martes, 12 de julio de 2011

MANOS QUE DAN

Además, todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o tino fino. (Éxodo 35:25).

Cuando era niña, nuestra iglesia fue multada con una suma considerable de dinero que debía pagar en un plazo demasiado corto, por lo que cada miembro tuvo que realizar un gran sacrificio para superar aquel revés. Incluso los niños contribuimos a que nuestra iglesia se mantuviera abierta. En los días de Moisés también los israelitas tuvieron que buscar estrategias para reunir el material necesario para la construcción de un tabernáculo donde adorar al Dios que los acababa de liberar. Los corazones fueron conmovidos, ya que la ofrenda fue tan generosa que Moisés tuvo que pedir que nadie diera más.
La iglesia necesita recursos para llevar el mensaje de salvación a este mundo, para construir templos, hospitales, escuelas, etcétera. Hay muchas manos que se extienden esperando la ayuda de los que profesan ser seguidores de Cristo.
Una niñita pobre que iba descalza y con ropas raídas cantaba alegre mientras sus piecitos iban dejando sus huellas sobre la húmeda arena de la playa. Un señor bien vestido se le acercó para preguntarle el porqué de su alegría. «¿Le cantas a un Dios que permite que vayas con los pies descalzos?», dijo el hombre. «No, señor, le canto a un Dios que está esperando que usted venga a calzarme».
Muchas personas, movidas por el Espíritu Santo, extienden su mano al necesitado y mitigan la pena del doliente. Una de esas personas puedes ser tú. Quizás no tengas mucho que dar o consideres que tú misma necesitas ayuda, pero cuanto más pobres somos, más ricos podemos ser, porque nos acercamos más a un Dios que tiene en sus manos todas las riquezas del universo.
Esfuérzale en ser generosa con tus recursos, por escasos que sean, porque tu tesoro está en el cielo. Aquella pobre viuda que dio solo dos monedas fue reconocida por el mismo Cristo como la mayor donante entre los ricos. El pequeño aporte que dimos en aquella ocasión ayudó a sobrepasar la cantidad requerida. Aquellas mujeres israelitas también dieron lo que tenían. Y tú, ¿qué tienes y qué darás? Dios está esperando por tus manos para hacer grandes maravillas.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EXCESO FATAL 1ª PARTE

Él respondió y dijo: Escrito está: no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4:4.

Mientras almorzábamos con mi esposa, encendimos el televisor para ver el informativo. Entre las muchas noticias que transmitieron, hubo una que nos llenó de asombro: Un grupo de bomberos trabajaba arduamente para sacar de su domicilio a un hombre que pesaba más de 230 kilogramos (515 libras). Esta persona estaba sola en su cama desde hacía varios meses, porque a causa de su terrible obesidad no podía caminar. Médicos, enfermeros y bomberos llevaron a este enfermo a un centro de rehabilitación para que pudiera cambiar sus hábitos alimentarios.
Aunque hoy en día muchos piensan que no hay relación entre la salud física y la vida espiritual, la realidad es otra. No existe un área de nuestro organismo que sufra y no afecte al resto. Tú no puedes disfrutar una linda escuela sabática si te duele una muela. Tú no puedes leer la Biblia si tienes un fastidioso dolor de oído.
Y de la misma manera, la alimentación también actúa a favor o en contra de tu vida espiritual. Hay alimentos que contribuyen a despejar la mente y agudizar la percepción espiritual, mientras que otros solo enturbian e incapacitan al cristiano en su lucha contra las tentaciones.
La buena alimentación no significa comer en exceso, sino comer suficientes alimentos de buena calidad nutricional. Recuerda que la primera tentación y el consecuente pecado que hubo en esta tierra fue producto de una desobediencia sobre la alimentación, y el enemigo de Dios continúa atacándonos en esta área. La comida chatarra que está de moda y es uno de los medios por los cuales el enemigo quita la salud y pervierte la razón.
Satanás intentó atrapar a Jesús con una tentación relacionada con el apetito, pero Jesús repitió las palabras que Moisés había escrito casi 1.500 años antes: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Si la buena alimentación es sumamente importante, la nutrición que proviene de "la boca de Dios" te dará vida eterna. No dejes de escuchar los consejos que el Señor te envió para cuidar tu salud, porque cada uno de ellos fue dicho para tu bien presente y futuro.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

INTERCEDE

El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:3.

El cielo se viste de gala. Millones y millones de seres angelicales se preparan para dar la bienvenida al Héroe, que vuelve de la guerra después de haber vencido al maligno y rescatado al ser humano. Jesús aparece glorioso, con su cuerpo resucitado. Ha vencido a la muerte y al pecado. Se sienta, ahora, al lado del Padre.
La escena que acabo de describir no es imaginaria; la Biblia lo afirma. El texto de hoy lo expresa de manera explícita. Muestra que existe relación entre la muerte expiatoria de Jesús en la cruz y su obra mediadora en el cielo, al lado del Padre. El autor de la Epístola a los Hebreos indica que, después de haber efectuado la purificación de nuestros pecados en la cruz, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Jesús ya murió; subió a los cielos; está a la diestra del padre. Y, desde ahí, añade Hebreos 7:25, "puede salvar a los que por él se allegan a Dios". ¿Por qué crees que el verbo "salvar" está en modo infinitivo? Si solo bastase su muerte, el verbo estaría en tiempo pasado; diría "salvó", y no "puede salvar". Lo que Pablo quiere significar es que, a pesar de que la muerte de Jesús en la cruz fue completa en lo que se refiere al sacrificio, esa muerte no le sirve al ser humano, a menos que vaya a Jesús con fe, y reconociendo que pecó y que necesita de salvación. Entonces Jesús, quien en la cruz constituyó el sacrificio, se transforma ahora en el Mediador, para interceder delante del Padre en favor del pecador arrepentido.
Solo entonces lo que Jesús obró en la cruz del Calvario tiene valor para el ser humano: está salvo, porque creyó en la muerte de Cristo y aceptó su mediación delante del Padre.
Hoy es un día para aceptar ese sacrificio en tu favor. Dios no fuerza la voluntad humana; nadie será salvo solo porque Jesús murió. La salvación solo tiene valor, para ti, si la aceptas.
No te olvides: "El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón