viernes, 14 de enero de 2011

¡A BUSCAR!


Descubre el texto del día de hoy iniciando con la letra M de la primera fila. Cada palabra está ligada con la anterior.

M X Y N Y X Y X Y X Y X
I C X Ó S Y X Y A Y X S
X O Y Z X E Y R E X L E
Y R A X Y A X G N E Y N
X Y X Y X L E Y X Y O Y
Y X Y X Y X Y X Y R X X
X Y X Y X Y X Y X E Y Y
Y X Y X M A Y L É N X X
R Y X P I C R Y X Y Y Y
E X O Y Y I A X Y X X X
X D Y X X Y D Y X Y Y Y
Y Y X Y Y X Y X Y X X X

«Mi corazón se alegra en el Señor; en él radica mi poder», 1 Samuel 2: 1.

El texto de hoy es parte del canto que Ana, madre de Samuel, entonó como agradecimiento a Dios porque respondió a su oración.


Escribe algún otro motivo por el cual puedes estar alegre, debido a lo que Dios ha hecho por ti.


¡UN MILAGRO!

Entonces él se levanto se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta de la ciudad, había allí una mujer viuda que estaba recogiendo leña. (1 Reyes 17:10)

La vida en Sidón transcurría con tranquilidad, con sus altibajos, con sus alegrías y tristezas, hasta que, de pronto, el cielo se cubrió de nubarrones y la tormenta lanzó sin piedad sus más crueles rayos sobre la viuda de Sarepta. Con un pasado almacenado en el recuerdo, un presente devorado por la desgracia y un futuro desprovisto de esperanza, aquella mujer recogía leña, bañada en lágrimas, deseosa de que todo aquello no fuera más que una pesadilla, bajo la mirada atenta de un Dios que parecía haberse olvidado de ella y de su hijo. Necesitaba un milagro pero, en lugar de esto, escuchó las palabras: «Dame algo de beber y algo de comer».
El filo de un cuchillo no podría haber lastimado más su corazón ya herido. No le quedaba nada para dar, ni tan siquiera lo más mínimo para mantener su vida y la de su hijo.
¿Te has sentido así alguna vez? ¿Tus recursos financieros han sido tan escasos que apenas lograbas sobrevivir? ¿Has tenido problemas para alimentar a tus hijos, que esperan como gorrioncillos que su mamá los sustente? ¿Has sentido que Dios se ha olvidado de ti? Sin duda, escenarios diversos vendrán a tu mente. En esos momentos tan desesperantes, cuando anhelas un milagro, no necesitas palabras que añadan más dolor a tu dolor.
Al igual que aquella viuda, tú y yo tenemos dos opciones cuando enfrentamos el vendaval despiadado de la desgracia. O nos sumimos desesperadas en un mar de lágrimas, quejas e incomprensión, o tendemos nuestra mano temblorosa al que nos necesita. La viuda recibió el resultado de su elección: no solo fue salvada de la muerte física, sino que su alma volvió a florecer y la vida de nuevo tuvo sentido.
Nunca olvides que, aun mientras enfrentas la pena y el dolor, siempre hay una oportunidad de tender la mano a otro que también está en necesidad. Su presencia puede ser la voz de Dios respondiendo a tu pedido de auxilio. La respuesta divina puede llegar en forma de petición de ayuda.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

HONRAR A LOS PADRES SIGNIFICA PERDONARLOS

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:32.

Conoces a alguien que sea perfecto y que nunca se haya equivocado? Piensa bien antes de contestar y no sigas leyendo hasta que la respuesta esté en tu mente. Si pensaste en Jesús, te felicito. Es el único ser sobre esta tierra que vivió sin equivocarse ni una sola vez. Jesús como Dios y como humano fue perfecto en el sentido estricto de la palabra. Ahora, trata de pensar en otro que nunca haya cometido algún error. Si estás pensando en algunos de los héroes bíblicos como Enoc, Daniel o algún otro, ten cuidado. Que la Biblia omita los errores que estos grandes hombres cometieron, no significa que nunca hayan caído. Recuerda que también nos dice: "ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque" (Ecle. 7:20).

Si llegamos a la conclusión de que solo Jesús vivió de modo perfecto sin cometer jamás un error, estamos dando por sentado que todo el resto de la humanidad se equivoca consciente o inconscientemente, y en este gran resto se encuentran nuestros padres. Y ¿cómo debemos tomar sus equivocaciones?
Yamila llegó a mi oficina con una amiga, y después de conversar de diversos temas, su amiga le dijo: "¿Le vas a contar o lo hago yo?" Yamila tragó saliva, y después de un momento me dijo: "Capellán, me estoy llevando muy mal con mi mamá. No hay día que no peleemos o discutamos por algo, y en algunas ocasiones, cuando yo la ignoro o le contesto, se pone violenta. Ayer me tiró un jarro de aluminio y me dio en la cabeza. Yo me fui llorando a mi habitación y me eché sobre la cama. Después de un momento, al levantarme y mirar la almohada, vi que estaba llena de sangre. Me asusté muchísimo y llamé a mi hermana para que me ayudara. Cuando mi mamá vio lo que me había hecho se largó a llorar, y me habló de un montón de cosas, pero yo no la escuchaba".
Yo conocía el trasfondo familiar de Yamila, y sabía de los problemas que estaba viviendo su madre por haber quedado sola al separarse de su marido. Sin excusar su falta, traté que esta hija agraviada comprendiera algunas reacciones de su madre y que por amor a ella perdonara su error.
Es posible que también nosotros veamos hoy errores y equivocaciones que nuestros padres han cometido al criarnos, porque así como nosotros aprendimos a ser hijos con el paso de los años, ellos aprendieron a ser padres con nosotros. ¿Cuál es la opción que la Biblia nos invita a tomar? El perdón, nacido de un corazón lleno de amor. Solo en el corazón donde vive Cristo es posible perdonar y volver a empezar. Guardar el quinto mandamiento incluye perdonar los errores de los que te dieron la vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

INTERDEPENDENCIA

Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. 1 Corintios 12:21.

Dios es un Padre de muchos hijos. Se deleita en relacionarse con ellos y en que estos, por su parte, se relacionen entre sí. Es un privilegio pertenecer a la familia de Dios. Está simbolizada, en la Biblia, por el cuerpo, que no es otra cosa sino el conjunto de órganos, o miembros, que se relacionan entre sí.
El cuerpo no existiría sin los órganos; pero, un órgano solo no es el cuerpo. Con este simbolismo, el Señor Jesucristo destaca la lección de la interde-pendencia entre los cristianos: todos necesitamos de todos. Los pies necesitan del corazón; el corazón necesita de la cabeza; y la cabeza necesita de los riñones. Nadie es superior a nadie, y nadie es mejor que el otro.
El problema es que, en ocasiones, los que más trabajan son los que menos aparecen, y los que más aparecen son los que menos trabajan. Por ejemplo, en las campañas de evangelización que realizo, hay gente que pasa toda la noche instalando el sistema de sonido, la iluminación; o arreglando la plataforma y las sillas. Pero, durante el evento, estas personas ni siquiera son mencionadas; yo, que hice nada, estoy en evidencia durante el tiempo que dura la predicación. Aparentemente es una injusticia, pero Pablo menciona que el ojo no puede decir: porque no soy oído no soy del cuerpo. El éxito de la comunidad depende de la correcta interrelación e interdependencia de los órganos.
Hay algo más: somos una iglesia en camino a la perfección, pero todavía no somos perfectos. Por lo tanto, no siempre las cosas funcionan como tú quieres. Pero, la solución no es omitirse, ni quedarse a un lado, criticando al cuerpo.
¿Cuál es tu lugar dentro del cuerpo de Cristo? Este es importantísimo, porque ningún miembro puede vivir por mucho tiempo aislado del cuerpo. No te preocupes si el lugar que ocupas es pequeño o grande, si es prominente o no. Asegúrate de estar ocupando un lugar en la iglesia de Dios.
Este es un remedio para las personas que creen que no se les presta mucha atención. Alguien que cumple su misión dentro del cuerpo no tiene tiempo para sentirse abandonado o rechazado; solo desarrolla su trabajo y no tiene tiempo para lamentaciones.
Revisa hoy la manera en que te relacionas con las personas, y sé consciente de tu interdependencia. Porque "ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón