sábado, 2 de abril de 2011

TUS MANOS

Y si alguien le pregunta: ¿Por qué tienes esa heridas en las manos?, el responderá: Son las heridas que me hicieron en casa de mis amigos. (Zacarías 13:6).

Considero que las manos son uno de los medios por los cuales Dios puede hacer grandes cosas a través de nosotros. Cuando contemplo unas manos arrugadas y marcadas por el paso de los años me pregunto cuando habrán hecho a favor de los demás. Quizás han lavado mucha ropa para que sus hijos pudieran estudiar, o han recibido golpes y heridas al realizar trabajos duros.
¿Recuerdas la historia de amor de aquellas manos que quedaron grabadas para la historia bajo el pincel de Alberto Durero? Detrás de cada persona hay unas manos que surcan huellas de amor. Hoy, deseando honrar a mi padre en el día de su cumpleaños, comparto contigo un fragmento de esta canción: «Tus manos, querido papito, / tus manos de amor y ternura, / le pido a Dios las bendiga / y haga tus manos benditas».
Pero no son solo las manos de mis padres las que tienen huellas de amor por mí. Hay otras manos que llevan las marcas del sacrificio. Esas manos, las más maravillosas, las más amorosas, las más sacrificadas, fueron clavadas en la cruz del Calvario para que yo pudiera disfrutar la vida eterna, y para que tú, ahí donde estas, creyente o no, marginada por la sociedad o disfrutando de un buen estatus, perteneciente a cualquier raza, cultura o nación, libre u oprimida, puedas disfrutar la eternidad y ser completamente feliz.
En un terrible incendio se podía apreciar desde la calle a un niño situado junto a la ventana superior del edificio, pidiendo auxilio. Mientras abajo solo había espectadores emitiendo juicios y opiniones, un hombre decidió subir por un tubo sumamente caliente para rescatar al pequeño. Cuando este estuvo a salvo, se inicio un juicio en el que se presentó aquel hombre que ocultaba bajo las vendas las profundas cicatrices de las quemaduras que había sufrido al salvar al niño. Cicatrices que le otorgaron la tutela del pequeño.
Las manos de tu Salvador también conservan cicatrices que son testigos de tu rescate. Contempla agradecida esas cicatrices y llámalo «Padre». Las cicatrices de las manos dc Cristo llevan tu nombre.


Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

MANSEDUMBRE CRISTIANA

Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. Números 12:3.

A traves de las películas actuales se promueven antivalores como la ira, la rebeldía, el odio y la intemperancia. Un tema popular de las películas de acción es el siguiente: Primero se muestra al protagonista, quien disfruta de una vida cotidiana feliz. Luego "los malos" lo agreden y le matan a un ser querido. Entonces el hombre apacible se transforma, con un odio y una ira descomunal, en un asesino más feroz que los mismos "malos". Aprovechando todos los elementos de violencia a su alcance, luchara y vengara su desdicha y el daño sufrido, y la película concluye con la idea de que, gracias a su venganza, ha recuperado algo de la felicidad anterior.
Sin embargo, no solo las películas muestran este grado de violencia humana. También los noticieros traen plasmados en sus páginas o videos la triste huella de la decadencia humana. Hombres iracundos, delincuentes y homicidas, padres que lloran el homicidio inexplicable de un hijo, mujeres que piden la vida de un violador y la lucha contra el narcotráfico son algunas de las tristes notas que se muestran en los horarios de mayor audiencia.
Y no es para menos; porque el apóstol Pablo profetizo que en los últimos días vendrían "hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios" (2 Tim. 3:2-4).
¿Podemos los cristianos aceptar esa norma de conducta? ¿Debemos los seguidores de Jesús compartir semejante actitud? ¡Que nunca nos suceda! La norma de Cristo eleva a la humanidad, no la rebaja, y esa norma de justicia debe ser el ideal que cada joven cristiano procure alcanzar.
Moisés, un hombre con las mismas tendencias al pecado que los demás, fue percibido por Dios como el hombre más manso "que había en la tierra", y esa mansedumbre también la reflejo Jesús cuando, teniendo el poder para librarse de sus verdugos, se entregó en la cruz para morir por nosotros.
Hoy tienes en tus manos dos opciones: aceptar el camino de la violencia que te propone la sociedad o vivir con mansedumbre y serenidad como lo hicieron Moisés y Jesús. Si tomas la segunda opción, el Señor se compromete a darte de su poder y a transformar tu corazón para que alcances la victoria

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

VOLVERAS A DARME VIDA

Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme. Salmo 71:20,21.

Pocos sufrieron tanto en la vida como David. Fue golpeado de todos los ángulos. Sus mejores amigos lo traicionaron; el hijo amado ambicionaba su trono, y fue desleal con él. Lucho contra tendencias que lo llevaban hacia el mal. Anduvo errante por los desiertos, durmiendo en cuevas y, muchas veces, comiendo del favor de los otros. ¿Puede existir una vida más llena de angustias y de contrariedades?
Sin embargo, atravesando una de esas circunstancias difíciles, David escribió el salmo 71, y afirmo: "Sé que me levantaras de los abismos de la tierra".
Nada está perdido para los que confían en el Señor. Las circunstancias que te rodean pueden ser, en este momento, de las más tenebrosas. Desde el punto de vista humano, puede parecer que las cosas escaparon de tu control; pero, para aquellos que confían en el Señor, nada está perdido, porque tienen la seguridad de que Dios los sacará de los abismos de la tierra.
Paola llego, un día, con su vida hecha pedazos. Estaba embarazada, a los 18 años, y no sabía qué camino seguir: sus padres la habían expulsado de la casa, sus amigos le aconsejaban realizar un aborto y el novio no quería saber más de ella.
Fue en esas circunstancias que asistió a una cruzada evangélica, y entendió el plan maravilloso que Dios tenia para ella. Claro que ella no sabía. Hasta aquel día, había vivido como si Dios no existiese; tenía la impresión de que la religión era cosa para gente vieja. Pero, en el momento de dolor y de desesperación, acudió a una iglesia y descubrió que nada está perdido para los que confían en Dios.
Los años pasaron. Hoy, Paola está casada con un hombre cristiano, que cuida de su hijito como si ambos fuesen los padres. Con la ayuda del esposo, logro terminar sus estudios, y trabaja, como enfermera, en un gran hospital.
Emocionada, mira hacia atrás, y reconoce que realmente Dios la saco de los abismos de la tierra. Por eso, hoy, a despecho de las dificultades que se aglomeran delante de ti, confía en el Señor y di, como David: "Tu, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantaras de los abismos de la tierra. Aumentaras mi grandeza, y volverás a consolarme".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón