sábado, 26 de marzo de 2011

LA MAÑANA VIENE

La mañana viene para ti, morador de. la tierra; el tiempo viene, cercano está el día (Ezequiel 7:7).

Cada vez que leo este capítulo me doy cuenta de que Dios está anunciando una sentencia sobre el mal y sobre los que lo cometen. Si traigo ese texto al presente, puedo oír a Dios diciéndome: «La mañana viene para ti, Rut; el tiempo viene, cercano está el día de tu encuentro conmigo». ¿Qué impresión te causa colocar tu nombre en este versículo?
Vivimos en un mundo que se ha convertido en una noche extensa que oculta bajo su negro manto las maldades humanas. ¿Qué significa para ti anhelar la llegada cíe la mañana? Recuerdo que cuando era pequeña y sentía miedo de la oscuridad me refugiaba en la cama de mis padres hasta que llegaba la luz del sol. Sentía que nada me podía hacer daño si mis padres estaban presentes. Esa es una lección que debemos llevar con nosotros a través de los años: no tenemos que tener ningún temor, porque nuestro Padre nos acompañará hasta que llegue la mañana.
Aunque la mañana para algunos es seguridad, para otros no es más que otro día de espera para sumirse en la desesperación de una nueva noche tormentosa. Como cristianas debemos alegrarnos con la llegada de la mañana gloriosa, esa mañana que. nos librará de tantos tormentos. «La mañana reina ya en mi corazón», es la afirmación del compositor de un hermoso himno que expresa el anhelo de vivir esa manaría eterna. Y prosigue diciendo: «Toda sombra ha disipado mi Señor. Yo cantando alegre voy, porque con Jesús estoy. La mañana reina ya en mi corazón». ¿Es posible sentir la experiencia gratificante que nos permite vivir esa mañana anticipadamente?
Si depositas en Jesús tu confianza, sabiendo que el mañana traerá la luz de! sol sobre tu vida, entonces las palabras «la mañana viene sobre ti» se convertirán en un mensaje de ánimo, esperanza y paz. Prepárate para la mañana gloriosa del pronto regreso de tu Salvador, pero eleva también una constante oración: «Señor, hasta que llegue la mañana, no me sueltes de tu mano».

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

CAMINANDO A LA VISTA DE DIOS

Porque los caminos del hombre están ante los ojos dejehová, y él considera todas sus veredas. Proverbios 5:21.

En su gran mayoría, la gente de hoy se comporta como si no existiera un Dios. Viven a su antojo, eligen sus caminos, y llevan un ateísmo práctico, salvo cuando están en una iglesia o al despedir los restos de un difunto. Para muchos, Dios está solo en la iglesia, y una vez que se sale de ella, cada hombre y mujer es dueño de vivir como quiera.
Como seguidor de Jesús no debes albergar esta manera de pensar, porque la Biblia nos enseña que Dios está presente en todo lugar y momento. Sus ojos vigilan toda la redondez de la tierra y descansan sobre cada uno de sus hijos. Cuando formalizas una relación con alguien, la mirada de Dios continúa contigo, y esto merece ser recordado.
Mariana había comenzado su relación de noviazgo con un joven un año mayor que ella, y aparentemente los primeros meses fueron sumamente especiales. Luego, la rutina de la vida cotidiana hizo que este joven dejara de darle a Mariana la debida atención y comenzara a fallar a las citas, no llamarla por teléfono como solía hacerlo y mentirle para salir con sus amigos. Ella venía cada tanto a mi oficina a pedirme consejos sobre cómo actuar con él, y aunque sabía que lo mejor era terminar, sentía que no podía hacerlo. Igualmente, se había prometido que si él llegaba a engañarla una sola vez, todo se terminaría.
Esta relación continuó con muchos tropiezos, hasta que finalmente ocurrió lo que ella temía: lo descubrió en un engaño. El gran dolor de sentirse traicionada, la humillación y la vergüenza ante sus amigos y sentir que lo continuaba amando, hicieron que llorara sin consuelo por varios días. No pudo dejarlo como se había prometido, lo amaba "demasiado", y aceptó una condición sumisa porque no se veía viviendo sin él.
Si bien el ejemplo que di es de un varón, también hay señoritas que viven de igual manera. Se comportan desconsideradamente, son egoístas, y lo único que desean es satisfacer sus caprichos. No piensan en el otro, no ven que sus actos pueden herir y golpear los sentimientos ajenos y por eso no cambian, están acostumbrados a ser así y no desean una transformación.
"Los caminos del hombre están ante los ojos de Dios", escribió el salmista, y esos ojos que miran tus caminos desean que vivas sin hacerle daño a la persona que está contigo. Si el Señor te da la posibilidad de tener una persona especial a tu lado, no la menosprecies ni la humilles con tus actos, trátala como desearías que te trataran a ti, y verás que la relación se torna un deleite.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

¡QUÉ PROMESA!

Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. 2 Pedro 1:4.

Otoniel ama a Jesús. Se dejó encontrar por el Salvador una noche de delirio, horror y sufrimiento. Lenguas de fuego y de infierno lamían su cuerpo herido, mientras se debatía entre la vida y la muerte, víctima de una sobredosis de cocaína. Sombras informes se acercaban a él, amenazadoras; figuras grotescas, fruto de su imaginación enferma.
En su desesperación, clamó a Jesús. Y recibió la respuesta. Al salir de la clínica de recuperación, era un hombre transformado. Su vida es uno de los grandes testimonios acerca del poder transformador de Jesucristo.
Lo que Otoniel no entiende es por qué continúa sintiendo ganas de hacer cosas malas, si ya está convertido. El versículo de hoy brinda la respuesta para todas las personas que, como Otoniel, tratan de andar en los caminos de Dios, pero descubren que dentro de ellas hay una fuerza extraña, que las empuja hacia el mal.
Pablo declara que hay una "corrupción en el mundo a causa de la concupiscencia". El apóstol se está refiriendo a la naturaleza pecaminosa con la cual todos nacemos después de la entrada del pecado. A esa naturaleza no le gusta andar en los caminos de Dios, y es la fuente de todos los malos deseos.
Lamentablemente, esa naturaleza nos acompañará hasta el día de la venida de Cristo. Solo entonces, "esto mortal, será vestido de inmortalidad y esto corruptible, de incorruptibilidad".
A pesar de eso, la promesa divina es alentadora: él nos librará de este "cuerpo de muerte", y viviremos en paz por toda la eternidad.
Por tanto, no desesperes. Busca a Jesús todos los días. Escóndete en sus brazos; refugíate en sus fuerzas. El enemigo puede venir a ti, con todos los ejércitos de sus ángeles malignos, pero en Jesús estarás seguro.
El hecho de haber fallado ayer no quiere decir que hoy perderás la batalla. Todas las huestes angelicales están atentas a tu decisión. Decidir es tu parte; el resto, déjalo con Jesús. Y recuerda: "Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón