viernes, 10 de mayo de 2013

CALLES RESBALADIZAS

Lugar: Estados Unidos 
Palabra de Dios: Salmo 37:24

Papá, ¿puedo ir contigo? -preguntó Jacob*.
-Por supuesto, si quieres. Solo voy aquí cerca, a visitar a los Jansen.
Jacob se puso con ansiedad el abrigo nuevo que sus padres le habían comprado, y pronto el papá y su hijito, de cuatro años, caminaban por la vereda. El camino estaba resbaloso, cubierto de hielo y de nieve.
-Dame la mano -le dijo el papá-. Está muy resbaladizo aquí.
El chico sacudió la cabeza.
-Quiero dejarlas manos en los bolsillos -dijo-. Esta campera tiene bolsillos lindos.
Y siguió caminando por su cuenta.
Un par de minutos más tarde, Jacob se resbaló y se cayó. Mientras el papá lo ayudaba a levantarse, le dijo:
-Hijito, si me das la mano, no te volverás a caer.
Pero, el niño no quiso hacerlo, y metió las manos nuevamente en los bolsillos de su abrigo. No pasó mucho tiempo hasta que sus pies encontraron otro lugar con hielo, y nuevamente se cayó, con los brazos y las piernas desparramados sobre el frío hielo. El papá de Jacob lo levantó una vez más, pero no dijo nada.
El niñito se quedó detenido unos segundos, con las manos en los bolsillos. Luego, miró a su papá y le dijo:
-Papi, creo que tengo que darte la mano.
No tuvo que pedirlo dos veces. Su papá lo tomó firmemente de la mano, y caminaron juntos hasta que llegaron a la casa de los Jansen. Aunque los pies de Jacob resbalaron una vez más, su papá evitó que se cayera.
Dios quiere sostenemos de la mano, para evitar que nos caigamos. Pero, si insistimos en hacer las cosas como nosotros queremos - como hizo Jacob -, entonces resbalaremos y caeremos. El libro de Salmos dice: "Podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano". Permite que Dios te tome de la mano, y camina junto con él hacia la seguridad.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

LA ENORME DICHA DE SER MADRE

Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre. Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. [...] A la mujer estéril le da un hogar y le concede la dicha de ser madre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Salmo 113:2-3,9.

Me atrevo a decir que la celebración del Día de la Madre es una festividad prácticamente mundial. Tal vez tenga diferentes fechas en los calendarios de los distintos países del mundo, pero todos estos días tienen el mismo propósito, que es reconocer la loable labor de una madre y darle gracias por su amor incondicional.
La maternidad es, sin lugar a dudas, una dádiva de Dios. Las madres experimentan una de las dichas más intensas que puedan existir, y lo digo con conocimiento de causa, pues yo misma he tenido el privilegio de ser madre dos veces. Cuando un hijo o una hija está en nuestras entrañas, comienza un idilio de amor entre la madre y la criatura que no tiene fin. Acunar un pedacito de tu corazón en los brazos es la más sublime de las experiencias de la vida.
Puede ser que hoy lea estas palabras una mujer que nunca ha experimentado esta alegría, y estas frases que he escrito podrían sonarle ajenas o un tanto crueles. A lo mejor una mujer y un hombre unidos en matrimonio han preparado el nido, llenos de amor y de ilusiones, y el hijo deseado no llega. Una matriz cerrada impide que la danza del amor dé frutos, y entonces hunde a la pareja en una desolación que puede llevarlos a perder la confianza en Dios y en su poder.
Amiga, Dios nos hizo con propósitos santos y buenos, y eso por supuesto que te incluye a ti. No permitas que una matriz cerrada cierre también la puerta de tu corazón. ¡Ábrelo al amor, a la vida! Si deseas un hijo, pídelo a Señor. Él decidirá si te lo envía por medio de tu útero, o por el corazón. Y cuando el hijo o la hija que tanto deseas llegue, ábrele los brazos, abrázalo con fuerza cerca de tu pecho, regálale melodías de amor en el oído y dile con la mirada todo lo bello que significa para ti.
Hoy, cuando en algunos países del mundo se celebra el Día de la Madre, siéntete parte de la celebración. Y mientras el hijo deseado no llega, ¡ama! Son tantos los niños desamparados y abandonados que anhelan ser acurrucados en los brazos de una mujer como tú... Por favor, ¡no pierdas la oportunidad! Sé una colaboradora de Dios en el gran ministerio del amor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

RECUERDA EL ÚNICO MANDAMIENTO CON PROMESA - 1

Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. «Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra» (Efesios 6:1-3).

El doctor Viktor Frankl era un psiquiatra judío austríaco que vivió antes de la Segunda Guerra Mundial. En esos días Viena era la ciudad de Sigmund Freud y Alfred Adler, quienes dominaban el panorama intelectual de su tiempo.
Viktor Frankl se encontraba en la rampa de lanzamiento hacia una brillante carrera profesional. Su posición en los círculos médicos era excelente, acababa de ser nombrado director del Departamento de Neurología del Hospital de Rothschild (1940), que atendía únicamente enfermos judíos. Aceptar aquel cargo fue un desafío porque ya arreciaba la persecución nazi contra los judíos. Acababa de terminar un manuscrito donde presentaba sus discusiones con Freud y Adler y las bases de su nueva teoría analítica: la logoterapia. Además, Viktor Frankl, acaba de casarse con la novia de sus sueños, Tilly Grossner (1941).
Pero la persecución nazi se intensificó. Su hermana escapó a Australia. Su hermano intentó escapar a Italia pero fue capturado y enviado al campo de concentración de Auschwitz con toda su familia, donde murieron. Viktor Frankl consiguió un visado para emigrar a Estados Unidos. En aquel país no solo eludiría la persecución nazi, sino que tendría un ambiente brillante para desarrollar y defender sus teorías psiquiátricas. Pero sus padres no lograron obtener el visado para huir. Además, ancianos y enfermos, sin la ayuda de ningún hijo, se quedarían desvalidos. La situación de sus padres planteaba a Frankl una difícil disyuntiva, una grave duda de conciencia: ¿Debía atender a sus padres o proseguir su carrera? ¿Asegurar su reciente matrimonio o ayudar a su familia en su incierta suerte? El visado le ofrecía un gran futuro, pero en Viena quedaba el inminente y seguro riesgo de la deportación de sus padres a un campo de concentración.
¿Qué hizo Viktor Frankl ante la terrible disyuntiva que le planteaba la vida? ¿Qué harías tú? Es, sin duda alguna, una difícil elección. Por desgracia, a veces los cristianos, los hijos de Dios, tienen que tomar decisiones importantes en medio de una gran crisis o un gran peligro. Es bueno prepararse para no dudar nunca en cuanto a la necesidad de hacer lo correcto en medio de una crisis. Cada día nos preparamos para tomar una decisión, sea correcta o incorrecta. Cada día decidimos estar a la derecha o a la izquierda. Prepárate hoy.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

SE PROMETE UN REDENTOR

Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Génesis 3:15.

Adán y Eva debieron haber quedado perfectamente satisfechos con el conocimiento de Dios en sus obras creadas, y por la instrucción de los ángeles santos... El elevado estado de conocimiento que pensaban alcanzar al comer de la fruta prohibida los hundió en la degradación del pecado y la culpa.
Los ángeles que habían sido encargados de cuidar de Adán y Eva en su hogar del Edén antes de su transgresión y expulsión del paraíso ahora fueron encargados de guardar las puertas del paraíso y el camino al árbol de la vida, no fuera que regresaran y obtuvieran acceso al árbol de la vida y el pecado fuera inmortalizado.
El pecado sacó a Adán y a Eva del paraíso. Y el pecado fue la causa de que el paraíso fuera quitado de la tierra. Como consecuencia de la transgresión de la ley de Dios, perdieron el paraíso. Obedeciendo la ley del Padre y mediante la fe en la sangre expiatoria de su Hijo, el paraíso puede ser recuperado...
Satanás les alardeó a Cristo y a los ángeles leales que había obtenido el éxito al convencer a una porción de los ángeles a que se unieran a él en su atrevida rebelión. Y ahora que había triunfado en vencer a Adán y Eva, declaró que el hogar en Edén era suyo. Con orgullo alardeó que el mundo que Dios había hecho era su dominio. Al conquistar a Adán, el monarca del mundo, había ganado la raza como sus súbditos, y ahora debía poseer el Edén y hacerlo su sede. Allí establecería su trono como monarca del mundo.
Pero se tomaron medidas inmediatamente en el cielo para vencer a Satanás. Ángeles fuertes, con rayos de luz semejantes a espadas flamígeras que se movían en toda dirección, fueron colocados como centinelas para guardar el camino del árbol de la vida de la llegada de Satanás y la pareja culpable...
Se tuvo un concilio en el cielo, que resultó en la decisión del amado Hijo de Dios de redimir a la raza humana de la maldición y la desgracia del fracaso de Adán, y vencer a Satanás. ¡Oh, qué maravillosa condescendencia! La majestad del cielo, por amor y compasión hacia la humanidad caída, propuso convertirse en su sustituto y garante.— Review and Herald, 24 de febrero de 1874.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White