sábado, 13 de julio de 2013

QUERIDOS PADRINOS

Lugar: Ecuador
Palabra de Dios: Gálatas 2:10

Un niño pequeño estaba sentado en su pupitre, copiando con cuidado las palabras que su profesora le había escrito. “Queridos padrinos: gracias por los útiles escolares”, escribió con letra prolija. “Ahora estoy en primer grado. Mis maestros dicen que voy bien”. El niñito pertenecía a una familia pobre con muchos hijos. Porque algunas personas habían decidido ser sus padrinos, ahora él podía asistir a la escuela.
Cada tanto, el niño escribía una carta a sus padrinos, agradeciéndoles por su apoyo. Le habían enviado una foto, y él la guardaba con cuidado. Aunque vivían muy lejos, sus contribuciones generosas cada mes lo mantenían vestido y alimentado.
Si te detienes a pensarlo, probablemente te darás cuenta de cuán bendecido eres. Es fácil dar las cosas por sentadas, pero estoy segura de que encontrarás muchos chicos alrededor del mundo, incluyendo tu país, que son menos afortunados que tú.
Así que, ¿qué puedes hacer, para ayudar a un niño necesitado?
¿Cómo puedes ayudar a alguien que no tiene mucho? Quizá puedas apadrinar mensualmente a un chico. Tú iglesia y tu comunidad, tal  vez, ofrezcan otras posibilidades. Busca maneras de compartir lo que tienes. Eso es lo que dice el apóstol Pablo, en el libro a los Gálatas.
“Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, y eso es precisamente lo que he venido haciendo con esmero”.
Yo no sé lo que ocurrió con el chico de Ecuador. Pero, estoy segura de que, cuando creció, siempre recordó el amor que había recibido.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

LA PROVISIÓN DE DIOS ES MÁS GRANDE QUE TUS NECESIDADES

Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.
Proverbios 3:9-10

Afanarnos buscando recursos para cubrir nuestras necesidades es un mecanismo de supervivencia. Dios, que nos conoce, lo sabe, por eso nos dice: “Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” (Mat. 6:26).
El ejemplo de las aves nos recuerda la necesidad de tener fe, confianza y seguridad de que nada nos va a faltar. La vida sencilla de los pajaritos debe hacernos comprender que la opulencia no proporciona felicidad, y que Dios siempre tiene cosas buenas para cada uno de sus hijos.
En una sociedad consumista que día a día intenta crear nuevas necesidades; en un medio que nos lleva de manera incesante a desear la posesión y el disfrute de mil y un artículos, podríamos pensar que Dios no nos bendice de acuerdo con nuestra devoción a él, cuando no podemos conseguir todo lo que deseamos. Nos olvidamos de que los almacenes del cielo pueden vaciarse infinitamente sobre los hijos y las hijas del Dueño del universo.
Las personas que padecen escasez en sus vidas harían bien en reflexionar con humildad respecto al uso que hacen de los bienes que poseen. Deberían tomar en cuenta que “el Señor no deja sin comer al justo, pero frustra la avidez de los malvados” (Prov. 10:3).
Los bienes que poseemos son prestados. Debemos recordar que nos son concedidos con un propósito: para hacernos reconocer la bondad de Dios y para que desarrollemos un espíritu de gratitud, generosidad y satisfacción. La ropa que adquirimos es para cubrir nuestra desnudez, no para presumir de cuántas prendas diferentes tenemos: Los alimentos sirven para mantener una vida saludable, no para fomentar la glotonería.
El dinero que ganamos es para obtener aquello que nos provea bienestar, no para derrocharlo en placeres. Las propiedades son para enseñarnos a ser humildes y agradecidos, jamás deben tener el propósito de estimular o fomentar la codicia.
Querida hermana, en este día disfruta y confórmate con todo lo que Dios te da. Agradece incluso por lo que no tienes. Haciendo así aprenderás a depender más de Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL VALOR DE LA GENEROSIDAD

Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios (2 Corintios 9:11).

Probablemente a ti, como a muchos otros jóvenes, te atrae el dinero. De hecho, uno de los sueños de miles de jóvenes es hacerse ricos algún día. Incluso, un buen número de estudiantes confiesa que uno de sus objetivos es amasar una buena fortuna. Sin embargo, lo cierto es que no es el dinero lo que te hace feliz en la vida. ¿Por qué? En realidad, mucha gente rica confiesa que no es más feliz que los empleados de sus empresas. Además, una de sus mayores preocupaciones es conservar sus fortunas y no perder su alto nivel de vida, por lo que su vida no es tan atractiva como muchos piensan.
El texto de esta mañana dice algo muy interesante: Dios enriquece a sus hijos para que practiquen la generosidad. ¡Vaya, eso sí que suena extraño! En la Biblia, el dinero es un medio para honrar al Señor. Además, el uso de los recursos económicos revela el carácter de cada ser humano, de ahí que su administración sea un punto tan importante en la vida espiritual. En el fondo de la generosidad hacia los demás se encuentra una de las grandes bendiciones del cielo: la sensación de estar satisfecho. ¡Y eso sí que te hace ser feliz!
Se cuenta de un pastor que, durante una Navidad, decidió visitar a una comunidad indígena con víveres, juguetes y asistencia médica. En un principio, había pensado hacerlo con unos cuantos amigos, pero luego invitó a los miembros de su congregación que quisieran acompañarlo. El día señalado había un buen grupo decidido a ir con él. La experiencia resultó altamente satisfactoria para todos los asistentes: observar los rostros emocionados de los niños al recibir los juguetes, mirar a las mujeres agradecidas recibiendo bolsas de alimentos y ropa, así como las palabras de reconocimiento de los pacientes atendidos por los médicos y las enfermeras, fueron momentos únicos. Todo el grupo regresó con una fuerte sensación de satisfacción y, por lo tanto, de felicidad.
El dinero no es malo. La cuestión es para qué quieres usarlo. Si decides usarlo de manera egoísta, te aseguro que entrarás en una espiral interminable de insatisfacción. Es decir, nunca serás plenamente feliz porque sentirás que siempre te falta algo. En cambio, si decides usar el dinero de manera generosa, entonces, harás que otros alaben al Señor a causa de tu bondad y eso te dará grandes satisfacciones.
Que Dios nos ayude a ser generosos.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EL SEÑOR ESTÁ EN ESTE LUGAR

Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. Génesis 28:16.

Jacob se despertó con un sentido solemne de la presencia de Dios… El plan de salvación le fue revelado a través del Espíritu de Dios; no enteramente, sino las partes esenciales para su conocimiento. El tiempo del primer advenimiento de Jesús todavía estaba en un futuro distante, pero Dios no permitiría que su siervo permaneciera sin saber que se había provisto un Abogado a los hombres y las mujeres pecadores para con el Padre.
Hasta el tiempo de la rebelión del hombre contra el gobierno divino, había existido libre comunión entre Dios y el hombre. Pero el pecado de Adán y de Eva separó la tierra del cielo, de manera que el hombre no podía ya comunicarse con su Hacedor, por mucho que lo deseara. No podía escalar los bastiones del cielo y entrar en la ciudad de Dios, porque allí no puede entrar nada que contamine. La escalera representa a Jesús, el medio señalado para comunicarnos con el cielo. Si no hubiese salvado por sus méritos el abismo producido por el pecado, los ángeles ministradores, que ascienden y descienden tal escalera no habrían podido tratar con los pecadores.
Todo esto se le reveló a Jacob en su sueño. Aunque su mente comprendió en seguida una parte de la revelación, sus grandes y misteriosas verdades fueron el estudio de toda su vida, y las fue comprendiendo cada vez mejor. La escalera mística que se le mostró en su sueño fue la misma a la cual se refirió Cristo, en su conversación con Natanael. Dijo el Señor: “De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre” (Juan 1:51).
La obra de nuestra vida se encuentra en comenzar en el peldaño más bajo de la escalera y ascender hacia el cielo paso a paso… Ascendemos por medio de pasos sucesivos. Cuando soltamos un peldaño, es para aferramos de uno más arriba. Así, la mano constantemente se extiende hacia arriba en niveles sucesivos de gracia, y los pies se plantan en un peldaño tras otro, hasta que finalmente se nos administre una entrada abundante en el Reino de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo -Signs of the Times, 31 de julio de 1884.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White