domingo, 28 de abril de 2013

CARGAS PESADAS

Lugar: Kenia
Palabra de Dios: Mateo 11:28-30

¿Has visto imágenes de mujeres africanas llevando cosas sobre la cabeza? ¿No es asombroso cómo pueden equilibrar cargas tan pesadas? A veces, la carga que llevan puede pesar fácilmente 50 kilos. Hace algunos años, un misionero que construía una escuela tenía que hacer traer materiales de construcción de un lugar que quedaba a unos 37 kilómetros de distancia.
-Necesito contratar algunos trabajadores, para que transporten los materiales -anunció.
Una cantidad de personas respondió a su pedido, y se pusieron de acuerdo en que él les pagaría de acuerdo con el peso que trajeran.
Más tarde, ese mismo día, el misionero vio a una mujer que se acercaba a él con una gran carga sobre su cabeza.
-¿Dónde quiere que ponga estas cosas? -preguntó ella.
El misionero se sorprendió de que ella hubiera caminado los 37 kilómetros para recoger la carga y luego volviera con ella. Pero, lo estaba una sorpresa mayor todavía: la mujer había traído una carga de 55 kg.
Eso es mucho peso, ¿no es verdad? ¡Eso sí que es una carga! Jesús dijo: "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana".
Jesús no estaba hablando de llevar materiales de construcción sobre la cabeza. Hablaba de la carga del pecado y la culpa, que muchos de nosotros acarreamos. "Vengan a mí", dice, mientras ofrece quitar nuestras pesadas cargas. "No tienen que arrastrar más ese peso. Entréguenme su carga de pecado y culpa".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

CONOCIMIENTO SIN SABIDURÍA

El Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. Él reserva su ayuda para la gente íntegra y protege a los de conducta intachable. Él cuida el sendero de los justos y protege el camino de sus fieles. Proverbios 2: 6-8.

El mundo de hoy pondera la adquisición de conocimiento, hasta tal punto que muchas personas pasan gran parte de su vida haciendo estudios que les permitan ser expertos en alguna rama del saber. Esto es bueno, pues Dios nos ha regalado un mundo perfecto y extraordinario, desafiante para la mente humana. Este mundo, con todo lo que hay en él, también es obra de sus manos.
Toda la ciencia humana ha surgido del profundo deseo del hombre por descubrir las leyes que rigen la vida, y encontrar respuestas a los misterios del universo, muchos de ellos aún vedados para nosotros. El salmista, que tenía el mismo anhelo que tenemos nosotros hoy, exclamó: «¡Oh Señor, cuan numerosas son tus obras! ¡Todas ellas las hiciste con sabiduría! ¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas!» (Sal. 104:24).
Sin embargo, toda la ciencia humana puede transformarse en presunción si no reconoce a Dios como el origen absoluto de todo conocimiento, y el único capaz de explicar los misterios que envuelven nuestra existencia y la de nuestro planeta. Cuando aprendemos a ver al Señor en cada cosa nueva que se descubre, nos transformamos no solamente en personas que saben mucho, sino también en verdaderos sabios.
Ser sabio significa admitir que todo el conocimiento de las ciencias humanas tiene una sola fuente, que es Dios. Ser sabios nos lleva a aceptar con humildad y reverencia su consejo: «Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad» (Prov. 3: 1-2).
Amiga querida, posiblemente el conocimiento humano te dé herramientas efectivas y eficaces para llevar una vida sana, construir un hogar estable y criar a tus hijos en un buen entorno, pero solo si adquieres la sabiduría de Dios podrás estar preparada y preparar a otros para la vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

LA IMPORTANCIA DE SER RESPETUOSOS

De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes (Colosenses 3: 13).

No es fácil para los cristianos poner en práctica los elevados principios que nuestro Señor enseñaba con palabras y hechos. «No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa» (Mat. 5:39,40). El mandato de soportar, perdonar y tolerar todo lo que nos hagan los demás, como ordena nuestro texto de hoy, puede inducirnos a decir, como muchos de los que seguían a Jesús: «Dura es esta palabra, ¿quién la puede oír?» (Juan 6:60).
Al parecer esa fue la experiencia de Terry Jones, pastor de la iglesia Dove World Outreach, en Gainesville, Florida. Sintió que la agresión del 11 de septiembre fue un ataque de los musulmanes, y decidió «vengarse», quemando ejemplares del Corán, el libro sagrado del Islam. En primer lugar, la agresión no la hicieron todos los musulmanes, sino algunos que pertenecían a una rama radical de esa religión que, por supuesto, no es representativa de la misma. En segundo lugar, las motivaciones fueron más políticas que religiosas.
Seguramente todo esto lo sabe el pastor Terry Jones. En una entrevista difundida por la cadena ABC de televisión, el presidente Barack Obama calificó como «un acto destructivo» la quema de copias del Corán y advirtió que podría provocar «gran violencia».
La Secretaria de Estado, Hillary Clinton, el Secretario de Justicia, Eric Holder, y el Vaticano, entre otras voces influyentes, expresaron su oposición a la quema planificada del Corán. Pero el pastor Terry Jones reiteró que no cesaría en su plan de quemar ejemplares del libro sagrado del Islam en otro momento.
Solo Dios conoce los, corazones de los seres humanos y sus motivaciones; por eso, solo él puede juzgarlos. A nosotros nos queda reflexionar. ¿Somos respetuosos con las creencias de los demás? ¿Somos perdonadores de toda ofensa y toda queja contra nuestros semejantes?
¿Tienes rencores ocultos, enemigos a quienes odias y heridas sangrantes que has jurado vengar? No sería extraño que algo de eso te ocurriera ahora mismo. Porque eres un ser humano. Pero recuerda que los cristianos no son personas comunes. Son nuevas criaturas, que viven bajo las leyes y los principios del reino de los cielos, no del reino de este mundo. Cuando hoy salgas a la lucha diaria, decide vivir como una nueva criatura nacida de Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EL BUEN SAMARITANO - 2

Y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Lucas 10:34.

En esta parábola, Jesús presenta a un extranjero, un prójimo, un hermano sufriente, herido y moribundo... Pero aunque los sacerdotes y escribas habían leído la ley, no la aplicaban a su vida cotidiana...
En cuanto a la manera en que el sacerdote y el levita trataron al hombre herido, el abogado no había escuchado nada fuera de armonía con sus propias ideas, nada contrario a las formas y ceremonias que eran todo lo requerido según lo que le habían enseñado. Pero Jesús presenta otra escena: "Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él" (Luc. 10:33,34)
Después de mostrar la crueldad y el egoísmo manifestados por los representantes de la nación, presenta al samaritano, que era detestado, odiado y maldito por los judíos, y lo coloca ante ellos como uno que posee atributos de carácter muy superiores a los poseídos por los que se atribuían una elevada justicia...
Todo el que pretenda ser hijo de Dios debe notar cada detalle de esta lección... El samaritano advirtió que ante él se encontraba un ser humano en necesidad y sufrimiento, y tan pronto lo ve, siente compasión por él...
El samaritano siguió el impulso de un corazón bondadoso y amante. Cristo presentó la escena de manera que la amonestación más severa recayó sobre las acciones insensibles del sacerdote y el levita. Pero esta lección no era solo para ellos, sino también para los cristianos de nuestros días, y es una advertencia solemne para nosotros, que por el bien de la humanidad, no dejemos de mostrar misericordia y piedad por los que sufren...
En la parábola del buen samaritano, Jesús presentó su propio amor y carácter. La vida de Cristo estaba llena con obras de amor hacia los perdidos y errantes.  El pecador está representado en el hombre golpeado y moribundo y privado de sus posesiones. La familia humana, la raza perdida, es presentada en el sufriente, que ha quedado desnudo, sangrante y desamparado. Jesús toma su propio manto de justicia para cubrir al alma, y todo aquel que en él cree no se perderá, sino que tendrá vida eterna.— Signs of the Times, 23 de julio de 1894.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White