martes, 12 de junio de 2012

EL MUSCULOSO


«Con tu brazo poderoso redimiste a tu pueblo, a los descendientes de Jacob y de José» (Salmo 77:15, NVI).

A veces me gusta caminar hasta un gimnasio cercano a ejercitarme. Llevo mi mochila con mis zapatos deportivos y ropa adecuada para hacer ejercicio. Después de cambiarme me dirijo a la sala de pesas. Tengo siempre una lista de ejercicios por hacer Entonces, tomo las pesas y comienzo a fortalecer los músculos de mis brazos, piernas y estómago.
A veces mientras estoy en el gimnasio, llegan unos tipos realmente musculosos. Ellos pueden levantar pesos mucho mayores que los que levanto yo, y sus músculos se ponen inmensos cuando lo hacen. A veces me avergüenza un poco levantar mis pequeñas pesas al lado de uno que ni suda levantando cuatro veces más peso que yo.
El versículo de hoy nos habla de otra persona con un brazo poderoso. Es Dios. Nos dice que él es muy fuerte y que usa su poder para salvar a su pueblo. No debemos sentirnos avergonzados de que Dios sea más fuerte que nosotros. De hecho, podemos estar agradecidos y felices de que Dios use su «brazo poderoso» para salvarnos. ¿No te alegra tener un Dios con unos bíceps bien desarrollados a tu lado? ¡A mí sil

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

LEVÁNTATE AUNQUE SEA DE NOCHE


Entonces él, despertando, tomó de noche tomó al niño y a su madre y se fue a Egipto. (Mateo 2:14).

Muchas veces he tenido que cambiar de domicilio debido, primero, al trabajo de mi padre, y después, al de mi esposo.  He vivido en doce ciudad diferentes y me he mudado más de veinte veces. Vivir en diferentes regiones ocasiona algunos trastornos, especialmente cuando se es niño, ya que la familia tiene que adaptarse a ambientes distintos.
En mi caso, ni uno solo de aquellos cambios fue motivado por problemas, amenazas o peligros. Sin embardo, al recordar aquellos cambios me viene a la mente José, quien tuvo que huir con María porque su hijo corría peligro de muerte. No le importó la hora en que habría de iniciar su viaje. En su caso fue primordial obedecer la orden de Dios así como proteger a su familia.
Muchas veces Dios cambia nuestros planes porque conoce el futuro y se propone librarnos o evitarnos algún peligro. Sin embargo, algunas de nosotras rechazamos esa protección, afirmando que Dios no contesta nuestras oraciones como desearíamos. José confió plena y totalmente en Dios al obedecer las instrucciones recibidas. No comenzó a quejarse o a lamentarse. Ni siquiera cuestionó a Dios; sencillamente obedeció sin reparos. Su actuación fue una muestra de fe.
Recuerdo a un hermano que lloraba amargamente porque sus hijos habían abandonado la iglesia. Decía: «Es culpa mía, porque nunca me levanté de noche a orar por ellos». A José no le importó la hora en que tuvo que levantarse con el fin de proteger a su familia, y permaneció en Egipto hasta que le fue indicado que podía regresa a Nazaret. De la misma forma te invito a que te levantes y ores por tus hijos. Levántate como José y acude al Señor.  Entonces gozarás de paz y de la tranquilidad que siempre has deseado tener.
Hermana, si un cambio en nuestra vida cristiana nos trae felicidad y paz, ¡imagínate lo que experimentaremos en esa mudanza a la Tierra Nueva! ¡Levántate, no importa que sea de noche!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Elizabeth Suárez de Aragón 

¿CÓMO OLVIDAR?


El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad. Gálatas 5:22, NVI
Un acto de bondad, ¿quién lo puede olvidar? Recuerdo un día cuando fui objeto de un acto tal, de esos que no se olvidan. Yo era novio de quien ahora es mi esposa, y estaba de visita en su casa. Entonces el mayor de sus hermanos llegó del trabajo. Sacó de una bolsa unos pantalones y me los dio. 
—Pruébatelos —me dijo—. Son para ti. 
No era mi cumpleaños ni ninguna fecha especial. 
—Y esto, ¿a qué se debe? —pregunté extrañado. 
No me respondió. Entonces sacó otros pantalones. 
—Pruébate también estos otros. 
—Yovanny, ¿qué significa esto? 
—No preguntes tanto y mídetelos.
Me probé los primeros pantalones, que eran de mi talla. Los segundos también. ¡Entonces sacó de la bolsa un tercer par de pantalones! Me dejó sin aliento. A lo mejor él ni siquiera lo recuerda, pero yo nunca he podido olvidar su gesto de bondad. ¿Puedes imaginar lo que este mundo sería si cada uno de nosotros se propusiera realizar al menos un acto de bondad al día?
Hace poco leí una historia que ilustra bien la hermosura de la bondad. La relata Anthony de Mello, y tiene como protagonistas a dos hermanos que trabajaban la tierra. Uno de ellos era soltero y el otro casado, con tres hijos. La tierra daba abundante fruto, que ellos se repartían por partes iguales. Una noche el hermano casado se acostó pensando en el soltero: «Mi hermano llegará solo a la vejez, sin tener quien cuide de él —pensó—. No es justo que ganemos por partes iguales». Y cada noche colocaba un saco de grano en el granero de su hermano. Por su parte, el soltero pensaba: «Mi hermano tiene esposa y tres hijos. No es justo que repartamos el fruto por partes iguales». Y cada noche colocaba un saco de grano en su granero. Así lo hicieron hasta que una noche se encontraron, cada uno con su saco en la espalda.
El pueblo supo de lo ocurrido. Años más tarde, los dos hermanos murieron. Cuando los lugareños decidieron construir un templo, ¿dónde crees que lo edificaron? En el mismo lugar donde los hermanos se habían encontrado. No había mejor lugar que ese. Es que los actos de bondad nunca se olvidan (La oración de la rana, 18ª. ed., pp. 69, 70).
¿Puedes pensar en algo bueno que puedas hacer por alguien hoy?.
Señor, ayúdame hoy a compartir el amor de Jesús con alguien que esté necesitado.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

LA IMPORTANCIA DE MANTENERSE DESPIERTO


«Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre» Mateo 24:37.

Que una de las parábolas de Cristo sobre las condiciones en que se encontrará el mundo en los últimos días se desarrolle en el contexto de una boda es un detalle interesante. En la creación quedaron establecidas dos instituciones; una es, por supuesto, el sábado y la otra, la familia. Jesús obró su primer milagro en las bodas de Cana de Galilea. Días atrás hablamos de ese milagro.
En Mateo 24 y 25 Jesús explicó a sus discípulos algunos de los acontecimientos y condiciones que precederían a su venida. De todo ello se desprende el abrumador mensaje de que tenemos que estar alerta y preparados.
Siempre me pregunté por qué Jesús utilizó el ejemplo de diez vírgenes —nosotros quizá las llamaríamos «damas de honor»— que esperaban al novio. En la cultura occidental, las damas de honor no esperan al novio, sino a la novia.
Durante más de diez años, Betty y yo ejercimos el ministerio en el sur de Asia. Allí nos enteramos de que en aquella región, el novio, y no la novia, es el protagonista de la boda. Por supuesto, la novia  también se engalana.  No es extraño que el sari de la boda esté bordado con oro y plata. Pero la verdadera estrella del acontecimiento es el novio.
A menudo, todo el pueblo acude a la boda y la fiesta puede durar varios días. Recordamos las luces de colores en el shamiana, la tienda donde se llevan a cabo las fiestas. Es especialmente interesante la costumbre de que los padres decidan con quién se casarán sus hijos. Es un matrimonio convenido. Aunque a veces se hace un mal uso de esa costumbre, no deja de ser cierto que un matrimonio no es solo la unión de dos personas, sino de dos familias.
Jesús usó el matrimonio entre un hombre y una mujer para representar nuestra relación con él. La tasa de divorcios en algunos países occidentales es casi del 50%. Pero que la cifra de los que están rompiendo su pacto con Jesús sea mayor es todavía peor.
Esta parábola es importante porque enseña que incluso aquellos que han el esperado la segunda venida también se cansan de esperar. Cuando hablo de las diez vírgenes suelo preguntar cuántas de ellas se durmieron. Algunos dicen que cinco. Pero la verdad es que todas se durmieron. Durante los próximos días veremos la importancia de mantenerse despierto. Basado en Mateo 25:1-13

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill