por él. Seguro que es mejor que hacer cola el día después de Navidad para devolver un objeto que no nos gusta.
El problema de las tarjetas de regalo es que la gente las pierde o se olvida de usarlas. Se calcula que un total de mil millones de dólares en tarjetas de ese tipo quedan pendientes de cambio. La gente que las recibió nunca las aprovechó.
¿No sucede lo mismo con la salvación? Hace dos mil años Jesús murió para salvarnos de la paga del pecado. Cuando dijo: «Está consumado» pagó el precio para que todos nosotros recibiésemos la salvación gratis. Pero por desgracia, como algunas tarjetas de regalo, su regalo de salvación es dejado de lado y jamás será utilizado.
Jesús te dio una tarjeta de regalo. Con su vida pagó el precio por tus pecados y te hizo un lugar en el cielo. Todo lo que tienes que hacer es estar de acuerdo con la transacción.
¿Por qué no lo haces hoy? En todo el universo no hay mejor regalo.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

OLVÍDATE DEL BOTE SALVAVIDAS

Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar, aparentaban como que querían largar las anclas de proa. Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: «Si estos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros». Hechos 27:30,31.

Al final de su tercer viaje misionero, Pablo fue arrestado en Jerusalén. Estuvo preso más de dos años aguardando la tramitación de su caso y su envío a Roma, donde tendría lugar finalmente su juicio. Llegó por fin el día en que tomaría el barco para ir a la capital del imperio. En la travesía, el barco sufrió los embates de una terrible tempestad, tan intensa que la embarcación perdió su curso y amenazaba con el naufragio en alta mar.
¿Dónde está nuestra verdadera seguridad? La mayoría de nosotros tenemos "botes salvavidas" que mantenemos cerca de nosotros "por si acaso". Aun después de haber aceptado el perdón y la gracia salvadora de Jesús, tendemos a echar mano de nuestros botes salvavidas, por si no hemos sido completamente perdonados por Jesús. Decimos que ponemos nuestro futuro en las manos de Dios, pero siempre nos aseguramos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para asegurar el bienestar en nuestra vida por si Dios no se manifiesta.
Decimos entender el concepto de la eternidad y la idea de que nuestra vida es, como dice Santiago 4:14, «neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece», pero, aun así, nos esforzamos en exceso por alcanzar títulos y posiciones elevadas para que nuestros amigos y familiares reconozcan nuestro éxito. Decimos que queremos vivir para Jesús y alabar a nuestro Padre celestial por toda la eternidad, pero no queremos perdernos los placeres inmediatos de este mundo, por si fuera mentira el cielo.
El problema de esto es que si mantenemos un pie en el barco, o sea, Jesús, y otro en el bote salvavidas, o sea, el mundo, nunca viviremos como Dios desea. No tiene sentido decir que confiamos plenamente en Dios y sus promesas si las incertidumbres y las dificultades de la vida hacen que fluctuemos entre el barco insumergible y el esquife. Olvidarnos de este implica depositar nuestra confianza plenamente en Dios, creer que las promesas hechas en su Palabra son verdaderas, y vivir de acuerdo a lo que él, en su amor, nos pide.
¡Debemos permanecer en el barco! Una relación salvadora estrecha con Jesús implica que hemos reconocido que hay una tormenta que amenaza con hundirnos, pero también implica aferrase al único barco de perdón provisto para nosotros. Aferramos a Jesús y su gracia es la única forma de salvarnos, porque no hay otro nombre bajo el cual se encuentre la salvación. Olvida hoy tu barquito salvavidas y aférrate al barco grande y seguro que te llevará al reino de los cielos.

Tomado de la matutina Siempre Gozosos.

viernes, 25 de diciembre de 2009

ÉL ME AMA

Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite (Salmo 144: 2).

Aquel viernes todo parecía indicar que Samuel, de nueve años, tenía un resfriado común. Sin embargo, a las dos de la mañana del domingo tuvimos que llevarlo de emergencia porque tenía dolores en las piernas. Dijeron que se debía a una infección en la garganta, pero a pesar del tratamiento la temperatura no cedía. Para el martes, casi no hablaba, estaba como sedado, no sabía quién era yo y tampoco recordaba el nombre de su padre y de sus hermanos. Temimos lo peor. Al cabo de unas horas de observación y de exámenes, su pediatra nos dijo que ya había llamado a un neurólogo.

No era meningitis, como mi esposo y yo habíamos pensado, pero era igualmente delicado: encefalitis. Ahora, lo que los médicos y nosotros esperábamos era que la encefalitis fuera viral y no bacteriana, ya que una bacteria es mucho más agresiva, difícil de erradicar y además deja secuelas. Desde el inicio de la enfermedad oramos; comencé a suplicar al Señor más que nunca por la salud de mi hijo. Posteriormente le imploraba por un milagro. Casi desde que llegamos al hospital llamé a mi madre para informarle lo sucedido y pedirle que orara por Samuel, y que les comunicara a todos los que conocía para que oraran también.
Mi esposo y yo queríamos que Samuel sanara completamente. Pero también sé que, en su infinita sabiduría, el Señor puede decidir algo diferente a nuestros deseos. Eso me aterraba. Para mí, lo peor que podía pasar no era que Samuel muriera, sino que quedara mal de sus facultades mentales o motoras; después de todo, era una posibilidad. Sin embargo, mi fe no derivaba de la manera como Dios contestara a mis súplicas. Confiaba en él y lo que le pedía era que si su voluntad era diferente a la mía, me ayudara a soportarlo.
Dios sanó a mi hijo. Una vez más me demostró que me amaba, que llevaba a mi niño en la palma de su mano. De la misma manera puede hacer contigo. No importa por lo que estés pasando, nunca olvides esto aun cuando su respuesta difiera de tus deseos. Dios, es un Dios de amor.

María Guadalupe Ávila de Vülarreal
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

Y EL REGALO CONTINÚA

Den gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenceses 5:18.

Después de pasar un verano enseñando ingles en Japón, nos disponíamos a regresar a los Estados Unidos. Dos días antes de emprende: el viaje, un esposo tuvo un accidente. Su automóvil se metió en la trasera de un taxi. Nadie salió herido, pero unos amigos sugirieron que le hiciéramos un regalo al taxista. Era una manera de pedir disculpas por el accidente. Así que compramos una caja de caramelos y bombones para regalar y la llevamos a su casa.
El hombre no estaba en casa, pero su esposa aceptó la caja y nos pidió que esperásemos un momento. Mi primer pensamiento fue: «Espero que no me saque los papeles del abogado diciendo que nos van a demandar».
En lugar de eso, volvió con un regalo para nosotros, una hermosa pintura japonesa de un niño volando una cometa. Aprendimos que a los japoneses les encanta hacer regalos, incluso a la gente que causa accidentes.
El día de Navidad pensamos más en los regalos que cualquier otro día del año. Pero para un cristiano, dar y recibir regalos dura todo el año.
Cada día que vivimos es un regalo de Dios. Cuando nos despertamos por la mañana, nuestra primera respuesta tendría que ser de agradecimiento por otro día de vida. La segunda respuesta debería ser: «¿Qué regalo puedo dar yo a cambio?»
Lo que Dios desea más que nada es tu amor. No hay mejor manera de demostrarle que lo amas que permitir que su amor fluya de ti hacia alguien. De eso tratan los dos mayores mandamientos, el amor a Dios y el amor al prójimo.
En este día especial para dar regalos, busca maneras de dar uno a Dios bendiciendo la vida de alguien.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

HAY UNO QUE SÍ PUEDE

Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Marcos 5: 4.

El relato del endemoniado presentado por Marcos 5: 1-20 retrata a un joven con el que cualquiera de nosotros podría encontrarse únicamente en la peor de las pesadillas. Se trataba de un hombre poseído por los demonios, quienes lo encaminaban a la violencia. Lo habían desfigurado, lo habían privado del uso de la razón, lo tenían desnudo, y vivía en el cementerio, con los muertos como única compañía. Su lamentable estado no difería mucho del de un animal rabioso, y era perfectamente natural que la sociedad lo rehuyera.
No había casa en Israel para una persona como él. Tampoco había hospital o asilo que lo pudiese acoger. ¿Cómo pudo desfigurarse de tal modo física y, sobre todo, moralmente ese hombre? ¿Cómo es posible que se echase a perder así la imagen de Dios en aquel habitante de Gadara? ¿Cómo llegó aquella persona a la terrible condición en que se encontraba? ¿Cómo llegó a hacer del cementerio su morada y de los cadáve¬res y los demonios sus únicos compañeros? ¿Es que en algún tiempo no fue un niño amado y mimado por sus padres, un niño que jugaba inocentemente con otros niños? Por circunstancias que desconocemos, ahora había caído en el abismo donde no hay memoria del pasado ni esperanza del futuro. Su única parte debajo del sol era la tortura del presente.
El relato dice que nadie podía con él: «Nadie le podía dominar». Ni médicos ni taumaturgos podían hacer nada con su mal. Sus antiguos vecinos lo dieron por un caso perdido. Su familia había perdido toda esperanza. Ni los hombres más fuertes del lugar eran capaces de reducir la furia incontenible del morador endemoniado del cementerio.
Quizá hemos escuchado palabras semejantes: «Su enfermedad es incurable», «Ya no hay remedio para su mal», «Ese hijo es un caso perdido», «Ese esposo jamás se convertirá». Pero el relato que nos presenta el segundo evangelista muestra una salida del túnel de la imposibilidad y nos dice que hay Uno que sí puede: Jesús. Para él no hay nada imposible. Él puede hacer todas las cosas.
Acude hoy al Señor con tu problema. Aunque no haya nada que se pueda hacer desde el punto de vista humano para solucionarlo, hay Uno que sí puede. Jesucristo, que destruyó a los demonios, puede destruir cualquier mal de tu vida.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

jueves, 24 de diciembre de 2009

EL MEJOR REGALO

¡Que ofrezcan sacrificios de gratitud, y jubilosos proclamen sus obras! (Salmo 107:22).

Diciembre siempre ha sido mi mes favorito y especial. No solo porque yo nací en este mes. Aunque no sabemos bien la fecha del nacimiento de Jesús, celebramos su nacimiento en este hermoso mes. La época navideña también puede ser una época muy triste y deprimente para muchos. Algunos terminan un año más sin cumplir sus propósitos, otros en medio de una discusión familiar, unos más sin dinero.
Desde que tengo uso de razón, la época navideña siempre fue la más especial para mí y mi familia. Mi madre siempre hacía que todo luciera lindo con sus decoraciones auténticas. Preparaba ricos platillos para que disfrutáramos en familia y la casa siempre tenía un olor navideño. Finalmente llegaba el día y la hora esperada por todos cuando toda la familia era invitada para una deliciosa cena en la cual todos participábamos. Y agradecíamos a nuestro Dios por tan lindo regalo dado a la humanidad.
He notado que la época navideña en los últimos años en los Estados Unidos es muy comercializada. Las personas viajan de aquí para allá en búsqueda de ofertas para comprar regalos navideños y hasta se olvidan no solo de ser corteses o amables, sobre todo se olvidan que Jesús es el mejor regalo. Dios te ama tanto a ti y a mí que mandó a su único Hijo para que naciera en un pesebre, para estar con nosotros en esta tierra y salvarnos. Dios no tenía que hacer eso, ni Jesús aceptar, pero por el amor eterno que sienten hacia nosotros hicieron este sacrificio.
Por ese amor infinito que sienten hacia nosotros un día no muy lejano Jesús regresara por ti y por mí porque ya no quiere estar sin nosotros. Él quiere que vivamos juntos por la eternidad. Asimismo tú y yo podremos vivir una vida en abundancia junto al Rey de reyes y Señor de señores.

Patsy Violante
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

HOY ESTÁ Y MAÑANA NO ESTÁ

Para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Juan 3:15.

Cada año, un juguete ocupa el lugar del regalo imprescindible en las listas de los niños. Hace unos años, en los Estados Unidos, ese juguete era la muñeca Cabbage Patch. Venía con un nombre y un certificado de nacimiento De repente, los adultos y los niños de todas partes querían tener una. El fabricante no daba abasto. Así que cuando se acercaron las fiestas navideñas, la oferta no podía suplir la demanda. Las centralitas de los grandes almacenes estaban saturadas con llamadas de gente que quería saber cuándo llegaría la siguiente remesa de muñecas. Un día yo estaba de compras cuando un mozo de almacén trajo un carro lleno de muñecas Cabbage Patch. Un grupo de mujeres se abalanzó sobre las muñecas, agarrándolas por los brazos. Pero el cliente más exagerado del que tengo noticia es un hombre que voló de Europa a los Estados Unidos para que su hija tuviera su muñeca el día de Navidad por la mañana.
Si hoy fueses a una tienda de juguetes quizá tendrías dificultades para encontrar una muñeca Cabbage Patch. No porque todo el mundo quiera una, sino porque la gente ha perdido todo interés por ella.
Un filósofo de la antigüedad tenía razón al decir: «Todo lo que sube, baja». Este año, los automóviles deportivos más vendidos acabarán como chatarra. Los héroes de la NFL (Liga Nacional de Fútbol Americano) serán sustituidos por jugadores más jóvenes. Miss Universo será abuela.
Todo tiene un fin, excepto Dios y todo lo que esté relacionado con él. Cuando nos damos a Dios tenemos vida eterna. Quizá muramos, pero la muerte será solo una pequeña interrupción.
No tenemos que ser como las muñecas Cabbage Patch, que hoy están y mañana no. Dios tiene grandes planes para nuestro futuro, un futuro que durará para siempre.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

FIEL HASTA LA MUERTE

Y todos vosotros pasáis armados el Jordán delante de Jehová, hasta que haya echado a sus enemigos delante de sí, y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová. Números 32: 21, 22.

Qué es lo que pide Dios antes de otorgar un premio? A semejanza de las tribus de Israel, a las que se les prometió que heredarían la tierra anhelada por Abraham, Isaac y Jacob, a nosotros también se nos ha prometido 'que heredaremos el cielo. Pero, así como las tribus de Israel tenían asuntos que atender antes de heredar la tierra prometida, nosotros también tenemos obligaciones que cumplir antes de heredar la Canaán celestial. Nuestra obligación la encontramos expresada de forma meridiana en Apocalipsis 2: 10, donde el Testigo fiel recuerda a la iglesia de Esmirna: «Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida».
En este sencillo mandato de Jesús, lo de ser fiel parece simple, pero la parte que habla de la muerte no lo es tanto. Pero ser fiel y cumplir siempre lo que hemos prometido es muy importante para Dios. Por eso, después de nuestra conversión, él anhela que seamos fieles a las cosas respecto de las cuales hemos prometido fidelidad. Dios quiere que seamos fieles hasta la muerte con el sábado, que lo seamos con el voto matrimonial que hicimos, ser fieles hasta la muerte con los diezmos aunque no tengamos para comer en el mes. Estas son algunas de las promesas de fidelidad que Dios quiere que cumplamos. Por eso Jesús nos recuerda: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
Aunque ser fieles puede parecer sencillo, no hay duda de que, humanamente hablando, es algo difícil. Por eso la Biblia nos pregunta: «Cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?» Jesús quiere saber si cuando él regrese encontrará a aquellos que dicen llamarse cristianos cumpliendo su voluntad.
La fidelidad no fingida exige que nos comportemos de la misma manera cuando estamos delante de los demás y cuando estamos a solas. ¿Somos fieles a nuestro compromiso con las cosas de Dios aunque ningún ser humano nos esté mirando? Jamás olvidemos que los ojos de Jehová están sobre toda la tierra. Aunque seamos salvos por gracia, tal como enseña la Biblia, es bueno cumplir las promesas que hicimos ante él por respeto a ese Dios que nunca ha fallado en ninguna de sus promesas.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿SOLAMENTE LO QUE ME FALTA?

Ya he recibido todo lo que necesito y aún más (Filipenses 4: 18).

Estaba a punto de hacer el viaje más largo de mi vida. Viajaría de México a Rusia para estudiar mi maestría. Ya lo había planeado todo: estaría allá catorce meses, estudiando en el colegio adventista de Zaoksky. Así que fin llegó el día y me despedí de mi familia y amigos. Creía estar segura de llevar todo lo que necesitaría para vivir allá durante un poco más de un año: dos maletas grandes y mi computadora portátil. Por supuesto, estaba muy agradecida con Dios por darme esa oportunidad y estaba muy emocionada con la nueva aventura.
Llegué sin problemas a Moscú después de una breve escala. El problema surgió cuando al querer recoger mi equipaje me encontré con la sorpresa de que no había llegado. Era difícil comunicarse con el personal del aeropuerto debido al idioma, pero finalmente me confirmaron que mi equipaje se había extraviado. En ese momento comencé a pensar qué haría sin mis pertenencias. Le pedí al Señor que me ayudara a resolver el problema y mi petición fue que encontraran mi equipaje y me lo entregaran de inmediato. Llené todos los formularios necesarios en el aeropuerto y me fui a la escuela esperando recibir posteriormente noticias favorables.
Pasaron los días y las semanas y eso no sucedió. Después me confirmaron que todo se había perdido y que pagarían por el daño ocasionado. Durante todo este proceso surgieron las preguntas en mi mente: ¿Será que Dios me escucha? ¿Por qué permitiría que pasara algo que me traería tanta tristeza o me ocasionaría tantos problemas? Pero lo cierto es que Dios nos pide que confiemos en él, aunque no obtengamos la respuesta que esperábamos.
Algunas personas que se enteraron, me obsequiaron ropa, otras me ayudaron para que fuera a comprar lo que necesitaba y, para mi sorpresa, nunca me hizo falta nada de lo indispensable durante mi estancia en aquel lugar. Dios proporcionará lo que nos haga falta, no dice que nos dará cosas adicionales o para que despilfarremos; esto quizá sea para que nunca nos olvidemos que dependemos de él y así volvamos día a día pidiendo lo que nuestro corazón necesita. Agradece hoy a Dios porque, aunque no tengas lujos o cosas que puedas derrochar, te da lo que tu cuerpo y tu corazón necesitan para el día de hoy.

Ménica Yaneth Cota Inzunza
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

UN CÍRCULO CERRADO

Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Deuteronomio 6:5.6.

En los días en que las familias adornaban el árbol de Navidad, las luces solían estar en circuito. Si una bombilla se fundía, ninguna otra alumbraba. Por eso, todos los miembros de la familia contenían la respiración cuando conectaban las luces. Si la cuerda se encendía, todos suspiraban aliviados. Pero la mayoría de las veces había una bombilla que se había fundido. Por eso papá sacaba una bombilla nueva y probaba uno por uno los portalámparas. Si solo había una bombilla fundida, al final conseguía descubrir cuál era y, tan pronto como la nueva bombilla ocupaba su lugar, las luces se encendían.
Pero si había más de una bombilla fundida, era casi imposible descubrir cuál de ellas era. Era más fácil sustituir todas las bombillas y esperar a que las próximas Navidades todavía funcionasen.
Los Diez mandamientos son como una cuerda de bombillas. Aunque guardemos nueve mandamientos, con uno que quebrantemos, quebrantamos toda la ley. Jesús quiere que guardemos toda la ley. Pero no quiere que lo intentemos solamente con nuestra propia fuerza.
Los escribas y los fariseos se esforzaban mucho por obedecer la ley. Creían que guardar la ley era lo más importante que podían hacer. Creían que si se esforzaban lo suficiente, podrían vivir según lo que les había ordenado Dios. Pero vino Jesús y les dijo que amar a Dios es más importante aún.
Los Diez mandamientos no son una lista de normas que hay que guardar antes de ir al cielo. Son una descripción de cómo será la vida cuando le pidamos a Jesús que ocupe el lugar más privilegiado del corazón.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

NEGARSE A UNO MISMO

Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará. Lucas 9: 24.

Alguien ha dicho que lo que se predica hoy desde nuestros pulpitos es un evangelio edulcorado. Vivimos en una época en que la buena nueva del evangelio se ha convertido en algo tan de uso común que ha dejado de ser evangelio. Parecería que seguir a Cristo no implique ningún cambio, como si ser discípulo de Jesús fuese algo semejante a ponerse una pegatina que diga «Soy cristiano», y eso sería todo. Con la invitación a seguir a Cristo que se extiende desde algunos pulpitos, da la impresión que lo único que se requiere del que acepte tal invitación es decir algunas palabras, creer intelectualmente o caminar por el pasillo hacia el frente, sin tener que cambiar nada. Jesús dijo a todos los que lo escuchaban: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lúe. 9:23).
Cuando el apóstol Pablo se encontró con Jesús en el camino que conducía a Damasco también encontró su propio final, pues ese encuentro extraordinario fue el punto final al odio que había respirado contra los cristianos, el final de su or¬gullo, de su justicia propia, de su nacionalismo, de sus esperanzas, de sus sueños y de sus objetivos. Supuso una decisión de entregarse a la muerte, no por suicidio, sino por el simple hecho de apartarse de su antiguo yo y de comenzar una nueva identidad en Cristo. Cuando se produce el milagro de la conversión, todo lo que se posee queda a completa disposición de Jesús, para los propósitos que él estime convenientes, y nada de ello deberá nunca obstaculizar la obediencia absoluta a su mandamiento de amor.
Jesús no desea engañarte con un cebo, ni te propone tampoco un trueque para que lo sigas. Aparte de su persona, no te ofrece nada "a cambio" para que lo sigas. Él es completamente franco con respecto al costo. Preguntó: «¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? [...] ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil?» (Lúe. 14: 28, 31).
Permite que el llamamiento a seguir a Jesús sea respondido por ti de forma clara y sincera. Jamás te lamentarás de hacer lo que él te pida. Por el contrario, encontrarás gozo en la obediencia y deleite en entregarle todo a él.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

martes, 22 de diciembre de 2009

TRANSMITIR LA FE

Con manos limpias e inocentes camino, Señor, en torno a tu altar, proclamando en voz alta tu alabanza y contando todas tus maravillas (Salmo 26: 6, 7).

Tuve el privilegio de nacer en una familia cristiana, por la gracia de Dios soy la tercera generación de adventistas en casa, hija de un pionero en la obra en el sureste mexicano. De niña me deleitaba en escuchar las hazañas en las historias que nos contaba mi padre, quien desde los dieciséis años sintió un profundo llamado para dejar todo e irse a compartir el evangelio que habla aprendido.
En la época en que había intolerancia religiosa en México y el gobierno restringía los cultos y la literatura religiosa, papá se enlistó valientemente en el colportaje. Viajó en ferrocarril, pequeñas barcazas, canoas, caballo, además, caminó grandes distancias para llevar la Palabra de Dios a las montañas, la selva y a la orilla de los ríos. Dios obró maravillas en su vida y lo libró de muchos peligros de muerte. Su amor por el evangelio lo llevó a estudiar en el seminario teológico y luego ser un ministro del evangelio para seguir compartiendo su pasión. Pero dado que veía tanta necesidad de atención médica, decidió estudiar medicina para llevar sanidad a pueblos remotos del país.
Su pasión por el evangelio y su congruencia en lo que creía nos enseñó a amar a Dios y a su iglesia, y a ver la vida en el contexto de la eternidad. Es un gozo para nosotros encontrar todavía en algunos pueblos, libros que él vendió y que sirvieron para la fundación de una iglesia local. Mi esposo y yo llevamos casi veinte años trabajando en la Universidad de Montemorelos y junto a nuestros hijos nos sentimos muy bendecidos por eso. Esperamos haber transmitido a los nuestros esta misma pasión y el verdadero sentido de la vida que nos liga a la eternidad.
Mi corazón se llena de gratitud por el ejemplo que recibimos de un padre cristiano para quien el servicio era su mayor pasión. «Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin» (Ecl. 3: 11).

Haydée Martínez
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

PAQUETES FEOS

Yo soy el Señor, el Dios de todo ser viviente. Nada hay imposible para mí. Jeremías 32:27.

El año pasado, justo antes de la fiesta de Navidad de la escuela, los alumnos empezaron a traer los regalos para intercambiárselos. La mayoría estaban vueltos en papel de colores y atados con cintas del mismo color. Pero había un regalo que destacaba del resto.
Destacaba porque no estaba envuelto. Alguien había puesto el regalo en una bolsa de papel marrón y la había cerrado con grapas. Nadie dijo nada de ese regalo tan feo, pero se podría decir que todos pensaban: «Espero que el regalo de la bolsa no sea para mí».
El envoltorio suele indicar qué lleva dentro. Un envoltorio bonito, un regalo bonito. Un envoltorio mugriento, un regalo mugriento. Pero a veces las apariencias engañan.
Eso es particularmente cierto cuando se trata de los regalos que vienen de Dios. A veces, vienen envueltos con un papel muy feo. Los paquetes feos son acontecimientos o situaciones que son desagradables: un divorcio, una enfermedad, un suspenso, el rechazo, el temor, la soledad, la muerte y los defectos físicos.
Si se nos permitiera, nunca los escogeríamos. Pero Dios es tan inteligente, tan increíblemente poderoso, que puede hacer que la peor de las situaciones se vuelva en la mayor de las bendiciones.
Aquí tienes algunos paquetes feos. ¿Qué buenos resultados pueden salir de ellos?
• Scout sacó un insuficiente en el examen de Historia.
• Staci, la mejor amiga de Tiffany, se mudó.
• La familia de Brad no puede pagarle los estudios.
• Gina estaba muy excitada con la idea de ir al campamento de verano. Pero unos días antes de ir contrajo la varicela.
• Ricardo quería el papel protagonista de la obra de teatro de Navidad, pero no se lo dieron.
Cuando en la vida surgen problemas, es muy bueno saber que Dios puede sacar algo bueno de la peor situación. Nada escapa a su control.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

NADA QUE TEMER

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas. Josué 1: 9.

El mandato que con más frecuencia se repite en las Escrituras para los hijos de Dios es el de no tener temor. Se da más de 360 veces en toda la Biblia, y cada vez que aparece los autores bíblicos hacen mucho hincapié en él.
«¡Sean valientes! ¡No teman!» Eran palabras que oyeron desde los pastores que vieron a los ángeles anunciando el nacimiento de Jesús, hasta los discípulos que vieron caminar a Jesús sobre las aguas y creyeron que era un fantasma.
La Biblia está repleta de exhortaciones a no temer. Una de estas exhortaciones la encontramos en Isaías 41: 8-10: «Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia».
En las Escrituras se presentan exhortaciones enfáticas a no temer son hechas porque el temor nos paraliza. El temor hizo que los israelitas prefirieran creer a los diez espías que afirmaban que la tierra era inconquistable a creer el mensaje optimista de Josué y Caleb. El miedo era lo único que se interponía entre Israel y su herencia.
También hoy el temor puede privarnos de nuestra herencia. Una parábola de Jesús lo ilustra de esta manera: «Por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí» (Mat. 25: 25,26). Paralizado por el miedo, este hombre escondió el talento en la tierra. Por su temor, el siervo recibió de su señor la evaluación de ser un ocioso y un perezoso. Por el temor de no hacer nada mal, terminó no haciendo nada bien. No hizo nada en absoluto.
¿De dónde proviene nuestro valor para desechar completamente el temor? Atesoremos en nuestro corazón estas palabras del segundo Evangelio: «Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron» (Mar. 16: 6).
Hoy Dios quiere que deseches todo temor, porque si de verdad crees en un Cristo resucitado que venció la muerte, no habrá nunca nada que temer.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

lunes, 21 de diciembre de 2009

MOTIVOS PARA AGRADECER

Antes que me llamen, yo les responderé; todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado (Isaías 65: 24).

¿Tienes motivos para agradecer hoy? ¡Seguro que sí! El Señor te ha dado la vida, te ha permitido conocerlo, tienes libertad y tiempo para leer su Palabra. ¡Cada día disfrutas sus bendiciones! ¿Y tus problemas físicos? ¿Y la gente que te molesta? ¿Los problemas económicos? ¿Los conflictos en el trabajo o el desempleo? ¿Las oraciones sin responder? ¿Acaso darías gracias a Dios por eso?
El libro El escondite narra la experiencia de dos hermanas holandesas que durante la invasión nazi a Holanda, en la Segunda Guerra Mundial, fueron llevadas a un campo de concentración. Corrie y Betsie vivían en condiciones infrahumanas junto con otras mujeres. Habían logrado, por intervención milagrosa del Señor, retener consigo una Biblia que leían por las noches a sus compañeras. La lectura les traía consuelo y esperanza en medio del sufrimiento. Un día leyeron el texto de hoy y enlistaron sus motivos de gratitud: estaban juntas, tenían una Biblia y podían compartirla. Betsie añadió a la lista las pulgas que las picaban constantemente; Corrie, no muy convencida, también agradeció.
Días después, Betsie llegó feliz a la barraca. Ahora sabía por qué podían tener sus reuniones devocionales nocturnas sin ser descubiertas: había escuchado cómo los soldados se peleaban entre sí porque ninguno quería inspeccionar el lugar donde ellas vivían. ¿La razón? ¡Estaba infestado de pulgas! «En la vida futura, se aclararán los misterios que aquí nos han preocupado y chasqueado. Veremos que las oraciones que nos parecían desatendidas y las esperanzas defraudadas figuraron entre nuestras mayores bendiciones [...]. Todos nuestros padecimientos y tristezas, todas nuestras tentaciones y pruebas, todas nuestras pesadumbres y congojas, todas nuestras privaciones y persecuciones, todo, en una palabra, contribuye a nuestro bien. Todos los acontecimientos y circunstancias obran con Dios para nuestro bien» (El mi¬nisterio de curación, pp. 376, 389).
Agradece a Dios hoy no solamente por lo bueno que te pasa, sino tam¬bién por lo que no te agrada. A quienes aman a Dios, todo, inclusive lo que no parece bueno, les resulta bien.

Deysi Ble de Gil
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

QUIZÁ SALVES TU PROPIA VIDA

Hay más dicha en dar que en recibir. Hechos 20:35.

¿Te has dado cuenta? Ser cristiano resulta bastante caro. Y no estoy hablando solo de dinero. Sí, Dios espera que le devolvamos al menos el diez por ciento de nuestros ingresos, pero también espera que demos una parte de nuestros talentos y nuestro tiempo para ayudar a los demás y hablarles de él.
¿Por qué querrá que demos tanto? La siguiente historia quizá responda esta pregunta.
Andrea era una mujer joven que tenía un grave problema. Una infección por estreptococos, que suele resolverse con medicación, le había afectado los riñones. Al final, tuvo que dejar de trabajar.
Buscaron entre sus familiares más allegados un posible donante de riñón para ella. Pero ninguno era compatible.
Mientras miraba un programa de televisión sobre la donación de órganos, Linda, una familiar por matrimonio, descubrió que no es preciso que los donantes de riñones tengan vínculos de consanguinidad con el receptor. Así que ella y su esposo se sometieron a las pruebas. Linda era una donante perfecta.
Poco después de que empezara la operación, el cirujano descubrió un aneurisma en el riñón que Linda estaba a punto de donar. Los aneurismas, vasos sanguíneos debilitados, son como bombas de relojería escondidas que pueden explotar en cualquier momento y acabar con la muerte del paciente. Si Linda hubiese caído antes de la operación, la arteria debilitada podría haberse reventado y Linda habría muerto antes de que nadie pudiera ayudarla.
Pero los médicos pudieron solucionar el problema y completar el trasplante. Hoy, Linda y Andrea viven una vida normal y saludable.
Al entregarse, Linda salvó la vida. Cuando damos tiempo y dinero, recibimos un beneficio similar. Sí, otros reciben ayuda en el proceso, pero nosotros también.
Cuando hacemos actos abnegados. Dios no nos da puntos extra. Ni siquiera dar todo tu dinero te salvaría. Pero cuando hacemos la obra de Dios nos parecemos cada vez más a él. A fin de cuentas, ¿ser cristiano no se trata de eso?

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

ENDULZURA TU AMARGURA

Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados. Hebreos 12:15.

Esta declaración se basa en Deuteronomio 29: 18: «No sea que haya en vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo». «Se aplica a cualquier persona de la iglesia dada a las discusiones con el deliberado propósito de fomentar mala voluntad y división entre los hermanos. Una raíz de amargura generalmente germina en la oscuridad de algún alma marchita, y luego florece convirtiéndose en una crítica pública y maligna contra los dirigentes de la causa de Dios en la tierra, y hace que los hermanos se dividan entre sí» (Comentario bíblico adventista, t. 7, pp. 501,502).
La amargura es una condición espiritual enfermiza. Conlleva un deseo excesivo de venganza capaz de todo. Está a la cabeza de la lista de los problemas que ahuyentan al Espíritu de Dios: «Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia, y toda la malicia» (Efe. 4: 31).
Es muy difícil curar la amargura, porque la persona amargada se acostumbra a vivir con ese espíritu, considerando que su comportamiento es normal y parte de su personalidad. Por desgracia, quien tiene este problema tampoco percibe el daño que le ocasiona la amargura.
Los efectos de la amargura son graves: pérdida del dominio propio, irritabilidad, insomnio, depresión, negatividad, y malestar del ser en su conjunto. La amargura ahu-yenta al Espíritu de Dios. Sin embargo, cuando arrancamos la raíz de amargura, el Espíritu Santo toma posesión y control de nuestras vidas.
Todos los cristianos deseamos llegar a ser como Jesús. Si ese es nuestro objetivo, el primero y más grande paso que debemos dar es el de ser personas dulces, en las cuales no tenga cabida la amargura. ¿Cómo sabremos que hemos triunfado y nos hemos deshecho de la amargura? Hemos arrancado la raíz de amargura cuando nuestra vida está dominada por el amor y ya no deseamos vengarnos de nuestros ofensores; cuando nuestra boca ya no pronuncia palabras hirientes que afecten la reputación de los demás. Seremos completamente libres de la amargura cuando les deseemos el mayor de los éxitos a nuestros ofensores.
Decide hoy poner a un lado la amargura. Pide al Señor que te dé un carácter dulce. Que tu oración sea: «Señor, ayúdame a ser una persona de carácter dulce, a la cual todos quieran acercarse porque sienten la presencia divina en su vida».

Tomado de la Matutina Siempre gozosos.

domingo, 20 de diciembre de 2009

EL GOZO DE LA GRATITUD

Te ofreceré un sacrificio de gratitud e invocaré, Señor, tu nombre (Salmo 116: 17).

Cómo dar gracias en medio de la aflicción? Solamente cuando nos acercamos a Dios podemos ver que, aun en medio de los momentos difíciles, él actúa a nuestro favor y su misericordia se re¬nueva cada mañana. En su presencia cultivamos un corazón agradecido. Su amor es lo que nos ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva. A pesar de las múltiples aflicciones, ¡cuántos prodigios ha realizado Dios en mi vida! Mi respuesta a su inmenso amor ha sido la confianza, la esperanza y la alabanza. No me puedo rendir ni esconder, ni tampoco desesperarme. No es lo que yo le diría a mi preciosa hija si fuera ella la que pasara por estas circunstancias. Seguramente, la animaría a confiar, a sonreír, a luchar y a no rendirse ante nada en el mundo.
Agradezco a Dios porque en medio de la tragedia intervino y logró salvar mis piernas, aunque lastimadas, pero completas. Gracias a Dios, mi cerebro no quedó herido ni mi nervio óptico traumado le alabo porque mi oído quedó intacto, rescató mis dos manos, el hígado, los pulmones, la columna vertebral. ¡Gracias Señor, por cuidar mis órganos vitales!
Gracias por amarme tanto. Sé que también tú celebras que yo te ame y que haya podido soportar tanto. Gracias porque soy tuya, y por nada ni por nadie te dejaré a un lado llorando por mí misma. Gracias, porque aunque mis dos niños preciosos se quedaron dormidos, hasta que tú me los devuelvas sanitos, hermosos, redimidos, tú eres mi fortaleza. Me gozo en tu ayuda y alabo que tu amor no tiene limites para conmigo. Gracias, por mostrarme tu gloria en medio de mi dolor. Simplemente, gracias Señor, por estar a mi lado y cuidarme como a la niña de tus ojos.
Guíame a tener un corazón lleno de amor y gratitud para ver en medio de las aflicciones las cosas hermosas que a diario haces por mí.

Lorena P. de Fernández
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.