miércoles, 25 de enero de 2012

MIS PIES CORREN MÁS RÁPIDO QUE TU CABALLO

«Toda la caballería y los carros del faraón entraron detrás de ellos, y los persiguieron hasta la mitad del mar» (Éxodo 14:23).

Avancen, avancen, avancen. Estamos caminando con Moisés por el desierto y el ejército egipcio nos viene pisando los talones. ¿Cómo podremos escapar? Espera, una nube negra se ha interpuesto entre los egipcios y nosotros. Moisés estira ahora su brazo en dirección al Mar Rojo. Increíble, ¡el mar se está abriendo! ¡Estamos cruzándolo en seco! ¡Lo vamos a lograr!
¡Oh no! ¡Mira! La nube se está retirando y los carros tirados por caballos del ejército egipcio también están entrando por el camino seco en medio del mar ¡Sabía que esto no iba a funcionar! ¡Apúrate! ¡Corre! Ya llegamos a la otra orilla. Espera, Moisés está estirando de nuevo su brazo. ¡Mira! ¡El ejército del faraón está siendo tragado por las aguas! Me siento feliz, pero triste al mismo tiempo. Estoy feliz porque hemos podido cruzar hasta el otro lado de numera segura, pero triste portadas las personas que han muerto. Es asombroso. Nuestros pies fueron más rápidos que sus caballos.
La experiencia de los israelitas cruzando el Mar Rojo nos muestra que Dios puede hacer cualquier cosa, incluso cuando nos parece que no hay otra salida. Nunca olvides confiar en él. Dios siempre tendrá una salida para ti.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

SUS PROMESAS SE CUMPLEN

¿Se olvidara la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de tu vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti! (Isaías 49:15).

Hace unos años leí en un periódico de Houston que en Nairobi, Kenia, una perra salvó la vida de una recién nacida que había sido abandonada en unos matorrales. Contaba el artículo que la perra había escuchado el llanto de la niña y con sus dientes había tomado la bolsa donde estaba la pequeña para llevar a un callejón donde tenía sus cachorros, al otro lado de una transitada avenida.
La recién nacida fue encontrada más tarde por unos niños que jugaban cerca del callejón y que escucharon su llanto. Los niños alertaron a algunos adultos, quienes notificaron a las autoridades. Todos quedaron sorprendidos al ver como aquella bebita había sido rescatada de entre los matorrales por la perra, que fue considerada la heroína del relato. Esta historia recorrió el mundo entero y como resultado se recibieron numerosas peticiones de personas que deseaba adoptar a la bebe.
Lo primero que me vino a la mente fue el versículo de Isaías citado al principio. Pude asimismo ver el poder y el amor de Dios al proteger a aquella bebita mediante la acción de una perra. Igualmente pude observar el cumplimiento de una de las promesas de Dios en pleno Siglo XX.
El señor cuidó de aquella bebita y veló por ella para que fuera encontrada. Él hace lo mismo para beneficio de nosotros. Nuestro Dios y Salvador es quien nos protege atiende todas nuestras necesidades. Dios promete que nunca va a abandonarnos aunque nuestra propia madre lo haga; aunque nuestros seres queridos y nuestros amigos no olviden. Dios no se olvidará jamás de ninguno de sus hijos.
Si enfrentamos dificultades el Señor utilizarán cualquier instrumento para bendecir y protegernos. Promete que nunca nos deja solas, pues enviará a sus santos ángeles para que permanezcan a nuestro lado. ¡Confiemos en él hoy de todo corazón y él hará su voluntad en nuestras vidas!

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Flor Valoy licenciada en Psicología.

¿QUIERES SER GRANDE?

Sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Mateo 10:16, u.p., RV90

¿Qué se necesita para ser grande? A continuación encontrarás varios personajes bíblicos en momentos importantes de su vida. ¿En qué momento ese personaje fue realmente grande? Me refiero a la grandeza de carácter, no a la de estatura.
Abraham
• Cuando derrotó a los cuatro reyes de la llanura para libertar a Lot.
• Cuando, para evitar más contiendas entre sus pastores y los de Lot, permitió a este escogiera la tierra donde prefería vivir.

David
• Cuando derrotó a Goliat.
• Cuando perdonó la vida a Saúl, quien lo había estado persiguiendo para matarlo.
Ester
• Cuando arriesgó su vida ante el rey Asuero, para interceder por su pueblo.
• Cuando obedecía a su tío Mardoqueo.

Ya te habrás dado cuenta de que para cada personaje menciono un pasaje de su vida en el cual dio muestras de valor y firmeza de carácter, y otro pasaje en el que se mostró compasivo u obediente. Y ahora repito la pregunta inicial: ¿En cuál de esas ocasiones cada personaje mostró «grandeza de carácter»? La respuesta es: ¡En ambas! Porque, como bien lo expresa Fulton Sheen, la grandeza del carácter no se mide por la presencia de una virtud en grado extremo, sino por la presencia de virtudes que se complementan (The Etemal Golilean [El Galileo eterno], p. 139). ¿Qué significa esto?
Lo que quiere decir es que no es grande quien derrocha valor en una guerra, pero es incapaz de brindar ayuda a alguien en necesidad. ¿De qué sirve el valor sin la compasión? Pero tampoco es grande la persona compasiva que carece de valor, porque en la vida se requiere valentía para defender lo que es justo, y para enfrentar los desafíos de todos los días.
¿Quieres ser grande delante de Dios y de los hombres? Entonces necesitas de valor para hacer lo correcto «aunque se desplomen los cielos». Pero también necesitas poseer la suficiente sensibilidad humana para compadecerte del dolor ajeno. Debes tener sabiduría para hacer el bien, y humildad para no publicarlo. En otras palabras, tienes que imitar al Señor Jesucristo, a quien su dignidad de Rey no le impidió ser compasivo; a quien su sabiduría infinita no le impidió ser humilde.
¿Será por ello que el Señor nos aconsejó que seamos «prudentes como serpientes, y sencillos como palomas»?
Padre celestial, ayúdame a ser como Jesús: fuerte y compasivo, sabio y humilde.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

DESAYUNO ESPIRITUAL

«Gustad y ved que es bueno Jehová. ¡Bienaventurado el hombre que confía en él!» (Salmo 34: 8).

Imagine que está hambriento y no tiene nada que comer. En 1969, en el mundo murieron de hambre diez millones de personas. En 1997 la Cruz Roja alemana informaba que solo en Corea del Norte murieron de hambre dos millones de personas. El sitio web CNNhealth.com informa que en 2009 uno de cada seis habitantes del mundo pasaba hambre.
Sin comida ni agua para beber, la gente muere. Se considera que quienes no comen lo suficiente están malnutridos, lo que los convierte en víctimas fáciles de las enfermedades. El hambre es una tragedia de proporciones inmensas.
Muchos cristianos pasan hambre innecesariamente. Quien se está muriendo de hambre o está malnutrido lo sabe. Lamentablemente, es posible que las personas malnutridas espiritualmente no se den cuenta de ellos o piensen que se las arreglarán para sobrevivir en cualquier situación. Podríamos decir que padecía de «anorexia espiritual». La anorexia es un trastorno que tiene una base emocional e impide, a quien la padece, comer alimentos en cantidades normales. Un anoréxico aprende a vivir sin comer y tarde o temprano, acaba por perder el apetito.
Estoy seguro de que usted, apreciado lector, ya sabe qué diré a continuación. Hay personas que, en lugar de hambre y sed de justicia, han aprendido a sobrevivir sin alimento espiritual. En Consecuencia, su vida espiritual se consume. Sin embargo, los que tienen hambre y sed de justicia quedarán saciados con su ración diaria de la Palabra de Dios y la oración. Tienen una vida de adoración fiel y activa porque dedican un tiempo de calidad a Jesús.
Algunos cristianos dicen que no tienen tiempo para estar con el Señor. Suena extraño, porque, en apariencia, tienen mucho tiempo para lo que consideran que es importante para ellos. Otros dicen que en el pasado no fueron fieles pero que ya recuperarán el tiempo perdido. Esto es imposible, porque el día solo tiene veinticuatro horas. Es imposible recuperar el tiempo perdido; por lo que no queda más remedio que tomarlo del destinado a cualquier otra actividad. Esto significa que de la vida habrá que quitar algo de menor importancia.
Jesús nos invita a desayunar espiritualmente con él cada día. Cuando aceptemos su invitación podremos «gustar y ver que es bueno Jehová» (Sal. 34: 8). (Basado en Mateo 5: 6)

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill