sábado, 3 de diciembre de 2011

UN MENSAJERO PROTECTOR

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal ni plaga tocara tu morada, pues a sus ángeles mandara acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. (Salmos 91:9-11).

En cierta ocasión escuché de labios de su propio protagonista la impactante experiencia que vivió cuando fue detenido por causa de su fe. Debido a sus creencias religiosas fue obligado a permanecer un fin de semana en una celda, donde se solía encerrar a los delincuentes más peligrosos. Este joven contaba que se sentía como una hormiga en un hormiguero. Le impactaron tremendamente las miradas de aquellos rostros marcados por las heridas y los tatuajes, aquellas personas que se movían con arrogancia y que sin duda le harían pasar momentos difíciles en aquel lugar remoto. El guardia le señaló el cemento donde dormiría. Era tarde, y se sentía agotado tras un largo día de tensión y estrés. Temiendo dar la espalda a lo que le parecía un peligro, se acomodó como pudo sobre el frío cemento y elevó una oración en la que depositó toda su fe.
El cansancio lo venció inmediatamente. Al día siguiente, que era sábado, la luz lo despertó de su sueño. Todos lo miraban con gran curiosidad. Él no sabía lo que había sucedido, hasta que uno de los presos más duros de la prisión se le acercó y le preguntó quién era el hombre que había pasado toda la noche sentado a su lado. «Es demasiado fuerte, ni siquiera el jefe se atrevió a desafiarlo. Eres afortunado, porque nadie antes había salido ileso de su primera noche en este lugar».
Aquel joven cristiano no hizo más preguntas, pues ya había oído suficiente. Estaba convencido de que aquel hombre que lo había protegido durante la noche era su ángel guardián. Ahora estaba seguro de que Dios estaba con él incluso en aquel lugar indeseado, por lo que su te se vio fortalecida hasta el fin de su encierro.
Tú también tienes un ángel en quien confiar. Él permanecerá a tu lado y será un mensajero protector. «El ángel de Jehová acampa alrededor de los que lo temen y los defiende» (Sal. 34: 7).

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

MIRA LA HIGUERA

De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. Mateo 24:32, 33.

Se sabe que el día más largo del año y el comienzo del verano en Sudamérica es el 21 de diciembre. Pero no hace falta saber la fecha exacta para percibir que el verano ya comienza. Los días son más largos y más calurosos, se apagan los calefactores y estufas, dejamos de usar ropa de invierno, las plantas florecen y los árboles estrenan hojas verdes. Aunque no se supiera la fecha oficial del inicio del verano, toda la naturaleza se encargaría de mostrarnos en qué estación estamos.
A modo de ilustración, Jesús hizo una comparación entre el tiempo previo a la segunda venida y la higuera. "De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas". La comparación es obvia: el verano es la segunda venida, la higuera son las profecías relacionadas, y los brotes y hojas el cumplimiento de esas profecías.
En todo Mateo 24 Jesús dejó muchas profecías que anticipaban su regreso: la aparición de falsos cristos y falsos profetas, guerras, terremotos, hambruna, enfermedades, la predicación del evangelio a todo el mundo, la persecución a los fieles y los desastres naturales. Si bien a lo largo de la historia estas señales se han manifestado, antes de la llegada del verano (la segunda venida) se harían notablemente visibles (aparecerían los brotes y las hojas).
Por eso es tan importante estudiar las profecías (mirar la higuera), porque de esa manera veremos llegar el verano y no nos sorprenderá.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día surgió como un cumplimiento profético para restaurar la verdad, y fue pionera en la exégesis e interpretación profética. Los pioneros de nuestra iglesia miraron con tanto detenimiento a la higuera que conocían cada rama, cada brote y cada hoja como si fuera un árbol del patio de su casa. Eran verdaderos conocedores de las profecías. Pero con el paso de los años, muchos adventistas confiaron su fe y la interpretación profética a pastores y estudiosos, y descuidaron la observación de la higuera por sí mismos.
Si estudias cuidadosamente las profecías, las señales de los tiempos no te causarán temor, sino que te ayudarán a prepararte para recibir al gran Rey.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

MANO PODEROSA

Y endureció Jehová el corazón de faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. Éxodo 14:8.

Aunque no le gustaba la medicina, Lucía, obedeciendo a su madre, había intentado seguir la carrera. Hubiera hecho lo imposible por conseguir la aprobación del ser que la trajo al mundo; sin embargo, jamás pudo pasar del segundo año. Y se sentía un fracaso. Ese sentimiento de derrota la llevó al camino de las drogas, sin que la madre lo percibiese. Cuando por fin la verdad salió a la luz, ya era demasiado tarde: la pobre joven se encontraba esclavizada.
Hay cosas que no tienen explicación. ¿Por qué, a veces, creemos que huir es la mejor salida para los problemas que enfrentamos? Los vicios son cuevas donde nos escondemos, por miedo de enfrentar la realidad; cuevas oscuras y profundas, donde nos atormentan los monstruos imaginarios que fabrica nuestra imaginación enfermiza. Lucía se sentía así: perseguida por mil demonios; atormentada por un verdugo implacable; desesperada y con ganas de morir. Parecía el pueblo de Israel, huyendo de las manos impiadosas de Faraón.
Mientras camines por las sendas escabrosas de este mundo, te vas a encontrar infinidad de veces con las fuerzas del mal, que intentan destruir tu vida; circunstancias adversas, barreras indestructibles, muros gigantescos, imposibles de ser escalados. En esas horas, no te escondas, no huyas, no busques muletillas: enfrenta a tus enemigos en el nombre de Jesús.
Recuerda que el Señor libró a Israel con mano poderosa, y aunque el enemigo también tiene poder, nada puede hacer ante el Rey del universo.
Hoy puede ser un día de victoria para ti. No trates de ganar la guerra; vence solamente la batalla de este día. Los grandes triunfos son la sumatoria de las pequeñas victorias. Haz de este día un día de victoria.
¿No tienes fuerzas para luchar? Israel tampoco las tenía. ¿Qué podría hacer un batallón de pastores de ovejas y fabricantes de ladrillos frente a un ejército armado hasta los dientes? Pero, aquel pueblo humilde no estaba allí por su propia voluntad: Dios lo había libertado, y el Señor no conoce de derrotas.
Por lo tanto, enfrenta hoy tus leones, tus tormentas y tus faraones recordando que "Faraón rey de Egipto, siguió a los hijos de Israel; los hijos de Israel habían salido con mano poderosa".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón