sábado, 12 de enero de 2013

LA LLAVE PERDIDA

Lugar: Alemania
Palabra de Dios: 1 Juan 5:14,15.

¿Alguna vez te preguntaste si a Dios le interesan las pequeñas cosas de tu vida? Después de todo, debe estar bastante ocupado manejando de todo en el universo. Algo pequeño, como una llave perdida, no es gran cosa. Pero, exactamente eso era lo que Klaus necesitaba encontrar.
Como su papá y su mamá trabajaban todo el día, Klaus llevaba colgando, en un cordón alrededor del cuello, la llave de su casa. Una tarde, después de haber estado jugando un rato en la casa de un amigo, corrió de vuelta a su casa, para buscar algo. Pero, cuando acercó su mano para tomar la llave, descubrió que había desaparecido.
Klaus volvió lentamente hasta la casa de su amigo, revisando cada centímetro de la vereda, sin suerte. Su amigo se ofreció a ayudarlo. Juntos recorrieron el camino, buscando en el patio, en la calle y en todo otro lugar que se les ocurrió. Pero, no encontraron la llave.
-Pidamos a Dios que nos ayude a encontrarla -sugirió el amigo de Klaus-. Él sabe dónde está.
Así que, los dos chicos se detuvieron y oraron por la llave perdida. Justo cuando estaban por volverse, Klaus levantó la vista... y allí estaba la llave, ¡colgando de un arbusto!
-Oh, ahora me acuerdo -exclamó Klaus.
Había estado sosteniendo la llave en la mano mientras andaba en el monopatín de su amigo, y el cordón debió haberse enredado en el arbusto, mientras pasaba por allí. Pero, ¿a quién se le habría ocurrido buscar la llave en el arbusto?
Una llave perdida no parece algo muy importante, pero Dios se interesa en cada pequeño detalle de nuestras vidas. Podemos ir a él con nuestra necesidad de cualquier cosa, sea esta grande o sea pequeña. "Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

ESPERANDO JUNTO AL RÍO

¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Romanos 8:24-25

El paseo favorito de mi madre era a orillas de un río rodeado de sauces que servía de límite al pequeño cementerio de mi pueblo. Alguna vez, en una de las tantas visitas que le hice, ella me invitó a hacer su caminata favorita.
Recuerdo ese día. Estábamos sentadas en la ribera del río, bajo la sombra apacible de los sauces, y entonces ella me dijo: «Me gustaría esperar la venida de Jesús así como estoy ahora, a orillas del rio y bajo estos hermosos sauces». A los ochenta y seis años, dos años después de aquella conversación, ella descansó en el Señor. Su deseo fue cumplido. Ahora duerme a orillas del río bajo los sauces que tanto quería. En su lápida se lee: «Esperando la venida de Jesús». Me imagino la escena que tendrá lugar el día que Jesús llegue y mi madre despierte a recibir a su Señor. Estar en espera de algo siempre causa impaciencia, y cuando esta se prolonga por mucho tiempo se aúna a la impaciencia la duda de saber si realmente lo que esperamos sucederá. La espera más importante de la mujer cristiana debiera ser el regreso del Señor en las nubes de los cielos. Es una espera en la que no ha de tener cabida la duda, porque sabemos con certeza que su Palabra es fiel y verdadera. «Dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará"» (Heb. 10:37).
No es el día de su venida lo que debe preocuparnos, sino más bien la actitud que asumimos mientras esperamos. Preguntémonos: ¿Tenemos la actitud correcta? Con nuestro comportamiento ¿invitamos a otras personas a unirse a esta maravillosa espera? La Palabra de Dios nos proporciona un indicativo sobre cómo debiéramos esperar: «Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan» (Sal. 31:24). Esto quiere decir que nuestra espera no puede ser pasiva. Este imperativo nos insta a realizar la tarea encomendada con esfuerzo, sin vacilar frente a los obstáculos, teniendo la seguridad de que Dios está a nuestro lado. Ahora es tiempo de sembrar, pues cuando Cristo venga comenzará la cosecha.
Sembremos buenas obras, seamos promotoras de las buenas nuevas de salvación, digamos por medio de nuestro testimonio que Cristo viene pronto. Levantémonos llenas del poder de Dios ante la adversidad y luchemos como «guerreras» frente al mal y el pecado. ¡Así debe ser nuestra espera!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

¡LAS FOTOS, SEÑOR!

La parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y como perseveran, producen una buena cosecha (Lucas 8:15).

Mientras escribía el comentario de hoy me encontraba viajando de Tartu, en Estonia, a Tallinn, la capital del país. Había estado cinco días en el país para asistir a un congreso internacional de la Sociedad de Literatura Bíblica. Estonia es un país pequeño, tiene menos de un millón y medio de habitantes, pero es un lugar muy atractivo. Está ubicado en el extremo norte de los países bálticos, entre Finlandia y Rusia, y una buena parte de su territorio está cubierto todavía por bosques vírgenes. Su idioma, el estonio, está estrechamente relacionado con el finlandés y es, huelga decirlo, totalmente extraño para mí.
Esa mañana había salido armado con dos palabras claves: autobussijaam (estación de autobús) y lennujaam (aeropuerto). Debía tomar el autobús en Tartu hacia el aeropuerto y después subir a bordo de mi vuelo hacia tierras más conocidas. Mientras esperaba para comprar mi boleto de autobús, una niña de unos once años se me acercó para venderme el periódico. El formato era conocido, pero el contenido era una masa irreconocible de letras. Miré durante un momento el periódico intentando sin éxito descifrar alguna palabra. Finalmente, le di las gracias pero le dije que no lo compraría. Entonces la niña insistió. Con una mezcla perfectamente inteligible de gestos, palabras en estonio y uno que otro término en inglés, me dijo:
—¿Por qué no, Señor?
Con un gesto le expliqué que no podía entender nada del periódico. Pero la niña no se amilanó:
—¡Las fotos, señor! ¡Usted puede ver las fotos!
La perseverancia de la niña me sorprendió y me dejó una gran lección. Debemos insistir si queremos lograr algo. Mark Víctor Hansen y Jack Canfield, autores de la extremadamente exitosa serie de libros Caldo de pollo para el alma, fueron rechazados por ciento treinta editoriales. Cuando finalmente fueron aceptados, solo el primer libro vendió ocho millones de ejemplares. La serie cuenta hoy con ochenta best sellers que han sido traducidos a treinta y nueve idiomas.
Moisés no se dio por vencido a pesar de que Israel se rebeló contra él más de diez veces. Dios no se ha dado por vencido en tu caso. Te dio vida esta mañana, tiene un plan para ti, y si no te opones, te llevará al cielo. ¿Por qué habrías tú, entonces, de rendirte? Si te has derrumbado, ¡levántate, sacúdete el polvo y sigue adelante! Hoy es un día de oportunidades divinas. Aprovéchalas. Dios espera mucho de ti. Recuerda nuestro texto de esta mañana.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LA RELIGIÓN DE LA BIBLIA ES PRÁCTICA

La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Santiago 1:27.

La religión de la Biblia no es una pieza de ropa que puede ponerse o quitarse cuando se quiera. Es una influencia que todo lo trasciende y nos lleva a ser seguidores de Cristo pacientes y sacrificados, haciendo lo que él hacía, caminando como él caminaba... Esta religión nos enseña a ejercer la paciencia y a ser sufridos cuando estamos en lugares donde recibimos un trato duro e injusto...
Pero si permanentemente hacemos de la Palabra de Dios un principio de vida, cada cosa que hagamos, cada palabra o acto, por común que fuere, pondrá de manifiesto que estamos sujetos a Cristo Jesús, al que hemos sometido en cautiverio nuestros pensamientos. Si la Palabra de Dios es recibida en el corazón, lo vaciará de la suficiencia propia y de la autodependencia. La vida llegará a ser un poder para el bien debido a que el Espíritu Santo henchirá la mente con los asuntos de Dios. Practicaremos la religión de Cristo, porque la voluntad estará en perfecta conformidad con la de Dios...
"Escudriñad las Escrituras". Ningún otro libro le dará pensamientos tan puros, elevadores y ennoblecedores; de ningún otro libro usted puede obtener una experiencia religiosa profunda. Cuando usted dedica tiempo al examen propio, a la oración humilde, a un estudio ferviente de la Palabra de Dios, el Espíritu Santo está cerca para aplicar la verdad a su corazón...
La Biblia y la Biblia sola, ha de ser la norma de nuestra fe. Es una hoja del árbol de la vida, y al comerla y recibirla en nuestra mente, nos haremos fuertes para hacer la voluntad de Dios...
Si no recibimos la religión de Cristo al alimentarnos de la Palabra de Dios, no tendremos el derecho de entrada a la ciudad de Dios. Al haber vivido comiendo alimento terrenal, y al haber educado nuestros gustos para amar las cosas terrenales. .. no podemos apreciar la corriente pura y celestial que circula [allí]...
Jesús dice: "Sin mí, nada podéis hacer" (Juan 15:5). Al vivir en Cristo, adheridos a Cristo, sostenidos por Cristo, obteniendo alimento de Cristo, llevamos frutos según la similitud de Cristo. Vivimos y nos movemos en él; somos unos con él y unos con el Padre. El nombre de Cristo es glorificado en el hijo de Dios que cree. Esta es la religión de la Biblia.— Review and Herald, 4 de mayo de 1897; parcialmente en Recibiréis poder, p. 118.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White