miércoles, 6 de febrero de 2013

UNA NOTA FÁCIL


Lugar: Colorado, EE.UU.
Palabra de Dios:  Lucas 16:10.

Ojalá no tuviéramos que estudiar para esta prueba -se quejó Becky* mientras hojeaba su libro de texto-. ¿A quién le importa Shakespeare?
Su amiga Alicia* dio una mirada a su alrededor, antes de responderle, con voz sigilosa:
-Bueno, en realidad, no necesitamos estudiar... si entiendes lo que quiero decir. Vi a la señorita Collins* guardando la hoja de respuestas esta mañana. La deslizó en el último cajón de su archivo. ¿Qué te parece?
Becky la miró, sorprendida.
-¡Pero eso sería hacer trampa!
-¿Y qué? Es solo un tonto examen de inglés. No es como que estuviéramos robando un banco o algo por el estilo. Confía en mí, nadie se enterará.
Becky, finalmente, estuvo de acuerdo en seguir ese plan. Se sacaron un "Excelente" de manera muy fácil, y nadie descubrió que habían hecho trampa en la prueba. Pero, Becky no pudo olvidar lo sucedido. Pasaron los años. Las dos chicas terminaron la enseñanza media. Becky se casó y tuvo hijos, y luego nietos. Pero, el recuerdo no se le borraba de la mente.
Finalmente, 47 años más tarde, Becky decidió que debía hacer algo sobre el tema. Escribió una carta al director del colegio, confesando lo que había hecho. "Sé que no marca ninguna diferencia ahora", escribió ella, "excepto que esto puede evitar que algún alumno haga trampa, y lo ayude a ser honesto. La conciencia nunca te deja olvidar. Dios tiene perdón, y yo lo he recibido; pero sentía, igualmente, que debía confesarlo al colegio".
¡Qué lección podemos aprender del error de Becky! Engañar está mal, aun cuando no nos descubran. Una conciencia limpia es el mejor camino. Al fin y al cabo, "el que es honrado en lo poco, también lo será en lo mucho; y el que no es íntegro en lo poco, tampoco lo será en lo mucho".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

RECUÉRDAME


También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: «Este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí». Lucas 22:19

Cuando en una ocasión necesitaron hacer un viaje de emergencia, mi yerno y mi hija decidieron dejar a mi nieta a mi cuidado durante dos días. Nunca antes se habían separado tanto tiempo de ella, y estaban francamente preocupados. La verdad, yo también lo estaba.
La nena apenas había cumplido tres años y era su primera estancia sin sus padres en casa de la abuela. Yo sabía que, dado que estaba en la etapa de las «operaciones concretas», en cuanto sus padres salieran de su vista iba a extrañarlos, y exactamente así sucedió.
Durante las primeras horas, la aventura de recorrer los rincones de la casa, el jardín, los juguetes sorpresa, los videos sobre Cristo y los discos de cantos infantiles hicieron su labor de entretener. Pero al anochecer, cuando las aves empezaron a cantar las canciones de cuna, mi nieta dijo la frase que yo más temía: «Quiero a mi mamá».
Entonces comencé a usar mi repertorio de abuela novata. Le conté una historia, le enseñe un canto nuevo, le preparé una rica meriendita, pero cada vez que el estímulo sorpresa pasaba, nuevamente surgía, y con más ansiedad, la misma frase: «Quiero a mi mamá».
Para las nueve de la noche las dos estábamos francamente agotadas, en pijama, abrazadas en la cama (pues el abuelo estaba de viaje), con lágrimas en los ojos... no podíamos dormir. Hasta que tuve una feliz idea. La siguiente vez que dijo: «Quiero a mi mamá», corrí a la sala, tomé una fotografía que sus papas se habían tomado el día de su boda, y se la entregué. Cuando ella miró el retrato, comenzó a reír, dejó de llorar, y muy pronto, abrazando la foto, se quedó profundamente dormida. ¡Por fin tenía a su mamá y a su papá junto a ella! Aquella foto le había hecho recordar que sus padres la amaban y pronto irían a buscarla.
Querida amiga, cuando comiences a sentirte sola, abandonada, recuerda que Jesús está a tu lado. Haz espacio en tu mente para recordar aquellos episodios maravillosos de su ministerio terrenal, su muerte en la cruz para darte salvación, y su resurrección, pues ese gran acto de amor es el que garantiza nuestra felicidad terrenal y nos prepara para la vida eterna. Nadie más hará por ti el maravilloso sacrificio que hizo Cristo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL JEFE PUEDE VOLVER HOY - 2


No pierdan la confianza, porque esta será recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, «el que ha de venir vendrá, y no tardará» (Hebreos 10:35-37).

Nadie había cruzado jamás Georgia del Sur. Es abrupta en extremo. Lo lograron gracias al genio y la sagacidad de Shackleton. Cuando el jefe de la estación ballenera los vio, rompió en llanto. Ahora el mundo sabía que un grupo de hombres estaba aislado en la isla Elefante. Pronto se organizó un plan de rescate. La primera tentativa fracasó. Los témpanos de hielo se cerraron y el barco de rescate no pudo abrirse camino hacia la isla. Se organizó un segundo intento, pero otra vez el hielo se cerró alrededor de la isla y el buque regresó. Una tercera tentativa, y nuevamente el hielo salió victorioso.
Solo después de cuatro intentos de rescate Shackleton pudo abrirse camino hasta la isla Elefante. Al aproximarse a aquel desierto de nieve y hielo, se preguntaba qué encontraría. ¿Habría todavía alguien con vida después de tantos meses de espera? ¿Habría quizá algunos sobrevivientes con la razón trastornada por el silencio y la espera?
Shackleton encontró a todos los hombres con vida, en buenas condiciones y con buen ánimo. ¿Cómo habían sobrevivido? El secreto estaba en el liderazgo del hombre que Shackleton había dejado a cargo del grupo. Cada día decía a sus compañeros: «Prepárense, muchachos. El jefe puede volver hoy». Y así, cada día se alistaban. Cada día se preparaban. Cada día estaban alerta. A pesar del largo silencio, las prolongadas adversidades, un día Shackleton regresó.
Nosotros también vivimos en un tiempo de espera. Hace más de dos mil años nuestro líder prometió a su pueblo: «Vendré otra vez». Todos los autores del Nuevo Testamento creyeron esa promesa. El mensaje neotestamentario se concentra en dos polos de la historia: la primera venida de Jesús y su segundo advenimiento. La primera venida garantiza la segunda. Porque él vino una vez y vivió con nosotros, murió nuestra muerte en la cruz del Calvario y obtuvo la victoria. Su regreso es absolutamente cierto.
No hay duda. Jesús volverá otra vez. Todo lo que ha pasado y todo lo que ha prometido lo asegura. Únete al grupo de entusiastas que no se desaniman por la larga espera.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EL SECRETO DE LA VIDA ESPIRITUAL


El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Juan 3:5.

Con frecuencia se hace la pregunta: ¿Por qué no hay más poder en la iglesia? ¿Por qué no hay más piedad vital? La razón es que las demandas de la Palabra de Dios no son satisfechas de hecho y en verdad; no se ama a Dios por sobre todo, ni a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto abarca todo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. Sean estos dos mandamientos de Dios obedecidos explícitamente, y no habrá discordia en la iglesia, no habrá desarmonía en la familia. En muchos, la obra es demasiado superficial. Las formas exteriores ocupan el lugar de la obra interior de la gracia... La teoría de la verdad ha convertido la cabeza, pero el templo del alma no ha sido limpiado de sus ídolos.
Cuando el mandamiento llegó a la mente y el corazón de Pablo, él dice que "el pecado revivió, y yo morí". En estos días de pretensiones, hay muchas conversiones fingidas. La verdadera convicción de pecado, la aflicción real del corazón por causa de la maldad, la muerte del yo, la superación diaria de los defectos de carácter y el nuevo nacimiento, representan las cosas antiguas que Pablo dice que han pasado, y he aquí todas son hechas nuevas. De esta obra muchos no saben nada. Injertaron la verdad en sus corazones naturales, y luego siguieron como antes, manifestando los mismos rasgos desdichados de carácter...
Plante un buen árbol y tendrá como resultado buenos frutos. La obra del Espíritu de Dios en el corazón es esencial para la piedad. Debe ser recibido en los corazones de quienes aceptan la verdad, y crear en ellos corazones limpios, antes que uno de ellos pueda guardar sus mandamientos y ser hacedor de la Palabra...
No se estudia la Biblia tanto como se debiera; no se convierte en la regla de la vida. Si se siguieran concienzudamente sus preceptos, y fueran la base del carácter, habría un propósito firme sobre el cual ninguna especulación comercial o asunto mundanal podría influir seriamente. Un carácter así formado y sostenido por la Palabra de Dios, soportará el día de la prueba, de las dificultades y de los peligros. La conciencia debe ser iluminada y la vida santificada por el amor a la verdad recibida en el corazón, antes que la influencia sea salvadora para el mundo.— Review and Herald, 28 de agosto de 1879; parcialmente en Reflejemos a Jesús, p. 200.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White