martes, 16 de junio de 2009

CON CRISTO TODO ES POSIBLE


Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Romanos 15: 18, 19

Cuánto pudo hacer Dios por un "abortivo" (como él mismo se calificó) como Pablo! Una vez dijo: «Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios».
Lo mismo podría haber dicho John Newton, el capitán negrero que llegó a ser evangelista. La historia de John Newton es muy conocida. Es autor del famoso himno "Sublime gracia". Era un desalmado sin entrañas que llevaba esclavos de África a Norteamérica. Pero se convirtió el día que clamó a Dios por misericordia porque su barco se hundía. En su ciudad natal, Liverpool, se puso en contacto con el famoso evangelista George Whitefield, y también con John Wesley, fundador del metodismo.
John Newton decidió llegar a ser ministro. Se le hizo muy difícil al principio, pero finalmente fue ordenado como ministro de la Iglesia Anglicana, y asignado a la iglesia de Olney, en Buckinghamshire. Multitudes se acercaban a escucharlo predicar. La iglesia tuvo que ampliarse. Pronto Newton estaba predicando en otras partes del país.
Después de varios años, el poeta William Cowper se estableció en Olney. Su llegada, y la amistad que entabló con Newton los llevó a ensanchar su ministerio. Cowper ayudaba a Newton en sus reuniones en Olney y en otros lugares. Comenzaron una serie de reuniones semanales de oración con el objetivo de escribir un nuevo himno para cada reunión. Como resultado se hicieron varias ediciones del Himnario de Olney. La primera edición, publicada en 1779, contenía 66 himnos de Cowper y 280 de Newton.
Si bien "Sublime gracia" es el himno más conocido de Newton,, escribió muchos otros que los cristianos siguen cantando hoy. Newton se trasladó a Londres, donde atrajo multitudes a sus reuniones. Newton continuó hasta un año antes de su muerte, que ocurrió cuando contaba 82 años de edad.
Dios podría hacer lo mismo por nosotros si nos dedicáramos a él con la misma intensidad. Quizá Newton fuera un genio y un superhombre de su generación. Pero todos nosotros, que somos normales, podríamos hacer mucho más de lo que hacemos. Y deberíamos hacerlo, porque, como el mismo apóstol dijo, «¡Ay de mí, si no anuncio el evangelio!

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos