miércoles, 20 de abril de 2011

SOLA NO ESTOY

No temas, porque yo estoy contigo (Génesis 26:24).

La soledad constituye para muchas personas su peor pesadilla. Pero sentirse solo no siempre implica estar solo físicamente. En ocasiones puedes estar rodeada de personas y, sin embargo, sentirte en la soledad más absoluta. ¿Has experimentado alguna vez esta sensación? ¡Terrible!, ¿verdad?
Nuestro mundo, cada vez más poblado, irónicamente impone una cada vez mayor soledad. Son muchos los hogares donde conviven personas extrañas que duermen y se alimentan juntos físicamente, pero no emocionalmente. Las necesidades del ser humano no se limitan a las físicas y materiales que por supuesto son importantes, sino que también incluyen las sociales, como la compañía de alguien que te comprenda, que te valore, que te ame incondicionalmente. Sin eso, una persona se siente incompleta.
Si le sientes sola aun cuando estas en medio de otras personas; si en tu trabajo únicamente encuentras el vacío de tener que cumplir una Jornada más; si tu hogar se ha convertido en un espacio compartido con muchas otras personas, si tu vida espiritual está vacía, hoy te traigo una promesa alentadora, un mensaje que puede cambiar tu fría soledad: en Jesús encontraras al mejor amigo, el que nunca te abandona, al que puedes acudir en todo momento, el que te da su amor. Un amigo incondicional, verdadero y fiel.
Haz tuyas estas palabras: «Sola no estoy, Jesús está a mi lado. / Amigo fiel que no me dejara. / Sola no estoy, en tempestad o en calma, / mi buen Jesús su protección me da. / Aunque la tempestad me agote / y el mundo me desprecie, / no temeré llevar su cruz. / Sola no estoy, mi compañero es Cristo. / De día y de noche fiel me cuidara. / Sola no estoy en el hostil camino. / Es mi broquel, me fortalecerá. / Así camino hoy con pleno gozo, / sola no estoy, Jesús conmigo esta».
¿Lo comprendes ahora? Puedes carecer de compañía humana, pero nunca de la compañía de ese amigo incomparable. Solo tienes que llamarlo, no por vía telefónica ni por internet, sino mediante la oración. Y allí estará, para compartir tu vida,
Jesús es un amigo a tiempo completo.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

ARREPENTIMIENTO VERDADERO

Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. Mateo 3:8.

La predicación de Juan el Bautista fue una constante invitación al pueblo para que se arrepintiera de sus pecados. Ese arrepentimiento, como todo aquel que es producido por el Espíritu Santo, no llegaría solo, sino que los frutos se verían en sus vidas como muestra de autenticidad.
¿Qué es el arrepentimiento? En primer lugar es el dolor por haber cometido una falta. Es ese sentimiento que oprime el pecho y que acusa la conciencia, donde se desea fuertemente volver el tiempo atrás para cambiar lo hechos realizados. En segundo lugar, también involucra la firme decisión de arreglar el mal cometido y de no volver a caer en el mismo error.
En las Escrituras encontramos a algunos hombres de Dios que experimentaron el verdadero arrepentimiento después de haber cometido faltas gravísimas. El rey David fue uno de ellos. Luego de haber caído en adulterio con Betsabe, procure ocultar su pecado matando al esposo de esta, y trayendo a la hermosa viuda a su palacio. Si el profeta Natán no hubiera denunciado el hecho, quizá nunca se habría descubierto la maldad.
Pero luego que el profeta confronto a David, el rey reconoció su tremendo pecado. Sintió que "sus huesos se envejecieron" y que su juventud se tornaba en vejez (Sal. 32:3, 4). Estaba encorvado y humillado, y un luto lo apesadumbraba "todo el día". Se sentía débil, "molido", no tenía paz en su corazón y hasta sus amigos lo habían abandonado (Sal. 38:6-8, 11).
Para recuperar las ganas de vivir, David anhelaba que Dios le quitara la culpa y lo limpiara por completo. No excuso su error, ni tampoco lo minimice; simplemente acudió al único que podía darle sanidad espiritual.
Este tipo de arrepentimiento como el que experimento David "está más allá del alcance de nuestro propio poder; se obtiene solamente de Cristo" (El camino a Cristo, p. 23). Y no podía ser de otra manera, porque los seres humanos sin Dios estamos perdidos, muertos "en delitos y pecados" (Efe. 2:1), pero la gracia sustentadora de Jesús va mas allá y pone a nuestro alcance la vida eterna. Su Santo Espíritu es el que opera en nuestra conciencia, nos produce tristeza por el pecado cometido y nos anima a tomar la firme decisión de no volver a caer.
Acepta hoy la invitación de ir al Señor, y el pondrá en tu corazón los sentimientos y las decisiones que te impulsen a la salvación.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

MUY PRONTO

Y el Dios de paz aplastara muy pronto a Satanás bajo vuestros pies. La gratia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Romanos 16:20.

Estoy en la playa. Es un día de mucho sol y, sin embargo, oscuro. ¿Contradicción? ¡No! Nubes negras, preñadas de lluvia, anuncian tormenta. A pesar de eso, el sol brilla, soberano, aunque todo este oscuro aquí abajo.
Sentado a la orilla del mar, mientras el agua moja mis pies, pienso con tristeza en la situación de horror y de muerte que vive el pueblo haitiano después del terremoto. En medio a tanto dolor, no puede salir de mi mente la imagen de la enfermera rescatada con vida después de cuatro días de haber estado enterrada bajo los escombros del hospital en el que trabaja. No puedo olvidar el brillo de sus ojos negros cuando dijo, delante de las cámaras de televisión: "Nada está perdido. Yo creo en Dios".
Tu cielo, en este momento, puede parecer oscuro, cubierto de nubes amedrentadoras; pero, si tu fe está depositada en el Dios todopoderoso de la Biblia, el sol brillara, más tarde o más temprano.
Esa es la promesa de Pablo a los Romanos. El apóstol anuncia la derrota completa del enemigo: "Satanás estará pronto bajo tus pies". Es una promesa divina, y Dios jamás deja de cumplir una promesa. Hoy, el enemigo puede traer dolor a tu vida. En este momento, tal vez, las lágrimas no te permitan ver al Señor Jesús a tu lado. Pero el esta ahí.
La enfermera haitiana confía en Dios a pesar de que todo, a su regreso, está destruido. El terremoto acabo con su casa, con sus muebles y hasta con seres que ella ama. Pero no pudo acabar con su fe. Ella sabe que, detrás de las nubes oscuras, brilla un sol esplendoroso.
A propósito, aquí en la playa el sol empieza a aparecer, lentamente. Y eso me recuerda que las nubes siempre son pasajeras. Es solo un asunto de tiempo y de paciencia. La tormenta jamás prevalece.
Parte hoy para enfrentar las luchas de un nuevo día, pero lleva contigo la certidumbre de que los días que el enemigo tiene para continuar trayendo dolor a tu vida están contados. Cuando el suelo tiembla bajo tus pies, levanta los ojos. Dios está en el mismo lugar. Y, finalmente, "aplastara muy pronto a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón