martes, 29 de marzo de 2011

UN ATUENDO ESPECIAL

En sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin manan delante del trono de Dios (Apocalipsis 14:5).

Resulta interesante notar que nuestra boca es testigo de nuestra conducta. Aunque no siempre los testigos son fieles, en un juicio se trata de hallar la verdad por medio de testimonios sólidos, sin contradicciones. Por supuesto, no en todos los casos se logra. La historia recoge innumerables juicios en que algunos testigos no han sido fieles y una sentencia condenatoria ha recaído sobre personas inocentes.
Este texto de hoy nos amonesta a que en nuestra boca no sea hallada mentira. Tal vez te preguntes: ¿Es que acaso existe alguien que nunca haya dicho una mentira? Yo no creo que Dios nos pida que nunca hayamos cometido pecado para considerarnos sin mancha delante de él. Si así fuera, no necesitaríamos la justicia de Cristo ni su sangre redentora. Más bien pienso que Dios se refiere a aquellas personas que, aunque pecadoras y sujetas a errores, no se complacen en la mentira y buscan constantemente la verdad.
¡Cuan grande es el amor divino! Yo, una mujer manchada por las consecuencias del pecado, puedo ser hallada sin mancha, limpia, inmaculada, pura, delante de los ojos de un üíos santo. ¿Te has puesto a pensar que tu pasado puede quedar completamente emblanquecido por la sangre preciosa de tu Salvador, Cristo Jesús? Quizás venga a tu mente el recuerdo tormentoso de algunas mentiras que causaron mucho sufrimiento a otras personas. Quizás una difamación, una crítica demasiada dura, algo que no era totalmente verdad y que afectó e hirió corazones inocentes... Puede ser que tal recuerdo te atormente y que la culpabilidad no te deje permanecer con la trente en alto.
Aunque es cierto que las consecuencias se sufren, no es menos cierto que Dios tiene un bálsamo consolador, una lejía potente y un amor capaz de sanar las heridas más profundas. Es ese Dios el que te invita a presentarte ante su presencia con un corazón sucio y manchado por el pecado, pero con la fe en que será transformado por su gracia redentora. Entonces serás sin mancha delante de su presencia.
Clama fervientemente: «Señor, quiero estar en tu presencia vestida con el manto de justicia de Cristo».

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

NO APURARSE NI DEMORARSE

Os conjuro, oh doncellas dejerusalén, que no despertéis ni hagáis velar el amor, hasta que quiera. Cantares 8:4.

La poesía que compone el libro de Cantar de los Cantares tiene varios versos que se repiten. El propósito que tenían los escritores hebreos en la repetición, algunas veces con palabras iguales y otras veces con palabras similares, era el de resaltar la enseñanza que querían compartir.
El versículo de hoy se repite numerosas veces en el libro y siempre quien lo dice es la sulamita, esposa de Salomón, y el mensaje es claro: no apures ni hagas esperar el amor, hasta que aparezca.
Es común que aquellos que tienen amigos con quienes han compartido muchos momentos, sientan el vacío cuando uno de ellos formaliza una relación de noviazgo. La persona amada toma tal importancia en la vida del enamorado, que sin querer, los amigos pasan a un segundo lugar en tiempo, afectos y actividades a compartir. Todo esto, además de ser común, debe ser así, para que la relación especial crezca y madure.
Como no todos perciben las cosas de la misma manera, los amigos(as) de quien inicia un noviazgo, pueden sentir celos y hasta deseos de ocupar el mismo lugar del que está viviendo la experiencia de enamorarse. El vacío y el sentido de soledad que queda en esos amigos, a veces los hacen pensar que ellos también necesitan formalizar un noviazgo.
Una de mis alumnas estaba muy enamorada, llevaba varios meses de noviazgo serio y responsable, y no podía ocultar su amor y felicidad ante las amigas presentes. En un momento en que se alejó, dos de esas amigas expresaron: "¿Por qué algunas personas pueden ser felices y otras tenemos que estar solas? Yo desearía con todo mi corazón estar viviendo algo así, pero no puedo". Le recordé a esa joven que tenía toda la vida por delante, que no había necesidad de apurarse para lograr algo que tarde o temprano llegaría.
La sulamita y Salomón intentaron dejar esa enseñanza: no te apures en tener un amor. Dios conoce tus tiempos, conoce a la persona que te hará feliz y a su vez será feliz contigo, y no necesitamos "ayudar" al Señor para que esa persona especial aparezca. "Despertar" o "hacer velar" (hacer esperar) el amor cuando llega, puede entorpecer la relación y arruinarla. No te sientas mal por los sentimientos de vacío o de soledad que puedas tener al ver lo que otros están disfrutando, ya que Dios también sabe de tus necesidades afectivas y las suplirá para que disfrutes de la vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

MISERICORDIOSO

Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. Salmo 103:8.

Washington, la capital estadounidense, se pone cada vez más triste. El otoño se va; se aproxima el invierno. El frío llega. El calor desaparece.
El frío me incomoda. No me gusta; para mí es sinónimo de tristeza. El mundo queda menos colorido; la vida se marchita. Como las hojas, que ayer mostraban su esplendorosa acuarela, y hoy yacen en el suelo, muertas.
Cuestión de gustos. A otros no les agrada el verano. Y la vida continúa. ¿Dije vz'íffl? No es de vida que habla la carta que alguien me entregó anoche, al concluir la reunión. La narración que tengo en mis manos es una triste historia de muerte, de fracasos, de chascos y traición.
¡Ya escuché tantos dramas en la vida!; nada más podría asustarme. Pero, cada vez que leo algo como esto, me siento incapaz de hacer alguna cosa... a no ser orar.
La persona se pregunta si, después de todo lo que hizo, aún existe perdón para ella. Se juzga y se condena... se condena a muerte. Pero, no tiene fuerzas ni valor para ejecutar la sentencia. Entonces, busca a Dios y se pregunta si el Señor puede amarla, a pesar de su grotesco pasado.
Y aquí está el versículo de hoy, diciendo que Dios es misericordioso y clemente. La palabra "clemente", proviene del hebreo channun, que significa, en realidad, gracia que no acaba nunca. Como si fueses un caminante en el desierto, buscando una gota de agua para salvar la vida y mitigar la sed, y repentinamente encontrases un channun, un manantial que no tiene fin.
Ese es Dios. Su amor no tiene límites. Su grandeza absorbe tu culpa, y la hace nada. Su misericordia está siempre dispuesta a darte una página en blanco, con el fin de que escribas una nueva historia. Su clemencia te espera; sabe que, un día, cuando tus fuerzas ya no existan, cuando el peso de la culpa te lleve a pensar en la muerte como la única salida, vendrás a él en busca de consuelo.
¿Por qué demorar, si sientes hoy que la misericordia divina toca la puerta de tu corazón? ¿Qué es lo que te detiene? ¿Por qué buscas fuentes de agua envenenada, si Jesús te ofrece el agua de vida? ¡Ven a él! ¡Ahora! Mañana puede ser demasiado tarde. No salgas de casa, hoy, sin repetirte a ti mismo: "Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón