viernes, 1 de enero de 2010

AMIGAS, DIOS ES BUENO

¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis? (Isaías 46:5)

Un 1º de enero, una amiga y yo decidimos ayunar y orar durante el año que comenzaba. El Espíritu Santo me inspiró para orar por nuestras familias, amigos y la familia del campus, así que aceptamos esa idea con gozo. La primera mañana, caminamos hasta un lugar donde nos sentimos rodeadas por árboles y la belleza de la naturaleza: el cielo, el sonido placentero de las aves y, de vez en cuando, el sonido de la lluvia a la distancia.
Poco después de haber comenzado muestra sesión de oración, apareció una nube oscura y nuevamente escuchamos el sonido de la lluvia a la distancia. Mi amiga sugirió que comenzáramos una sesión de alabanzas, así que comenzamos a cantar, y le pedimos a Dios que alejara la lluvia. ¡Y lo hizo! Y lo mismo ocurrió la segunda vez que nos reunimos para nuestro momento de oración . Sin embargo, cuando escuchamos la lluvia por tercera vez, parecía estar viniendo de ambas direcciones. Decidimos hacer otra sesión de alabanza. Entonamos varias canciones, pero la lluvia se acercaba cada vez más. En ese momento decidimos que no nos iríamos hasta que termináramos de orar por cada uno de los nombres de nuestra lista. Así que le pedimos a Dios que nos protegiera. Para esta hora, solo nos quedaba orar por nuestras familias.
Continuamos en oración, presentando nombre por nombre ante Dios mientras la lluvia se hacía cada vez más torrencial. Nosotras nos habíamos puesto de pie; nuestras bolsas de dormir estaban mojadas; nuestras sábanas empapadas; nuestro cabello húmedo... pero nuestras ropas y nuestros pies estaban secos. Terminamos nuestras oraciones y nos marchamos. No queríamos ni hablar acerca del milagro. Estuvimos en silencio por un tiempo; entonces exclamé: "Amiga, ¿viste qué bueno es Dios? Necesitamos desafiarlo más este año". Pero, en ese preciso momento el Espíritu Santo me corrigió, y dije: " Perdón, amiga, este año necesitamos desafiarnos a nosotras mismas a confiar más en Dios. Él está dispuesto y listo a hacer todas las cosas en nuestro favor".
Nos reímos, agradeciendo a Dios por lo que nos había revelado, porque ahora sabíamos lo que él quería que hiciéramos ese año: desafiarnos a nosotras mismas a confiar más en él. ¿Te gustaría aceptar ese desafío también?

Nadine A. Joseph
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

LIBERACIÓN Y TRIUNFO

Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón. Génesis 3:15.

El pecado trajo nuevas palabras y nuevos conceptos a la recien creada pareja en el Edén. Nunca antes se habían pronunciado entre- ellos, ni las habían escuchado de Dios. «Desnudez», «vestimenta», «esconderse», pero sobre todo, «miedo». La misma voz que antes les producía gozo, ahora les producía miedo. «Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo», dijo Adán (Génesis 1: 10). ¿Alguna vez deseaste que tu papá no llegara del trabajo o de un viaje? Tal vez, cuando eras niño, en lugar de salir a su encuentro gozoso, te escondiste aterrado. Te habías portado mal, y sabías que a la llegada de tu papá serías llamado a cuentas. La serpiente, que se llama Diablo y Satanás (Apocalipsis 12: 9), se presenta en el Génesis astuta, mentirosa, culpable y sentenciada a muerte. «Su simiente te aplastará la cabeza», dice nuestro texto de hoy. Si te escondes de Dios únicamente obstaculizas tu verdadera libertad. Así, te demoras en escuchar las nuevas palabras que brotaron del diccionario de Dios allí mismo, en el Edén: «Enemistad», «simiente», «herir». ¿Quieres saber su significado? Expresan la liberación de la esclavitud que Satanás había impuesto, «porque él [Jesús] salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1: 21), y expresan el triunfo sobre el mal, porque «gracias a sus heridas fuimos sanados» (Isaías 53: 5). Hoy que inicia este año te aconsejo que atiendas a la voz de Dios. Él te busca para liberarte de tus miedos. Te busca para asegurarte que la sentencia sobre la serpiente se ha cumplido. Sí, son noticias que se desprenden de la cruz del Calvario. Allí nuestro Salvador, la simiente de la mujer, cumplió su promesa. La serpiente es un enemigo derrotado. De modo que, ¡sal de tu escondite! ¡No hay razón para que te ocultes de Dios! «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3: 16).

«Los más débiles creyentes en la verdad, cuando piden humildemente ayuda al poderoso Vencedor, pueden, confiando firmemente en Cristo, rechazar con éxito a Satanás y a toda su hueste». MJ 49

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría (Salmo 90: 12).

El Saludo más común y significativo que hoy pronunciamos, fue seguramente: «Feliz Año Nuevo». De acuerdo al calendario gregoriano, hoy es el primer día del año. Los que usan el calendario juliano esperaran once días más para saludarse de esta manera; mientras que los chinos, que usan un calendario lunar, lo harán entre el 21 de enero y el 21 de febrero a su vez, los iraníes y otros pueblos lo comenzarán el 21 de marzo, que es primavera en el hemisferio norte. Como sabemos, los judíos celebran todavía el año nuevo en el otoño, al que llaman Rosh Hashana, que este año será el 9 de septiembre. Pero no importa cómo contemos nuestros años, debemos hacerlo como dice el salmista: «Bien». Porque de acuerdo a cómo vivamos este año, seremos más o menos felices. Hay quienes amanecen en el primer día del nuevo año con una carga enorme de culpabilidad, por lo que ya hicieron en las primeras horas del año. Hay otros a quienes el dardo agudo del dolor ya los hirió desde el mismo comienzo del año, ensombreciendo los días venideros. Para muchos, el primer día del año comienza con deseos y promesas. Deseos de conseguir algo que no se ha logrado, y promesas de cambiar lo que sabemos que debemos cambiar. Hacer promesas y planes para mejorar nuestra condición espiritual, es la mejor manera de comenzar el Año Nuevo. Porque, después de todo, como dice el autor del Salmo, la vida es breve y transitoria (vers. 9). Dice que nuestros años son «como un suspiro». Es una realidad que pronto nuestros años pasarán y volarán raudamente. Lo único que vale la pena es lo que dura y permanece para siempre. Por eso, San Pablo aconsejaba: «Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos» (Efe. 5: 15, 16). La vida humana es fugaz y pasajera, y no vale la pena gastarla en lo que no nos traerá provecho para la eternidad. Oremos hoy para que el Señor nos conceda la sabiduría celestial, a fin de discernir entre lo pasajero y lo eterno.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C.