lunes, 1 de agosto de 2011

EL EQUILIBRIO DE LA VIDA

Él les dijo: «Venid vosotros aparte, a un lugar desierto, y descansad un poco» (Marcos 6:31).

Los discípulos, entusiasmados, contaban al Maestro todo lo que habian hecho durante sus primeras giras misioneras. Jesús estaba muy complacido por lo que oía, pero se daba cuenta de que estaban perdiendo el equilibrio. Entonces les dijo: «Vayamos a un lugar tranquilo para que descansen un poco». ¿Sabes?, incluso en las cosas buenas hay que tener equilibrio. Si nos agotamos y descuidamos nuestra salud, muy pronto estaremos enfermas y tendremos que abandonar lo que estábamos haciendo por falta de fuerzas para seguir adelante.
Con frecuencia cometemos el error de forzar nuestro cuerpo para que dé más de lo que realmente debe dar. Yo soy una de esas personas a las que le hace falta escuchar el sabio consejo de un esposo que me dice: «Descansa». Apartar un tiempo para recuperar energías emocionales, físicas y espirituales, es de vital importancia. La historia está llena de páginas escritas a medias, que no pudieron ser terminadas por talla de una pluma firme que llegara hasta el final. Aunque el mandato divino es apremiante y debemos hacer todo cuanto podamos en esta tierra, es importante que recordemos las palabras pronunciadas por Salomón: «Hay tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace» (Ecl. 3: 17).
Al no tener otras opciones de carrera, dediqué gran parte de mi adolescencia y juventud a estudiar piano. Como promedio permanecía cada día alrededor de cinco horas practicando la técnica y memorizando estudios, ejercicios y obras musicales. Había momentos en los que tenía que dejar de tocar y salir al palio, tomar agua, despejarme unos minutos y luego volver. Entonces, aquello que antes me resultaba difícil, ahora se hacía fácil, porque había dado un descanso a mis manos y a mi mente.
El Señor, en su sabiduría, nos da tiempo para todo. No trates de abarcar demasiado en un solo día. Se equilibrada. Regálate momentos para el esparcimiento y verás que lo que antes te resultaba difícil por el cansancio, ahora lo podrás hacer sin dificultad.
El tiempo es un regalo divino, úsalo sabiamente y será tu amigo.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

DOS BENDICIONES

Pues todo es tuyo. 1 Crónicas 29:14.

Entre las grandes bendiciones que Dios le dio a los seres humanos, se encuentran el dinero y el tiempo. A lo largo de este mes analizaremos algunos aspectos bíblicos que Dios registró en su Palabra con el propósito de que, tanto el uso del dinero como del tiempo, sean un canal de bien para todas sus criaturas.
Piensa en lo útil que es el dinero. No existe una sola persona en esta tierra que pueda prescindir de él. El alimento, la vestimenta, el lugar para vivir, los remedios ante la pérdida de salud y algunas recreaciones, solo se pueden conseguir con dinero. Existe desde el inicio de la humanidad y tendrá valor hasta que Jesús restaure este mundo de pecado. De igual manera ocurre con el tiempo. Bien utilizado, el tiempo nos permite crecer, desarrollarnos, concretar planes y alcanzar metas, mirar al futuro con optimismo y saber que con él podremos obtener lo que hoy nos falta. Una de las grandes diferencias entre jóvenes y adultos es que aquellos cuentan con mucho tiempo para concretar sus sueños, mientras que a estos les queda menos tiempo.
Bien utilizados, el dinero y el tiempo son una grandísima bendición para todos. Como es lógico, en esta guerra espiritual en la que estamos inmersos, el enemigo procurará distorsionar el uso de estas bendiciones para que afecten tu vida espiritual y te alejes de Dios. Así como el pecado afectó todas las dimensiones terrenales, también perjudicó el concepto humano del dinero y el tiempo. Por eso es tan importante recurrir a Dios, la Fuente de toda bendición, para que el dinero y el tiempo siempre sean bendiciones en esta vida terrenal y también en la futura.
Es posible que sientas, como muchos, que tienes falta de dinero o de tiempo, o de ambos. Quizás estás planeando proyectos para el futuro y ves una sombra, porque no sabes de dónde saldrán los recursos para que se hagan realidad o cómo conseguirás el tiempo para que se cristalicen tus sueños. Aunque esa sombra parezca oscurecer todos tus planes y proyectos, no te desanimes, y recuerda lo que David expresó: "Pues todo es tuyo". Sí, el dinero y el tiempo le pertenecen a Dios y todos los recursos inimaginables están disponibles desde la mano divina para todos sus hijos.
Ese Dios de amor que todo lo puede y todo lo tiene es generoso, y desea compartir sus recursos con cada una de sus criaturas. Así que, ¡adelante! Alcanza tus sueños, que el Señor de los recursos los hará realidad.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

HAYA LUZ

Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Génesis 1:3.

Antonia salió de la casa, respiró hondo y miró al cielo: le hubiera gustado que fuese una noche limpia, como tantas otras a la orilla del mar. Pero, notó que no había luna ni estrellas; tal vez, los astros estuviesen allí como siempre, pero ella no los veía. Estaba oscuro; más oscuro que las oscuras páginas de su historia. Entonces, tuvo miedo y entendió que, para ver, no basta tener ojos; es necesario que haya luz. Poco valen los ojos en la oscuridad.
Su vida, cubierta de sombras desde la adolescencia, carecía de alegría. Si pudiese definir el día en que empezaron sus amarguras, se remontaría al triste momento en que sus padres le dijeron: "Hijita, el amor entre nosotros acabó. Pero, tú continúas siendo nuestra hija, y te vamos a amar siempre".
Ella sabía que a partir de aquel instante nada sería igual. Y no lo fue. Su vida, que hasta entonces había sido un día de sol esplendoroso, empezó a nublarse: conoció las sombras, la tristeza, el dolor extraño de sentirse sola. Y jamás supo decir cómo, sin percibirlo, se descubrió hundida en la arena movediza de las drogas. Los errores desfilaron, uno tras de otro; cada vez más trágicos y grotescos. Quedó embarazada, provocó un aborto, vendió su cuerpo para sustentar el vicio... Fue descendiendo, como una piedra arrancada de la montaña; bajando a las profundidades de su autodestrucción. Hasta el día en que sus padres, sin saber ya que más hacer para ayudarla, se volvieron a Dios, restauraron su matrimonio y decidieron hacer de la recuperación de la hija amada el objetivo de su vida.
Antonia contemplaba la oscuridad aquella noche, sin ver nada. De repente el cielo se iluminó con la fugaz luz de un relámpago; dos segundos, suficientes para observar la belleza de las olas en el mar agitado.
En ese momento, el Espíritu iluminó sus pensamientos y clamó a Dios en busca de luz: "Señor", dijo en su corazón, "mi vida está llena de tinieblas; necesito de tu luz. No quiero seguir viviendo asustada. Por favor, ilumina mi vida".
Conocí a Antonia en una reunión en que personas que un día habían sido destruidas por las adversidades de la vida relataban la manera maravillosa en que Dios las rescatara.
Hoy puede también ser un nuevo día, para ti. Echa las tinieblas a un lado; sacude el polvo de tus pies. ¡Naciste para brillar! Tu Dios es el Dios que un día ordenó: "Sea la luz. Y fue la luz".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón