miércoles, 26 de agosto de 2009

ÉL TE ESCUCHARÁ

Me regocijaré en favorecerlos, y con todo mi corazón y con toda mi alma los plantaré firmemente en esta tierra (Jeremías 32:41).

¿Te has preguntado alguna vez por qué a las cosas que le pones más empeño te salen mal? Pues eso mismo pensaba yo cuando inicié mis estudios universitarios. En muchas ocasiones por más que estudiaba no obtenía buenos resultados en los exámenes. Pronto me pregunté: «¿Qué pasa? ¿Por qué estos resultados si estudio lo suficiente? ¿En qué he fallado? ¿Qué estoy haciendo mal?» Sin darme cuenta analicé mi rutina universitaria, hice una evaluación de mis prioridades y descubrí el problema: no incluía a Dios en mis estudios. ¿Cómo? ¡Sola! Sin pedir a Dios ayuda cada vez que me preparaba para mis tareas o exámenes. En esas ocasiones no inclinaba mi rostro para pedir su bendición y la sabiduría que necesitaba. Así que puse en orden mis tareas diarias y supliqué la ayuda del cielo. Cada vez que me preparaba para mis tareas la oración estaba presente, ¡y vaya que funcionó muy bien! Dios respondía al pedido de mis oraciones y me ayudaba grandemente. Dios nos pide que nos esforcemos, que hagamos nuestra parte. No hará por nosotros la parte que nos toca: responsabilidad, orden, atención, todo lo que demanda un proceso de estudios. Él hará el resto. Elena G. de White dice: «Si el intelecto es colocado bajo el dominio del Espíritu de Dios, cuanto más se lo cultiva, más eficazmente puede ser usado en el servicio de Dios [...] los que, con el mismo espíritu de consagración, han tenido el beneficio de una educación cabal, pueden realizar una obra mucho más extensa para Cristo. Se hallan colocados en una posición ventajosa» (Mensajes para los jóvenes, p. 171).
La fórmula del éxito dice que:
ESFUERZO HUMANO + PODER DIVINO = ÉXITO

Recuerda entonces poner a Dios en primer lugar cada mañana y no dudes nunca que responderá tus oraciones.

Kendy Cruz Grajales
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

RODEOS

Llévame por el camino de tus mandamientos, pues en él está mi salmo 119: 35

¿Tú y tu familia fueron de vacaciones el verano pasado? La mayor parte del tiempo, la gente tiene pensado un destino como Disney World, Yellowstone o Washington DC. Pero siempre es divertido dar un rodeo en el camino para rom­per la monotonía, en particular si el viaje es largo. Si vivieras en Chicago y quisieses ir a Branson, Misuri, es muy probable que tu familia tomase principalmente la autopista 55. Pero es posible que diesen un rodeo para ir a St. Louis Arch, 3ABN o Six Flags Over Mid-America. Después de haber subido al arco, dado una vuelta por las instalaciones de 3ABN o cabalgado en Six Flags, volverían a la autopista 55 y continuarían su viaje a Branson. Los rodeos están bien cuando estás de vacaciones, pero pueden ser un verdadero problema para quienes estamos haciendo el viaje increíble. Nuestro objetivo es seguir a Jesús y evitar cualquier cosa que nos aparte de él. Pero es fácil salirse del camino y alejarse de Dios. Satanás dice: «¿A que sería divertido probar un poco de las diversiones que te esperan de camino hacia mi dirección? Ser cristiano debe ser duro. Necesitas una pausa de vez en cuando. Mira, deja la senda recta y estrecha por un tiempo. Diviértete un poco. Siempre podrás volver al camino y continuar el viaje». Si no nos andamos con cuidado, escucharemos esta sugerencia y nos desviaremos para dar un rodeo por el pecado. Algunos se desvían y nunca más regresan. Otros toman un atajo durante un tiempo y luego se dan cuenta de que no valía la pena. Muchos de los que se van, luchan durante años para encontrar el camino de vuelta. Jesús quiere que lo sigamos toda la vida. Cuando mantengamos los ojos puestos en él, él nos guiará al cielo y nos ayudará a no salimos del camino.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

PROPÓSITO Y ESFUERZOS CONSTANTES

Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente, y esforzaos. 1 Corintios 16:13

¡Qué consejo tan apropiado para este día! Lo necesitamos para hoy y para todos nuestros días. La obra de hoy y la obra de toda la vida dependen de seguir este consejo. La Biblia dice que Daniel fue el primer ministro de Babilonia. En realidad, fue primer ministro de dos grandes imperios. Y sirvió en ese puesto más de sesenta años. En todo lo que hizo sobresalió. De hecho, es el único personaje intachable del Antiguo Testamento. Al menos, no se registra ninguna falta de él. Sus enemigos lo escrutaron con todos los recursos del odio y la maledicencia, y no hallaron en él ninguna falta porque «él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él» (Dan. 6: 4). Dios nos dé la gracia para que, al final, nuestro historial sea idéntico al de Daniel. ¿Cuál fue la causa de su éxito ni los negocios, en la política y en el espíritu? Creo que este: «Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía» (Dan. 1: 8). Propósitos firmes y esfuerzos perseverantes: he ahí la clave del éxito en todos los esfuerzos de la vida, incluyendo la vida espiritual. Si bien Dios nos da su gracia para servirlo, no ayuda al que no se esfuerza denodadamente en su servicio (Jos. 1: 5-8). Benjamín Disraeli, que fue primer ministro del Reino Unido, y uno de los más insignes ocupantes de ese cargo en el siglo XIX, dijo una vez: «El secreto del éxito es la constancia en el propósito». Y con su vida dio un buen ejemplo de su teoría. Al comenzar su carrera política, cuando se convirtió en diputado, su primer discurso fue un fracaso. Se rieron y se mofaron de él. Sin embargo, levantándose de nuevo, señaló a sus opositores, y, sacudiendo el índice ante ellos, dijo: «¡Vendrá el día cuando me oirán!» Y llegó el día cuando escucharon cada una de sus palabras. Llegó a ser íntimo amigo y consejero de la reina Victoria, y uno de los hombres más notables de sus días. En 1876 se le confirió el título de Conde de Beaconsfield. Logró el éxito en el mundo político debido a la constancia en sus propósitos. Lo mismo ocurrirá con nosotros. Y no solo en la vida natural, pues en el ámbito espiritual sucede exactamente lo mismo. Para el apóstol Pablo ese era el secreto del éxito en la carrera cristiana. Aunque el consejo parece solo para los varones, también las mujeres cristianas deben ser esforzadas en la lucha por la corona de la vida.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.