lunes, 4 de enero de 2010

AHORA ES TU TURNO

Echa sobre Jehová tu carga,, y él te sustentará (Salmo 55:22).

Aubrey viene por lo menos una vez por semana a pasar el día con nosotros. Es un gran privilegio poder pasar un día completo con una nieta tan pequeña e inteligente. ¡Todos nos divertimos! Este año tuvimos una cosecha abundante en nuestro duraznero. Un día, sugerí a Aubrey que hiciéramos pasteles pequeños. Podríamos disfrutar de algunos y compartir otros con los vecinos. ¡Aubrey estaba entusiasmada! Comenzamos a juntar y mezclar los ingredientes. (Cada vez que ella me ayuda a cocinar, apenas mezclamos algunos ingredientes ya los quiere probar. Así descubrió que los ingredientes de la masa del pastel no son muy sabrosos.) ¡Y entonces comenzó la diversión!: estirar la masa. Aubrey, parada sobre su banqueta, tomó el palo de amasar y comenzó a estirar la primera porción de masa. Pero no era fácil para alguien que recién cumplió 4 años. Finalmente, le pregunté:
- ¿Quieres que abuela te ayude?
- ¡Sí! -dijo ella, sintiéndose aliviada
- Podemos turnarnos; y ahora es tu turno.

Así comenzamos a tomar turnos. Ella comenzaba a estirar cada porción de masa pequeña, pero cuando las cosas se ponían difíciles (o Aubrey simplemente se cansaba), era mi turno nuevamente.
Me puse a pensar en ese pequeño intercambio y sus implicaciones, y me pregunté si a menudo no hago lo mismo con Dios. Trato de hacer lo mejor para alcanzar los desafíos de la vida por mí misma, pero cuando se ponen difíciles (o yo arruino las cosas y ya no tienen solución), me vuelvo a Dios y le digo que ahora es su turno. E insinúo que cuando la parte más difícil haya pasado, tomaré el control otra vez. Me pregunto a mí misma: ¿no sería mucho mejor pedir a Dios que trabaje conmigo y que formemos un equipo, antes de estar tomando turnos ? Yo estaba lista y dispuesta a ayudar a Aubrey, y estoy segura que Dios quiere ayudarme de la misma manera. Dios promete que si le damos a él nuestros problemas y nuestras preocupaciones, él nos cuidará y nos dará fuerzas. En 1'' Pedro 5:7 (NVI) se nos anima: "Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes". ¿Qué ocurre en tu vida? ¿Estás trabajando con Dios, o están simplemente tomando turnos?
Ardis Dick Stenbakketi
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

CONFIANZA QUE DA ESPERANZA

Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud». Éxodo 15:26.

Escuchar su voz, hacer lo que es justo y seguir sus indicaciones. Creer y confiar en la promesa de la cita bíblica. Parece ser un marco de referencia de la forma como Dios opera. Sin embargo, una idea que suelo compartir con mis estudiantes en los cultos de despedida de sábado es que uno nunca sabe el momento en que se desatará una crisis. Entonces agrego: «Una llamada telefónica, un correo electrónico, los resultados de un análisis clínico. La primera desobediencia de un adolescente. Un desacuerdo matrimonial. Solo una de esas situaciones bastará para que exista una crisis». Dios no ha prometido librarnos de las crisis, pero sí ha prometido liberarnos del temor.
Jazmín Raquel Sánchez, cumple apenas veinte años el día de hoy, refiere una experiencia por la cual este pasaje (Éxodo 15: 26) ha sido atesorado en su corazón. Se trataba de su única hermana, quien tuvo que suspender los estudios para enfrentar una enfermedad incurable. Este es un cuadro que se repite muchas veces. Estamos inmersos en una guerra cósmica, y las bombas del conflicto caen en el centro de nuestra familia, amistades e iglesia.
No vale la pena que le demos vuelta a los porqués, la respuesta es clara e inequívoca: ¡Estamos en guerra! Lo que sí hemos de preguntarnos es qué vamos a hacer. En el hogar de Jazmín hicieron lo apropiado. Oraron para poner el caso en las manos de Dios. Ella dice que oraron mucho y fervientemente. La oración establece una comunicación directa con Dios y nos prepara para conocer su voluntad. En este caso, Dios le brindó a la hermana de Jazmín una segunda oportunidad. Por eso la familia, que sabe muy bien de quién proceden estas bendiciones, ha atesorado la frase prometedora: «Yo soy el Señor, que les devuelve la salud».

«[Satanás] trata de hacer la senda tan triste corno sea posible; pero si miran hacia arriba, no hacia abajo a sus dificultades, no desmayarán en el camino, verán pronto a Jesús extendiendo su mano para ayudarlos, y solo tendrán que tenderle la de ustedes con confianza sencilla, y dejar que los guíe. A medida que cobren confianza, cobrarán esperanza». MJ 61

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

NOVEDAD DE VIDA

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4: 13).
Lo que hace especial a cada año que se empieza es la novedad. El tiempo que se nos ofrece es nuevo, porque no lo hemos vivido. Es allí donde está el meollo del asunto. Si lo hubiéramos vivido, sería viejo. En algunos países y culturas se simboliza al año que pasó con un muñeco en forma de un anciano: Representa al año que se fue. Asimismo se representa al año que amanece como un bebé recién nacido. En algunas culturas la gente acostumbra a vestirse con ropas nuevas durante las celebraciones del Año Nuevo. Nada como lo nuevo. Un nuevo vestido, un nuevo traje, un nuevo auto, una nueva casa. Tenemos una fascinación por lo nuevo. Hoy tenemos un año nuevo. Dios nos permita tener la oportunidad de ser personas nuevas. Es emocionante pensar que tenemos por delante 361 días, que llenaremos con nuestras vivencias. Cada año nuevo es como un libro de 365 páginas en blanco, en las que escribiremos lo que haremos y experimentaremos. Pero aun es más emocionante saber que nosotros decidiremos qué vamos a escribir allí. ¿Qué hemos empezado a escribir en las páginas de este nuevo año? ¿Con qué llenaremos las restantes? El ideal de Dios para nuestra existencia atribulada por el mal que nos rodea es que vivamos una vida nueva. Dios es amante de lo nuevo. Él quiere que lleguemos a ser nuevas criaturas (2 Cor. 5: 17); que vivamos una vida nueva (Rom. 6: 4); que tengamos un nuevo nombre (Apoc. 2: 17); y que vivamos en una ciudad y un mundo nuevos (Apoc. 21: 1, 2). Un día, Dios hará que el sufrimiento y la miseria del mundo y de nuestras vidas sean totalmente transformados en un nuevo orden de cosas, donde ya no habrá hambre ni enfermedad ni dolor ni separación ni muerte.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C.