sábado, 25 de agosto de 2012

INÚNDATE DE BENDICIONES


«El Señor, el Dios todopoderoso, toca la tierra, y la tierra se derrite y lloran todos sus habitantes. La tierra sube y baja, como suben y bajan las aguas del Nilo» (Amos 9:5).

Aquí estamos, caminando nuevamente a orillas del río Nilo, en Egipto. ¡Qué emocionante aventura! Este es el mismo río del que leímos en el libro de Éxodo, cuando Dios envió las plagas y el agua se convirtió en sangre.
En las aguas del Nilo y sus riberas habitan muchas clases de animales. Hay grandes cocodrilos, más de una docena de serpientes venenosas e insectos que causan enfermedades. Esto da un poco de miedo, ¿verdad? En la antigüedad el río Nilo se desbordaba todos los años, causando inundaciones. Esto dejaba suelos fértiles que servían a los granjeros para plantar hermosos cultivos.
A veces la vida puede ser como el río Nilo. A veces ocurren cosas malas y puede haber peligros. Pero a pesar del veneno que Satanás pueda lanzarnos y que la vida parezca inundarnos de cosas malas, Jesús puede hacer que de lo malo salgan cosas buenas. Él puede traer suelos fértiles a nuestras vidas que nos ayuden a desarrollar y crecer como él quiere. Así que cuando las cosas malas parezcan envenenarte, pide a Jesús que inunde tu vida de bendiciones.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

UNA NORMA ELEVADA


Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. (1 Corintios 10:23).

Estaba de visita en casa de una amiga cuando llegó su hermana y nos mostró un collar y una pulsera que la profesora de la clase de manualidades de su colegio les estaba enseñando a confeccionar. Me interesé en ver aquellas prendas, ya que me gustan las manualidades. Sin embargo, me di cuenta de que mi reacción quizá había sido demasiado entusiasta.
Al día siguiente, al finalizar el culto matinal, dije: «Señor, muéstrame lo que quieres que lea en tu Palabra». En aquel momento me acordé del collar y la pulsera del día anterior. Acto seguido, al abrir la Biblia, mi mirada se detuvo en 1 Corintios 10:23 que es el texto de hoy. Nos pueden atraer muchas cosas como la música, las joyas, o el maquillaje, pero es importante que no nos dejemos llevar por esas tentaciones.
Elena G. de White hace el siguiente comentario: «El Cielo entero conoce todo pensamiento, toda acción. Las acciones de ustedes podrán ser invisibles para sus conocidos, pero están abiertas a la inspección de los ángeles. Los ángeles tienen la comisión de servir a los que se esfuerzan por vencer todo hábito malo y mantenerse libres de las artimañas de Satanás» (Mensajes para los jóvenes, cap. 4, p. 20).
«Los que usan pulseras y ornamentos de oro harían mejor en quitarse esos ídolos de sus personas y venderlos, aunque sea por menos de lo que han pagado por ellos, y así practicar la abnegación. El tiempo es demasiado corlo para adornar el cuerpo con oro o plata o ropas costosas. Sé que puede hacerse una buena obra en este respecto. Jesús, el Comandante de las cortes del cielo, dejó a un lado su corona de realeza y su manto regio, y descendió de su trono de monarca; y revistió su divinidad con las vestimentas de la humanidad, y por nuestra causa llego a ser pobre, a fin de que por su pobreza nosotros llegáramos a poseer riquezas eternas» (Mensajes selectos, 13, p. 283)
Te invito a que cada día le pidamos a Dios en oración que nos ayude a superar las tendencias a la ostentación y a la vanidad que podamos tener.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Haytza M. González 

¿MEDIO VACÍA O MEDIO LLENA?


Viviré con toda libertad, porque he buscado tus preceptos. Salmo 119:45, NVI

Imagina una copa con líquido hasta la mitad. ¿Qué imagen se proyecta en tu mente: la de una copa medio vacía o la de una copa medio llena? Tu respuesta podría indicar la actitud que acostumbras tener ante las experiencias de la vida.
La actitud de «la copa medio vacía» es ilustrada por la experiencia de una señora que era muy pesimista. Tan pesimista era que un día en el cual, cosa rara, estaba contenta, le preguntaron cómo se sentía. Su respuesta fue: «La verdad es que hoy me siento bien. El asunto es que cuando comienzo a sentirme mejor, entonces me pongo peor al pensar en lo mal que me sentiré cuando otra vez me sienta mal» (Clovis Chappell, Sermons on Biblical Characters [Sermones sobre personajes bíblicos], p. 118). ¡Qué te parece!
La actitud de «la copa medio llena» es ilustrada por Matthew Henry, un conocido comentador de la Biblia que vivió en el siglo XVII. Se cuenta que en cierta ocasión, el pastor Henry fue víctima de un robo. Cuando llegó a su casa escribió en su diario: «Doy gracias, en primer lugar, porque nunca antes me habían robado. En segundo lugar porque, aunque me quitaron la cartera, no me quitaron la vida. En tercer lugar, porque aunque me quitaron todo lo que tenía, en realidad no era mucho. Por último, doy gracias porque fue a mí a quien robaron, y no fui yo quien robó».
Hoy tu mente será bombardeada por miles de estímulos. Unos serán negativos; otros, positivos. Unos agradables; otros, desagradables. Probablemente un amigo te traicionará. O fracasarás en un examen. O te irá mal en el partido de fútbol. O romperás con tu novia, o novio. ¿Cómo responderás a esas experiencias negativas? ¿Te quedarás en el suelo, pensando que eres un fracasado? ¿O te levantarás para enfrentar los nuevos desafíos de la vida, apoyado en el poder de Dios? TÚ DECIDES.
Padre celestial, ayúdame a usar bien mi libertad al responder a los desafíos de este día.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

PROBLEMAS CON LAS OVEJAS


«Examíname, Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos.  Ve si hay en mí camino de perversidad y guíame en el camino eterno» (Salmo 139:23,24).

El de pastor no es un oficio fácil. Puede parecer que no haga nada; pero un buen pastor tiene que saber cómo se comportan las ovejas y cuáles son sus instintos para dirigirlas con éxito. Estos son algunos de los retos a los que un pastor debe hacer frente:
Las ovejas pasan el día comiendo hierba. Comen horas y más horas sin levantar la vista. Por tanto, puede que no se den cuenta de que han perdido de vista al resto del rebaño. No tardan en perderse, deambulando como sonámbulas, balando y sin dejar de pastar.
Es preciso encontrarlas rápidamente. Las ovejas no pueden digerir todo lo que pastan hasta que se tienden en el suelo. Pero las ovejas no tienen el suficiente sentido común para tenderse cuando tienen el estómago lleno y les duele. El pastor tiene que hacer que se tiendan por su propio bien.
Por naturaleza, las ovejas tienden a seguir a alguien. La vida de las ovejas es un largo juego de seguir al que manda. Si la oveja dominante se acerca al borde de un precipicio, todo el rebaño irá tras ella.
Las ovejas están indefensas ante los depredadores. Si un lobo consigue entrar en el redil, las ovejas no se defenderán. No tratarán de escapar. No se dispersarán. Todo lo que harán será apelotonarse.
Si las ovejas caen en una corriente, se ahogan. Su tupido pelaje absorbe el agua rápidamente y no pueden nadar.
En definitiva, las ovejas están indefensas ante los peligros. No es de extrañar que la Biblia diga que somos como ovejas, sobre todo cuando estamos perdidos. He aquí algunas palabras de consuelo para reflexionar: «Alma desalentada, anímate aunque hayas obrado impíamente. No pienses que quizá Dios perdonará tus transgresiones y permitirá que vayas a su presencia. Dios ha dado el primer paso. Aunque te habías rebelado contra él, salió a buscarte. Con el tierno corazón del pastor, dejó las noventa y nueve y salió al desierto a buscar la que se había perdido. Toma en sus brazos de amor al alma lastimada, herida y a punto de morir, y gozosamente la lleva al aprisco de la seguridad» (Palabras de vida del gran Maestro, cap. 15, p.147). Basado en Lucas 15:4-7

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill