lunes, 24 de junio de 2013

DIETA ESPECIAL

Lugar: Corea del sur
Palabra de Dios: 1 Corintios 6:20

¿Alguna vez escuchaste decir: “Somos lo que comemos”? El señor Yoon probó que esto era cierto, cuando decidió comer solamente comida chatarra durante treinta días. Él había visto un documental de Estados Unidos acerca de los efectos de una dieta así, y quería probarla personalmente.
Algunos de ustedes, quizás, estén pensando: “¡Genial! ¡Eso sería grandioso! Toda la comida chatarra que pueda comer. Nunca más comer verdura”. Bueno, antes de que tires tus espinacas o arvejas, lee lo que sucedió.
El 16 de octubre, el señor Yoon comenzó su dieta especial. No le llevó mucho tiempo sentir los efectos. Comenzó a aumentar de peso.
Comenzó a sentirse muy cansado, sin su nivel habitual de energía.
También, comenzó a tener dolores de cabeza muy fuertes. Para el día número cinco, el señor Yoon estaba teniendo problemas con su hígado.
Su corazón también comenzó a mostrar señales de problemas.
-Su salud se está deteriorando rápidamente -le advirtieron los médicos-, porque no está obteniendo las vitaminas y los minerales que necesita. Si no deja esta dieta en este momento, su vida podría estar en peligro.
El señor Yoon nunca completó su dieta de un mes: siguió el consejo de sus médicos, y la abandonó. Cuando comenzó a comer alimentos más nutritivos y comidas más equilibradas, se sintió mucho mejor y más sano.
La Biblia dice: “fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios”. No permitas que tu cuerpo se deteriore. Come alimentos nutritivos, haz ejercicio y descansa lo suficiente. Cuida del cuerpo que Dios te ha dado.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

EL SEÑOR ES MI PASTOR, VIVIRÉ EN SU HOGAR POR TODA LA ETERNIDAD

Y nosotros, tu pueblo y ovejas de tu prado, te alabaremos por siempre; de generación en generación cantaremos tus alabanzas. Salmo 79:13.

Cuando por fin concluye la jornada, el pastor cuenta sus ovejas y, con especial cuidado, las conduce de vuelta al redil. Se encarga bien de que ninguna de ellas se quede rezagada en el camino y, si esto sucede, la disciplina sutil de la vara hace volver a la oveja al sendero, para conducirla al aprisco donde finalmente todas estarán a salvo de peligros. Finalmente, el peregrinaje del día ha terminado, lis hora de disfrutar de la seguridad que ofrece el hogar, y del cuidado tierno del pastor durante la noche.
Estas promesas de seguridad y cuidado son también para nosotras. Nuestro tránsito rumbo al hogar celestial pronto llegará a su fin. Vivimos tan aprisa que el futuro se convierte en presente, y el presente en pasado vertiginosamente. Pero debemos llenarnos de ánimo al ver cómo, en tiempos de prosperidad y de conflicto, el Señor nos ha conducido por verdes prados dándonos de beber de la fuente inagotable de su poder. Él nos ha cubierto con su manto de justicia y nos ha ofrecido un banquete continuo del cual podemos ser alimentadas por sus promesas maravillosas que nunca fallan. Confiamos en la promesa que nos asegura: “¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho” (Apoc. 22:12).
Deseamos estar en el hogar eterno, nuestros pies cansados por el duro camino buscan día a día no perder la ruta. En medio de los ruidos mundanales, nuestros oídos atentos anhelan seguir escuchando la voz del Pastor, y cuando una espina del camino nos hiera, de su mano santa recibiremos el bálsamo sanador.
Amiga, no importa las circunstancias en las que te encuentres ahora, si te aferras a las promesas del Señor pronto estarás en el hogar donde “ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir” (Apoc. 21:4).
Busca de todo corazón el bien y alcanzarás misericordia, y en la casa del Padre vas a vivir por la eternidad entera, sabiendo que él nunca descansa en su amor y cuidado hacia todas nosotras.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL MONSTRUO CAYÓ EN LA TRAMPA

¡Despierta, brazo del Señor! ¡Despierta y vístete de fuerza! Despierta, como en los días pasados, como en las generaciones de antaño. ¿No fuiste tú el que despedazó a Rahab, el que traspasó a ese monstruo marino? (Isaías 51:9).

En el Congreso de Viena, en 1815, se reunieron las principales potencias de Europa para repartirse lo que quedaba del derrotado imperio napoleónico. La ciudad era una fiesta y los bailes de gala eran los más espléndidos que se hubieran visto jamás. Pero Napoleón seguía proyectando su sombra. En vez de ejecutarlo o exiliarlo en un país lejano, lo habían enviado a Elba, una isla cercana a las costas de Italia.
Aunque preso en una isla, un hombre tan audaz y creativo como Napoleón Bonaparte podía poner nerviosos a todos, incluso en la distancia. Los austríacos planearon asesinarlo, pero luego decidieron que era demasiado arriesgado. En una de las sesiones del Congreso, Alejandro I, el temperamental zar de Rusia, aumentó la tentación, porque cuando se le negó una parte de Polonia, amenazó: “¡Cuidado con lo que hacen, o liberaré al monstruo!”
De todos los diplomáticos presentes, solo Talleyrand, antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Napoleón, parecía tranquilo y despreocupado. Era como si supiera algo que los demás ignoraban.
Pues el monstruo escapó. A pesar de que los cañones de varios barcos de guerra ingleses apuntaban a todos los puntos de salida de la isla, Napoleón escapó de Elba el 26 de febrero de 1815. Un barco con novecientos hombres lo recogió a plena luz de día. Los barcos ingleses lo siguieron pero no pudieron alcanzarlo. A pesar de que hubiera sido más seguro abandonar Europa, Napoleón decidió ir a Francia. Resolvió marchar hacia París.
Un ejército dirigido por el mariscal Ney, enviado a detenerlo, desertó en masa y se pasó al pequeño ejército de Napoleón. Por dondequiera que pasaba las ciudades se rendían a sus pies. Francia enloqueció. Napoleón gobernó Francia de nuevo. Esta se considera una de las hazañas más audaces de uno de los hombres más intrépidos de la historia. Pero el país estaba en bancarrota y en junio de ese mismo año, en la batalla de Waterloo, Napoleón fue derrotado definitivamente.
Sus enemigos lo exiliaron en la Isla de Santa Elena, frente a la costa occidental de África.
Allí no tenía la menor posibilidad de fugarse.
Satanás es un monstruo que no se le escapará a Dios. Él lo pondrá fuera de combate para siempre. Pídele a Dios que te dé la victoria sobre Satanás ante cualquier situación que enfrentes.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EL MINISTERIO DE LA CONSOLACIÓN

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Mateo 5:4.

El Señor obra por medio de instrumentos humanos, y ha comisionado a sus seguidores el deber de ministrar a quienes se encuentran desanimados y afligidos. Hay corazones a nuestro alrededor que necesitan ser elevados; que necesitan los brillantes rayos del Sol de justicia. El Señor espera que aquellos a quienes él ha consolado y bendecido animen a los que se encuentran en tinieblas, y que consuelen a quienes están tristes. Los que han recibido luz y paz no han de pasar por alto a los que sufren, sino que han de acercarse a ellos en simpatía humana y ayudarlos a ver a un Salvador que perdona el pecado, un Dios misericordioso.
Dios ha llevado nuestras penas y cargado nuestras tristezas, y dará gozo y alegría a los que sufren. Mi hermano y mi hermana, usted que ha sentido las penas de la tierra, ¿servirá a Cristo al ayudar a las personas específicas que necesitan de su ayuda?…
Quienes aman a Jesús tendrán la mente de Cristo y consolarán a todos los que sufren; ayudarán a los que son pobres, tentados y desanimados a caminar a la luz de la cruz, y no en la sombra ni en la oscuridad…
El Señor Jesús ha dado a su pueblo la obra especial de consolar a todos los que sufren. Cristo trabaja para este grupo, e invita a los seres humanos a convertirse en sus instrumentos para llevar luz y esperanza a quienes sufren en medio de providencias aparentemente oscuras…
El fuego del horno puede prenderse sobre los siervos de Dios, pero es con el propósito de purificarlos de toda paja, y no para destruirlos o consumirlos…
Honramos a Dios al confiar en él cuando todo parece oscuro e inhóspito.
Que los que se encuentran afligidos lo contemplen y hablen de su poder, y canten de su misericordia…
Se pronuncia una bendición sobre todos los que lloran. De no haber habido sufrientes en nuestro mundo, Cristo no habría revelado el carácter paternal de Dios. Aquellos oprimidos por la convicción del pecado han de conocer la bendición del perdón y sus pecados serán borrados. De no haber nadie que llore, la suficiencia de la expiación del pecado por Cristo no habría sido entendida -Signs of the Times, 8 de agosto de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White