jueves, 9 de junio de 2016

AMIGOS QUE ALARGAN LA VIDA

“Para endulzar el alma, un consejo de amigos” (Proverbios 27:9).

En un artículo publicado en Adventist Review, De Witt S. Williams destacó el papel fundamental que desempeña la amistad en la vida de los seres humanos. De Witt hace referencia a varias investigaciones, entre ellas la que llevó a cabo el Dr. Lester Breslow, decano de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de California. El Dr. Breslow estudió a siete mil participantes durante casi una década. “Cuando comenzó el estudio, preguntó a cada uno de los participantes cuántos amigos cercanos tenían. Al final del periodo de nueve años, descubrió una relación directa entre la cantidad de participantes que murieron y el número de amigos cercanos que tenían. La comparativa mostró que, dentro de cada grupo de edad, morían el triple de personas de las que tenían menos amigos que de las que tenían más amigos cercanos”. Parece que para tener una gran vida se requiere que tengamos grandes amigos.
¿Por qué? ¿Qué poder tienen los amigos que son capaces de extendernos la vida? James Lynch, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, dice que “la falta de amor y la soledad” son factores que desembocan en enfermedades coronarias y muerte prematura. Ahora puedes comprender la razón por la que en el principio, aunque todo lo que había creado era “bueno en gran manera”, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” (Génesis 1:31; 2:18, RV95). Los amigos son uno de los mejores medios para erradicar esa soledad que no genera nada bueno.
En su libro Cómo ser un mejor amigo de por vida, John Townsend nos dice cuáles son esos amigos que tienen la capacidad de prolongar tus años de vida: son los que saben dónde vives, en qué trabajas, los que conocen tu historia, qué te gusta y qué no te agrada, los que están al tanto de tus sueños y de tus heridas; son esos que desean pasar tiempo a tu lado, con los que compartes lo que te pasa, sea bueno o malo. Son tu “anestesia para superar los momentos difíciles” (p. 25). Son los que cumplen estos requisitos: “Un amigo es siempre afectuoso, y en tiempos de angustia es como un hermano” (Proverbios 17:17). ¿Tienes amigos así? ¿Eres un amigo así?

Tomado de Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
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“HEME AQUÍ”

“Pero conserven lo que tienen, hasta que yo venga”. Apocalipsis 2:25, DHH

Conservar ha sido la característica de los elegidos a través de los milenios. Tengo un cuadro en la pared de un hombre que, hace mucho, se alzó en solitario contra la potencia político-religiosa global de la iglesia medieval. Es un cuadro de Lutero, emplazado ante los mayores personajes de la iglesia y el estado de su época, en la Dieta de Worms la noche del 18 de abril de 1521.
La noche anterior a su regreso a la Dieta (o concibo) a defender sus escritos y su fe en las Sagradas Escrituras, Lutero sufrió lo que hoy llamaríamos un ataque de pánico. Aquejado por la parálisis helada del temor agobiante, se derrumbó al suelo de su pequeña alcoba, con el rostro angustiado postrado en tierra mientras sollozaba en medio de aquella noche oscura. “¡Oh Dios mío! ¡Asísteme contra toda la sabiduría del mundo! Hazlo […] tú solo […] porque no es obra mía sino tuya. […] ¡Oh Señor!, ¡sé mi ayuda! ¡Dios fiel, Dios inmutable! ¡No confío en ningún hombre […]! […] Me elegiste para esta empresa […]. Permanece a mi lado en nombre de tu Hijo muy amado, Jesucristo, el cual es mi defensa, mi escudo y mi fortaleza” (J. H. Merle D’Aubigné, History of the Reformation of the Six- teenth Century, p. 259).
En el transcurso de la larga noche, Lutero derramó su alma ante Dios. Cuando por fin lo hicieron pasar nuevamente, avanzado ya el día, en las cámaras judiciales del emperador Carlos V y los prelados congregados de la iglesia, se preguntó de nuevo a Lutero si quería defender sus libros o deseaba retractarse. Sin vestigio de temor ni de vergüenza esta vez, el joven pastor y profesor defendió firmemente su fe en las Sagradas Escrituras y sus humildes esfuerzos por publicar la verdad que había descubierto en las mismas. Y cuando hubo terminado su defensa en alemán, los magistrados solicitaron que se repitiera en latín. Lutero obedeció hasta que, sudando y agotado, acabó su segunda defensa: “Si no se me convence con testimonios bíblicos, o con razones evidentes, y si no se me persuade con los mismos textos que yo he citado, y si no sujetan mi conciencia a la Palabra de Dios, yo no puedo ni quiero retractar nada, por no ser digno de un cristiano hablar contra su conciencia. Heme aquí; no me es dable hacerlo de otro modo. ¡Que Dios me ayude! ¡Amén!” (ibid., p. 265).
¿Cómo lo expresó Jesús? “Conserven lo que tienen, hasta que yo venga”. Ante la fuerza creciente, intensifica tu fe. Y aférrate a él. Porque el Cristo que estuvo junto a Lutero cuando mantuvo su fidelidad también estará a tu lado. Después de todo, ¿no te eligió precisamente para eso hace mucho?

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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