sábado, 22 de diciembre de 2012

PONTE A SALVO DEL GRANIZO


«Y del cielo cayeron sobre la gente enormes granizos, que pesaban más de cuarenta kilos, y los hombres dijeron cosas ofensivas contra Dios por la calamidad del granizo, porque fue un castigo muy grande» (Apocalipsis 16:21)

Cuando salgo de excursión por la montaña siempre estoy preparado. Lo que puede comenzar como un hermoso día soleado puede terminar con truenos, rayos y granizo.  Yo me he visto muchas veces en medio de fuertes tormentas de granizo, pero la peor de todas fue en el jardín de mi casa.
El granizo se forma cuando el agua de las nubes se congela en pequeñas bolitas. Estas pequeñas bolitas de hielo comienzan a crecer dentro de la nube hasta que son demasiado pesadas para flotar y caen a la tierra. El día del que te hablo en el jardín de mi casa el granizo que cayó tenía el tamaño de pelotas de béisbol. Debían de pesar al menos medio kilogramo cada una.   Yo tuve que protegerme la cabeza con una cubeta para evitar salir herido. Hubo ventanas rotas, automóviles con magulladuras y casas agujereadas,
El versículo de hoy habla de piedras de granizo de cuarenta kilos que caerán a la tierra antes de que Jesús venga. Ese día será escalofriante, pero si tú y yo permanecemos en Jesús, no tenemos nada de qué preocuparnos. Acércate hoy a Jesús y ponte a salvo de la lluvia de granizo.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

ÉL LO CONOCE TODO


Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. (Jeremías 33:3)

Era un viernes por la noche. Aquel día se había celebrado el primer acto de la graduación de la maestría de mi papá. Todos estábamos muy felices. Después de participar en un ensayo nos dirigimos al lugar donde nos estábamos hospedando. En el camino, mi hermano y yo íbamos conversando con nuestros padres. De repente observé que una moto pasaba en forma alocada frente a nuestro auto. Mi papá la esquivó, pero al segundo vi venir otra moto que parecía nos iba a impactar por el lado derecho, donde estaba mi hermano, así que lo halé hacia mí y lo abracé. Recuerdo el momento cuando el timón de la moto destrozó el vidrio de la puerta. Mi papá, al voltear, no vio a mi hermano y comenzó a preguntar dónde estaba. El conductor de la moto que nos había impactado estaba borracho y no llevaba casco.
Comencé a llorar y a cuestionar a Dios. Yo le preguntaba por qué había permitido que ocurriera aquel accidente en un día en el que estábamos tan felices. Mientras veía la angustia de mis padres y la desesperación de mi hermano, clamaba a Dios preguntándole por qué había sucedido aquello. Durante muchos días estuve resentida con Dios, creyendo que él habría podido evitar aquel choque. Sin embargo, varios días después comprendí que Dios nos había salvado. Ninguno de nosotros tenía ni un rasguño. Dios había permitido que mi papá pudiera esquivar la primera moto y evitar que la segunda nos impactara de frente. Comprendí que Dios a veces permite que sucedan cosas por la imprudencia o maldad de quienes nos rodean; pero en su infinito amor se encarga de enviar a sus ángeles para que nos protejan. Quizá te hayas hecho la misma pregunta que yo me hice aquella noche: «¿Por qué, Señor?». No te impacientes por encontrar la respuesta, tan solo recuerda: Dios te ama con un amor infinito. Cuando permite que te suceda algo es con un propósito. El promete que estará a nuestro lado y que no nos dejará.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Josenny Littney Rodríguez Páez

¿ALGÚN DÍA?


No tengas miedo, yo te ayudo. Isaías 41:13

En su libro Doy by Day, (Día a día), el gran erudito inglés William Barclay cuenta que cierto día estaba lavando su automóvil cuando se le acercó una niñita. Miró con atención un cepillo que estaba usando Barclay e inmediatamente inició una conversación.
—Mi papi también tiene un cepillo como ese para limpiar autos.
—¡Qué bueno! —respondió Barclay—. ¿Y qué clase de auto tiene tu papi?
—Él todavía no ha comprado un auto —respondió la niña con cierto aire de orgullo— ¡pero ya tiene el cepillo para limpiarlo!
Me gusta la actitud de la niña. Su papi no tiene un automóvil todavía, ¡pero ya tiene el cepillo para limpiarlo! Esa es la actitud de quienes logran abrirse paso en la vida. Es la actitud de la gente que en el presente no tiene todo lo que quiere, pero que comienza a trabajar con lo que tiene. Que sueña con cosas grandes para mañana, pero comienza a buscarlas hoy.
Muchos, sin embargo, ven pasar los días, y aun los años, mientras esperan o sueñan con lo que podrían lograr algún día. «Algún día realizaré algo grande». «Algún día aprenderé a tocar bien mi instrumento musical favorito». La lista es interminable. No hay nada malo en soñar con grandes ideales. Pero la pregunta importante aquí es: ¿Qué estoy haciendo ahora mismo para que mis sueños se conviertan en realidad algún día?. ¿Qué estoy haciendo con las 24 horas que tengo? ¿Con los talentos que poseo? ¿Con los recursos que el Señor me ha dado?
No sé cuáles son los ideales que tienes para tu vida, pero una cosa es cierta: si quieres lograrlos, no te limites simplemente a acariciar sueños, o a lamentar lo que te impide lograrlos. Más bien, echa mano de lo que tienes. Es verdad, no tienes todos los recursos económicos que quisieras, ni todas las habilidades que desearías, pero ¡algo tienes! Posees talentos, fuerzas, entusiasmo, gente que te aprecia y un amante Padre celestial que te creó con un propósito y que siempre te ayudará para que ese propósito se haga realidad.
Entonces, mi amigo, mi amiga, ¡comienza a realizar tus sueños hoy! Recuerda que nada te será imposible, si Dios está contigo.
Padre amado, con tu bendición, hoy quiero comenzar a hacer realidad los sueños que tienes para mi vida.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

USTED ES UN EMBAJADOR


«"Vosotros sois mis testigos", dice Jehová, "y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios ni lo será después de mí"» (Isaías 43:10).

Jesús nos envió para que seamos sus representantes ante el mundo que nos rodea. Somos sus embajadores. Busqué la descripción del cargo de embajador, o representante, de una Cámara de Comercio. Me gustaría que usted la lea cuidadosamente. Mientras la lee, trate de pensar en las similitudes que presentan con lo que Jesús nos pidió que hagamos como sus embajadores. Verá que he incluido algunas sugerencias.

Empleo de embajador, descripción y declaración de misión:
Tres prioridades

  1. Una actitud correcta
    • Los embajadores actúan en nombre de la Cámara [del Reino de Dios]. No se refieren a sus asuntos personales, sino a la Cámara y el modo en que puede colaborar en las relaciones entre los distintos miembros [«enseñar a todas las naciones»].
    • Los embajadores son positivos y amables, a la vez que se preocupan por los miembros.
    • Su profesionalidad es probada.
  2. Disponibilidad: A lo largo del año, los embajadores asisten a tantos acontecimientos y actos de la Cámara como pueden, incluidas las reuniones mensuales de embajadores [asistencia a la iglesia cada sábado].
  3. Compromiso
    • Cuando un embajador se compromete a asistir a un acontecimiento, la gente cuenta con él.
    • Cuando se compromete a hacer contactos, a entregar información o a servir como representante de la Cámara, la gente cuenta con él.

Funciones y responsabilidades

  1. Estrella
    • Un embajador es como un actor de reparto, cuyo trabajo es hacer que la otra persona se convierta en «la estrella» [una pista: esta persona sería Jesús].
    • Un embajador brilla con entusiasmo, con actitud mental positiva e ilumina los distintos acontecimientos y actividades en los que participa.
  2. Apoyo
    • Un embajador apoya a otros miembros.
    • Un embajador apoya a Cámara representándola, comunicando sus mensajes más relevantes a los miembros y a la Comunidad, 
    • Apoya a otros embajadores fomentando las energías positivas

Ser embajador de Jesús es un gran privilegio.  Basado en Juan 20:21.

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill