jueves, 4 de julio de 2013

MÁS PROFUNDO QUE ESO

Lugar: Océano Atlántico
Palabra de Dios: Miqueas 7:18,19

¿Te preguntaste alguna vez cuán profundo es el océano? Fridtjof Nansen, un famoso explorador noruego, decidió averiguarlo. Su investigación se llevó a cabo a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, antes de que se inventaran muchas de las herramientas científicas que existen hoy en día.
Nansen navegó en un barco hasta el medio del océano. Luego, tomó una larga cinta de medir, le colocó pesas y la dejó caer al agua.
El extremo de la línea se hundió en el agua y bajó, bajó, bajó, pero no llegó al fondo. “¡Es más profundo que eso!”, escribió en su diario.
Al día siguiente, Nansen salió nuevamente, esta vez con una cuerda de medir más larga. Dejó caer la cuerda en el agua y la observó hundirse hacia el fondo. Pero, una vez más, la cuerda no fue lo suficientemente larga. “¡Es más profundo que eso!”, volvió a escribir.
Finalmente Nansen unió todas las cuerdas que tenía y las arrojó al océano. Pero, ni siquiera entonces su cuerda fue lo suficientemente larga como para llegar al fondo del océano. “¡Es más profundo que eso!”, escribió. Allí se detuvo, sabiendo que el océano era más profundo de lo que él podía medir.
Miqueas 7:18 y 19 dice esto acerca de Dios: “Tu mayor placer es amar.
Vuelve a compadecerte de nosotros. Pon tu pie sobre nuestras maldades y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados”.
Eso es bastante profundo, ¿verdad? Los científicos hoy han podido medir la profundidad del océano usando ondas de sonido. Han calculado la profundidad promedio del Océano Pacífico en unos 3.900 metros, y en una zona cerca de Guam tiene más de 10.000 metros de profundidad. Dios es muy misericordioso con nosotros. ¡Él promete que tomará nuestros pecados y los arrojará a lo profundo del océano!

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

NO MIRES POR EL ESPEJO LATERAL

Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. 1 Corintios 13:12

La mayoría de los automóviles tiene escrita una frase en uno de los espejos laterales que dice algo así como: “Los objetos que se ven en este espejo están más cercanos de lo que parece”. Por supuesto que es una advertencia, para que el conductor no sufra un engaño visual que lo lleve a tener un accidente.
Los objetos están mucho más cercanos de lo que aparentan. Si el conductor no toma en cuenta la advertencia del fabricante, las consecuencias pueden ser fatales.
En esos espejos los objetos no solamente se ven más distantes, sino que también parecen más pequeños. Algunas personas viven como si estuvieran mirando por un espejo lateral, y por ende se colocan en un grave peligro. En ese caso, quienes lo hacen serán engañados, pensando que Dios está lejos de nosotros, cuando en realidad está más cerca de lo que imaginamos.
Cuando dejamos de contemplar la visión celestial para mirar por uno de esos espejos, no solamente nuestros sentidos pueden resultar engañados, sino que también nuestra fe y nuestra confianza en Dios pueden debilitarse. Pensamos y creemos que el Señor se mantiene distante y lejano. Los problemas y las circunstancias difíciles podrían hacernos perder la perspectiva de un Dios cercano y amoroso, atento a nuestras necesidades. Es en esos momentos cuando debemos recordar: “El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido” (Sal. 34:1).
Amiga, si hoy el espejo de la vida te muestra una imagen velada, reducida y lejana de Dios, no te dejes engañar, solamente recuerda que:
• “El Señor está cerca. No se inquieten por nada” (Fil. 4:5-6).
• “Muy cercano está para salvar a los que le temen, para establecer su gloria en nuestra tierra” (Sal. 85:9).
• “El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad” (Sal. 145:18).
• “Ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo” (Efe. 2:13).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

DINÁMICA MUNDIAL DEL ADVENIMIENTO

Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Este sí produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta al ciento por uno (Mateo 13:23).

En Lest We Forget [No sea que olvidemos], George Kníght señala: “Los adventistas del séptimo día han hallado mucho terreno fértil en, prácticamente, todos los países del mundo. Lejos quedaron los días cuando éramos una iglesia mayoritariamente estadounidense.
De hecho, en el año 2007 solo el 8% de los adventistas del mundo vivía en Norteamérica. En la actualidad, más de cinco millones de los aproximadamente dieciséis millones de adventistas viven en África, más de cinco millones en Centro y Sudamérica y más de dos millones y medio en la India y el sudeste asiático. A manera de contraste, la División Norteamericana hasta hace poco no logró superar el millón de miembros”.
La formación del entorno adventista se ha transformado a medida que varias regiones del mundo han entrado en una nueva etapa de crecimiento. La India ha hecho un poderoso avance. La feligresía de la División del Sur de Asia aumentó de 290.209 miembros en 1999, a más de un millón para finales de 2005.
El número de miembros es solamente un índice de la dinámica mundial del adventismo.
Un vistazo al Informe Estadístico de la Asociación General indica que hasta enero del 2008 teníamos 661 uniones y campos locales, 121.565 congregaciones, 5.362 escuelas primarias, 1.462 escuelas secundarias, 106 colegios y universidades, 30 industrias alimenticias, 167 hospitales y sanatorios, 159 orfanatos y residencias para ancianos, 449 clínicas y dispensarios, 10 centros de producción de radio y televisión, y 65 casas editoras. Las diversas instituciones empleaban 203.508 obreros y las publicaciones de la iglesia se distribuyen en 361 idiomas, a la vez que la iglesia predica en 885 lenguas.
La obra, lejos de detenerse, se acelera. Al paso que vamos, para este año seremos veinte millones de adventistas y cuarenta millones entre 2025 y 2030, según las previsiones. Esperamos que el reino del pecado no dure tanto. Dios nunca tuvo el plan de que el adventismo creciera hasta convertirse en una iglesia con muchas y grandes instituciones. Es más, no quiere que exista algún adventista sobre la tierra: quiere que todos estén en el cielo.
Por esa causa se realizan todos los sacrificios y todos los esfuerzos. Las buenas nuevas son que Dios ha guiado a su pueblo más allá de lo que imaginaron los pioneros adventistas.
Hará lo mismo en el futuro si no olvidamos quiénes somos y por qué estamos aquí.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

UN SACRIFICIO MÁS EXCELENTE

Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo. Hebreos 11:4.

Estos dos hermanos, Caín y Abel, representan a toda la familia humana. Todos fueron probados en el asunto de la obediencia, y todos serán probados como ellos lo fueron. Abel soportó la prueba de Dios. Reveló el oro de un carácter justo, los principios de la verdadera piedad. Pero la religión de Caín no tuvo un buen fundamento: reposaba sobre el mérito humano. El trajo a Dios algo por lo cual tenía un interés personal: los frutos de la tierra, que habían sido cultivados por su esfuerzo; y presentó esta ofrenda como un favor hecho a Dios, mediante el cual esperaba conseguir la aprobación divina. Obedeció cuando edificó un altar; obedeció cuando trajo un sacrificio; pero solo era una obediencia parcial: la parte esencial, el reconocimiento de la necesidad de un Redentor, quedó fuera…
Ambos eran pecadores, y ambos reconocían los derechos de Dios como objeto de adoración. A todas luces, su religión era la misma, hasta cierto punto en el tiempo; pero la historia de la Biblia nos muestra que hubo un momento en que la diferencia entre ambos se hizo muy notable. Esta diferencia radicaba en la obediencia de uno y la desobediencia del otro.
El apóstol dice que Abel ofreció a Dios un sacrificio más excelente que Caín. Abel captó los grandes principios de la redención. Se vio a sí mismo como un pecador, y vio el pecado y su castigo, la muerte, como un obstáculo entre su alma y la comunión con Dios. Trajo la víctima herida, la vida sacrificada, reconociendo así los reclamos de la Ley que había sido transgredida. A través de la sangre derramada, contemplaba el sacrificio futuro: a Cristo muriendo en la cruz del Calvario. Y al confiar en la expiación que habría de hacerse, tuvo prueba de que era justo y que su ofrenda fue aceptada.
¿Cómo conocía Abel tan bien el plan de salvación? Adán se lo enseñó a sus hijos y a sus nietos… Luego de que Adán pecó, lo sobrecogió una sensación de terror. Un temor constante lo abrumaba; la vergüenza y el remordimiento torturaban su alma. En este estado de ánimo deseaba estar tan lejos como fuera posible de la presencia de Dios, aunque antes le había encantado encontrarse con él en su hogar edénico. Pero el Señor siguió a este hombre atormentado por la conciencia y, aunque condenaba el pecado del que Adán era culpable, le dio una promesa llena de gracia —Signs of the Times, 23 de diciembre de 1886.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White