jueves, 9 de mayo de 2013

SALTO EN LARGO

Lugar: España 
Palabra de Dios: Proverbios 11:1

Bianca Kappler, una atleta alemana de salto en largo, observó la pizarra electrónica de puntajes y se largó a reír. Estaba compitiendo en el Campeonato Europeo Bajo Techo, y acababa de efectuar su último salto en una serie de seis. La pizarra señaló 6,96 metros. "La medalla de oro es para Bianca Kappler", anunció el juez.
Los espectadores comenzaron a gritar, pero Bianca sacudió la cabeza.
-Debe estar mal -protestó-. Lo máximo que he saltado son 6,68 metros. Debería recibir la medalla de plata.
Los jueces miraron nuevamente los puntajes anteriores. Había saltado 6,43 metros, 6,53 metros y 6,48 metros; ni cerca de los 6,96. Quizá Bianca tenía razón de que había un error. Tal vez, hubo algún error humano.
Los jueces se reunieron. Era una situación muy fuera de lo común. ¿Cuándo había ocurrido que un atleta protestara por ganar la medalla de oro? Luego de discutirlo, decidieron que le permitirían repetir su último salto, en una fecha posterior.
Bianca podría haberse llevado el campeonato; después de todo, la pizarra indicaba que ella había ganado. Pero, quería hacer lo correcto, aunque
significara perder la medalla dorada.
¿Qué habrías hecho tú, en el lugar de Bianca? Un proverbio dice que "el Señor aborrece las balanzas adulteradas, pero aprueba las pesas exactas". Sigue el ejemplo de Bianca, y sé honesto en todo lo que hagas. ¡Procura la medalla de oro por tu honestidad!

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

SEIS COSAS QUE DIOS ABORRECE - SEXTA PARTE

El falso testigo que esparce mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos. Proverbios 6:19

Esparcir mentiras y sembrar discordia. Quien se deleita en estas dos actividades tiene una existencia miserable, e intenta que la vida de los demás sea igual de patética. La gente que extiende falsos rumores sobre los demás busca ser considerada como superiores al desprestigiar a otros y esparcir información sobre ellos sin comprobar si es cierta o no. Pero para la mirada atenta, este tipo de conducta no logrará sus objetivos.
La especulación es la herramienta de trabajo preferida de los «rumoristas», si se me permite el neologismo. Distorsionan la verdad y crean una versión diferente de los hechos y de las personas involucradas en los mismos. Esparcir mentiras y rumores puede convertirse en una adicción muy fuerte, pero lo peor es que es engañosa, pues quienes la padecen pueden llegar a creer que hacen bien, o que no están haciendo nada malo.
Esta tendencia pecaminosa es tan antigua como la misma existencia del ser humano. Una de las leyes de convivencia entre los israelitas decía: «No divulgues informes falsos. No te hagas cómplice del malvado ni apoyes los testimonios del violento» (Éxo. 23:1).
Por causa de rumores se han destruido matrimonios, se han roto relaciones afectuosas y se han puesto en duda el prestigio y la credibilidad de una persona.
Seamos cuidadosas con lo que decimos. Si nuestra imaginación es tan prolífera que no podemos dejar de agregar «detalles» a un incidente, entonces sutilmente caemos en las redes de Satanás, y las consecuencias serán fatales. «El testigo falso no quedará sin castigo; el que esparce mentiras no saldrá bien librado» (Prov. 19: 5).
Mi querida amiga, sellemos nuestros labios cuando lo que estemos a punto de decir falte a la verdad. Desarrollemos el hábito de hablar bien de los demás, y lo conseguiremos cuando conectemos nuestra mente con la mente del Eterno. Los motivos santificados y las buenas intenciones vienen de una mente y un corazón que han sido tocados por el Espíritu Santo.
Recordemos: «Más vale pobre e intachable que necio y embustero» (Prov. 19:1). Odia la mentira, como tu Señor. Que de tus labios broten siempre palabras veraces que esparzan vida por donde pases.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

LOS TRES HEBREOS Y TÚ

Pero aun si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos a sus dioses ni adoraremos a su estatua (Daniel 3:18).

Todos sabemos que los tres hebreos eran valientes. Desafiaron al rey claramente y con mucha decisión. Para eso se requiere valor. Pero ¿es cierto que el valor era la virtud más destacada de los tres hebreos? Conviene saberlo, porque los que vivan en los últimos días, posiblemente tú, tendrán que desafiar a «un rey de rostro adusto, maestro de la intriga» (Dan. 8:23), como lo define la profecía.
Una vez Nikita Jrushchov, primer ministro de la Unión Soviética, presentó un importante discurso sobre el estado de los asuntos de la nación ante el concilio supremo soviético. En su discurso hizo algo totalmente nuevo al comentar abiertamente los despiadados excesos de la era de Stalin. Mientras Jrushchov hablaba, alguien del auditorio envió una nota con un comentario muy duro: «Camarada primer ministro Jrushchov, ¿dónde estaba usted cuando Stalin cometía esas atrocidades?».
Jrushchov, enojado, gritó:
—¡Quién envió esta nota!
Nadie respondió.
—Le voy a dar un minuto para ponerse de pie—, dijo Jrushchov.
Los segundos pasaban pero nadie se movía.
—Está bien, les voy a decir lo que yo estaba haciendo —dijo Jrushchov—. Estaba luciendo exactamente lo que el autor de esta nota está haciendo. ¡Nada! Yo tenía miedo de ser diferente.
Temor de ser diferente. Temor de tomar una posición. Temor de que todos lo miren, allí, de pie, sólito, ante el rey y ante el horno de fuego ardiente. Si alguna vez en la historia necesitamos estar firmes, y Dios nos llama a estar firmes, es ahora.
Sin embargo, creo que el valor civil no fue la virtud más destacada de los tres hebreos que desafiaron a Nabucodonosor y el horno de fuego. Lo que los distinguía eran sus firmes convicciones. Principios de conducta bien establecidos, claramente comprendidos y firmemente sostenidos desde la niñez. Esa fue la fuerza y el poder que los capacitó para desafiar al rey y al horno de fuego. Esa misma virtud necesitarán los que sean llamados a desafiar al «rey de rostro adusto, maestro de la intriga», que levantará otra imagen y otro horno de fuego en los últimos días.
Ese valor no es de origen humano. Será el que tendrán los que pasen por un reavivamiento y una reforma y sean dotados de poder de lo alto cuando llegue el momento. Quizá no tengas esas virtudes hoy, pero las puedes desarrollar mientras llega el tiempo. Te sugiero comenzar hoy.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LA CAÍDA

Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Génesis 3:3.

Eva se alejó del lado de su marido para ver las cosas hermosas de la naturaleza en la creación de Dios, deleitando sus sentidos con los colores y la fragancia de las flores y la belleza de los árboles y arbustos. Pensaba en las restricciones que Dios le había hecho respecto del árbol del conocimiento. Se complacía con las bellezas y riquezas que el Señor había provisto para la gratificación de todo deseo. Todas ellas, dijo, Dios nos ha dado para disfrutarlas...
Eva se había acercado al árbol prohibido, y su curiosidad se despertó por conocer cómo es que la muerte podría ocultarse en el fruto de este hermoso árbol. Se sorprendió al escuchar cómo sus preguntas fueron tomadas y repetidas por una voz extraña. "¿Conque Dios os ha dicho, no comáis de todo árbol del huerto?" (Gen. 3:1). Eva no advertía que ella había revelado sus pensamientos al conversar consigo misma en voz alta; por lo tanto quedó maravillada al escuchar que una serpiente repetía sus preguntas. En verdad pensó que la serpiente conocía sus pensamientos y que era muy inteligente. Le respondió: "Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal" (vers. 2-5)... Eva le había agregado algo a las palabras de la orden de Dios. Él les había dicho a Adán y Eva: "De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Gen. 2:16, 17). En la discusión de Eva con la serpiente, Eva añadió la frase: "Ni le tocaréis, para que no muráis"... Esta declaración de Eva le dio una ventaja a la serpiente, y esta arrancó la fruta y la puso en la mano de ella, y empleó sus mismas palabras: "Si la tocas, morirás. Pero ves que no te ha pasado nada por tocarla, ni tampoco te perjudicará comerla"... Ella comió el fruto y no le hizo daño inmediato. Entonces tomó de la fruta para ella y su marido... Adán y Eva debieron haber quedado perfectamente satisfechos con el conocimiento de Dios en sus obras creadas, y por la instrucción de los ángeles santos... Ignorar el pecado era para su felicidad.— Review and Herald, 24 de febrero de 1874.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White