lunes, 18 de julio de 2011

MUJERES AGRADECIDAS

Jesús iba por iodos las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. Lo acompañaban los doce. (Lucas 8:1).

El capítulo 9 de Lucas sugiere que después del incidente ocurrido en la casa de Simón, el ex leproso, Jesús continuó su misión por todas las aldeas y ciudades, pero esta vez no eran solo sus discípulos los que lo acompañaban, El registro bíblico dice que «algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios. Juana, mujer de Chuza, intendente de Heredes, Susana y otras muchas ayudaban con sus bienes» (Luc. 8: 2, 3).
¡Qué cambio tan radical! Mujeres que habían sido sanadas de enfermedades y liberadas de demonios ahora, como el endemoniado gadareno, podían sentarse al lado de Jesús y servirlo, no solo con sus manos, sino también con sus recursos económicos. Este grupo de mujeres aparentemente desconocidas o poco nombradas ocuparon un lugar importante en el avance de la predicación del evangelio. Por aliviar las cargas del Maestro y suplir las necesidades de los discípulos, aquellas manos ayudadoras han quedado registradas en los anales de la historia del cristianismo.
Siempre me ha impactado la generosidad de algunos hermanos que nos han ayudado cuando hemos sido trasladados a un nuevo lugar de servicio. Muchos llegan a nuestra nueva vivienda, todavía desordenada, para ayudarnos a poner las cosas en orden, y suplen nuestras necesidades de alimento. Esas manos son ángeles que alivian nuestras cargas. Creo que Jesús apreció mucho la ayuda brindada por estas agradecidas mujeres. El hecho de que aparezcan en los evangelios demuestra la importancia que el cielo les concedió. ¿Eres tú una de esas mujeres? Cristo quiere ser tus manos, tus pies y tus labios. Los ángeles pueden hacer grandes obras a través de tu vida. Cuando Jesús llame «benditos de mi Padre» a los redimidos, les recordara lo que hicieron por sus hermanos más pequeñitos, y lo considerará como sí se lo hubieran hecho a él mismo. ¿Quieres estar en el bando de los redimidos? Entonces recibirás la recompensa: «Entra en el gozo de tu Señor».
Señor, tómame como enteramente tuya y haz de mi una sierva fiel.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

TEMPERANCIA 1ª PARTE

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Génesis 1:31.

Un diccionario define la temperancia como "la virtud cardinal, que consiste en moderar los apetitos y el placer excesivo de los sentidos" (Diccionario enciclopédico ilustrado, Visor, t. 3, p. 964). Lo que Dios creó y puso al alcance del hombre, tenía el propósito de ennoblecerlo y ayudarlo a crecer en todas las áreas de la vida. Desde que el pecado entró al mundo, Satanás trastocó esa creación y muchas de esas bendiciones, usadas sin moderación, se convirtieron en una maldición.
Un hombre de unos 55 años de edad llegó un sábado de noche a la iglesia porque deseaba tener una conversación privada conmigo. En esa charla me habló de un terrible sentimiento de culpa que arrastraba desde hacía algunos años y que no le daba paz. Según su testimonio, a partir de su juventud temprana comenzó a tener relaciones sexuales con toda mujer que se lo permitiera. Nunca dijo que no, nunca se negó si la situación se presentaba propicia. Mujeres solas, casadas, solteras, separadas, si ellas estaban dispuestas, él también. Incluso después de casado, durante años engañó a su esposa siempre que pudo, ocultando su lado lascivo. Después de veinticinco años de casado, su esposa se enteró de su infidelidad y lo abandonó, y a partir de ese momento, al ver su familia destruida, su conciencia no le dio paz. Con admiración escuché de sus labios: "Pastor, yo me considero un esclavo del sexo. Yo soy alguien que no tiene voluntad; no me puedo controlar bajo ningún aspecto. ¿Es posible que no pueda decir 'no'?"
Dios dio la vida sexual para bendición del hombre y la mujer, pero al usarla sin temperancia, esa bendición se transforma en una maldición. Dios creó el sol para la conservación de la vida en nuestro planeta, pero exponerse durante muchas horas sin ningún tipo de protección en la piel, puede ocasionar cáncer. Dios nos hizo como seres diurnos para que descansemos durante la noche, pero si una persona duerme quince horas diarias, además de vivir en la pobreza por perezoso atrofiará su mente y su cuerpo por la inactividad.
El alimento, el sol, el agua, la sexualidad, el trabajo y todo lo creado, son regalos divinos para que vivamos felices. Hacer un uso moderado y equilibrado de cada uno de ellos nos ayudará a vivir sanos y a reflejar a nuestro Creador.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿ESTÁ CONTIGO?

Y Jehová me dijo: Diles: No subáis, ni peleéis, pues no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos. Deuteronomio 1:42.

Sandro se da vuelta en la cama; las horas pasan, y no duerme. En la penumbra de su mente, se abrazan los recuerdos y los olvidos; se encadenan sus miedos con sus fracasos. Y aquellas luchas internas parecen besar al niño escondido en lo recóndito de sus temores.
Sandro llora el dolor del fracaso. Su mundo se ha derrumbado en pedazos; sus sueños se han transformado en pesadillas. Él se consideraba un águila que surcaba el espacio azul; el cielo infinito era su límite. Tal vez por eso, su caída fue estrepitosa. Quién sabe, tal vez por eso su orgullo sangra, como herida abierta.
El Señor lo advirtió muchas veces, pero parecería que la criatura insiste en no aprender: "No subas ni pelees, si no estoy contigo. No te atrevas a enfrentar los desafíos que la vida te presenta, si no tienes la convicción de que estoy a tu lado".
Sandro fue a la "guerra" solo. Al principio, parecía que las cosas le iban bien; que no necesitaba de Dios. Repentinamente los vientos favorables de la economía empezaron a soplar en dirección contraria, y el joven promisorio percibió que su embarcación se iba a pique.
Luchó con todas sus fuerzas; como un león hambriento, buscando la supervivencia. Todo falló. El barco se hundió definitivamente, y ahora Sandro llora el error de haber salido en solitario a enfrentar las batallas de la vida.
El otro día, un hombre incrédulo me preguntó:
-¿Cuál es la ventaja de tener a Dios en los negocios? ¿No crees que Dios tiene mucho trabajo, como resolver el problema de millones de niños que mueren de hambre todos los días? ¿Para qué colocar sobre sus hombros el trabajo que yo puedo hacer?
Sí, Dios se preocupa con los niños hambrientos. Pero, se preocupa también por ti, y desea participar de tus sueños. Sandro no es la única persona que llora la tragedia de haber querido triunfar solo. Miles de cadáveres yacen en la historia del éxito, como hojas secas llevadas por el viento del fracaso.
Por eso, hoy, no salgas sin tener en cuenta el consejo divino: "No subáis, ni peleéis, pues no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón