viernes, 8 de julio de 2011

AMISTADES PELIGROSAS

Dina, la hija que Lea había dado a luz a Jacob, salió a ver a las hijas del país (Génesis 34:1).

Los comentaristas concuerdan en que Dina no pudo haber tenido mucho más de 15 años cuando fue deshonrada. El historiador judío Flavio Josefo menciona una antigua tradición según la cual Dina quiso unirse a las niñas de Siquem en una ocasión en que los siquemitas celebraban una gran fiesta (ver Antigüedades i. 21.1). Se trataba de una visita amistosa, ya que posiblemente Dina tenía la costumbre de asociarse con las niñas de Siquem. Siempre es peligroso asociarse innecesariamente con la gente del mundo.
Dina sentía curiosidad por conocer los hábitos y las costumbres de sus vecinos, lo que la indujo a intimidar con ellos. Se alejó de la supervisión paterna y de la admonición de permanecer separada de los idólatras y de sus hábitos, pues «las malas compañías corrompen las buenas costumbres» (1 Cor. J 5: 33, BJ). Cada paso la fue acercando más a la desgracia.
Los habitantes de Canaán representaban para la familia de Jacob lo que el mundo representa hoy para los cristianos. Eso que llamamos «conocer mundo» puede significar estar jugando con la muerte eterna. Entonces, ¿cómo vivir en el mundo sin mezclarnos con él? Alejándonos de sus malas costumbres. Jesús hizo esta oración por ti: «No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal» (Juan 17: 15).
Cuando era adolescente, mis compañeras de aula me visitaban para estudiar y conversar. Mis padres me enseñaron a ser selectiva con las personas que podían entrar en mi círculo de amistades, pero sin despreciar a nadie. Ellas podían venir y conversar conmigo en el portal, pero cuando la conversación se extendía más de lo que mi madre consideraba prudente, por la ventana me hacía una señal para que subiera a casa. A veces yo no entendía por qué tanto rigor. De más está decir que agradezco a mi madre por haberme ayudado a organizar mi tiempo. Mi vida es distinta a la de muchas de mis compañeras porque no participé de sus hábitos.
Vivir en un lugar no implica que debas participar necesariamente de sus costumbres.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

SALUD MENTAL

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Mateo 11:28.

Mientras cursaba el segundo año de ingeniería electrónica vi el estrés "personificado" en Matías, un compañero de estudio. Estábamos por rendir el examen final de una de las materias más importantes de ese año, y todos nos habíamos preparado durante semanas para salir exitosos. Cada día habíamos dedicado entre ocho y diez horas al repaso de una materia que sería difícil de aprobar. Finalmente llegó el día del examen. Era una tarde lluviosa de invierno; y después de recibir del profesor las instrucciones pertinentes, comenzamos a desarrollar los ejercicios propuestos. Después de dos horas, Matías comenzó a golpear el banco con su lápiz, tornándose algo molesto. Como todos estábamos muy alterados y concentrados en el examen, nadie le dijo nada, pero los golpes se fueron haciendo cada vez más intensos, hasta que el profesor se levantó de su escritorio y se dirigió adonde estaba Matías. Cuando el profesor tocó su hombro, Matías se cayó de su silla, y con el lápiz en su mano continuó golpeando el suelo. Rápidamente, algunos compañeros lo levantamos y lo llevamos al baño para mojarle el rostro con agua fría; en ese momento volvió en sí, llorando y temblando como una hoja.
¿Qué había pasado con Matías? El consenso fue que había tenido un "ataque" de estrés. El estrés es la respuesta del cuerpo y de la mente ante una determinada exigencia proveniente de alguna persona o situación que se nos presente. Todos sufrimos estrés en algún momento de la vida, ya que todos tenemos situaciones que demandan y exigen de nosotros algo más de lo que estamos acostumbrados a dar. El problema ocurre cuando se deteriora la salud mental o física a causa del estrés. Esto ocurre generalmente cuando el estrés es permanente.
¿Cómo combatir el estrés para no perder la salud? Son muchos y variados los consejos que podría compartir contigo sobre el tema, pero si adoptas una actitud positiva ante los problemas, aprendes a administrar tus tareas diarias, tienes una buena escala de valores y te riges por ella, tomas tiempo diariamente para relajarte y confías plenamente en Dios, verás que el estrés no minará tus energías.
Si en algún momento sientes que el estrés te está trayendo problemas, acepta la invitación de Jesús, que te dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

LA RESURRECCIÓN

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Juan 11:25.

Cuando Moody, el gran evangelista estadounidense, fue invitado en cierta oportunidad a predicar en una ceremonia fúnebre, buscó en los cuatro evangelios algún sermón fúnebre de Jesús; pero no encontró alguno. Concluyó, entonces, que Jesús había acabado con todos los entierros a los cuales concurrió.
La muerte huía de su presencia. Por donde el Maestro pasaba, pasaba la vida. En la tumba de Lázaro, ordenó: "Lázaro, ven fuera". La orden fue específica: "Lázaro; solo tú"; porque, si no lo hubiese hecho así, todos los fallecidos habrían resucitado. Tal era el poder de Jesús delante de la muerte.
El versículo de hoy fue tomado de la ocasión en que Jesús llegó a la casa de María y Marta. Ambas hermanas estaban tristes: el hermano mayor había fallecido hacía ya cuatro días; el relato puntualiza que ya olía mal. Desde el punto de vista humano, ya no había más esperanza de resurrección. Hay momentos así todos los días, en las diferentes áreas de la vida. El dolor y la adversidad te golpean de tal manera que pierdes la esperanza; te sientes como una hoja arrancada, que el viento arrastra. Pero, el Señor Jesús estaba allá, y declaró: "Yo soy la resurrección". Sus palabras significaban que nada está perdido en su presencia. La resurrección y la vida no es algo que Jesús ofrece: él es todo eso.
Por lo tanto, si en este momento tienes los sueños destruidos, tus planes hechos pedazos, tu hogar acabado, tu vida profesional en estado cadavérico, todo lo que necesitas es correr a los brazos de la Persona Resurrección. En él, todo renace: renace la esperanza, los sueños y los ideales.
Nada hay que Jesús no pueda hacer de nuevo. La muerte puede pensar que venció; pero, ningún sepulcro será capaz de detener el paso de la vida: las piedras serán removidas, los obstáculos serán desmenuzados. Jesús es Rey victorioso y eterno, y venció a la propia muerte.
Parte hoy, para enfrentar los desafíos del día, con la seguridad de la presencia de Jesús. La propia muerte temblará delante de ti, si estás con Jesús. Porque él dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón